El primer exponente que vamos a analizar en esta instancia es Sócrates. Que vivió en la antigua Atenas durante los años 470 – 399 a. C, declara Matías Levín en el entrenamiento para Mentores de Sonría.University.

Socrates (1)Sócrates no escribió nada, por lo cual, su actividad filosófica nos han llegado gracias a diversos testimonios, como los de Jenofonte, Aristófanes o Platón, que suscitan el llamado problema socrático, es decir la fijación de la auténtica personalidad de Sócrates y del contenido de sus enseñanzas.

La posición tradicional es que Platón puso en boca de su personaje Sócrates, sus propias teorías en buena parte de los diálogos llamados de transición y en los de madurez, aceptándose que los diálogos de juventud reproducen el pensamiento socrático. Por lo tanto, de lo que sabemos de Sócrates, se deriva principalmente de los diálogos escritos por su estudiante Platón. Sócrates se presenta contraponiéndose a la postura de los Sofistas.

Ellos sostenían un relativismo (posición de que no existen hechos o principios universales compartidos por todas las culturas humanas, sino que es todo relativo a determinada cultura o persona) gnoseológico y moral. No estaba en las intenciones del sofista preocuparse si un discurso es verdadero o bueno, sino que su trabajo profesional era el formar a personas en el arte del manejo de la palabra (retórica) con el fin de persuadir en el ámbito político de la Polis democrática.

El rechazo al relativismo de los sofistas llevó a Sócrates a la búsqueda de la definición universal. La formulación en forma de pregunta de este universal sería: ¿Qué es x? En el cual x sería una virtud o un valor que ha de encontrarse mediante una búsqueda profunda y una refutación de multiplicidad de cosas aparentemente podemos decir.

La Mayéutica

Sócrates desarrolla esa búsqueda a través de un método práctico basado en el diálogo, en la conversación, la «dialéctica», en el que a través del razonamiento inductivo se podría esperar alcanzar la definición universal de los términos bajo objeto de investigación.

Este proceso y sistema de enseñanza se lo llama: la Mayéutica. Esta misma consiste en un diálogo pedagógico constructivo para el aprendizaje y la formación personal. A través de una serie de preguntas, Sócrates tiene como fin llevar al interlocutor a un conocimiento de su alma que constituye la naturaleza de su ser. Sócrates afirma que cada persona lleva en sí misma la verdad. La Mayéutica (que su definición significa “dar a luz”) es el proceso de hacer parir la verdad a toda persona mediante preguntas construidas debidamente.

El método del que se sirve en su enseñanza tiene dos aspectos:

El primero es el aspecto Negativo o Crítico: Sócrates, a través del uso de la ironía, toma el discurso del otro y lo refuta, haciéndole tomar conciencia del vacío de su pretendido saber. Es decir, lo que busca Sócrates, es que el interlocutor llegue a declarar su ignorancia en ese campo. Y, el segundo aspecto es el Positivo o Constructivo: Este consiste en la Mayéutica, o sea, el arte de llevar la mente de sus interlocutores a dar a luz las ideas que subyacen en el fondo del alma humana. Mediante el diálogo, mediante el método dialéctico de preguntas y respuestas en el que se contraponen razones o posiciones, se inicia la búsqueda común de la verdad.

No se que No se

(Aprendizaje Inconsciente)

Se que No se

(Ignorancia Consciente)

Se que Se

(Aprendizaje Consciente)

No se que No se.

(Ignorancia Inconsciente)

Podemos encontrar en este proceso, un movimiento de concientización (de la conciencia misma). Primera etapa: de ignorancia inconsciente (no se que se) a ignorancia consciente (se que no se). Segunda etapa: de ignorancia consciente a aprendizaje consciente (se que se). Y tercera etapa y última, de saberes consciente a aprendizaje inconsciente (no se que no se).

Declaración de la ignorancia
Delfos era el santuario del Dios Apolo. Se cuenta que un amigo del filosofo Sócrates, Querofonte, consultó al oráculo de Delfos si había en el mundo alguien más sabio que Sócrates y el oráculo le contestó que no.

