La objetividad es la cualidad de lo objetivo, de tal forma que es perteneciente o relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir que pueda tener cualquier sujeto que lo observe o considere.

Por la definición antes dicha, la objetividad es un desideratum (latín para cosa deseada), en cuanto es tratada siempre por sujetos. Sin embargo, existen claros criterios que hacen en mayor grado objetivo o no el discurso sobre algo o alguien. Por ejemplo los criterios de verdad en gnoseología, el principio de realidad en psicología y las tablas de verdad en lógica, o las formulaciones correctas de explicaciones matemáticas dan pautas objetivas.

Un ejemplo de enunciado objetivo típico es: «las hojas de las plantas con clorofila son percibidas visualmente casi siempre de color verde por el Homo sapiens». Por el contrario, un ejemplo típico de enunciado subjetivo, aunque sea válido, es: «las plantas cuyas hojas son de color verde, visualmente son hermosas», ya que el concepto de belleza puede varíar considerablemente de un individuo a otro.

En el sentido filosófico de la palabra, sirve para caracterizar:

⃞ un objeto en cuanto objeto,

⃞ el conocimiento o la representación de un objeto,

⃞ el sujeto de ese conocimiento o autor de esa representación.

Sentido ontológico

El objetivo en sentido ontológico caracteriza a aquello que es propio de un objeto o, con mayor generalidad, aquello que constituye un objeto. Sea en voz pasiva, como mera constatación de algo ya constituido, o en el sentido activo de una objetivación, esto es, el proceso de constitución de un objeto no preexistente.
Se entiende habitualmente por objetividad de un objeto aquello en lo que consiste su realidad. Uno de los criterios más comunes de la objetividad es la independencia respecto de un sujeto cognitivo cualquiera. Tomada en el sentido metafísico de «realidad del objeto», la objetividad es opuesta por un lado a lo que es mera apariencia, ilusión, ficción, y por el otro a lo que es sólo mental o espiritual, por contraposición con lo que es físico o material. Pero esa concepción no es necesaria ni del todo evidente.

En efecto, en su mayor generalidad, la objetividad ontológica solamente descansa en la noción de invarianza. Aquello que consideramos real es, antes que nada, algo invariante. Los objetos llamados empíricos o materiales se distinguen por su continuidad espacio-temporal, la intermodalidad (convergencia de los sentidos: vista, oído, etc.), así como otras propiedades físicas que los científicos expresan mediante leyes.

Sentido epistémico

El concepto de objetividad depende, por un lado, del concepto de objeto que manejamos y, por otro, de las reglas normativas propias del área en cuestión. En ciencia, dichas reglas constituyen la metodología científica propia de cada disciplina.

La objetividad en sentido epistémico no es sinónimo de verdad, aunque a menudo solemos confundir los dos conceptos. Es más bien un «índice de confianza» o de «calidad» de los conocimientos y representaciones.

Tampoco es sinónimo de fidelidad al objeto («fiel a la realidad»), a pesar de que éste sea uno de sus criterios más frecuentemente mencionados, porque los criterios normativos que permiten distinguir lo objetivo de lo que no es, son fijados en cada ámbito por la comunidad de los miembros o expertos del mismo.

Desde Kant la objetividad es definida como validez universal, esto es, validez para todos los hombres, con independencia de su religión, cultura, época o lugar, por contraposición con aquello que vale sólo para unos pocos. De modo que la objetividad se opone al relativismo. A partir de los años sesenta, sin embargo, la exigencia de universalidad empieza a ser sustituida por la exigencia de consenso en el seno de la comunidad (científica, cultural,…), separando de este modo diferentes esferas de uso del concepto. Lejos de la concepción estrictamente formal o metodológica que marcó el llamado positivismo lógico, nos aproximamos hoy en día a una concepción mucho más intersubjetiva.

En cuanto a su fundamento normativo, podemos decir que la objetividad epistémica descansa en última instancia en la alteridad del objeto respecto del sujeto, así como en la racionalidad de éste. Una racionalidad y una alteridad (la cual se manifiesta en términos de resistencia o de independencia respecto de la voluntad) que tal vez haya que buscar en el ámbito de la acción.

Sentido ético ‘el objetivo de un sujeto está relacionada con planteamientos tan epidémicos como morales. La encontramos habitualmente formulada en términos de neutralidadimparcialidad, o impersonalidad. Se trata de un distanciamiento del sujeto respecto de él mismo en aras de acercarse al objeto, desde una concepción en la que objetividad y subjetividad se excluyen mutuamente.

Se supone que para ser objetivo, a la hora de expresar un juicio, el sujeto debe abandonar todo aquello que le es propio (ideas, creencias o preferencias personales) para alcanzar la universalidad, esto es, aquello que Thomas Nagel llamó el «punto de vista de ninguna parte» (the view from nowhere).

La concepción utópica («de ninguna parte») de objetividad fue cuestionada, sobre todo a partir de los años 60 y 70 por motivos tanto prácticos como teóricos. Desde ese momento, se considera que objetividad, como lo contrario a lo subjetivo, es dar opiniones o ver las cosas desde un punto de vista general, que considere balancead amente los factores cuantitativo y cualitativos de un tema. Esto es, que evalúe balancead amente todos los puntos de vista importantes sobre un asunto, sin importar el gusto o aversión personal a cualquiera de ellos.

Objetividad del mundo físico

Una noción física fundamental es la de observador. En todas las teorías físicas se presupone la existencia de algún tipo de realidad objetiva y un número potencialmente infinito de observadores diferentes capaces de observar y medir dicha realidad. La objetividad del mundo material se recoge en las teorías físicas como el axioma de la intersubjetividad de la medida, ese axioma o principio a priori es la afirmación de que aunque «diferentes observadores pueden llegar a medidas diferentes de la misma realidad objetiva, todas ellas son relacionables mediante reglas generales». Este último principio se expresa en la teoría de la relatividad mediante el principio de covariancia, según el cual las ecuaciones fundamentales de la física tienen la misma forma para todos los observadores.

Puede demostrarse que la propiedad de intersubjetividad conduce a que pueden formarse ciertas expresiones matemáticas que relacionan las medidas que son invariantes en forma o forminvariantes para todos los observadores (eso es lo expresado en el principio de covariancia). Esas expresiones matemáticas son precisamente las ecuaciones fundamentales de la física.

Bibliografía

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Popper: una visión general.

Aproximación al concepto de objetividad en Karl Popper Un aporte de: Eutimio Meja – eutimiomejia@hotmail.com

El método inductivo fue considerado, el método científico en la ciencia empírica, durante mucho tiempo como el único y verdadero, tenía una orientación verificacionista, la validación de la ciencia a través de la sumatoria de casos que apoyaban la hipótesis formulada. Popper en contraposición al método inductivo y su vía de verificación, formularía la teoría de la falsación, caracterizada por la utilización de un método deductivo, donde la verificación negativa no busca hechos que confirmen la hipótesis, sino hechos que tengan un comportamiento diferente; el buscar éstos hechos de forma sincera es parte de la honestidad intelectual, tal como lo denominaría Lakatos.

La objetividad en Popper se da entonces en la actitud honesta del científico o del hombre que formula una conjetura y no acude a toda serie de argumentos para defender su propuesta, los más dogmáticos acuden a «estratagemas inmunizadoras» con el objeto de salvar su teoría del error; el espíritu crítico por el contrario, se convierte como autor de la conjetura o teoría en el principal crítico, buscando desde su génesis la forma de demostrar su falsedad, único camino que permite la evolución del conocimiento, una vez que el dogmatismo no permite el avance y desarrollo de la ciencia. Si se utiliza el lenguaje de Kuhn se diría que para Popper la ciencia está en una constante «Revolución científica».

