La afectividad, un concepto que engloba un amplio espectro de emociones, sentimientos y conexiones humanas, va mucho más allá de una simple afinidad. Desde el amor más puro hasta el odio más visceral, la afectividad es el motor que impulsa nuestras relaciones, nuestras decisiones y nuestra propia identidad.

La Afectividad: Más allá de los Sentimientos

A diferencia de las emociones pasajeras, los sentimientos tienen una duración y una complejidad mayores, a menudo entrelazados con recuerdos y simbolismos. La afectividad, entonces, es un estado dinámico que evoluciona a lo largo del tiempo y se manifiesta de formas diversas y a veces contradictorias.

La Afectividad en el Arte y la Literatura

El arte y la literatura han sido, desde siempre, vehículos para explorar la profundidad y la complejidad de la afectividad humana. A través de la pintura, la poesía y la narrativa, los grandes artistas han logrado capturar la gama completa de emociones humanas, desde la alegría más sublime hasta la tristeza más profunda.

Autores como Shakespeare, Dostoievski y Virginia Woolf han explorado los rincones más oscuros y luminosos del alma humana, revelando la complejidad de los sentimientos y las pasiones que nos mueven. Sus obras nos invitan a reflexionar sobre nuestra propia condición humana y a comprender mejor las experiencias de los demás.

La Afectividad y la Evolución Humana

La capacidad de amar y de sentir empatía es una característica distintiva de nuestra especie. Sin embargo, esta capacidad no siempre se manifiesta de manera positiva. La historia está plagada de ejemplos de cómo la afectividad, cuando se desvía de su curso natural, puede dar lugar a violencia, discriminación y otras formas de maldad.

Es importante destacar que la afectividad no está ligada únicamente a la inteligencia o la sensibilidad. Personas muy inteligentes pueden ser incapaces de amar, mientras que personas aparentemente simples pueden demostrar una profundidad emocional sorprendente.

En última instancia, la afectividad es lo que nos hace humanos. Es lo que nos conecta unos con otros y lo que le da sentido a nuestra vida. Al explorar y comprender mejor nuestra propia afectividad, podemos construir relaciones más profundas y significativas, así como una sociedad más justa y compasiva.

Renovación Biológica y Regresión

La idea de regresión, lejos de ser patológica, es fundamental para el desarrollo y la supervivencia. Numerosos estudios científicos han demostrado que antes de alcanzar una mayor complejidad, los organismos experimentan una fase de desdiferenciación, similar a un estado embrionario. Esta regresión permite la regeneración de tejidos y la adquisición de nuevas capacidades.

En los seres humanos, la regresión también se manifiesta a nivel psicológico y emocional. Buscar la armonía y la conexión primarias con el mundo es esencial para alcanzar un nuevo nivel de evolución. Sin embargo, las estructuras sociales y culturales a menudo obstaculizan esta capacidad innata de renovación.

La Biodanza es una práctica que facilita el proceso de regresión a través de la música, el movimiento y la conexión con otros. Al crear un ambiente seguro y contenedor, la Biodanza permite a las personas acceder a estados profundos de relajación y transformación, donde pueden soltar las tensiones y renacer con una nueva vitalidad.

ASPECTOS  BIOLÓGICOS  DE  LA  AFECTIVIDAD

La base biológica de la afectividad se vincula con el instinto de solidaridad intraespecie, impulsos gregarios, tendencias altruistas y rituales de vínculo. En etología, se describe ampliamente el instinto de manada, la formación de cardúmenes de peces y bandadas de aves. El ser humano es el único animal que puede organizarse para destruir ferozmente a su propia especie.

La biología celular también muestra la existencia de verdaderas comunidades celulares que integran acciones bioquímicas de ‘cooperación celular’. Cuando los organismos vivos lo necesitan, las células pueden cambiar su comportamiento bioquímico en beneficio de la comunidad celular. Principios de afinidad y rechazo se integran en beneficio de la unidad biológica.

Von Uexkul sugirió que los individuos son los ‘órganos’ de un organismo mayor, que es ‘la especie’. Así, un individuo separado de la especie representa una enfermedad dentro del todo.

Los impulsos biológicos de cooperación, integración y solidaridad culminan, en el ser humano, con sentimientos altruistas y constituyen la génesis del amor. La afectividad tiene una compleja representación neurológica córtico-diencefálica.

COMPONENTES ESTRUCTURALES DE LA AFECTIVIDAD

El concepto de afectividad es complejo, pero los factores estructurales que la determinan pueden ser claramente definidos:

  1. Identidad.
  2. Nivel de conciencia.
  3. Nivel de comunicación.
  4. Ecofactores y antecedentes biográficos.

Una teoría de la afectividad debe considerar estos factores como determinantes fundamentales.

1 – Identidad

La afectividad está profundamente enraizada en la identidad de cada individuo. Los trastornos de la autoestima (sentimientos de inferioridad o superioridad) impiden las expresiones naturales de la afectividad como el amor, el altruismo, la amistad o la maternidad. Individuos con una identidad alterada no logran ‘identificarse’ con el otro y su comportamiento es defensivo, intolerante o destructivo.

El miedo a la diversidad es producto de la inseguridad que despiertan los extraños, quienes no son vistos como ‘semejantes’, sino como ‘distintos’, lo que representa una grave alteración de la identidad. Los sentimientos de amor son ajenos en personas con este problema, las únicas fuerzas de cohesión entre ellos son aquellas que generan los grupos psicopáticos (gang, racistas, mafiosos o sectarios).

Como sabemos, la identidad compromete la unidad completa del organismo: funciones orgánicas, humor endógeno, percepción y sentido ético.

2 – Nivel de Conciencia

La percepción de lo esencial y el nivel de expansión de conciencia vinculan al individuo, en forma orgánica, al universo y a otros seres humanos, permitiéndole vincularse a todo lo que está vivo. Sus tendencias son de exaltación y devoción por el milagroso hecho de existir, amor infinito, comprensión y compasión. Personas con un bajo nivel de conciencia no poseen una visión de totalidad y viven girando en torno a conflictos miserables.

3 – Nivel de Comunicación

Hay formas de comunicación semántica cuyo objetivo es transmitir informaciones sobre hechos cotidianos (comunicación mezclada con frases habituales de gentileza). Pero hay un nivel de comunicación sutil que es acompañado de un tono de sinceridad, un lenguaje de comprensión íntima de tácito acuerdo y que habla más bien al alma que al intelecto. En este último nivel de comunicación las personas se sienten vivas.