Esta historia también cuenta que su adjudicación de sabio va dirigida por la frase célebre dicha por Sócrates: Sólo se que no se nada. El mensaje que se rescata es que la consideración de sabio parte de aquel que se declara ignorante. Esta idea fue llevada por Sócrates en su sistema de enseñanza en el diálogo con las demás personas. Partiendo desde su ignorancia interrogaba a aquellas personas que creían saber mucho, como por ejemplo: políticos, artesanos, guerreros, poetas.

Además, se rescata una segunda cosa: que el camino para encontrar esta sabiduría queda asimismo recogido en el precepto délfico que se encontraba inscripto en sus puertas: Conócete a ti mismo (γνωθι σεαυτόν).

Sócrates toma éste mensaje, considerando que la búsqueda de la verdad es una búsqueda interior precedida e impulsada por el reconocimiento de la ignorancia. El conocerse a sí mismo tiene que ver con lo que él va a llamar el conocimiento del alma.

Auto-conocimiento
Sócrates se dirige a lo que él llamó la perfección del alma (la conciencia del cuidado del alma) como la acción más importante que un ser humano puede hacer en esta vida. Para Sócrates, lo importante no era vivir, sino: vivir bien. Por lo cual, el cuidado del alma es la primera condición para vivir bien.

En la doctrina socrática podemos diferenciar su concepción del bien y del mal. Sócrates dice que el bien es el conocimiento. La virtud, como excelencia en el quehacer, se identifica con el conocimiento. Al conocimiento, a la verdad, al bien, se lo alcanza por un buen uso del Logos (recta razón). Para hacer el bien, es decir, para actuar virtuosamente dentro de un ámbito determinado, es necesario que el individuo tenga el saber que le llevará a este bien. Sócrates llega a esta conclusión por la analogía con las técnicas, por ejemplo: un buen artesano, capaz de hacer su trabajo, tiene el saber que le lleva a este resultado. En otras palabras, en otro ejemplo: sólo sabiendo qué es la justicia, se puede ser justo.

Por el contrario, obrar mal, es ser ignorante, es aquel que no sabe. Sócrates nos dice que quien hace el mal, lo hace por ignorancia del bien. Nadie actúa mal voluntariamente, sino que el obrar mal proviene de la ignorancia, o sea, es fruto del error, del vicio. Por lo tanto, el conocimiento de uno mismo conduce al conocimiento de la diferencia entre el bien y el mal. Nos conduce a discernir y distinguir que es lo bueno y que es lo malo. Entonces, la virtud es conocimiento, y por el contrario, la ignorancia es el vicio. A partir de esto, Sócrates señaló cuatro virtudes principales, que son: la valentía, la templanza, la justicia, y la piedad.

Sócrates establece que el conocimiento del alma (realizar el acto comunicativo con su yo interior) es como uno de los principales fines que tiene el hombre.

Cornford llama a este conocimiento como “auto- conocimiento: esto es, la cognición de ese yo o alma que reside en nosotros y cuya perfección es el auténtico fin de la vida”. Jaspers, lo describe en los términos de “un pensar que significa más que pensar: un pensar que tiene la responsabilidad de escuchar en sí mismo aquello otro, de envolverle en formas de un no-saber que sabe”.

Esencialmente, el diálogo socrático, se puede entender como una manera de convertirse en alguien y no en tener conocimiento sobre algo. Para llegar a ese nivel se requiere inicialmente de un proceso de introspección o autoconciencia. El planteamiento socrático se da, primero, desde una perspectiva práctica, en el tomar la filosofía como modo de ser en la vida y de considerar el saber-virtud como enseñable y aprensible. Y, desde una perspectiva trascendental, va inclinado hacia el cuidado del alma generando un saber virtuoso en busca del buen vivir. En este sentido, la felicidad no vendría de las cosas externas, sino sólo del alma. Por lo tanto, para Sócrates, los virtuosos, son también felices. El hacer el bien es también vivir bien. Las leyes morales portan intrínsecamente una sanción natural, de modo que el bueno y justo es feliz, y el malvado o injusto es infeliz.