La falsación propuesta por Popper se sustenta en el Modus Tollendo Tollens de la lógica simbólica. Conforme a lo planteado por (Suppes y Hill, 1983, p. 53-56) se define como «la regla que tiene el nombre Modus Tollendo Tollens se aplica también a las proposiciones condicionales si… entonces… – pero en este caso, negando el consecuente, se puede negar el antecedente de la condicional»

Ejemplo:
Premisa 1: Si tiene luz propia, entonces el astro es una estrella
Premisa 2: El astro no es una estrella
Conclusión: Por tanto no tiene luz propia.

Popper conecta de esta forma la teoría y la práctica; la formulación teórica de carácter hipotético busca imponer leyes a la naturaleza y no descubrirlas como es el propósito de los inductivistas, en la contrastación el mundo real le responde a través de la falsación si se encuentran hechos contrarios a la formulación hipotética o con la aceptación temporal de la teoría si la misma a pesar de tener un conjunto no vacío de posibles falsadores, no se ha llegado a falsear empíricamente.

Popper tomó la consideración que el hombre impone las leyes a la naturaleza de la línea de Kant, tal como lo muestra en (Popper, 1994, p. 237) «la solución de Kant es bien conocida. Supongo correctamente, creo yo- que el mundo tal como lo conocemos es el resultado de nuestra interpretación de los hechos observables a la luz de teorías que inventamos nosotros mismos. Para decirlo con palabras de Kant: «nuestro intelecto no extrae sus leyes de la naturaleza… sino que las impone a la naturaleza». Aunque considero esencialmente correcta esta formulación de Kant, creo que es demasiado radical y preferiría, por lo tanto, expresarla en la siguiente forma modificada: «nuestro intelecto no extrae las leyes de la naturaleza, sino que trata con diversos grados de éxito- de imponer a la naturaleza leyes que inventa libremente.»

En el siguiente párrafo de Popper se determina la diferencia conceptual que tiene con Kant y así su orientación hacia una objetividad popperiana, que se determina no por el resultado final (pero en la teoría del mundo tres, la objetividad se determina es en las construcciones del mundo tres mundo objetivo-), sino por la conducta frente a la ciencia, la que considera como una actitud crítica permanente, donde Kant vio una verdad, Popper propone una teoría no refutada; (Popper, 1994, p. 237-238) «la formulación de Kant no sólo implica que nuestra razón trata de imponer leyes a la naturaleza, sino también que tiene éxito invariablemente en estos intentos. Pues Kant creía que el hombre había impuesto exitosamente las leyes de Newton a la naturaleza; de lo cual concluía que debe ser verdadera a priori»

La objetividad en Popper exige que las hipótesis deben ser falsables, es decir «si la clase de sus falsadores no es una clase vacía», se exige que los enunciados tengan la propiedad en potencia de ser falsables; los enunciados que no tienen la propiedad de ser falsables no pertenecen a la ciencia y por tanto no son objetivos, así los enunciados que son lógicamente imposibles de falsar no pertenecen al campo científico.

Las teorías científicas lo son por su capacidad explicativa y aun más por su capacidad predictiva, no por su capacidad de adecuar los hechos ocurridos a su formulación conceptual, lo que se puede calificar como defensa subjetiva e injustificada de una teoría. La objetividad del científico se revela en las predicciones riesgosas y refutables que hace y que ponen a prueba las hipótesis; lo que ejemplifica la honestidad intelectual del científico que no teme que su teoría entre en contradicción con la realidad y sea refutada; Tal actitud del hombre de ciencia lo califica como objetivo, a pesar de que su teoría sea refutada (pero que tenía toda la estructura lógica interna coherente, conforme a un procedimiento argumentativo deductivo).

Para Moulines (1997, p. 418-419), la obra de Popper continúa desarrollando un método inductivo y presenta diversas dificultades, tal como se presenta en el siguiente párrafo, donde formula la teoría popperiana como una respuesta a los problemas del programa inductivista de Carnap fundamentalmente «… el programa inductivista de Carnap y su escuela entra a finales de los sesenta y principios de los setenta en una fase de estancamiento de la cual no se ha recuperado. Uno de los más feroces detractores del programa inductivista es K. Popper, que comanda la escuela epistemológica rival conocida como falsacionismo o refutacionismo. Este programa alternativo es iniciado por Popper en los años treinta con la publicación de la Lógica de la investigación científica (1935), pero permanece prácticamente ignorado, salvo por unos pocos, durante más de veinte años hasta que se traduce la obra al ingles a finales de los cincuenta. El falsacionismo se consolida a partir de los sesenta y constituye durante casi dos décadas la epistemología dominante en los países anglosajones y nórdicos, influencia que ha ido muchas veces más allá de la comunidad de especialistas y se ha extendido al gran público…

El lema del falsacionismo de Popper es el siguiente: el método científico no es inductivo, el método de la ciencia es el de conjeturas y refutaciones. Ésta es la esencia del famoso racionalismo crítico de Popper. Sin embargo, este lema es parcialmente confuso. Es cierto que Popper niega que la ciencia proceda inductivamente, pero sólo si por «inducción» se entiende estrictamente lo que los carnapianos entienden. Como veremos, y aun a pesar de las protestas de su fundador, la metodología popperiana se puede calificar de inductiva en un sentido amplio».

El criterio de demarcación asociado directamente al método deductivo, como respuesta a las críticas del inductivismo, es expuesto por Popper como elemento fundamental para entender el concepto de «objetividad», una vez que la demarcación pretende delimitar los enunciados científicos, de los enunciados no científicos, siendo la objetividad una característica de los enunciados de la ciencia, los cuales se distinguen por su falsabilidad, es decir, en potencia su capacidad real de ser falseados.

Es de notar la línea de la falsación como se involucra en todos los elementos de la formulación de Karl Popper y que se puede contraponer a otros criterios de objetividad como el expresado por (Max Weber, 1978, p. 47) donde el criterio de ciencia se relaciona con la verificación lógica «… es y seguirá siendo cierto que una demostración científica metódicamente correcta en el ámbito de las ciencias sociales, si pretende haber alcanzado su fin, tiene que ser reconocida también como correcta por un chino (indica que en cualquier parte del mundo). Dicho con mayor precisión: debe aspirar en cualquier caso o tal meta, aun cuando ésta, por deficiencia de los materiales, no sea alcanzable. Esto significa también que el análisis lógico de un ideal en cuanto a su contenido y sus axiomas últimos, y la indicación de las consecuencias que su persecución producirá en los terrenos lógicos y prácticos, han de ser validos también para un chino, si es que deben considerarse logrados»

La preocupación de Popper por la honestidad intelectual, que representa una actitud objetiva lo lleva a distanciarse de teorías donde los autores asumen una posición dogmática, tal como el mismo lo muestra en (Popper, 1994, p. 58) «durante el verano de 1919 comencé a sentirme cada vez más insatisfecho con esas teorías la teoría marxista de la historia, el psicoanálisis de Freud y la sicología del individuo de Adler- comencé a sentir dudas sobre su carácter científico. Mis dudas tomaron al principio la siguiente forma: ¿qué es lo que no anda en el marxismo, el psicoanálisis y la sicología del individuo?, ¿Por qué son tan diferentes de las teorías físicas, de la teoría de Newton y especialmente de la relatividad?»

Popper encontró que lo que tenían en común estas tres teorías era un poder explicativo todopoderoso, donde todo se podía explicar dentro de su área desde estas teorías, donde en cada hecho se confirma una vez más la teoría a lo que (Popper, 1994, p. 59) aduce «Hallé aquellos de mis amigos que eran admiradores de Marx, Freud y Adler estaban impresionados por una serie de puntos comunes a las tres teorías, en especial su aparente poder explicativo. Estas teorías parecían poder explicar prácticamente todo lo que sucedía dentro de los campos a los que se referían… se veían ejemplos confirmatorios en todas partes: el mundo estaba lleno de verificaciones de la teoría. Todo lo que ocurría la confirmaba». Bajo esta justificación Popper rechazó las teorías verificacionistas y se acerco a la teoría de Einstein.