La comunicación entre las personas posee un componente telepático, una resonancia mórfica en los centros nerviosos que elaboran el significado de gestos y palabras. La comunicación a través del lenguaje tiene, generalmente, un sentido preciso, pero adquiere significados nuevos según el tono de la voz y del componente afectivo. Las formas de comunicación gestual pueden ser muy simples, como por ejemplo una señal hecha con la mano que significa una despedida o una acentuación del volumen de la voz (un cambio de tono en el discurso puede comunicar algo más allá que las palabras).

Hay algo ‘diferente’ en ciertas formas de comunicación que infunden intensidad, calor y sensaciones sutiles en la pantalla del significado. Hay señales más complejas que hablan un nuevo lenguaje de intimidad, de comprensión, una especie de acuerdo en el silencio, un pacto no declarado. En la ‘comunicación esencial’, de que habla Jaspers, fluye la complicidad absoluta de vivir el instante juntos, la posibilidad de convivir y la comunicación de convivencia; sin ella no es posible vivir. Si durante la danza logramos comunicarnos en ese sutil nivel, hemos conseguido romper el hielo de nuestras relaciones y entonces la vida fluye.

3.a Patología de la comunicación gestual:
La patología del lenguaje gestual se caracteriza por la dificultad expresiva de gestos y ademanes que dificultan la aproximación. Los niveles de aproximación entre las personas han sido sensiblemente observados por Hall y por Eibl Eibesfeldt. Los ‘animales humanos’ tienen diferentes modos de aproximación.

Antes de iniciar el diálogo, ya han creado gestualmente el contexto de la comunicación; la sonrisa y la mirada son claves del vínculo interior. La comunicación, por lo tanto, tiene matices expresivos que revelan el nivel de receptividad y afectividad global, cuyas formas pueden ser gestuales o verbales. Las emociones de cada instante actualizan patrones expresivos.

Los trastornos de la comunicación por medio de las palabras se dan en distintos niveles. El bloqueo psicológico se caracteriza por una inhibición del lenguaje que puede, en las psicosis, llegar al mutismo. La disociación de la comunicación verbal se caracteriza por la falta de sinceridad, este trastorno puede alcanzar las características de la mitomanía. La desorganización del lenguaje es un síntoma de las psicosis. Esta desorganización se caracteriza por la fuga de ideas, disgregación del pensamiento, ruptura del sentido de la oración y desintegración de frases y palabras. Formas menos graves son la ironía cruel y la coprolalia (o tendencia a la obscenidad del lenguaje).

Hay ciertas tendencias culturales a ‘mantener la distancia’. El individualismo típico del pensamiento anglosajón crea una ‘respetuosa’ distancia entre las personas. El carácter distanciador durante el encuentro es también una característica en Japón y China. Algunos individuos se aproximan con una expresión feliz o reservada, que abarca la totalidad de la actitud comunicante; intercambian máscaras y simulaciones o se crean vínculos a través de la mirada. Puede ser sólo una tensión en el rostro o una expresión ‘olfatoria’; o bien una mortal indiferencia, una expresión desértica y evasiva que pareciera buscar otra cosa en el aire; algo que dice: ‘yo ya no estoy aquí’.

3.b Descalificación: patología de la convivencia:
Hay personas que tienen el hábito de la descalificación. Este vicio de la comunicación es frecuentemente inconsciente, a veces se enmascara como ‘crítica constructiva’, en otras va acompañada con una gentil calificación.

Ejemplos:

  • “Eres un diamante en bruto sin pulir”.
  • “Eres encantadora, sólo te falta adelgazar algunos kilos”.
  • “Eres muy inteligente, sólo que arribista”.

La descalificación es un asesinato ontológico y una puñalada al ser. Este vicio impide la convivencia feliz.

4 – Ecofactores y antecedentes biográficos:

La posibilidad de que existan componentes genéticos en la afectividad está en discusión. Adrián, Paul Weiss, Kenneth Roeder y Erich Von Holst han estudiado el comportamiento espontáneo en personas y animales. Este estudio reveló que el sistema nervioso, para responder, no necesita esperar de estímulos externos. El sistema nervioso puede producir, por sí mismo, los estímulos, a partir de reacciones fisiológicas. El nivel de afectividad de las personas parece estar determinado, en parte, por las funciones neuroendocrinas.

Las experiencias infantiles son, por otra parte, determinantes de las tendencias afectivas adultas de amor y odio. También el contexto social (ecofactores) puede desencadenar respuestas agresivas en las masas humanas, como si la agresividad latente surgiera cuando el medio ambiente facilita tales respuestas (esto es evidente durante gobiernos totalitarios, en que personas aparentemente afectivas realizan actos infames).

La afectividad, por lo tanto, está determinada por factores genéticos, fisiológicos, culturales y ambientales. Solamente un estado de expansión de la conciencia puede regular las relaciones humanas y trascender la malignidad, que adquiere formas monstruosas en el inconsciente colectivo.

AFECTIVIDAD: INTELIGENCIA BIOCÓSMICA

La afectividad guía la evolución completa del ser humano, desde la etapa intrauterina hasta la madurez. La inteligencia se basa estructuralmente en la afectividad, ya que todo el proceso de adaptación inteligente al entorno y la construcción del mundo se organiza en torno a las experiencias primarias de la relación afectiva. Podemos legítimamente hablar de ‘inteligencia afectiva’.

Capacidad de aprendizaje, memoria y percepción están fuertemente condicionadas por la afectividad. Las motivaciones existenciales, que en el fondo diseñan nuestra trayectoria por la vida, son de naturaleza afectiva. La estructura selectiva, preferencias y juicio estético están directamente influidas por la afectividad.

La conciencia ética no es una manifestación intelectual o de funciones lógicas, tiene sus raíces en la forma de estructurar emocionalmente el mundo y la relación con otros seres humanos. El aprendizaje del lenguaje, de la literatura, de la poesía y del arte, en general, posee una génesis afectiva.

El estudio de la estructura afectiva constituye la más urgente y necesaria investigación en nuestra sociedad, cuya patología afectiva es evidente. El genio de la especie no es la inteligencia, sino la afectividad orientada hacia la tolerancia, compasión, amistad y amor. Desenvolver la afectividad, mediante Biodanza, es trabajar con la música y la danza en la raíz nutricia de la vida.

ALEXITIMIA: EMOCIONES CONFUSIONALES

“Nunca puedo decidir si tengo hambre, si estoy enfadada, si estoy angustiada o si tengo ganas de hacer el amor”. (Relato de una paciente de J. Mc Dougall, “Teatros del Cuerpo”. Ed. Julian Yeberres, Madrid).

