Me contaba un estudiante que al ser invitado a decir un discurso durante un banquete, se había azarado muchísimo. La sola idea de hablar ante tanta gente le llenó de temor. Sin embargo, resolvió ven­cerlo y se sentó durante varias noches en un cómodo sillón, diciéndo­se a sí mismo, en una forma positiva, sosegada y tranquila: «Debo eliminar este temor; lo estoy venciendo en este momento. Estoy tran­quilo y es muy fácil lograrlo. Hablaré con confianza y sosiego». Repi­tió esta frase durante cinco minutos cada vez, con lo cual puso a fun­cionar una definida ley mental, venciendo así el temor.

La mente subconsciente se deja impresionar y controlar por la sugestión. Cuando usted se relaja, aquieta su mente y los pensamientos de su mente consciente se transfieren a la mente subconsciente mediante un proceso parecido a la osmosis; por este proceso los flui­dos que se encuentran separados por una membrana porosa se intermezclan, pasando a uno y otro lado.

Cuando estos pensamientos o se­millas crecen, fructificando según la especie; usted se convierte en una persona equilibrada, calmada y sosegada.

El mayor enemigo del hombre

Se dice que el miedo es el mayor enemigo del hombre. El miedo es un pensamiento, una cosa formada por su mente y usted le tiene miedo a sus propios pensamientos. El miedo está detrás del fracaso, de la enfermedad y de las pobres relaciones con los demás. Es muchí­sima la gente que le teme al pasado, al futuro, a la vejez, a la enferme­dad y a la muerte.

Un niño puede paralizarse de miedo cuando se le dice que hay un fantasma bajo su cama y que se lo va a llevar. Pero cuando su pa­dre enciende la luz y le demuestra que no hay tal fantasma bajo su ca­ma, pierde el miedo. El miedo en la mente del niño era tan real como el fantasma bajo su cama; estaba paralizado por el falso pensamiento que le habían hecho crear, pero comprobó que lo que él temía no existía. En esta misma forma sus temores no tienen razón de ser. Son realmente un conjunto de sombras siniestras y las sombras no tienen una realidad concreta.

Haga lo que tanto teme

El filósofo y poeta Ralph Waldo Emerson dijo: «Haga aquello que usted terne hacer y lo eliminará».

Al principio -de mis conferencias me llenaba siempre de terror cuando me paraba ante el auditorio. La forma como lo vencí fue pa­rándome ante el auditorio y haciendo aquello que me atemorizaba, dictar la conferencia; eliminé el temor y aún continúo dictando mis conferencias.

Al afirmar positivamente que desea vencer sus temores, su men­te consciente toma una decisión definitiva liberando el poder del sub­consciente, este fluye respondiéndole, de acuerdo con la naturaleza de sus pensamientos.

Desterró su temor

Una joven cantante fue invitada a dar una audición. Sin embargo, en tres ocasiones anteriores había fracasado debido a su temor al pú­blico y ahora estaba preocupada por su próxima presentación.

Sabía que tenía una voz estupenda, pero estaba segura que al momento de cantar el temor se apoderaría de ella. Le tenía mucho temor al público. La mente subconsciente acoge los temores como si fuesen órdenes, acondiciona su manifestación y los trae a sus actos diarios. En las tres ocasiones anteriores había cantado notas equivoca­das, desafinaba y finalmente se paralizaba. Tal como lo señaló antes, la causa era una autosugestión involuntaria y desfavorable, es decir: un pensamiento de silencioso temor, emocionalizado y subjetivizado. Logró vencerlo así: Sabía que la inercia física favorece la nece­saria pasividad mental, por tanto se encerraba tres veces al día en una habitación. Se sentaba en un cómodo sillón, relajaba totalmente su cuerpo y luego aquietaba totalmente su pensamiento, cerraba los ojos, colocaba la mente en estado receptivo; luego, contraatacaba la suges­tión negativa del temor por su contraria, se decía a si misma: «Estoy confiada en mí misma». Repitió de cinco a diez veces estas palabras en forma serena, lenta y llena de convicción. Al final de una semana estaba completamente tranquila y segura de sí misma. Su audición fue definitivamente asombrosa. Mató el miedo, enfrentándose a él.

El temor al fracaso

Constantemente venían a verme los jóvenes, así como también algunos profesores de la universidad local, para que les resolviera su grave problema: amnesia sugestiva causada por los exámenes. La que­ja era siempre la misma: «Sé las respuestas después de terminar el examen, pero no puedo recordarlas durante el mismo».

La idea que se realiza por sí misma, es aquella en la cual hemos concentrado invariablemente nuestra atención. Encontré que todos y cada uno de ellos se obsesionaban con la idea del fracaso. Tras la am­nesia total se encuentra el temor y es la causa de tal experiencia.