La actitud objetiva representa que el hombre de ciencia debe asumir una actitud de expectativa frente a su propia teoría con respecto a los errores que la misma pueda tener, estar dispuestos a buscarlos, aceptarlos e intentar corregirlos, Popper admira la posición autocrítica de Kepler, que no pretende que su teoría todo lo explique y de forma concluyente y absoluta, (Popper, 1995, p. 10) expone «su gran modestia ayudo a Kepler más que a los otros dos (Galileo y Newton) a ser conscientes una y otra vez de sus errores, pudiendo aprender así que sólo podían superarse con las mayores dificultades».

Con respecto a la teoría marxista afirma (Popper, 1994, p. 60) «Un marxista no podía abrir un periódico sin hallar en cada página pruebas confirmatorias de su interpretación de la historia; no solamente en las noticias, sino también en su presentación que se revela en el sesgo clasista del periódico y especialmente, por su puesto en lo que el periódico no decía-, los analistas freudianos subrayaban que sus teorías eran constantemente verificadas por sus observaciones clínicas… » y con respecto a Adler dice «le informé acerca de un caso que no parecía particularmente adleriano, pero él no halló dificultad alguna para analizarlo en términos de su teoría de los sentimientos de inferioridad, aunque ni siquiera había visto al niño. Experimente una sensación un poco chocante y le pregunté cómo podía estar tan seguro, «por mi experiencia de mil casos», respondió; a lo que no pude evitar de contestarle: y con este nuevo caso, supongo, su experiencia en mil y un casos»

Con el análisis de tres teorías consideradas por Popper como no científicas, subyace una crítica al método inductivo, tal como reseña (García, 2001, p. 11) donde inicia el acápite «Popper y la solución al problema de Hume: el rechazo de los métodos inductivos» con una cita de Popper en el texto «Búsqueda sin término», «así pues, la inducción es un mito. No existe ninguna «lógica inductiva» y aunque exista una interpretación lógica del cálculo de probabilidad, no hay ninguna buena razón para asumir que esta «lógica generalizada»… sea un sistema de lógica inductiva»

El problema de la inducción es abordado por Karl Popper en varios de sus textos, en «la lógica de la investigación científica» lo desarrolla con el objeto de declararlo como un método no válido científicamente y no objetivo, por dar un salto argumentativo lógicamente no correcto, (Popper, 1982ª, p 27) define la inducción como «una inferencia cuando pasa de enunciados singulares (llamados, a veces, enunciados particulares), tales como descripciones de los resultados de observaciones o experimentos, a enunciados universales, tales como hipótesis o teorías»

A renglón seguido Popper invalida tal pretensión de universalidad «desde un punto de vista lógico dista mucho de ser obvio que estemos justificados a inferir enunciados universales partiendo de enunciados singulares, por elevado que sea el número; pues cualquier conclusión que saquemos de este modo corre siempre el riesgo de algún día ser falsa: así cualquiera que sea el número de ejemplares de cisnes blancos que hayamos observado, no está justificada la conclusión de que todos los cisnes sean blancos»

Define Popper el problema de la Inducción como «la cuestión acerca de si están justificadas las inferencias inductivas, o de bajo que condiciones lo están… la cuestión sobre cómo establecer la verdad de los enunciados universales basados en la experiencia». El problema de la inducción es interpretado por primera vez por Hume del cual toma Popper para ampliarlo; Hume encontrara en la inducción un problema de carácter lógico y otro de tipo psicológico.

(Popper, 1982b, p. 17-18) «Hume estaba interesado por la condición del conocimiento humano… planteó dos preguntas una lógica HL y una psicológica HPS, con la característica importante de que sus respuestas chocan entre sí de la algún modo»:

La pregunta lógica: «¿cómo se justifica que, partiendo de casos (reiterados) de los que tenemos experiencia, lleguemos mediante el razonamiento a otros casos (conclusiones) de los que no tenemos experiencia?».

La pregunta psicológica es la siguiente: «¿por qué, a pesar de todo, las personas razonables esperan y creen que los casos de los que no tienen experiencia van a ser semejantes a aquellos de los que tienen experiencia?».

Tales consideraciones de Hume, le permiten a Popper construir una propuesta deductiva como método válido para el conocimiento científico, es decir la inducción es no objetiva, la ciencia debe de ser objetiva, el método deductivo es un método objetivo, si lo que busca la ciencia es la objetividad, entonces el método de la ciencia es el método deductivo; siendo la falsación el criterio de delimitación entre la ciencia y la no ciencia.

Toda demostración de Popper contra la inducción es para demostrar que carece de objetividad, en tal sentido las tres teorías de Marx, Freud y Adler, se sustentan en argumentos inductivos. A diferencia de la teoría de Einstein, donde su teoría gravitacional conducía a la conclusión que la luz debía sufrir atracción de los cuerpos de gran masa, precisamente de la misma manera en que son atraídos los cuerpos materiales, argumenta (Popper, 1994, p. 60) que «lo impresionante en el caso mencionado (Einstein) es el riesgo implicado en una predicción de este tipo. Si la observación muestra que el efecto predicho está claramente ausente, entonces la teoría queda refutada».

El concepto de objetividad en Popper se puede seguir también por medio del discernimiento sobre el método por él propuesto y adoptado para los estudios de carácter científico, sin hacer la distinción entre el método de las ciencias naturales y las ciencias sociales y/o humanas. A la propuesta de unidad de método propuesta por Karl Popper se le conoce como el «monismo metodológico». Tal unidad de método es defendida desde la teoría unificada de la tríada «problema, conjetura y refutación».

El monismo metodológico propuesto por Karl Popper, determina un criterio de objetividad general en el estudio de las ciencias, ya sean naturales o sociales, en cuanto a la dinámica de problema, conjetura e intentos de refutación; pero no indica ello que entre las mismas no existan diferencias, por el contrario las diferencias en las mismas son de gran significado, tal como se expresa en (Popper, 1981, p. 145) «No pretendo afirmar que no existe diferencia alguna entre los métodos de las ciencias teóricas de la naturaleza y de la sociedad; tales diferencias existen claramente, incluso entre las distintas ciencias naturales, tanto como entre las distintas ciencias sociales… pero estoy de acuerdo con Comte y Mill… en que los métodos de los dos campos son fundamentalmente los mismos… el método consiste en ofrecer una explicación causal deductiva y en experimentar por medio de predicciones. Este ha sido llamado a veces el método hipotético-deductivo, o más a menudo método de hipótesis, porque no consigue certeza absoluta para ninguna de las proposiciones científicas que experimenta; por el contrario, estas proposiciones siempre retienen el carácter de hipótesis de signo tentativo, aunque este carácter pueda dejar de ser obvio después que se han superado gran número de experimentos y pruebas severas».

La actitud objetiva del científico exige que en el proceso de experimentación y validación de la teoría, se busquen elementos falsadores y no casos de confirmación que obedecen a una actitud de ceguera intelectual, la actitud del hombre de ciencia debe de ser una posición crítica. «Porque si no mantenemos una actitud crítica, siempre encontraremos lo que buscamos: buscaremos, y encontraremos confirmaciones y apartaremos la vista de cualquier cosa que pudiese ser peligrosa para nuestras teorías favoritas, y conseguiremos no verla. De esta forma es demasiado fácil conseguir lo que parecen pruebas aplastantes a favor de una teoría que, si se hubiese mirado críticamente, hubiese sido refutada; con el fin de que el método de la selección por eliminación funcione, y para asegurarse que sólo las teorías más aptas sobreviven, su lucha por la vida tiene que ser severa.»