Sócrates afirma que la injusticia representa el mal y la infelicidad mayores, porque no sólo convierte en peor al que la recibe, sino, más aún, porque corrompe el alma del que la comete. Cometer injusticia, violar las leyes, es faltar a una especie de pacto que todo ciudadano ha contraído con las leyes de la ciudad; por ello Sócrates se empeña en mantener el respeto y la observancia de las leyes. A este principio se atiene cuando rechaza la posibilidad de escapar a la condena a muerte. Sócrates recibió una doble acusación por «no honrar a los Dioses Atenienses» y de «corromper a la juventud» a través de sus conversaciones. Sócrates acata la condena y elige tomar la cicuta (veneno). Se negó a marcharse voluntariamente al destierro o a aceptar la evasión que le preparaban sus amigos, afirmando que tal proceder sería contrario a las leyes de la ciudad, y a sus principios.

Preguntas
1) Sócrates hablaba de perfección. Nosotros en SONRIA usamos el término superación. ¿Cuál es la diferencia? ¿Desde qué modelo viene cada una de estos términos?

2 – ¿Por qué crees que la declaración de ignorancia es el primer paso del aprendizaje?

3 – Sócrates habla sobre la búsqueda interna mediante el auto-conocimiento. En sonría hablamos de auto-descubrimiento. ¿Cuál es la diferencia?

4 – ¿Por qué crees que dicen que Sócrates fue un precursor del Coaching Ontológico? ¿Estás de acuerdo con esa opinión? ¿Puedes fundarla?

inmanuelInmanuel Kant

¿Qué es el conocimiento?
En el libro “Crítica de la Razón Pura”, Kant confronta estas dos disciplinas y supone una síntesis entre el racionalismo y el empirismo. Los racionalistas sostienen que el conocimiento no es sensorial sino intelectual y racional. Este movimiento cree que la razón es la única ruta de acceso al conocimiento. Ellos llaman a este conocimiento a priori (más allá de la experiencia; sin que intervenga la experiencia). Desde el punto de vista empirista, por elcontrario, mantienen que todas las ideas vienen a nosotros a través de la experiencia (en forma de impresiones), ya sea a través de nuestros cinco sentidos de la vista, el olfato, el tacto, el oído y el gusto, o por medio de sensaciones internas como el dolor y el placer. El principio gnoseológico (de conocimiento) del empirismo se basa en que el conocimiento se deriva exclusivamente de la experiencia. Llaman a este conocimiento a posteriori (a partir de la experiencia; después de la experiencia).

A partir de hacer un análisis de los diferentes movimientos, Kant, afirma que todo conocimiento humano tiene su punto de partida en la experiencia, aunque niega que todo el conocimiento proceda de ella, puesto que existen una serie de elementos innatos (procesos internos mentales) a la razón humana que no proceden de la experiencia.

Aunque todo nuestro conocimiento comienza por la experiencia, ésta sólo nos muestra un caos de sensaciones que en sí mismas, aisladas, no tienen ningún sentido. Es la mente la encargada de dotar de sentido a estas sensaciones, aportando unos principios generales a los que estas sensaciones han de someterse; estos principios generales son los elementos a priori de conocimiento, también llamados condiciones trascendentales del conocimiento, que al ser independientes de la experiencia pueden aportar la universalidad y necesidad propias del conocimiento científico.

Giro copernicano en Kant
adolfo carpio
Según Adolfo Carpio, “racionalismo y empirismo coinciden en ser formas del realismo. Este término, en este caso, sostiene que en el acto de conocer lo determinante es el objeto: que cuando se conoce, quien tiene la primera y última palabra no es el sujeto, sino la cosa misma.

El sujeto cognoscente, entonces, es comparable a un espejo donde las cosas simplemente se reflejan. El “sujeto-espejo» puede reflejar las cosas mediante la razón (racionalismo) o mediante los sentidos (empirismo); pero en cualquiera de los dos casos el esquema es exactamente el mismo: conocer quiere decir reflejar, reproducir las cosas.”