Se llama ‘alexitimia’ a la incapacidad para distinguir un afecto de otro, lo que genera un estado confusional que induce a ‘la acción por la acción’ o a comportamientos adictivos, como el alcoholismo u otras drogas.

Períodos de confusión emocional son frecuentes en personas ‘normales’, dentro de un mundo con escasas opciones afectivas o creativas. Cuando faltan motivaciones auténticas para vivir, los circuitos afectivos se mezclan e interfieren, surgiendo así la tendencia de oscurecer y alejar de la conciencia momentos de frustración, impotencia o experiencias psíquicas intolerables. Esta situación crea opacidad de ánimo, depresión y enfermedades psicosomáticas.

Una forma eficaz para enfrentar la alexitimia es el cultivo sistemático de Biodanza. Las vivencias tienen una vía de descarga placentera, orientando la acción hacia la auto-expresión y encuentro afectivo. Las experiencias psíquicas intolerables se transforman en experiencias estéticas, eróticas o trascendentes, surgiendo así nuevas motivaciones emocionales.

Las personas que sufren alexitimia sienten la precariedad de la vida como una serie de esfuerzos inútiles, la existencia parece vacía de contenido afectivo. A través de Biodanza se experimenta la existencia como un prodigioso programa de amor y belleza.

ALEXITIMIA Y BIODANZA

  1. Autodestructividad: falta de amor propio, sentimientos de inferioridad. Prescripción terapéutica:
  • Ejercicios de refuerzo de identidad.
  • Conexión con el ‘niño interior’.
  • Contacto y caricias.
  1. Intolerancia frente a la diversidad: inseguridad básica, identidad desintegrada, racismo. Prescripción terapéutica:
  • Ejercicios de refuerzo de la identidad.
  • Ejercicios de líneas de sexualidad y afectividad.
  1. Egocentrismoindividualismo: disociación entre el individuo y el mundo. Prescripción terapéutica:
  • Grupo compacto.
  • Ejercicios de encuentro.
  • Ejercicios de contacto.
  1. Perturbaciones de la comunicación: dificultad de contacto. Prescripción terapéutica:
  • Ejercicios de expresión.
  • Ejercicios de contacto.
  • Ejercicios de creatividad.
  • Ejercicios de integración afectivo-motora.
AUTO-OPRESIÓN

La vivencia de auto-opresión es la sensación de no tener alivio en la vida, de no poder ser con tranquila alegría. En lo profundo, algo está vigilando de modo opresivo nuestro comportamiento, la sensación de no realizarnos, de no poder florecer verdaderamente. Es inútil enfrentar esta sensación con métodos catárticos o culpar a otros de ser ‘opresores’, es necesario entrar en el ritmo propio. En el fondo, es la dificultad de expresar la propia identidad, porque no se la ama suficientemente. El amor por sí mismo fue destruido en la infancia, entonces la persona se reinventa a sí misma, no se acepta y crea una identidad de fachada.

Así también las relaciones afectivas se inventan, por esta razón son tan frágiles. Cualquier contradicción con la imagen inventada es suficiente para terminar con ésta y transformarla en algo monstruoso; la pasión se inventa y, análogamente, se crea el fin de la pasión.

La auto-opresión no permite establecer relaciones profundas y sinceras (se manipulan), surgiendo así una estrategia mental para inventar el amor y la amistad. Algunas tácticas de opresión y auto-opresión son: “Para que tú vivas… yo debo morir”. “Para que yo viva… tú debes morir”.

“Quiero ser amado, pero no sé dar amor”. “Tengo miedo, no puedo empeñarme”, etc.

Estos son argumentos de ‘catástrofe’. En Biodanza existe una propuesta efectiva para superar la auto-opresión: se trata del ejercicio de opresión y liberación (desafío del Proyecto Minotauro).

AFECTIVIDAD Y ARGUMENTOS DE VIDA PATOLÓGICOS

Ejemplos de argumentos de vida patológicos: “Debo ser útil para ser amado”. “Yo soy yo, tú eres tú. No estoy aquí para cumplir tus expectativas”. “Para que yo viva… tú debes morir”. “Para que tú vivas… yo debo morir”. “Soy muy selectivo en mis relaciones con los demás”. “No merezco ser amado”.

Los argumentos de vida patológicos surgen de profundas perturbaciones en la afectividad. Por ejemplo, el “debo ser útil para ser amado” nace de la errónea percepción de que es necesario ‘pagar’ con favores y sacrificios el amor recibido, como si no se lo mereciera. El “yo soy yo” niega de entrada la posibilidad de cualquier vínculo profundo, y la obsesión por la autonomía cierra el camino a niveles básicos de coherencia afectiva.

AFECTIVIDAD Y AUTORREGULACIÓN

Los procesos de ‘represión afectiva’, de origen cultural, causan sufrimiento y perturban gravemente la autorregulación orgánica. Muchas enfermedades psicosomáticas tienen su origen en la represión y la carencia afectiva. Los procesos de ‘liberación’, promovidos por Biodanza, generan plenitud existencial y salud.

Factores que integran la afectividad

  1. Capacidad de identificación: sentir al otro como parte de sí mismo.
  2. Apertura a la diversidad: comprensión y tolerancia frente las diferencias.
  3. Altruismo: acciones por el bienestar de otros, auto-donación.
  4. Capacidad de vínculo: capacidad de comunicación y contacto, sentimientos de profunda ternura, disposición a dar y recibir afecto.
PERCEPCIÓN ESTÉTICA DEL ‘OTRO’

“Si el hombre es temible”, como lo describe Eurípides, “posee, sin embargo, el don de la iluminación y de lo maravilloso”. Son pocos los pensadores capaces de emprender la aventura de contemplar la irresistible belleza del ser humano. Algunos poetas han vislumbrado el esplendor oculto en los seres humanos, pero la sensibilidad se vuelve esquiva y errática en su proximidad. Rainer María Rilke lo expresa en la Segunda Elegía de Duino: “todo ángel es temible”, la belleza suprema produce miedo. En cada persona, incluso en aquellos desheredados de belleza física, enfermos y heridos por el odio, existe un ‘niño divino’ que espera en el fondo del ser.

Pocos se atreven a mirar su propio esplendor o a descubrir el esplendor de su prójimo. “Los amantes -dice Rilke- si supieran hacerlo, podrían decirse cosas extraordinarias en el aire de la noche, pues parece que todo los oculta”. Parece que todo nos oculta… cada uno exhibe una máscara para ocultar su belleza interior. ¿Por qué sentimos temor ante el esplendor de la vida? ¿Por qué nuestras acciones se dirigen a ocultar nuestro origen sagrado? Nos esforzamos en crear entidades externas de adoración -nuestros dioses- de modo que el esplendor quede distante de nosotros. Organizamos, así, una vida miserable ante el temor de asumir nuestra propia divinidad, ¿acaso el mito del ángel caído no representa sino nuestro miedo al contacto sublime?