Se hace ciencia bajo la unidad de método, sin que ello lleve a decir que es una sola la ciencia, tiene las ciencias sociales sus características particulares que la distinguen de la ciencia natural, así se expresa en (Popper, 1981, p. 155) «tendemos a comparar lo que no es comparable; quiero decir, por una parte, situaciones sociales concretas, y por otra, situaciones físicas experimentales artificialmente aisladas»; se puede expresar que las situaciones artificiales aisladas de las ciencias sociales, es una situación que no se dan en los procesos de experimentación aislados, neutrales y sin consecuencias, una vez que sólo se puede experimentar en la realidad, generando consecuencias esperadas e inesperadas. Además se presentan dificultades de generalización, el individuo en condiciones de aislamiento o cautiverio, adopta comportamientos diferentes antagónicos posiblemente- a los que adoptaría en un estado de libertad, el hecho de verse en observación genera en el un cambio de actitud; frente a tal concepción Desmon Morris, parte de estudios de etología para trasladar afirmaciones en el hombre, tal como lo expresa en «El zoo humano» y «El mono desnudo».

En «La Responsabilidad de vivir» (Popper, 1995, p. 17-41) detalla la conceptualización expuesta anteriormente, para afirmar que si bien, hay elementos distintos en las ciencias naturales y sociales, el criterio de objetividad exige para ambas el mismo tratamiento «tanto las ciencias naturales como las ciencias sociales parten siempre de problemas; de que algo despierta nuestra admiración, como decían los filósofos griegos. Las ciencias utilizan el mismo principio para resolver esos problemas, el mismo método que emplea el sano entendimiento humano: el método de ensayo y error. Expresado con más exactitud: es el método de proponer tentativamente soluciones de nuestro problema y después eliminar las falsas soluciones como erróneas. Este método presupone que trabajamos con una pluralidad de soluciones a modo de prueba. Una solución tras otra es puesta a prueba y eliminada»

Se desarrolla el método en tres pasos: el problema, los intentos de solución y la eliminación; el primer paso surge para Popper en una escena de perturbación, donde las condiciones son altamente subjetivas, el problema y su ubicación o creación es un punto del individuo, donde actúa con toda su carga emocional, sin desconocer que aplica en ella de igual forma su carga lógica y teórica; el segundo paso donde surgen los intentos de solución, es decir, los ensayos para solucionar el problema, paso que requiere un mayor grado de rigurosidad y objetividad, una vez que la honestidad intelectual le exige que los constructos alternativos para la solución de problemas se sometan a los más exigentes test de contrastación; el último paso, denominado la eliminación o supresión es donde más cobra fuerza la objetividad, donde el científico se desprende del aprecio por la teoría y se convierte en su principal crítico, única lógica de la evolución del conocimiento.

La teoría científica antigua planteaba que la ciencia parte de observaciones, tal como lo muestra el camino de generalizaciones: observación, sistematización de observaciones, intentos de generalizar regularidades, contrastación de las regularidades y leyes-teorías; argumenta Popper que dicho proceso es falso en la ciencia, pues en la ciencia no se da ninguna observación sin antes tener un problema o situación problemática que oriente la observación; de tal consideración parte la tríada propuesta por Popper.

En la defensa del método crítico donde Popper sustenta la tríada, problema, enunciado y corrección, resalta la importancia del pensamiento objetivo, es decir el pensamiento formulado, que se somete a la contrastación a través de la verificación negativa, al pensamiento escrito preferiblemente le otorga el carácter de esencial para la ciencia; en (Popper, 1995, p. 23) expone «mi tesis es que se trata de un paso enormemente importante, un paso por así decir sobre un abismo, el que va desde mi pensamiento, no pronunciado: «hoy lloverá» al mismo pensamiento pero expresado en una proposición «hoy lloverá». En un primer momento, este paso, la expresión de un pensamiento, no parece en absoluto un paso, tan grande. Pero la formulación lingüística significa que algo, que antes era parte de mi personalidad, de mis expectativas y quizá de mis temores, ahora se presenta objetivamente y, con ello, se hace accesible a la discusión crítica general. Y la distinción es inmensa también para mí mismo. La proposición expresada, por ejemplo, la predicción expresada, se separa de mi personalidad por medio de la formulación lingüística. Con ello se hace independiente de mis estados de animo, esperanzas y temores. Se hace objetiva el enunciado al expresarse y así, la pueden afirmar tentativamente otros, pero también yo mismo, al igual que se puede negar tentativamente; las razones en pro y en contra se pueden sopesar y discutir; y puede llegarse a una formulación de partido en pro y contra la predicción»

Lo que Popper considera pensamiento objetivo lo desarrolla en la propuesta de los tres mundos; (Popper, 1982, p. 148) «El mundo consta al menos de tres sub-mundos antagónicamente distintos: el primero, es el mundo físico o de los estados físicos; el segundo, es el mundo mental o de los estados mentales; el tercero, es el de los inteligibles o de las ideas en sentido objetivo, el mundo de los objetos de pensamiento posibles: el mundo de las teorías en sí mismas y sus relaciones lógicas, de los argumentos y de las situaciones problemáticas tomados en sí mismos».

El desarrollo de la teoría de los tres mundos en Popper, nos muestra una distinción entre lo que es el mundo en sí, el mundo subjetivo y el mundo objetivo; el mundo en sí permanece en sí, en un lenguaje Kantiano, como el noúmeno, que es incognoscible al hombre, de él solo podemos estudiar los fenómenos; el segundo mundo de las concepciones individuales de pensamiento, mundo totalmente subjetivo, por su dependencia exclusiva de la mirada del hombre y el tercer mundo es un mundo objetivo por su validación Intersubjetiva de las concepciones inicialmente de carácter individual.

En el acápite referenciado «La teoría de la ciencia desde el punto de vista teórico-evolutivo y lógico», Popper presenta las siguientes tesis que fundamenta una orientación objetiva de la actividad científica.

Las ciencias naturales y las ciencias sociales parten siempre de problemas.

El esquema de tres etapas (a- el problema, b- intentos de solución y c- eliminación) también es aplicable a la ciencia.

En (Popper, 1973, p. 145-158) se encuentra el siguiente análisis en defensa de la unidad de método: «voy a proponer la doctrina de unidad de método; es decir, la opinión de que todas las ciencias teóricas o generalizadoras usan el mismo método, ya sean ciencias naturales o ciencias sociales… este ha sido llamado a veces el método hipotético-deductivo, o más a menudo el método de hipótesis, porque no consigue certeza absoluta para ninguna de las proposiciones científicas que experimenta…» el método propuesto en la tríada problema, conjetura y refutación, es fundamentalmente doble: de un lado enfrenta a otras teorías para determinar su consistencia y la rigurosidad lógica de sus proposiciones y por otro lado una verificación negativa de la realidad, es decir, una contrastación empírica, tal como lo expone Popper «con el fin de que el método de la selección por eliminación funcione, y para asegurarse que solo las teorías más aptas sobreviven, su lucha por la vida tiene que ser severa».

La objetividad se representa por su sinceridad en la crítica a las teorías propuestas, aun a las teorías propias. El método de ensayo-error es un método objetivo porque no dogmatiza ninguna concepción teórica, no protege las construcciones intelectuales contra evidencia que revele sus inconsistencias lógicas y empíricas, por el contrario la tarea más importante del científico es buscar esas incoherencias de las teorías, para falsearlas y avanzar en el conocimiento, en la búsqueda de una hipótesis más fuerte.