Hasta ese momento se creía que eran los objetos los que se adaptaban al sujeto para poder ser conocidos. Kant postula lo contrario, es decir, que es el sujeto el que se dirige a los objetos para conocerlos. El sujeto se antepone al objeto en el proceso de conocimiento. El sujeto es activo (deja de ser pasivo) y determinante en el momento de conocer algo. En este sentido Kant puede decir que introduce una «revolución copernicana» en el campo de los estudios filosóficos.

Este planteamiento tiene dos consecuencias: la primera es que el conocimiento es una construcción llevada a cabo por el sujeto cognoscente tomando como punto de partida los datos recogidos por los sentidos. Hay que tener en cuenta dos componentes: el material que procede de la realidad (datos sensibles) y los elementos que aporta el sujeto (entendimiento humano) con los que se elabora ese material recogido por los sentidos para producir conocimiento.

Y la segunda: si conocemos la realidad en virtud de los esquemas mentales que nosotros le imponemos entonces se podría decir que, más que conocerla, lo que hacemos es crearla. El sujeto es el creador de conocimiento. Construye lo que ve para darle sentido y poder conocerlo.

Nuestro conocimiento no se rige por los objetos, sino por el sujeto.

Fenómenos y Noúmenos
El conocimiento que tenemos del mundo no es un reflejo de las cosas, sino un producto de nuestro pensamiento estimulado por las apariencias de las cosas. Kant distingue entre lo que son los fenómenos y los noúmenos. Los fenómenos es la apariencia de las cosas en nuestra conciencia. Mientras que el noúmeno es la postulación de la cosa en si misma, más allá de nuestra capacidad de conocimiento.

Kant va a afirmar que lo único que podemos conocer son los fenómenos. Los noúmenos son incognoscibles, escapan a las condiciones de conocimiento del sujeto. Por ejemplo: es como poder decir que vemos una cosa sin anteponer que hay un sujeto que esta haciendo uso de su órgano biológico del ojo para verlo. Con esto nos podemos preguntar si es posible ver sin estar viendo, lo mismo que, por ejemplo, escuchar la caída de un árbol, sin estar haciendo uso del oído.

Lo que conocemos del mundo externo no es más que la representación que de él tenemos (como una imagen). Los seres humanos no conocemos las cosas como son en sí mismas, sino sólo como se representan en nosotros. Las cosas en sí mismas no son cognoscibles. Conocer y ser son categorías distintas. La manera como conocemos no es idéntica a cómo las cosas son, sino que captamos una realidad condicionada por esos esquemas que nuestra mente o razón impone en las cosas para conocerlas.

Por ejemplo, cuando vemos una tabla con cuatro patas, podemos estar entendiendo que estamos en presencia de una mesa. Esta mesa no la podemos conocer como es en si misma, esto es, imaginándonos sin que haya un sujeto que le de sentido, sino, sólo como es, según el sujeto que le imprime su entendimiento y ordena las distintas sensaciones que llegan de la experiencia. El conocimiento de una mesa entonces será cuando sumemos entendimiento a esas sensaciones. En este caso, conocer algo no es estar hablando del mundo tal como es, sino sólo tal cómo lo podemos conocer nosotros.

Otro ejemplo sería: Si una persona nace con gafas de color rosa, el mundo entero parecería que es de color rosa. Que, para esta persona, es el conocimiento (ver el mundo de color rosa). Absorbemos lo que el mundo exterior nos da, a través de los sentidos, y debido a tenemos unas las gafas de color rosa, se nos modifica el mundo (que podríamos llamar “original”) para hacer que se parezca de cierta manera y en este caso, de cierto color. Aunque sostengamos que el mundo es color rosa (por nuestros anteojos) no significa que el mundo sea de color rosa.

Preguntas
5 – ¿En qué ámbitos estás considerando elegir hacer un giro copernicano?