Será necesario, para inaugurar una nueva civilización, crear una estética antropológica, un sistema de resonancia con la parte iluminada de nosotros mismos y de otras personas, una especie de llave maestra del corazón, capaz de descubrir esa semilla de belleza inenarrable. No sólo en personas tocadas por la gracia y perfección externa existe ese fondo iluminado, sino también en aquellas aparentemente feas o grotescas, porque la luz divina se asoma por igual en todos los seres humanos: una divinidad mira desde los ojos del leproso; un adolescente iluminado espera a la amada que no llegará jamás en la gran noche del corazón del anciano. Si lográramos sensibilizarnos a nuestra parte iluminada, si pudiéramos crear una especie de fototropismo amoroso, toda nuestra existencia se transformaría.

Es necesario mostrar estos reflejos de profundidad en actos creadores, en educación, en psicoterapia y en el ocio de cada día; descubrir el fondo de luz que nos anima es, en realidad, una técnica de renacimiento. Por lo tanto, tenemos un punto de partida para proponer un modelo metodológico de estética antropológica. Esta estética tendrá por objetivo descubrir las vertientes humanas de belleza interior, la belleza originaria de la vida. Hemos descubierto ya todas las vertientes del horror, ahora sería necesario encontrar la vertiente del corazón iluminado. Una nueva tarea está por iniciarse: permitir la expresión de los potenciales humanos de vitalidad, placer, creatividad, amor y trascendencia (potenciales de la grandeza humana).

La especie humana está perdiendo vitalidad. Los instintos, cuya función es conservar y regular la vida, han sido arrasados. Sin embargo, la misma fuerza que impulsa la vida en otras especies mueve nuestra existencia: el ímpetu vital que tiembla en el brote, en la crisálida o en un potro disparado en la brisa.

Otro de nuestros potenciales es el sexo, el impulso pleno de deseo, la fusión en el placer. ‘Cuando el placer origina tu danza, se origina la estética del movimiento’. No se ha valorizado hasta hoy, en educación o en psicoterapia, el poder organizador del placer.

La tercera fuerza es la génesis creativa, la posibilidad de parirse a sí mismo y de expresar el mensaje biocósmico desde la pura intuición del instante, la creatividad existencial; y así, también, todas las formas de fraternidad, altruismo y amistad, como manifestaciones de un orden estético.

La metodología de una estética antropológica será, desde mi perspectiva, ‘cenestésico-vivencial’ y no ‘analítico-cognitiva’. El lenguaje adecuado es el movimiento lleno de musicalidad, organizado íntimamente por el placer del encuentro.

‘Estética antropológica: la posibilidad del éxtasis en nosotros…, el abrazo, el contacto, el amigo. Estética antropológica… en nosotros, el paraíso’. Biodanza permite acceder a una percepción del ‘otro’ en la dimensión estético-afectiva.

LA IMPORTANCIA DEL ABRAZO

Frecuentemente saludamos, damos la mano cordialmente o nos despedimos con un beso ritual, pero rara vez experimentamos el abrazo, quizás solo en un cumpleaños, para el año nuevo o en las despedidas. La emoción del abrazo tiene una calidad insustituible. Es la proximidad del otro en un acto recíproco de dar y recibir afecto, de sostenerlo en toda su humanidad, de asumirlo espiritual y corporalmente. El abrazo tiene un matiz religioso más que sexual, alude a la fraternidad y comunión generosa, es decir, tiene su origen en la conciencia de pertenecer a una hermandad universal. El abrazo es un medio supremo de percibir al otro, no solo como un prójimo, sino como un semejante; mediante él es posible alcanzar el trance de fusión de dos identidades en una identidad mayor.

El abrazo, en Biodanza, es un acto de encuentro consigo mismo y con el otro; no se trata del ‘pseudo-abrazo’ de las parejas que bailan con música en un salón, sino de un acto de sutil fusión recíproca. Para que esto sea posible, es necesaria una actitud permisiva y un sincero deseo de recibir al otro.

Ahora bien, ¿a quién abrazar? Es fácil abrazar a personas estimadas y queridas, pero es más difícil abrazar a ‘un extraño’. El encuentro de Salomón con la Reina de Saba debió comenzar con un abrazo solidario y conmovido; San Francisco se acercó a los leprosos y les brindó su abrazo. Es difícil abrazar a un mendigo o a un loco, cada persona descubre en su capacidad de abrazar su nivel de hominización, su grado de evolución afectiva.

MODELO DE ENCUENTRO

Biodanza es una poética del encuentro humano, una ceremonia de encantamiento. En el abrazo, la energía afectiva que cada uno aporta se multiplica exponencialmente y cambia la cualidad e intensidad de la energía inicial.

El encuentro afectivo tiene efectos cuánticos de curación, al movilizar los centros límbicos-hipotalámicos que regulan los órganos. Este estimula la producción de neuropéptidos y eleva la eficacia del sistema inmunológico. El encuentro humano es un acto de sensibilización de las funciones expresivas y de comunicación, que pone en acción los circuitos de vínculo en retroalimentación. Debemos comprender que el ‘encuentro humano perfecto es una ceremonia sagrada de expansión de conciencia’.

ÍNDICES DE AFECTIVIDAD

Capacidad de identificarse empáticamente con las personas; de sentir al otro como parte de sí.

Capacidad de experimentar ternura por el otro.

Capacidad de expresarse y comunicarse sinceramente.

Capacidad de dar y recibir afecto.

Capacidad de luchar por el bienestar del otro.

Capacidad de autodonación.

Capacidad de escuchar al otro.

Capacidad de valorar y calificar al otro.

Capacidad de vincularse con los miembros de la especie humana sin discriminación de raza u otras formas de diversidad.

SUFRIMIENTO Y FELICIDAD

El sufrimiento es una parte inherente de la existencia humana, al igual que la felicidad. Sin embargo, es sorprendentemente misterioso que hayamos creado una cultura del sufrimiento. La descompensación entre los niveles de sufrimiento y felicidad se ha acentuado a lo largo de la historia, y la cantidad de dolor que soporta nuestra época es inmensa.