En (Mardones, 1991, p. 94) se encuentra en un apartado de Popper una cita de Hayek en la cual se hace una defensa de la unidad de método, «el físico que quiera entender el problema de las ciencias sociales con la ayuda de la analogía tomada de su propio campo tendría que imaginar un mundo en el que conociese por observación directa el interior de los átomos y no tuviese la posibilidad de hacer experimentos con pedazos de materia, ni l oportunidad de observar nada más que las interacciones de un número comparativamente pequeño de átomos durante un período limitado. Con su conocimiento de las diferentes clases de átomos construiría modelos de las diversas formas en que estos átomos podrían combinarse en unidades más grandes, y haría que esos modelos reprodujesen más y más exactamente todas las características de los pocos casos en que pudiese observar de cerca fenómenos complejos. Pero las leyes del macrocosmos que pudiesen derivar de su conocimiento del microcosmos siempre serán deductivas; casi nunca, dado su limitado conocimiento de los datos de la compleja situación, le permitirían predecir con precisión el resultado de una determinada situación; y nunca podría verificarlas mediante experimentos controlados aunque quizá quedasen refutadas por observación de acontecimientos que según su teoría son imposibles».

Objetividad y tercer mundo: un tema que permite entender el concepto de objetividad en Karl Popper es la «tesis de la epistemología sin sujeto cognoscente», que parte de la teoría de los tres mundos: el mundo de los objetos físicos, el mundo de los estados de conciencia o estados mentales y el mundo de los contenidos de pensamiento objetivo, especialmente de los pensamientos científicos y de las obras de arte.

Existen en la propuesta los siguientes elementos a resaltar:
Que el tercer mundo es el mundo objetivo
Que en el mundo objetivo no solo se encuentran construcciones cinéticas, sino también poéticas y artísticas.
Que la existencia del mundo objetivo es independiente de la existencias de los otros dos mundos, si bien requiere de los dos mundos anteriores para su construcción, después de creado es independiente y relativamente autónomo.

El tercer mundo expuesto por Popper es muy amplio y su delimitación es un tanto ambigua, como elementos de tercer mundo hacen parte del conocimiento objetivo, entre ellos se pueden encontrar, (Popper, 1982b, p. 107) «entre los inquilinos de mi tercer mundo se encuentran especialmente los sistemas teóricos y tan importantes como ellos son los problemas y las situaciones problemáticas. Demostraré también que los inquilinos más importantes de este mundo son los argumentos críticos y lo que podríamos llamar por semejanza con los estados físicos o los estados de conciencia- el estado de discusión o el estado de un argumento crítico, así como los contenidos de las revistas, libros y bibliotecas»

La anterior afirmación puede conducir a una ambigüedad (parece dar un doble significado al término), en la determinación del concepto de objetividad, una vez que se puede entender como una actitud del científico en el proceso de desarrollo del conocimiento y también como una construcción no sólo de los hombres de ciencia, sino una creación humana, independiente perteneciente al tercer mundo. Lo que puede ampliar la discusión del mundo objetivo o tercer mundo es la inclusión en el mismo de las obras poéticas y las obras de arte, una vez que la validación por objetividad científica sería posible en la tal caso a partir la capacidad-potencia de la obra de ser interpretada.

Popper defiende la existencia y autonomía del tercer mundo con la ayuda del siguiente ejemplo «todas las maquinas y herramientas han sido destruidas, junto con todo nuestro aprendizaje subjetivo, incluyendo el conocimiento subjetivo sobre las máquinas, las herramientas y como usarlas. Sin embargo, sobreviven las bibliotecas y nuestra capacidad de aprender en ellas. Está claro que, tras muchas penalidades, nuestro mundo puede echar a andar de nuevo».

La propuesta de la existencia de un tercer mundo autónomo e independiente, le permite a Popper presentarlo como un mundo objetivo y su estudio epistemológico como una actividad de carácter objetiva, que se opone a la epistemología tradicional subjetiva centrada en el segundo mundo (las concepciones derivadas del pensamiento cartesiano son un ejemplo, donde la objetividad y búsqueda de verdad se centraba en encontrar las «ideas claras y distintas). Entiende la epistemología como «la teoría del conocimiento científico» y «el conocimiento científico pertenece al tercer mundo, al mundo de las teorías objetivas, de los problemas objetivos y de los argumentos objetivos»

El sentido del conocimiento objetivo, se orienta al contenido objetivo y no a la actitud de pensar, lo que indicaría que no es la actitud del hombre de ciencia o del hombre de arte o que merece tal atributo; «el conocimiento en este sentido objetivo es totalmente independiente de su creencia o disposición a asentir o actuar. El conocimiento en sentido objetivo es conocimiento sin conocedor: es conocimiento sin sujeto cognoscente».

La propuesta de un tercer mundo objetivo se resume en seis tesis, tres básicas y tres de apoyo:

Tesis básicas:
La irrelevancia de una epistemología subjetivista.
La relevancia de una epistemología objetivista

Una epistemología objetivista que estudia el tercer mundo contribuye a arrojar luz sobre el segundo mundo de la conciencia subjetiva, pero la conversa no es verdadera.

Las tres tesis básicas, permiten evaluar la preeminencia del tercer mundo como conocimiento de carácter objetivo, la epistemología denominada por Popper como subjetivista, tiene gran relación con la sociología y la sicología del conocimiento, que él denominaría como la epistemología tradicional, que bajo su apreciación no puede recibir el nombre de epistemología. Tal análisis permite advertir que la epistemología es el estudio de los elementos del tercer mundo, sin estudiar las razones de su origen y los factores extra-lógicos que lo fomentaron, impulsaron y desarrollaron.

Tesis de apoyo:
El tercer mundo es un producto natural del animal humano, comparable a una tela de araña.
El tercer mundo es autónomo en gran medida, pero los hombres actúan sobre él y él sobre los hombres.

Hay interacción entre el hombre y el tercer mundo, existiendo una estrecha analogía entre el crecimiento del conocimiento y el crecimiento biológico.

La preocupación por el estudio del conocimiento en un sentido objetivo, llevó a Popper a marcar clara diferencia entre la sociología del conocimiento y la lógica del conocimiento; para distinguir entre ambas disciplinas y determinar la supremacía de la lógica de las estructuras cognoscitivas sustenta las siguientes tres tesis:

«Deberíamos tener siempre en cuenta la distinción que hay entre los problemas relacionados con nuestras contribuciones personales a la producción del conocimiento científico, por una parte y los problemas relacionados con la estructura de los diversos productos, como teorías o argumentos científicos, por la otra».

«Deberíamos constatar que el estudio de los productos es mucho más importante que el estudio de la producción, incluso para comprender la producción y sus métodos»

«Podemos aprender más sobre la heurística y la metodología e incluso sobre la sociología de la investigación, estudiando las teorías y los argumentos en pro y en contra que empleando un método directo conductista, psicológico o sociológico. En general, podemos aprender muchísimo sobre el comportamiento o la psicología mediante el estudio de los productos»

Las tres tesis anteriores de Popper, refuerzan la importancia del tercer mundo, como un el mundo objetivo, autónomo en gran parte e independiente en gran medida. La objetividad se concentra entonces en el producto, en el conocimiento científico o en la obra artística y no en el proceso cultural humano que dio origen y desarrollo al mismo. Tal consideración permite identificar como «objetivo» al «tercer mundo» y como «subjetivo» al «segundo mundo». La inquietud puede hacerse sobre el «primer mundo», el cual es autónomo, independiente, pero de igual forma no perceptible en su totalidad, se puede acercar al primer mundo desde la óptica de Kant, como noúmeno, el cual permanece como la cosa en sí, tal como lo expone (Jaramillo, 2001, p. 23) «aunque nuestro conocimiento es sólo de fenómenos, sin embargo, Kant también postula como objeto pensable, no cognoscible- una realidad nouménica, la de la «cosa en sí» como «algo» completamente independiente del sujeto».