6 – ¿Cuáles crees que son tus apariencias (fenómenos) que no te dejan conocer/descubrir lo que hay en tu Ser (tu noúmeno/s)?

7 – ¿De qué color estas eligiendo observar el mundo y tu vida?

Constructivismo

El constructivismo es una corriente posmoderna que plantea un nuevo enfoque gnoseológico y epistemológico. Surgió a mediados del siglo XX y abarco distintas disciplinas y ciencias como la filosofía, la psicología, la didáctica, la biología, las ciencias sociales, la antropología, las matemáticas, etc. Se encuentra personalizada en autores tales como: Gregory Bateson, Humberto Maturana, Gergen, Watzlawick, White, Heinz Von Foerster, Ernst von Glasersfeld, Niklas Luhmann, Piaget, Vigotsky, etc. La corriente constructivista tiene como predecesores a:

jhonLockeJohn Locke (1632 -1704) y Berkeley (1685 – 1753) Con sus filosofías empiristas, sostienen que las cualidades que atribuimos a los objetos son debidas a nuestra propia organización mental y no pertenecen a una realidad exterior.

Las cualidades, como por ejemplo: los colores, el tamaño, lo dulce o lo amargo, se encuentran en nosotros y no objetivamente en la realidad. La percepción de algo es siempre subjetiva y, ellos van a inferir que sólo así podemos conocer. ¿Que reflexión te merece este aprendizaje?

vicoGiambattista Vico (1668-1744). Critica al racionalismo de Descartes y implanta su frase famosa «Verum ipsum factum» (‘la verdad es el hecho’). Es éste el principio de la filosofía de Vico, que establece el nexo entre la verdad y la producción (lo que esta hecho), según el cual la única verdad que puede ser conocida radica en los resultados de la acción creadora, de la producción; siendo la creatividad, como la facultad más propiamente humana.

Vico además afirmaba que: «la verdad humana es lo que el hombre logra conocer en la medida que lo construye al darle forma con sus acciones». Por lo tanto, sólo podemos conocer lo que nosotros construimos. Vico considera el conocimiento racional del hombre y el mundo de la experiencia racional como productos simultáneos de la construcción cognitiva del hombre. «La construcción del conocimiento no está condicionada por el objetivo de una correspondencia (imposible) con una realidad objetiva que no puede ser experimentada o conocida. Está condicionada, no obstante, por las restricciones que surgen del material utilizado que, sea concreto o abstracto, siempre consiste en los resultados de una construcción previa».

Immanuel Kant (1724-1804) cuando distinguía entre el fenómeno y el noúmeno (o cosa en sí). Kant afirmaba que lo que conocemos del mundo externo no es más que la representación que de él tenemos. El sujeto es aquel que construye, desde su aparato cognitivo, la realidad.

friedrich_nietzscheFriedrich Nietzsche (1844 – 1900) y José Ortega y Gasset (1883 -1955) con su perspectivismo. El perspectivismo es una teoría contraria al objetivismo: afirma que toda tesis del relativa al mundo, todo conocimiento, está influida por las peculiaridades del sujeto cognoscente. Toda representación del mundo es representación que se hace un sujeto; la idea de que podemos prescindir de la situación vital del sujeto, de sus rasgos físicos, psicológicos, históricos o biográficos, para alcanzar un conocimiento del mundo tal y como éste pueda ser es un absurdo. Nietzsche escribe: «la característica del mundo del devenir es la de ser informulable, falso, contradictorio. El conocimiento y el devenir se excluyen. Así pues, no existen hechos que no sean dados inmediatamente; sólo manejamos interpretaciones».

Esto nos dice que toda representación del mundo es interpretación que se hace un sujeto.

Nietzsche considera imposible el conocimiento de la realidad en sí misma. Toda teoría del mundo depende del punto de vista de quien la ha creado. No existe ningún dato, ninguna experiencia, no contaminado por un punto de vista, por una interpretación. No es posible un “criterio de verdad”, no existen los datos puros a partir de los cuales podamos construir un saber objetivo. No podemos encontrar datos o verdades primeras ni en nuestro conocimiento del mundo exterior, ni tampoco en el mundo interior. Además, nuestro conocimiento de la mente propia está tan influido por prejuicios (juicios) como lo está nuestro conocimiento del mundo exterior.