La mayoría de los países de Oriente y Occidente se basan en altos niveles de sufrimiento, provocados por sistemas de trabajo y explotación, concepciones belicistas, discriminación social, hábitos de exigencia en todos los microsistemas de poder y enfermedades de la civilización. Estas y otras formas de sufrimiento social crean ‘el sentimiento trágico de la vida’, del que habla Miguel de Unamuno.

Es una convicción filosófica que la existencia posee, en su esencia, un elemento trágico. La fatalidad, como entidad mítica, no ha desaparecido del fondo de nuestra cultura. Desde las tragedias griegas de Esquilo, Sófocles y Eurípides, pasando por la “Divina Comedia” de Dante y los dramas de Shakespeare, hasta los escritores de nuestra época, describen la existencia humana como una batalla jamás ganada contra la fatalidad y el sufrimiento. Soren Kierkegaard en su “Tratado de la Desesperación”; Sartre y Camus en sus numerosas obras de literatura y teatro existencialista; los poetas judíos contemporáneos, como Albrecht Hauchofer, Eric Hans Nossack, Paul Celan y Gunter Grass, que transmitieron al mundo el holocausto de los judíos durante el fascismo en Alemania; Kafka, Antonin Artaud y Le Clezio denunciando el infierno de nuestra época, son algunos de los máximos relatores de esta cultura del sufrimiento.

Freud, en “El Malestar de la Cultura”, expone que solo por el hecho de vivir en esta civilización, las personas deben sentirse mal. Arthur Jores registra 1.500 enfermedades generadas exclusivamente por nuestros estilos de vida. Aún más, los íconos de Oriente y Occidente aluden al sufrimiento. Buda propone amortiguar los deseos y emociones para escapar del sufrimiento; en Occidente, nuestro símbolo religioso es el crucificado.

Habría que seguir el rastro de los genios que buscaron la trama perdida de la felicidad y la encontraron en las “Canciones de Bilitis” de Safo; en algunos poemas de Gracilazo; en el “Aleluya” de “El Mesías” de Haendel; en las Cantatas de Bach; en la mayoría de las obras de Vivaldi y Corelli; en las pinturas de Botticelli; en “La Virgen de las Rocas” de Leonardo da Vinci; en las esculturas tántricas de Khajuraho; en los Poemas de Tagore; en algunas composiciones de George Harrison; y en las músicas y danzas hawaianas.

Sin embargo, el peso artístico de nuestra cultura se desliza por la vertiente del dolor. Incluso aquellos que conocieron la esencia de la alegría (como Bach) profundizaron en el sufrimiento, pero buscando soluciones de plenitud, como en “La Pasión según San Juan” o en ese pequeño trozo musical “Ven, Dulce Muerte”. Beethoven muestra la dulzura del dolor en la “Appassionata” y en los “Cuartetos Razumovski”, pero también la alegría suprema en la 9ª Sinfonía. El movimiento hippie buscó, con inocencia, la felicidad en un mundo sórdido, para luego ser contaminado y destruido por el sistema y las drogas.

Creo que la evolución de nuestra especie estará marcada por una modificación esencial de las estructuras que generan sufrimiento, para ser reemplazadas por aquellas que generan felicidad. Biodanza se propone introducir esta variable modificando los microsistemas sociales, con el objetivo de restablecer el vínculo originario entre danza, encuentro y felicidad, movimiento-alegría, movimiento-amor. Si nos encontramos en el espíritu de la vida, podemos tener la certeza de que la felicidad es una condición intrínseca de la existencia; el sufrimiento tiene una temporalidad lenta; la felicidad es fugaz.

El sufrimiento hace que el cuerpo se sienta pesado; la felicidad lo hace ligero, ágil y epifánico.

El sufrimiento humano es como Jano: ‘tiene dos caras’. Se puede hablar de un camino que va del sufrimiento a la plenitud y, con la misma certeza, puede describirse un camino que va del sufrimiento a la destrucción. El sufrimiento es un componente natural de la existencia y podríamos decir que ésta adquiere su singularidad en la forma de procesarlo. La fuente más común de sufrimiento es, paradójicamente, la pérdida del amor, lo cual no es ajeno al miedo que muchos tienen de comprometerse afectivamente. Podríamos decir que la represión afectiva tiene su origen más profundo en un temor metafísico y no tanto en causas culturales.

Los efectos inmediatos del sufrimiento son:

  • Desvalorización de uno mismo, con la consiguiente disminución de la confianza en sí mismo (miedo a vivir).
  • Tendencia a la regresión patológica y caída de todas las funciones (depresión e inmunosupresión).
  • Impulsos destructivos y autodestructivos, fantasías de venganza y suicidio.
  • Resignación, es decir, aceptación del mal como una fatalidad frente a la cual somos impotentes.

Estos cuatro componentes influyen profundamente en todos los niveles del comportamiento: una persona herida tiene una fuerza aterradora, que la hace peligrosa para sí misma y para los demás.

El sufrimiento tiene efectos inmediatos sobre el equilibrio neurovegetativo, bloqueando los mecanismos beta-adrenérgicos, el sistema inmunológico y desencadenando estados de inmunosupresión. Esto explica la aparición de ciertas enfermedades psicosomáticas causadas por el sufrimiento, la emergencia de infecciones virales y la frecuente aparición de neoplasias. Esto no significa de ninguna manera que el cáncer sea causado por el sufrimiento, pero éste puede desencadenarlo. Nuestras observaciones con personas mastectomizadas demostraron, en la mayoría de los casos, que la aparición del cáncer surgió entre el segundo y tercer mes después de la pérdida o el abandono de un ser muy querido. Investigaciones de M. Asken, L. Balbi, F. Dumbar, S.J. Kowal, O. M. Perrin e I. R. Pierce y otros, confirmaron estas observaciones.

El camino que va desde el sufrimiento a la plenitud es diferente:

  • Después de una primera etapa de desconsuelo, el individuo siente cierto alivio de su angustia. Vuelve hacia sí mismo, reuniendo todas sus energías, con lo cual refuerza su identidad.
  • Violencia creadora: hostilidad y rabia son dirigidas hacia fines constructivos y creativos.
  • Actividad: en lugar de paralizarse, redobla sus esfuerzos en el trabajo.
  • Rebeldía frente a las dificultades: del sentimiento de fracaso extrae la fuerza para alcanzar la plenitud.
DEL SUFRIMIENTO A LA PLENITUD

Para un Estudio Fenomenológico a partir de la Obra Musical de Beethoven

En Beethoven se encuentra un camino misterioso y único del sufrimiento a la plenitud. Su viaje musical tiene las características de la más grande aventura humana, ascendiendo del caos al orden. Es un viaje desde el corazón, desde la profundidad de los sentimientos que permanecen ocultos en la humanidad. Beethoven extrajo de sí una revelación que nos habla de nuestra propia esencia. Tal vez algún día podamos extender nuestra vida al estado de revelación, a sus formas inexplicables e irracionales. Esto solo puede lograrse a través de las obras de creación; el poeta o el músico hablan dentro de nosotros, sobre el nosotros absoluto.