La autonomía del tercer mundo la ilustra Popper en el siguiente ejemplo «un libro sigue siendo un libro cierto tipo de producción- aunque no se lea nunca», el contenido continúa siendo objetivo, aunque nunca sean consultados. Lo que nos indica que después de la producción del conocimiento, el conocimiento mismo adquiere vida propia, objetividad y autonomía; no requiriendo más del hombre para su existencia y su objetividad, una vez que esa separación del pensamiento subjetivo es lo que le da su carácter de conocimiento objetivo.

Bajo este enfoque el concepto de objetividad no se relaciona de forma directa y proporcional con el de verdad; una vez que el conocimiento objetivo puede ser verdadero o falso; si se relaciona con el criterio utilitarista del conocimiento, una vez que el conocimiento puede ser útil o inútil (en el momento), así se expresa en (Popper, 1982b, p. 114) «lo que hace de algo un libro es la posibilidad o potencialidad de ser comprendido, su carácter disposicional de ser comprendido e interpretado o incomprendido y mal interpretado. Ahora bien, esta potencialidad o disposición puede existir incluso sin ser actualizada o realizada nunca». De tales afirmaciones se desprende también, que el conocimiento objetivo no pierde su condición de objetividad por el hecho que no sea consultado, que no sea comprendido, que se haya incluso demostrado su falsedad o porque sea reemplazado por una mejor construcción.

A pesar del «tercer mundo» ser una creación del hombre, la misma alcanza su propio «campo de autonomía», cada conocimiento además creará nuevos hechos in-intencionados (espontáneos e insospechados), nuevos problemas inesperados y nuevas refutaciones. «hay también un efecto importantísimo de retroalimentación entre nuestras creaciones y nosotros mismos, entre el tercer mundo y el segundo, ya que los problemas nos impulsan a crear nuevas cosas»

La interrelación entre el «segundo mundo» y el «tercer mundo» permite desarrollar el método propuesto por Karl Popper para la evolución del conocimiento enmarcado en su racionalismo crítico, así:

Surge el problema, se presenta una teoría tentativa como alternativa de solución al problema, a través de la falsación se eliminan o detectan los errores, lo que da como consecuencia el surgimiento de nuevos problemas; estos nuevos problemas se pueden generar involuntariamente fruto de las relaciones entre el problema inicial y las teorías tentativas propuestas, que arrojan situaciones no planeadas y hasta inesperadas.

La epistemología se convierte en la teoría de la evolución del conocimiento, la teoría del progreso del conocimiento, del aumento del conocimiento. Una vez que su función es estudiar el conocimiento objetivo, la resolución de problemas, la construcción crítica y la contrastación crítica de teorías conjeturales que compiten permanentemente (revolución científica permanente, en términos Kuhnianos).

La meta del científico es conseguir que las teorías propuestas sean altamente contrastables «nuestra meta es conseguir teorías que sean no sólo interesantes intelectualmente y altamente contrastables, sino también que, de hecho, hayan salido mejor paradas que sus rivales de las contrastaciones rigurosas; que, por tanto, resuelven mejor sus problemas y que den lugar a nuevos problemas inesperados y fecundos, si su carácter conjetural se pusiese de manifiesto mediante su refutación»

Para Popper el «tercer mundo» es el mundo objetivo, pero este mundo crece y evoluciona gracias fundamentalmente a la honestidad intelectual de los científicos, que «intentan eliminar sus teorías falsas, intentan dejarlas morir en su rincón. El creyente hombre o animal- perece junto con sus creencias falsas». Es asimilable y comprensible en el caso de la ciencia su evolución a partir de conjeturas y refutaciones. Pero como aplicar dicho método (hipotético-deductivo) a las obras de arte y la poesía, que Popper también incluye entre los inquilinos del tercer mundo. Pero además surge un interrogante con respecto a la idea de verdad que el autor identifica como «proximidad a la verdad» y al cual le da el nombre de «verosimilitud», a lo que se puede preguntar: ¿si la verdad no existe o el hombre no la puede alcanzar y si la alcanza no podría advertir su existencia, por qué es posible comprobar en una teoría un mayor contenido de verdad que otra teoría?, dice Popper que es posible comprobar la falsedad de una teoría pero no su verdad, ¿cómo puede decirse que una teoría es más verosímil que otras, es decir, que tiene mayor «proximidad a la verdad» si la verdad no se conoce»

Se puede decir en términos popperianos que el grado de verosimilitud de una teoría se determina por su capacidad de resistir exitosamente genuinos test falsadores, es decir, que frente a los auténticos intentos de falsación, la teoría ha respondido favorablemente. Frente a tal apreciación se puede responder en términos de Kuhn, donde la permanencia de una teoría provisional no mide la rigurosidad de teoría, sino la capacidad de la comunidad científica para falsear la teoría en cuestión o de proponer una teoría mejor con mayor contenido empírico y/o teórico.

En el texto «Conocimiento objetivo» acápite «El problema de la comprensión», Popper fundamenta la teoría de los tres mundos en relación con la comprensión, «hermenéutica», formulada para las ciencias sociales, «partiré aquí del supuesto de que el problema central de las humanidades es la comprensión de los objetos que pertenecen al tercer mundo… la interpretación, en cuanto objeto del tercer mundo, será siempre una teoría, como por ejemplo, una explicación histórica apoyada por una cadena de razonamientos y quizá por elementos de juicio documentales». Tal aseveración permite continuar sustentando la unidad de método, la validación a través de la falsación y la defensa de la libertad de pensamiento como criterio esencial en el progreso científico y artístico; pero ante todo sostener que en las ciencias sociales también el hombre construye conocimiento objetivo que se representa en el tercer mundo.

El acto de comprender es entendido por Popper como un acto subjetivo, pero expone que el mismo sólo puede entenderse a través de las relaciones que se presenten en el «tercer mundo» que es un mundo objetivo. Para lo cual presenta las siguientes tres tesis:

«Todo acto subjetivo de comprensión está engarzado en gran medida con el tercer mundo»

«Casi todas las consideraciones que pueden hacerse en torno a dicho acto consisten en señalar sus relaciones con los objetos del tercer mundo»

«Dicho acto consta fundamentalmente de operaciones hechas con objetos del tercer mundo: operamos con ellos casi como si fuesen objetos físicos».

Objetividad y valoración: éste tema es abordado en detalle en el título primero «las doctrinas anti-naturalistas del historicismo» del libro «La miseria del historicismo», donde Popper presenta los siguientes comentarios:

«… cada observación está basada en un intercambio de energía entre el observador y lo observado, esto lleva a una incertidumbre, normalmente insignificante, en las predicciones físicas, que se suele describir bajo el nombre de «principio de la indeterminación». Es posible mantener que esta incertidumbre es debida a una influencia mutua entre el objeto observado y el sujeto observante, ya que ambos pertenecen al mismo mundo físico de acción y de interacción». Tal afirmación genera la posibilidad de concebir en Popper una línea de subjetividad en la relación sujeto-objeto, mucho más acentuada en las ciencias sociales, «nos enfrentamos en el mundo de las ciencias sociales con una plena y complicada interacción o influencia mutua entre sujeto y objeto».