Un joven estudiante de medicina era el más brillante de su clase, sin embargo no lograba responder la pregunta más sencilla durante los exámenes orales o escritos. Le expliqué la razón: Desde vario días antes del examen se preocupaba y temía el fracaso. Estos pensa­mientos negativos llegaba a cargarse de temor.

Los pensamientos implicados en la poderosa emoción de temor son llevados a la realidad por la mente subconsciente. En otras pala­bras, este joven le pedía a su mente subconsciente hacerlo fracasar y esto era lo que ella hacía. Al llegar el día del examen estaba obstacu­lizado por lo que se llama en los círculos sicológicos «amnesia suges­tiva»

¿Cómo venció el miedo?

Aprendió que su mente subconsciente era el almacén de la me­moria y que ella tenía una perfecta recopilación de todo lo que había oído y leído durante su estudio de medicina. Además, aprendió que la mente subconsciente era dócil y recíproca; el medio de mantener­se en contacto con ella era permanecer relajado, tranquilo y lleno de confianza en sí mismo.

Todos los días, por la mañana y por la noche imaginaba a su ma­dre felicitándolo por el éxito de sus estudios. Sostuvo en sus manos una carta de ella. A medida que empezó a contemplar el feliz resulta­do, provocó la respuesta adecuada o reacción recíproca dentro de sí mismo. El poder omnisapiente y omnipotente del subconsciente tomó el mando, dictó y dirigió su mente consciente de acuerdo. Se imaginó haber realizado su objetivo y por esta razón obtuvo los medios de verlo realizado. Siguiendo este procedimiento, no tuvo problemas de pasar los exámenes subsecuentes. En otras palabras, la sabiduría sub­jetiva tomó el mando, impulsándolo a realizarse con todo éxito.

Temor al agua, la montaña y los lugares cerrados

Hay muchas personas que temen entrar a un ascensor, escalar montañas o nadar. Quizá la persona haya tenido una experiencia de­sagradable en el agua durante su niñez, tal vez por haber sido lanzado a una piscina violentamente sin saber nadar. Tal vez estuvo detenido

forzosamente dentro de un ascensor, que falló en un momento dado, causándole el temor consiguiente a los lugares cerrados.

Tuve una experiencia a los diez años de edad. Me caí acciden­talmente en una piscina y me sumergí tres veces hasta el fondo. Aún recuerdo las aguas oscuras que cubrían mi cabeza y mi deseo de respi­rar, hasta cuando otro muchacho me sacó en el último momento. Es­ta vivencia quedó grabada en mi mente subconsciente y por muchos años tuve miedo al agua.

Un sicólogo muy veterano me dijo: «Vete a una piscina, mira el agua y dile en tono fuerte -Voy a dominarte, te puedo dominar! -Entonces tírate al agua, aprende a nadar y vencerás el miedo». Hice es­to y dominé el agua, no permití que el agua me dominara. Recuerde, usted también puede dominar el agua.

Cuando adopté la nueva actitud mental, respondió el poder om­nipotente del subconsciente dándome valor, y confianza, permi­tiéndome vencer el miedo.

Técnica clave para vencer cualquier temor

Durante mucho tiempo he enseñado a través de mis conferen­cias una técnica maravillosa. Pruébela!

Supongamos que le teme al agua, a la montaña, a una entrevista, a un auditorio o a lugares cerrados.

Por ejemplo, si teme nadar, empiece por sentarse cinco o diez minutos, tres o cuatro veces al día e imagínese nadando; realmente usted está nadando mentalmente. Es una experiencia subjetiva. Men­talmente se ha lanzado al agua, sentirá el frío y los movimientos de sus brazos y piernas; es una actividad mental real, vivida y agradable. No es tontería soñar despierto por cuanto usted sabe que lo que está sintiendo en su imaginación se desarrollará en su mente subconscien­te. Luego se verá impulsado a expresar la imagen tal como el prototi­po que usted imprimió en su mente más profunda. Esta es la ley del subconsciente.

Puede aplicar la misma técnica si le teme a las montañas o luga­res elevados. Imagínese subiendo la montaña, sintiendo-la realidad de todos los detalles, manosee el escenario, sabiendo que al continuar ha­ciéndolo mentalmente, le será más fácil lograrlo físicamente.