Las obras de Beethoven, además de sus valores estéticos permanentes, poseen la cualidad de un drama que se despliega dentro de la tragedia de la evolución humana como una fuerza ascendente, como un impulso de organización de la energía hacia las metas más profundas de la vivencia. No es un crecimiento en las esferas de evolución cognitiva, es algo mucho más trascendente, un impulso de optimización de los sentimientos humanos. Por esta razón he querido proponer una fenomenología de la trayectoria musical de Beethoven. La inmensidad de la vida se manifiesta ajena al pensamiento y análisis. Lo inesperado de ciertas obras de Beethoven está en la hierofanía, en la pavorosa intimidad que se revela en hechos musicales, en su fascinante desnudez. Cuando los musicólogos describen la transición de Beethoven, desde el clasicismo de Haydn y Mozart al romanticismo, se refieren a fenómenos culturales y no al cambio biológico de la energía neguentrópica que representa Beethoven para toda la humanidad.

Beethoven realizó una empresa titánica en el universo de los sentimientos. Condujo las fuerzas de la vida (ternura, sufrimiento, pasión, desesperanza, alegría, conciencia de sí mismo, sentido de la muerte, fuerza, determinación, amor, impotencia, necesidad de infinito), diseñando su fuente interior en lenguaje musical, en formas y estructuras de serena grandeza y unidad. Aprendemos de Beethoven una suerte de alquimia para caminar desde el sufrimiento a la plenitud, para transformar energía entrópica en energía neguentrópica: desorden en orden, desorganización en estructura orgánica. La Sonata N°8 en Do Menor Op.13, llamada “Patética”, es un ejemplo de esta alquimia. El primer movimiento es la expresión de una emoción poética que despierta sentimientos encontrados de piedad y tristeza, entusiasmo y desesperación. La vivencia de profunda y oscilante conmoción interna se transforma, en el segundo movimiento, en un adagio cantabile verdaderamente sublime, evolucionando hacia el rondó final, amable y encantador.

La Sonata N°23 en Fa Menor Op.57, “Appassionata”, es un grito de amor que atraviesa los siglos. ¿Qué representa esa sonata para el misterio del ser abandonado? Es el sonido interior que tiene la fuerza del grito del recién nacido, es la canción del comienzo y fin del mundo. Resonará en el pecho de los amantes durante mil años, con sus sonidos de tristeza y grandeza. La “Appassionata” es una canción, un estado de resonancia con otro, un diálogo entre ‘tú’ y el ‘desconocido’. Toda la trayectoria de Beethoven es un drama de transmutación de energía: desde el abismo a la cumbre, desde las tinieblas a la luz. En su primer período, Beethoven asume la tradición formal, la herencia mozartiana y los dictámenes clásicos; son ejemplo de este período las Sonatas Op.2 (3), 7, 10 (3), 13, 14 (2) y 22. Un segundo período se inicia con la liberación de modelos clásicos y aparecen sus preocupaciones sociales: “Heroica”, “Egmont”, “Coroliano”. El lenguaje musical se torna épico y multitudinario. Posteriormente ingresa en una zona plena de emociones personales: amor, sentimiento de vacío profundo, pasión, confusión de sentimientos, soledad y nostalgia: “Fidelio”, la “Appassionata”, Sonatas Op. 26, 27 (2), 28, 31 (3), 49 (2), 53, 54, 57, 78, 79, 81 y 90.

En el tercer período, más audaz, libre y profundo, se encuentran las Sonatas OP. 101, 106, 109, 110 y 111, los Cuartetos Op. 127, 130, 131, 132 y 135, la “Misa Solemnis” y la 9ª Sinfonía.

La 5ª Sinfonía en Do Menor es la expresión de la lucha contra el destino, el horror poético de los desafíos que propone el acto de vivir. El primer movimiento, Allegro con Brío, comienza con tres golpes fuertes y admonitorios, que luego se repiten en un tono más bajo. Beethoven llamó a esta frase musical “La llamada del destino”. Después de un breve desarrollo, aparece el segundo tema en contraste con el inicial, una especie de súplica, un anhelo de paz. Este es abruptamente interrumpido por el primer tema, que ahora adquiere una connotación siniestra y amenazante; a lo largo del desarrollo del movimiento, el primer tema, sombrío y aterrador, se impone como un despiadado triunfo de las fuerzas oscuras. En el segundo movimiento, Andante, cesa la agitación y la angustia, entrando en un clima casi místico de paz y serenidad. El tercer movimiento vuelve al universo del caos, el mundo de las furias, sugiriendo apenas una luz de esperanza. El cuarto movimiento, Finale-Allegro, es el triunfo total de la alegría, el frenesí de las fuerzas luminosas y ascendentes de la vida.

El descubrimiento de sus propias fuerzas y de su singularidad representa la eclosión de una energía inédita en la música. Un verdadero paradigma musical del camino que va del caos al orden es “La Tempestad”, pasaje que corresponde a la 6ª Sinfonía “Pastoral”. Se escuchan voces de terror y fuerzas en oposición, se emplean aquí todos los instrumentos, fragor de timbales, frases disonantes, temas vertiginosos en escalas descendentes, la furia de las fuerzas desencadenadas que crecen cada vez más, hasta alcanzar momentos culminantes de violencia creadora. En este pasaje se encuentra la determinación más absoluta, libertad y fuerza sin límites que advierte que nada quedará a mitad de camino. Hay prodigios bajo la fuerza oculta de la música de Beethoven. La vida adquiere la forma de una sinfonía, la fuerza del destino es totalmente asumida. El artista, como todo ser humano, no elige su vida, sino que la desenvuelve, la vive; tampoco se entrega al destino, pero le da su posibilidad.