Ortega afirma que la perspectiva es la forma que adopta la realidad para el individuo. Sin embargo, Ortega se inscribe en un perspectivismo con algunas notas de diferencia con Nietzsche. El perspectivismo de Ortega, tomando como

modelo el proceso psicológico y fisiológico de la percepción, plantea que cada vida individual entraña un punto de vista único, insustituible y legítimo sobre la realidad. Más aún, que la perspectiva es una cualidad reactiva que se produce cuando la realidad interactúa con un sujeto, es decir, es algo, al mismo tiempo e indisolublemente, objetivo y subjetivo. Con ello, Ortega se opone a la idea de que puede haber perspectivas absolutas, ilimitadas o que trasciendan a toda la individualidad, pues la perspectiva particular, finita y determinada, lejos de ser un obstáculo para acceder a la verdad, es la condición de posibilidad de ella. Ahora bien, lo anterior no significa que para Ortega no exista o no sea posible una verdad “integral”, pues para él ésta es el resultado de yuxtaponer o armonizar las distintas perspectivas individuales. Por lo que, para el autor, se puede suponer una verdad “objetiva” con la suma de muchas mismas perspectivas. Además, considera que si un individuo se colocara en el mismo lugar que otro individuo observaría exactamente lo mismo.

¿Qué es el Constructivismo?

El constructivismo asume que la realidad es en importante medida una construcción humana. Paul Watzlawick sostiene que se trata de una epistemología del observador centrada en la pregunta ¿cómo conocemos? y no en ¿qué conocemos?

Sostiene que lo que conocemos resulta del observador y no de lo observado, y que es el lenguaje el que genera la noción de objetividad. En este sentido, la realidad sería una convención interpersonal.

El constructivismo se trata de una posición sobre el problema del conocimiento, que concibe al sujeto que conoce y al objeto conocido como entidades interdependientes. En palabras de Alfred Schutz nos dice que: “todo nuestro conocimiento del mundo, tanto en el sentido común como en el pensamiento científico, supone construcciones, es decir, conjuntos de abstracciones, generalizaciones, formalizaciones e idealizaciones propias del nivel respectivo de organización del pensamiento. Lo que constituye la realidad no es la estructura ontológica de los objetos, sino la interacción entre los sujetos y esos objetos.”

En la modernidad, se creía en una existencia de una realidad independiente de la experiencia (a priori) con un orden y sentido propio. Como contrapartida, una de las primeras tesis del constructivismo es que: conocimiento y experiencia son inseparables. Wazlawick lo describe y lo reconoce como una interdependencia entre observador y mundo observado. El constructivismo reconoce toda forma de saber desde la consideración de un sujeto activo, con historia, que interactúa con otros sujetos y con el mundo que lo rodea, y no como una copia mecánica y replicable de algo preexistente.

Toda observación, registrada como tal, esta contextualizada a las perspectivas asumidas por sus observadores. El sujeto y el objeto están mutuamente relacionados e interconectados. Esta relación, que es la que constituye lo que llamamos por realidad, es construida por el mismo sujeto. No son las cosas del entorno lo que constituye la realidad, sino que es un modo de organización mental del sujeto que da sentido y significado a lo que observa de ese entorno. Por ejemplo: la enseñanza constructivista considera que el aprendizaje humano es siempre una construcción interior.

Decimos que el sujeto (el observador) participa activamente en la construcción de conocimiento. Es por eso que Von Glasersfeld enuncia que: el conocimiento “no se recibe pasivamente, ni a través de los sentidos, ni por medio de la comunicación, sino que es construido activamente por el sujeto cognoscente”.