La explicación, predicción y experimentación en las ciencias sociales tiene unas condiciones muy singulares, por la influencia que el hombre puede ejercer sobre el hecho u objeto «puede, en un caso extremo, incluso causar el acontecimiento que predice: el acontecimiento podría no haberse producido en absoluto de no haber sido predicho. En el otro extremo, la predicción de un suceso inminente puede llevar a ser evitado e impedido…». Tal afirmación permite analizar la objetividad de las ciencias sociales y aún ubicarla en un puesto no garantizado de imparcialidad, frente a tal situación, Popper de forma categórica afirma «y esto no obsta para que en ambos casos observe el principio que parece garantizar la objetividad científica: es decir la verdad y nada más qué la verdad». No se puede olvidar que tal frase puede ser contradictoria desde varios puntos de vista; primero la verdad no se puede conocer y es posible que no exista en términos absolutos, segundo, el conocimiento es objetivo independiente de la verdad que puede tener la misma y tercero la objetividad es una característica (la principal de los productos del tercer mundo) y su existencia es independiente de la de los hombres, como no parece ocurrir en las predicciones e intervención de los sujetos en las ciencias sociales.

El principio de objetividad que subyace en la afirmación anterior, se asocia con el concepto de verdad, que es un concepto problemático y que Popper lo desarrolla y lo aborda utilizando el término verosimilitud; tal acepción de concepto de objetividad, ligado al concepto de verdad presenta dos problemas: el primero, que puede interpretarse como una contradicción con el concepto de objetividad entendido como «honestidad intelectual», y a la actitud crítica del científico frente a su propia teoría y las de los demás y el segundo problema es que el concepto de verdad es un concepto problemático en obra de Popper, teniendo tal concepto diferentes acepciones, debiendo mucha de la claridad del mismo el autor a la obra de Tarski (a quien dedica su libro «Conocimiento objetivo».

El concepto de verdad desarrollado por Tarski lo aplicó Popper a su formulación teórica, en tal sentido se presentara un breve comentario de tal criterio de verdad, expuesto en el texto «la concepción semántica de la verdad y los fundamentos de la semántica» (1972); donde su principal problema es lograr una definición satisfactoria de la verdad, que sea materialmente adecuada y formalmente correcta y se fija además como objetivo, (Tarski, 1972, p. 10) «especificar las palabras o conceptos que deseamos usar al definir la noción de verdad y también debemos dar las reglas formales a que debiera someterse la definición»

En el trabajo desarrolla criterios tales como:
Una definición satisfactoria de la verdad. Enunciado como el problema principal.

«La extensión del término verdadero»: orientando tal extensión a las oraciones, sin excluir secundariamente a otra clase de objetos.

«El significado del término verdadero»: se acerca a la concepción aristotélica clásica de la verdad «decir de lo que es que no es, o de lo que no es que es, es falso, mientras que decir de lo que es que es, o de lo que no es que no es, es verdadero».

«Un criterio de adecuación material de la definición»: a lo cual expone (Tarski, 1972, p. 16) «deseamos usar el término verdadero de manera tal que pueda enunciarse todas las equivalencias de la forma (T), y llamaremos adecuada a una definición de la verdad si de ella se siguen todas estas equivalencias»; (T) dada por X es verdadera si, y sólo si, p); donde X es el nombre de la oración y p es la oración.

La verdad como concepto semántico: la semántica se ocupa de relaciones entre las expresiones lingüísticas y los objetos; (Tarski, 1972, p. 18) «la manera más simple y natural de obtener una definición exacta de verdad es la que acarrea el uso de otras nociones semánticas, Ej. Satisfacción».

«Lenguajes con una estructura especificada»: se hace necesario especificar la estructura del lenguaje formal y el vocabulario del lenguaje en que se han de dar las definiciones.

Con las orientaciones anteriores y los criterios de «incoherencia de los lenguajes semánticos» y «lenguaje, objeto y metalenguaje» logra formular una definición de verdad (Tarski, 1972, pp. 33-35) «llegamos a una definición de la verdad y de la falsedad diciendo simplemente que una oración es verdadera si es satisfecha por todos los objetos, y falsa en caso contrario… la concepción semántica de la verdad no nos da por así decir, ninguna posibilidad de elección entre diversas definiciones no equivalentes de esta noción». La definición del concepto de verdad permite extenderse para tratar otras «nociones», importantes tales como: satisfacción, designación y descripción.

Es claro al advertir que su concepción de la verdad no es la correcta, ni la única posible; una vez que es una noción que habrá que seguir trabajando, llegado a expresar y proponer que (Tarski, 1972, p. 42) «no nos enfrentamos con un concepto sino con diversos conceptos diferentes denotados por una palabra… debiéramos convenir en usar diferentes términos para designar los diferentes conceptos».

Popper aborda su concepción de la verdad desde Tarski, al igual que en él se encuentra un fuerte aire popperiano en los criterios de aceptación de una teoría empírica. (Tarski, 1972, p. 65) «nos preguntamos si es razonable el siguiente postulado: -«una teoría aceptable no puede contener (o implicar) enunciado falso alguno»-. La respuesta a esta última pregunta es claramente negativa. Pues, ante todo, estamos prácticamente seguros sobre la base de nuestra experiencia histórica- que toda teoría empírica aceptada hoy sería tarde o temprano rechazada o reemplazada por otra teoría», expresa de igual forma «Tan pronto como logramos mostrar que una teoría empírica contiene (o implica) frases falsas, ya no puede considerarse aceptable»

En el acápite «Teoría de la verdad objetiva: la correspondencia con los hechos», (Popper, 1994, pp. 272-279); se resalta el gran aporte de Tarski, » la gran realización de Tarski y la verdadera importancia de su teoría para la filosofía de las ciencias empíricas residen, creo, en el hecho de que restableció una teoría de la correspondencia de la verdad absoluta u objetiva, que se había vuelto sospechosa. Reivindicó el libre uso de la idea intuitiva de la verdad como correspondencia con los hechos. Gracias a la obra de Tarski, la idea de verdad objetiva o absoluta, esto es, de la verdad como correspondencia con los hechos; parece ser aceptada con confianza en la actualidad por todos los que la comprenden.»

Le permite además a Popper hacer una distinción entre la ciencia pura y la ciencia aplicada «si deseamos dilucidar la diferencia entre ciencia pura y ciencia aplicada, entre la búsqueda de conocimientos y la búsqueda de poder o de instrumentos poderosos. Entonces no podemos prescindir de ella -noción de verdad-. Pues la diferencia es que, en la búsqueda de conocimiento, tratamos de hallar teorías verdaderas o al menos, teorías que estén más cerca de la verdad que otras, que correspondan mejor a los hechos; mientras que en la búsqueda de teorías que sean meramente instrumentos poderosos para ciertos propósitos, en muchos casos nos sirven muy bien teorías de las que sabemos que son falsas»

Verdad y objetividad: para abordar el concepto de verdad en Popper, se puede lograr desde diferentes posiciones del autor, para lo cual abordaremos únicamente dos puntos: el concepto de las fuentes del conocimiento y el concepto de verosimilitud. De las fuentes del conocimiento, se expondrán las principales tesis extractadas del artículo «Fuentes del conocimiento y de la ignorancia» a saber:

No hay fuentes del conocimiento. Debe darse bienvenida a toda sugerencia, pero todas deben ser sometidas a un examen crítico.

La pregunta epistemológica correcta no se refiere a la fuente sino más bien si la afirmación hecha es verdadera. Es decir si concuerda con los hechos.

Un procedimiento típico es examinar si nuestras teorías son compatibles con nuestras observaciones.

Tanto cualitativamente como cuantitativamente la fuente de nuestro conocimiento que es, con mucho la más importante aparte de nuestro conocimiento innato- es la tradición.

El punto anterior no quiere decir que se defienda la actitud tradicionalista, pues toda parte de nuestro conocimiento tradicional y aun el innato, puede y debe someterse a la crítica.

El conocimiento no puede partir de la nada, ni tampoco de la observación, el avance del conocimiento consiste en la modificación del pensamiento anterior. Aunque por casualidad tenga otra razón.