Venció su temor al ascensor

Conocí al ejecutivo de una compañía que se atemorizaba al a-bordar un ascensor. Todas las mañanas subía cinco tramos de escale­ras. Me contó que comenzó alabando al ascensor cada noche y varias veces al día. Finalmente venció el miedo. Así era como alababa el as­censor: «El ascensor de nuestro edificio es una magnífica idea. Provi­no de- la mente universal. Es una dádiva y una bendición para todos nuestros empleados. Les presta un maravilloso servicio, trabaja por orden divina. Lo montaré con paz y alegría. Permanezco en silencio mientras las corrientes de vida, amor y paz fluyen a través de los pa­trones de mis pensamientos. Me imagino estar ahora en el ascensor y subir en él hacia mi oficina. El ascensor está lleno de empleados, les hablo y ellos son amistosos, alegres y libres. Es una maravillosa expe­riencia de libertad, fe y confianza. Estoy agradecido».

Continuó su plegaria durante diez días y al onceavo, entró en el ascensor con otras personas de la compañía y se sintió en total liber­tad.

Temor normal y anormal

El hombre nace con dos temores; el temor a caer y el temor al ruido. Es una especie de sistema de alarma que le ha dado la natura­leza como medio de auto conservación. El temor normal es bueno, usted oye venir por la calle un automóvil y da un salto para salvarse. El temor de ser atropellado es vencido por su acción. Los demás te­mores fueron condicionados en usted por sus padres, parientes, maes­tros y todos aquellos que lo han influenciado desde la niñez.

El miedo anormal aparece cuando el hombre permite que su imaginación desvaríe. Conocí a una mujer que fué invitada a hacer un viaje alrededor del mundo en avión. Empezó a recortar los artículos periodísticos de todas las catástrofes aéreas; se vio lanzada al océano, ahogándose, etc. Esto es miedo anormal. Si hubiese insistido en esto, indudablemente habría atraído lo que más temía.

He aquí otro ejemplo de miedo anormal. Un negociante de New York era próspero y afortunado. Tenía su propio cinematógrafo men­tal del cual era director. Pasaba y repasaba su cinta mental llena de fracaso, bancarrota, estantes vacíos y desequilibrio bancario hasta cuando se sumió en una profunda depresión. Rehusó parar esta mor­bosa imaginación y se mantuvo recalcándole a su esposa: «Esto no puede durar», «Habrá un receso», «Con seguridad vamos hacia la ban­carrota», etc. Su esposa me contó que finalmente quebró y todas las cosas que imaginó y temió sucedieron. Las cosas que temía no existían, pero las trajo al hecho por su constante temor, creencia y expecta­ción del desastre financiero.

«Las cosas que temas caerán sobre tí».

Hay personas que temen que algo terrible le sucederá a sus hi­jos o que algo catastrófico caerá sobre ellos. Cuando leen sobre una epidemia o enfermedad rara, viven con el temor de que los alcance y algunos hasta se imaginan que ya tienen la enfermedad. Todo esto es temor anormal.

La respuesta al temor anormal

Permanecer en el extremo del temor es estancarse en una ma­yor deteriorización mental y física. Cada vez que surja el miedo, piense inmediatamente en lo contrario trayendo a su mente un deseo que lo sea, mantenga su atención sobre este deseo, absórbase y sumér­jase en él, sabiendo que lo subjetivo cambia lo objetivo. Esta actitud le dará confianza y realzará su espíritu. El infinito poder de la mente subconsciente vendrá en su ayuda y no fracasará. Por lo tanto, tendrá como respuesta paz y seguridad.

Me contó el presidente de una gran compañía que cuando él era vendedor acostumbraba a caminar cinco o seis veces la cuadra antes de visitar a un cliente. El gerente de ventas se le acercó un día y le di­jo: «No le tema al cliente fantasma que se halla detrás de la puerta. Tal fantasma no existe. Es» una falsa creencia». Cuando le tengo mié do a algo, lo enfrento, y lo miro a los ojos. Entonces, el temor se disi­para y se vuelve insignificante.

Aterrizó en la selva

Un capellán me relató un caso vivido por él en la segunda guerra mundial. Aterrizó en la selva después de haberse lanzado en paracaídas desde un aeroplano averiado. Estaba aterrorizado, pero sabía que sólo hay dos clases de miedo, el normal y el anormal.

Decidí inmediatamente que debía hacer algo para evitar el te­mor y comencé a hablar conmigo mismo: «John, no puedes sucumbir al miedo, tu miedo es un deseo de hallar salida, salvarte, estar seguro».

Empecé a suplicar: «Inteligencia Infinita que guías los planetas en su curso, ahora estás guiando y dirigiendo mis pasos para sacar­me de esta selva». Durante unos diez minutos repetí estas palabras en voz bastante alta. De pronto sentí un estremecimiento y una gran confianza se apoderó de mí. Empecé a caminar y después de algunos días de marcha, salí milagrosamente de la selva, fui rescatado.

El cambio de actitud mental lo salvó. Su confianza y creencia en la sabiduría y poder subjetivo dentro de él fué la solución a su proble­ma.