Esta posición implica que el conocimiento humano no se recibe en forma pasiva ni del mundo ni de nadie, sino que es procesado y construido activamente. Además, la función cognoscitiva está al servicio de la vida, es una función adaptativa, y por lo tanto el conocimiento permite que la persona organice su mundo experiencial y vivencial.

En este caso, el constructivismo tiene presupuesto asumir la naturaleza activa, dinámica y proactiva del conocer. El conocimiento se hace posible al indicar y describir observaciones, esto es: haciendo distinciones cuyos resultados constituyen los pisos autorreferidos para la emergencia de nuevas distinciones. Tales indicaciones de diferencias son, simultáneamente, acciones epistemológicas y constitutivas ontológicas, en tanto actúan sobre el conocer y el ser que conoce, definiendo, en su conocimiento, compromisos para su trascripción; su futuro.

En relación con esto mismo, Von Glasersfeld escribe que: “la cognición sirve a la organización del mundo experiencial del sujeto, no al descubrimiento de una realidad ontológica objetiva”. Y junto con Heinz Von Foerster terminan diciendo que “la objetividad es la ilusión de que las observaciones pueden hacerse sin un observador”.

Paul Watzlawick (que se inscribe, junto con estos autores, en lo que se llama el constructivismo radical) comenta: “Real es, al fin y al cabo, lo que es denominado real por un número suficientemente grande de hombres”. En este sentido más extremo, la realidad es una convención interpersonal.

Por el mismo lado, Humberto Maturana y Francisco Varela declaran que: todo lo dicho es dicho por alguien (…) una explicación siempre es una proposición que reformula o recrea las observaciones de un fenómeno en un sistema de conceptos aceptables para un grupo de personas que comparten un criterio de validación”. El criterio que usa el observador para afirmar que una cosa es lo que él dice que es, esta basada en la perspectiva de que las observaciones están referidas siempre al observador y centradas en las operaciones y procesos del observador en el acto del conocer, y no a la realidad externa a él. Y también lo afirman diciendo que “la ciencia y la validez de las explicaciones científicas no se constituyen ni se fundan en la referencia a una realidad independiente que se pueda controlar sino en la construcción de un mundo de acciones conmensurables con nuestro vivir”.

Para el constructivismo el mundo de los significados, la realidad en suma, es una construcción humana y social, de modo que toda observación remite inevitablemente a las cualidades del observador y a las distintas interacciones comprometidas.

Según el Dr. Ricardo López Pérez: “no hay base para sostener la existencia de una verdad idéntica para todos, inmutable y eterna, de modo que sólo podemos tratar con el mundo de la experiencia como la única realidad efectivamente accesible. Contemporáneamente se deja de hablar de lo verdadero o falso. Por tanto, al rechazar la idea de una verdad única, el constructivismo se pone a cubierto de la tentación de la certidumbre y levanta una declaración en favor de la diversidad. Niega la existencia de una mirada privilegiada, con autoridad para cerrar el paso a posturas alternativas, y establece carta de ciudadanía para el desacuerdo.”

Y yendo un poco más allá de la epistemología, Pérez agrega: “el constructivismo contiene una apelación a la responsabilidad. (…) El constructivismo contiene una ética de la convivencia con especial reconocimiento para la tolerancia. Cuando nadie puede pretender la mirada correcta, y cuando el diálogo está por encima de la imposición, entonces tenemos el fundamento para el necesario respeto que exige la convivencia social. La tarea es buscar colectivamente la mejor solución, aunque no sea posible alcanzar la verdadera. Así se crean acuerdos y se postulan valores, que sin ser definitivos, mantienen un alto significado dentro de las condiciones en que se han creado.”

Preguntas

8 – ¿En qué situaciones podes ver que sería vital en tu vida aplicar el perspectivismo?

9 – ¿Por qué crees que es necesario postular la teoría constructivista aplicada en las relaciones humanas?

10 – ¿Qué relación hay entre el constructivismo y el compromiso y la responsabilidad en tu vida cotidiana?

Esta nota es un desarrollo de Matías Levín y forma parte de una serie de artículos ofrecidos en la Carrera de Coaching & Mentoring.