Las epistemologías pesimistas y optimistas están igualmente equivocadas. Denota que están equivocadas las posiciones de quienes niegan toda posibilidad del conocimiento por no poder justificar el mismo, como quienes creen en la posibilidad de alcanzar conocimiento verdadero y absoluto; los optimistas epistemológicos se dividen en dos corrientes los racionalistas y los empiristas; los racionalistas consideran que lo único objetivo en el conocimiento son las ideas, que la verdad está en la razón (Descartes); los empiristas por el contrario creen que la verdad está en las impresiones que se dan a través de los sentidos, donde la verdad se alcanza por medio de una lectura correcta del libro de la naturaleza (Bacon).

Ni la razón, ni la observación son autoridades. La intuición intelectual y la imaginación son muy importantes, pero no son confiables, pueden mostrarnos las cosas muy claras y distintas pero conducirnos a error. La mayoría de las teorías son falsas, por no decir que todas.

Aunque la claridad es valiosa en si misma, no sucede lo mismo con la exactitud y la precisión: puede no valer la pena tratar de ser más preciso de lo que nuestro problema requiere. La precisión lingüística es un fantasma; por lo que deben evitarse a cualquier precio los problemas verbales.

Toda solución de un problema plantea nuevos problemas sin resolver, y ello es tanto más así cuanto más profundo era el problema original y más audaz su solución.

En la sociedad el papel que juega el hombre de ciencia es más influyente en su objeto de estudio, que la influencia que se puede ejercer en las ciencias naturales, así se expone en (Popper, 1981, p. 30) «por tanto, no debemos sorprendernos al ver que en las ciencias sociales no haya casi nada parecido a la objetividad y al ideal de búsqueda de la verdad que vemos en física. Es de esperar que nos encontremos en las ciencias sociales con tantas opiniones como se puedan encontrar en la vida social, tantos puntos de vista como hay intereses». Aunque Popper acepte este argumento historicista, no comparte que el mismo impida la objetividad de las ciencias sociales, una vez que el análisis de los elementos no objetivos pertenece al «historicismo» o a la «sociología de la ciencia», pero el estudio de la lógica de la ciencia conserva su posición crítica y por tanto se centra en el conocimiento objetivo.

El segundo elemento en mención además de las fuentes del conocimiento, es el concepto de verosimilitud, como aproximación al concepto de verdad, representa el grado de cercanía de una teoría en comparación con otra a la verdad, lo que se determina, por medio del análisis de su «contenido de verdad» y su «contenido de falsedad». Pero el concepto de verosimilitud ha generado gran polémica como lo muestra (Moulines, 1997, p. 426-427) «como ha reconocido el propio Popper, su definición de verosimilitudes es defectuosa, pues produce inconsistencias… el principal problema es que dicho concepto, independientemente de la medida específica que se dé, no resuelve el problema para el que el realista recurre a él… debemos elegir las hipótesis mejor corroboradas, pero tiene nada garantiza que corroboración y verosimilitud vayan de la mano. Es perfectamente posible que hipótesis cada vez más corroboradas sea cada vez menos verosímiles. La verdad sigue estando ausente de la investigación científica. Que la ciencia avanza hacia la verdad es un supuesto injustificado y, por tanto gratuito. El realismo de Popper es puramente testimonial…»

El profesor García, desarrolla «La paradoja de la verdad variable», para criticar fuertemente el concepto de verdad y de verosimilitud expuesto por Popper, (García, 2001, p. 71-74) «permítanme iniciar este apartado recurriendo a un símil gráfico. El propósito de la ciencia consiste en aproximarse, tanto como sea posible a la verdad. Popper, y con él muchos otros autores, han expresado su acuerdo al respecto, pero al tiempo nos han advertido que la línea de llegada no se encuentra dibujada de manera definitiva. Como en un universo en expansión, va modificándose de manera permanente de modo que a lo único que realmente alcanzas las teorías es la verosimilitud. Es como la carrera de Aquiles y la Tortuga: el veloz corredor no consigue alcanzar a su lento adversario a pesar de sus crecientes esfuerzos; si bien con cada momento que transcurre puede acercarse más. Se parece a la zanahoria que, colgada unos centímetros adelante del hocico de un jumento recalcitrante, le sirve como acicate para no desfallecer en su camino. En una representación esquemática que Popper incluyó en su libro Conocimiento objetivo aparece una diana en cuyo centro debe clavarse los dardos disparados por las teorías. La idea, escribe el autor, «es acertar tanto como sea posible en la región de la verdad», pero olvidó decirnos que esos enunciados que ocupan el espacio demarcado para la verdad, no permanece allí por siempre. Como resultado de un fenómeno harto difícil de explicar, la ubicación de estos enunciados en la región de la verdad es temporal. Conforme se transforman las teorías científicas y surgen nuevos hallazgos, algunos enunciados abandonan este campo y son reemplazados por otros, que pueden ser esencialmente nuevos o haber sido reputados como falsos en el pasado».

«El asunto se complica si tenemos en cuenta que Popper ha hecho de la verdad un asunto intemporal. En sus obras más recientes ha escrito que los enunciados son de una vez y para siempre verdaderos o falsos. Tal sugerencia es correcta, nuestra comprensión del mundo se vería afectada cada vez que seamos incapaces de descubrir con exactitud el valor de verdad de los enunciados… el descubrimiento de la verdad se torna en una meta que no puede alcanzarse jamás de manera efectiva… como no hay verdad definida es posible prolongar el juego para siempre, pues cuando pensemos haber acertado descubrimos que la meta se ha redefinido y que es indispensable revisar y modificar nuestras jugadas, si queremos seguir participando en él.»

Se culmina esta crítica con una cita de Popper, «existen verdades inciertas incluso enunciados verdaderos que consideramos falsos- pero no existen certezas inciertas. Como nunca podemos conocer nada con seguridad, simplemente no vale la pena buscar la certeza; pero sí vale la pena buscar la verdad; y esto lo hacemos principalmente buscando equivocaciones a fin de poder corregirlas. Por ello la ciencia, el conocimiento científico, es siempre hipotético: es conocimiento por conjetura. Y el método de la ciencia es el método crítico: el método de búsqueda y eliminación de errores al servicio de la verdad».

También descarta Popper la necesidad del conocimiento histórico como fundamental para la comprensión de la estructura lógica de las teorías, «no necesitamos saber, además, cuál de los planetas es el más viejo, o cuál entró en el sistema desde fuera: la historia de la estructura, aunque sea interesante, en nada contribuye a nuestra comprensión de su comportamiento y de su desarrollo futuro»

Con respecto a la sociología o sicología del conocimiento, Popper presenta una consideración especial para las ciencias sociales y el papel que juega la historia en la comprensión de las mismas, lo que sería parte de su análisis objetivo, «es obvio que las estructuras físicas difieren grandemente en este sentido de cualquier estructura social; estas no pueden ser entendidas, ni su futuro predicho, sin un cuidadoso estudio de su historia, aunque tuviésemos un conocimiento completo de su «constelación» en este momento»

Las diferencias en el estudio de la física y las ciencias sociales, se encuentra también en la posibilidad de aislar el objeto de estudio, para extraer del mismo las conclusiones «los experimentos sociológicos a gran escala nunca son experimentos en el sentido físico. No están hechos para hacer progresar el conocimiento como tal, sino para conseguir el éxito político. No son llevados a cabo en un laboratorio aislado del mundo exterior; por el contrario, el mero hecho de que sean llevados a cabo, cambia las condiciones de la sociedad. Nunca pueden ser repetidos precisamente bajo las mismas condiciones, ya que estas condiciones fueron cambiadas por su primera ejecución», «… la situación puede haber cambiado mucho antes de que nadie haya notado el cambio».