El período final de la obra de Beethoven es el resultado supremo de la madurez introspectiva, alcanzando allí su total libertad de forma y expresión. Sus audacias musicales son las osadías de su actitud interior frente al mundo. Familiarizado con la grandeza, entra y sale del abismo, se eleva, gira en torno al misterio de su identidad y soledad y, sobre todo, interpreta el sentimiento ascendente del sufrimiento hacia la plenitud. Los Cuartetos Rasumovsky muestran esa sabiduría del ser que regresa, del huracán genético hacia el orden supraconsciente de las energías de vida; el acto de vivir se torna musical. En el Cuarteto Op.135 en Fa Mayor, realiza la sutil transformación de una respuesta alegre en pregunta patética, que luego se disuelve en frases de celestial levedad como solución afirmativa. La gravedad y profundidad de sus últimos cuartetos, sin solemnidad ni grandilocuencia, hablan a lo más íntimo de lo íntimo, con desnuda sinceridad, como si, habiéndose reconciliado con su propio Minotauro, volviera a ser niño. La 9ª Sinfonía es la apoteosis de la alegría, la afirmación de la vida y grandeza del individuo. Fue compuesta en el período final, cuando el músico estaba completamente sordo. Su creación no fue un ‘mecanismo de compensación’ de sus dolores y soledad, sino el producto de su superabundancia, de su capacidad para rescatar de las tinieblas el germen de iluminación.

FUNDAMENTOS DE LA ECOLOGÍA HUMANA

La ecología humana se forma en la red de interacciones entre las personas. Al cruzarse las líneas de potencial humano, se produce una fecundación recíproca de estos potenciales o bien se bloquean o inhiben. Los seres humanos son los eco-factores más poderosos, ya que las relaciones que se generan ocurren en todos los niveles: orgánico, vivencial y noético. Los padres constituyen la matriz ecológica de sus hijos. La ecología humana estudia las relaciones tóxicas o nutritivas que modulan el desarrollo de la existencia.

Test de ecología humana

  1. ¿Quiénes son las personas con quienes tengo relaciones permanentes?
  2. ¿Cuál es el nivel de nutrición o toxicidad de cada una de ellas?
  3. ¿Cómo depurar mi estructura ecológica humana?

Biodanza es el sistema más eficaz para liberarse de la contaminación que generan las personas tóxicas y para establecer nuevas relaciones nutritivas.

Las personas se instalan en los órganos López Ibor ha descrito la estructura psicológica de personas tóxicas y nutritivas. La convivencia con personas tóxicas (agresivas, toxicómanas, apáticas, sexofóbicas, quejumbrosas, descalificadoras, depresivas) es siempre perjudicial, pues junto a ellas la existencia se torna catastrófica. Es necesario separarse de estas personas y buscar relaciones nutritivas. A veces la comunicación se vuelve tóxica por diferencias ideológicas o religiosas. Tales personas son tóxicas entre sí, pero pueden convivir con personas afines.

LA AMISTAD

La amistad es uno de los sentimientos más profundos y nobles del ser humano. En ella se combinan la afectividad, el sentimiento estético, la lealtad y la sintonía de la conciencia. Cuando se le preguntó a Ronald Laing: ¿qué es un hombre enfermo? él respondió: “Un hombre enfermo es quien no tiene amigos”.

La amistad es un sentimiento que permite al otro ser libre, sin celos, sino con un profundo respeto por lo que el amigo siente. Es un sentimiento complejo que se profundiza con el paso del tiempo.

Platón decía: “No hay que dejar crecer las malezas en el camino de la amistad”. Esto significa que hay que cuidar al amigo. “Amigo es algo para guardarse en el lado izquierdo del pecho bajo siete llaves”, dice la canción de Milton Nascimento. Durante la amistad se crea una red mental, un código que solo comprenden los amigos. La fecundación de cerebros es un fenómeno real y se manifiesta en aspectos intelectuales y existenciales, la amistad es esencialmente creadora. Una persona sin verdaderos amigos es afectivamente inconsistente. Tener amigos es una bienaventuranza, un maravilloso don de la existencia.

En Biodanza se propone la danza del amigo o danza de la amistad, que tiene los siguientes pasos:

  1. Descubrimiento del amigo.
  2. Mirar el mundo juntos.
  3. Oposición.
  4. Sembrar juntos.
  5. Cosechar juntos.
  6. Escuchar el corazón del amigo.
  7. Llevar siempre al amigo en el corazón, aunque se encuentren lejos.

Significado de las etapas de la danza de la amistad

  1. Descubrimiento del amigo: un sentimiento de simpatía y afinidad inicia la amistad. A veces esta afinidad puede tener un componente de admiración o de complementación psicológica.
  2. Mirar el mundo juntos: es interesante observar que, generalmente, los amigos tienen una visión semejante sobre el mundo, a pesar de sus diferencias. Por esta razón sienten agrado en compartir la compañía. Sentirse verdaderamente acompañado brinda felicidad.
  3. Oposición: eventualmente los amigos tienen conflictos y puntos de vista diferentes frente a la realidad. En estos casos se produce un desacuerdo que, durante la danza, se expresa en una confrontación de fuerzas, oponiendo recíprocamente los antebrazos. A través de esta dialéctica de oposición se alcanza un consenso, debido a que entre los amigos no hay rigidez. Esta lucha termina con un abrazo de reconciliación.
  4. Sembrar juntos: se trata de realizar algunas tareas o proyectos juntos.
  5. Escuchar el corazón del amigo: significa ser capaz de identificarse con los sentimientos del otro. La empatía, comprensión y comunión son características afectivas de la amistad.
  6. Llevar siempre al amigo en el corazón: se refiere a una forma de belleza interior que mantiene la fidelidad del sentimiento, el recuerdo y la gratitud mutua, incluso cuando se está lejos.20. LA ÉTICA: UN ABSOLUTO HUMANO

Ética y moral Hay una diferencia fundamental entre ética y moral:

  • Ética: es la expresión más profunda del comportamiento relacional humano.
  • Moral: es un conjunto de valores culturales que rigen el comportamiento de una comunidad.

La ética es el resultado de un proceso evolutivo individual, mientras que la moral es un conjunto de normas creadas por comunidades específicas para regular la convivencia. La moral es coercitiva y se basa en la tradición y costumbres del grupo. La ética es una actitud interna, con componentes esenciales como la afectividad y la conciencia. La moral tiene una especificidad cultural, mientras que la ética tiene una esencia personal.

En algunos países, el Jefe de Estado debe tener un comportamiento sexual muy correcto desde el punto de vista moral para mantener su estatus político, mientras que puede ordenar el bombardeo de aldeas indefensas, lo que representa una absoluta falta de ética.