Me comentó. «Si hubiera empezado a lamentarme por mi suerte y hubiese dejado surgir mis temores, habría sucumbido ante el mons­truo del miedo y probablemente hubiera muerto de hambre e inani­ción»

Conspiración contra el miedo

Durante una reciente gira mundial de mis confe­rencias tuve una conversación de dos horas con un alto oficial de go­bierno. Poseía un profundo sentido de piz y serenidad interiores. Me contó que jamás le perturban las injurias lanzadas a través de la pren­sa o por el partido de oposición. «Durante quince minutos todas las mañanas me siento y me imagino tener dentro de mi un profundo y tranquilo océano de paz»; al meditar en esta forma generaba un tre­mendo poder que vencía cualquier temor o dificultad. En alguna oca­sión le llamó un colega hacia la medianoche para informarle que un grupo de personas estaba conspirando contra su vida. Su respuesta fué la siguiente: «Me voy a acostar a dormir ahora en perfecta paz. Discutiremos el asunto mañana a las diez. Yo sabía que ningún pensa­miento negativo debía turbar la paz de mi espíritu excepto que yo le diera cabida y lo aceptará mentalmente. Rehuso mantener la suges­tión del temor y por esa razón no puede hacerme daño».

Observe cuan tranquilo estaba, cuan calmado y sereno. No se ex­citó, ni se tiró de los cabellos, ni retorció sus manos. En su centro es­taba siempre la paz interna y la calma que necesitaba.

 

Síntesis

01. Haga las cosas que tema hacer y elimine el temor. Dígase a si mismo: «Seré el amo del temor» y lo será.

02. El temor es un pensamiento negativo de su mente. Suplántelo por un pensamiento constructivo. El miedo mata miles de personas. La confianza es más fuerte que el temor Nada es más poderoso que la en el Principio Divino

03. El temor es su mayor enemigo Está detrás del fracaso, enfermedad y malas relaciones con los demás El amor eliminó el temor El amor es un agregado emocional a las cosas buenas de la vida. Ena­mórese con honestidad, integridad, justicia, buena voluntad y éxito Viva en la alegre expectación de lo mejor e invariablemente lo mejor vendrá a usted.

04. Contraataque las sugestiones del miedo, con el opuesto, tal como «Canto divinamente, estoy seguro tranquilo y en calma» Le dará buenos dividendos

05. El temor respalda la amnesia en el momento del examen oral o escrito Usted puede vencerlo afirmando frecuentemente «Tengo una memoria perfecta para todo lo que necesito saber» o puede imaginarse a un amigo felicitándolo por su brillante éxito en los exámenes Persevere y vencerá

06. Si usted teme nadar nade libre y alegremente en su imagina­ción, mentalmente tírese a) agua, sienta ic fría que está y la emoción de nadar a través de la piscina Hágalo real al hacerlo subjetivamente estará impulsándose para entrar al agua y conquistarla Esta es la ley mental

07. Si teme usted a los lugares cerrados tales como teatros, audi­torios ascensores etc. súbase al ascensor alabando todas sus partes y funciones, Vera come el miedo desaparecerá rápidamente

08. Nacemos solamente con dos tipos de temores: el temor a caer y el temor al ruido. Todos los demás temores son adquiridos. Elimí­nelos!

09. El temor normal es bueno. El temor anormal es muy malo y destructivo. La constante tolerancia de pensamientos de temor produ­ce el miedo anormal, obsesiones y complejos.

10. Puede usted vencer el temor anormal cuando sepa que el po­der de su mente subconsciente puede cambiar las condiciones y traer a la realidad los profundos deseos de su corazón. Póngale atención in­mediata y devoción a su deseo que sea opuesto al temor. Esto es el amor que elimina el temor.

11. Cuando usted tema un fracaso póngale atención al éxito. Si teme una enfermedad, siéntase en perfecta salud. Si usted teme un ac­cidente, pida la guía y protección divinas. Si usted tiene miedo a la muerte, sumérjase en la vida eterna. Dios es la vida y él es ahora su vida.

12. La gran ley de sustitución es la respuesta al miedo. Cualquiera que sea su temor tiene una solución en la forma de su deseo. Si está enfermo, desee salud. Si está aprisionado por el temor, desee la liber­tad. Espere lo bueno. Mentalmente concéntrese en lo bueno y reco­nozca que su mente subconsciente le responderá siempre. Nunca le fallará.

13. Las cosas que usted teme no existen sino a través de sus pensa­mientos. Los pensamientos son creativos. Por eso se dice: «Lo que temo caeré sobre mí». Piense en lo bueno y lo bueno le llegará.

Fuente: Extracto del Libro de Joseph Murphy.
Capítulo 19 – Miembro del Centro de Investigación Andhra.