La conciencia ética se genera en la infancia y es el resultado de una evolución que, por etapas, da sentido a las sensaciones, experiencias relacionales, expresión preverbal y aparición de intimidad (esta última representa placer, calor y seguridad). Para el adulto sin conciencia ética, la práctica de Biodanza parece ser el único camino, ya que tiene un efecto regresivo y, a partir de la experiencia de ‘volver a ser niño’ y ‘regresar a la inocencia’, restaura la estructura emotiva. En Biodanza se realiza la interacción preverbal, exploración corporal y sentido de las sensaciones a través de la caricia, expresión de la afectividad y capacidad de intimidad.

El organismo humano posee condiciones innatas para la expresión de la conciencia ética, pero durante el desarrollo tiende a desaparecer debido a la cultura egoísta. Podríamos decir que perdemos la santidad, nos falta el Dios interno de la compasión y ternura. Nos transformamos en seres áridos, competitivos, violentos, sin santidad, sin sentimiento íntimo de bondad ni fraternidad infinita.

La trascendencia no es solo el éxtasis con la naturaleza, sino la energía envolvente que une el amor con el amor, tal es la vivencia de lo divino. Nos falta el Dios interior. Muchos buscan a Dios afuera, pero Dios es nuestro sentido de compasión y ternura.

El individualismo anglosajón y la ansiedad del poder anulan totalmente la conciencia ética. El nivel supremo de evolución humana es la conciencia ética, la comprensión de que estar con otro es estar consigo mismo. La empatía, la capacidad de ponerse en la situación del otro, es la condición esencial de la conciencia ética (empatía es la capacidad de ponerse en la piel del otro).

La arquitectura emotiva de la mente organiza todo el comportamiento y en ella está el potencial del amor infinito. Para muchas personas, el proceso de ‘crecimiento interior’ consiste en superar los miedos de la sexualidad, tener más confianza en sí mismo, comunicarse bien con las personas, expresar las emociones, etc. Aunque esas metas son legítimas, la verdadera evolución consiste en alcanzar la conciencia ética, es decir, la santidad de la relación interhumana, la compasión y la ternura.

Pero, ¿cómo controlar la violencia que viene del exterior? ¿Habrá también que ‘comprender’ el mal? La relación con el mal es un proceso de gran complejidad, en el que es necesario el coraje para enfrentarlo.

Cosechar juntos: implica recibir el fruto del esfuerzo colectivo sin egoísmo. Es una celebración de la unidad en acciones mutuas.

Sin embargo, ¿cómo se puede controlar la violencia externa? ¿Es necesario también ‘comprender’ el mal? La relación con el mal es un proceso complejo que requiere coraje para establecer límites sin perder la compasión. La conciencia ética permite observar el conflicto desde una perspectiva elevada y decidir el comportamiento adecuado.

Relación entre estética y ética

Estética La base de la estética no es formal, sino cenestésica. Lo estético es una forma de percibir, en el cuerpo, los procesos integradores de placer o desagrado, del orden implícito en las sensaciones internas, experiencias y el inconsciente vital. Por lo tanto, la estética, como disciplina, debe ocuparse de la sensibilidad cenestésica. Para alcanzar la percepción estética, es necesario sentir el mundo como cenestesia, uniendo la sensibilidad a la afectividad. El caos puede generar orden estético cuando el ‘atractor’ tiene sentido cenestésico dentro de una totalidad. El camino del caos al orden es un proceso de redención, y la capacidad de vincularse con el mundo es de naturaleza afectiva. Así, la estética es el resultado de la sensibilidad cenestésica y la afectividad. La creatividad humana está ligada a la estética y tiene un origen biológico.

Ética La ética surge cuando la conciencia y la afectividad se integran; no existe una ética normativa. La conciencia ética incluye componentes afectivos como ternura, compasión, empatía, sentido de justicia y misericordia, y surge del sentimiento de amor infinito descrito por los místicos. La violencia contra las personas, el racismo, la guerra y la falta de escrúpulos son actos obscenos, antiéticos y antiestéticos. La ética no se basa en las normas de comportamiento impuestas por las distintas religiones (Leyes de Manú, Tablas de la Ley, Reglas del Corán, Fundamentalismo Musulmán, Normas de Derecho Romano y la llamada Moral de las Costumbres y de la Tradición), ya que estas son propuestas externas, sin relación con la conciencia ampliada, y se basan en la alienación y coerción.

La ética y la estética están profundamente relacionadas, una genera a la otra:

La afectividad y la vivencia del amor constituyen el factor común entre la estética y la ética. En los seres humanos, la sensibilidad y la afectividad están frecuentemente separadas: existen artistas asesinos y políticos inescrupulosos que aman la música. La percepción estética se produce, en raros casos, cuando estas dos funciones (sensibilidad cenestésica y afectividad) están integradas. En el cerebro, estas funciones tienen representaciones anatómicas separadas, pero están unidas por circuitos de retroalimentación córtico-diencefálicos.

En Biodanza, se refuerza la integración estética y ética a través de la música, la danza (cenestesia) y la afectividad. Cuando la vida adquiere una condición estética, se expresa como comportamiento pleno de sentido, es decir, como estructura ética. Tanto la estética como la ética son formas de percepción que inducen la evolución de la vida hacia la plenitud. Las enfermedades mentales y orgánicas se deben a la fractura entre la sensibilidad, afectividad y conciencia. De estas reflexiones puede derivarse una nueva psicoterapia.

Principal fuente >  Escuela Modelo de Biodanza Sistema Rolando Toro – Chile. Curso de Formación para Profesores de Biodanza. Copyright by Rolando Toro Araneda. Ver en contexto original.

BIBLIOGRAFÍA

Pages, Max: “La Vida Afectiva de los Grupos”, Dunod.
“Traccia e Significato, il Sistema Emozionale”, Hommes & Groupes Edit.

Jung, C. G.: “La Exploración del Inconsciente”, Denoel Gonthier.

De Rougemont, Denis: “El Amor y el Occidente”, Idées Gallimard.

Simonnet, Dominique: “Viva i Bebé”, Seuil (p. 232 y sig.: Il consenso affettivo).

Morin, Edgar: “Il Paradigma Perduto: la Natura Umana”,
Point Seuil, (p.105-165: L’affettività e le emozioni nell’evoluzione umana).

Science & Vie: “Il Cervello” (p.148 e seg.: Il modello dello stress e dell’emozione).

Science & Vie, giugno 1990: “Il Maschile e il Femminile” (n° fuori serie).

Tagore, Rabindranath: “Il Giardiniere d’amore”, Poésie Gallimard.  “L’ Offerta Lirica”, Poésie Gallimard.

Breton, Jean: “I Poeti dell’Emozione”, Edizioni La Pibole.

Schwaitzer, Albert: “Rispetto per la Vita”, Claudiana Editrice, Torino.