¿Qué es la adversidad y cómo la comprendemos?
Pensamos que la adversidad es un destino, suerte o mala fortuna, o quizá una ilusión mental o sugestión.

Sentimos que la adversidad nos amenaza, nos disminuye, nos separa de lo que queremos, abate nuestra voluntad y nos hace renunciar a nuestros deseos, declara el Dr Fabián Sorrentino en sus entrenamientos.

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La experimentamos como frustración, como estrés, como ira, como miedo o como desesperación, como una muralla sólida, una trampa de las circunstancias, un laberinto sentimental, social o económico que excede nuestras capacidades y que requiere de un poder superior para trascenderla.

Nuestro desafío está en verla como una relación, mediada por el carácter y la comunidad, que refleja la interacción entre la persona y su entorno, apreciada por ésta como costosa, que excede sus recursos o que pone en peligro su bienestar.(Cfr. Meichenbaum, 1985)

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La Adversidad como Oportunidad
Siempre que haya pobreza en el hombre habrá adversidad. La adversidad es signo de pobreza.

Un camino para superarla es superar la pobreza.
El ser humano es pobre, cuando tiene menos recursos que necesidades.

La adversidad nos señala en qué áreas de nuestra vida somos pobres. Indicándonos así el camino a la superación.

Lo que no es la Adversidad
La adversidad no es una realidad estable, contundente o definitiva, no está enteramente ajena al sujeto, ni tiene una capacidad propia que amenaza indefectiblemente a la persona, tal como si fuera una fiera hambrienta.

Sólo una manera subjetiva de ver las cosas, no es sólo una incapacidad personal de manejarse o simplemente una manera inadecuada de percibir el mundo, si tenemos necesidades reales, la adversidad no es un sueño ni una sensación, es real.

Una Propuesta Superadora
La interacción con la adversidad es una realidad evolutiva, enteramente ligada a la lucha por la existencia, que en el caso del hombre se vuelve espiritual, porque implica tanto hacerse dueño de sí mismo, como transformar el mundo.

La adaptación positiva al entorno, en las personas va más allá de la mera evolución de la especie, ya que en esta adaptación tiene que encontrar un sentido personal e íntimo que solo lo logra a través de un proceso donde la superación es la vedette del proceso.

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A veces superar la adversidad implica optar por modificar o transformar el entorno.  A veces significa optar por transformarse a sí mismo.
Casi siempre superar la adversidad significa una modificación de ambos factores.

Ahora veamos como la conversaciones para la posibilidad me pueden abrir a esa dualidad destructora.

adversiLa Adversidad y el Carácter
Los Samurais consideran que la adversidad es la medida del carácter de las personas. Desde ese punto de vista, el carácter de las personas es la medida de su grandeza y de su comunidad.
Aquí se da una conjugación muy interesante que integra 4 verbos:

Yo tengo. (construir vínculos de afecto y apoyo)
Yo puedo. (aprender cosas nuevas y adquirir habilidades)
Yo quiero. (negarse a lo fácil, ir más allá, esforzarse en lo pequeño con constancia a través de metas diarias y accesibles).
Yo soy. (expresarse, amarse, confiar en sí mismo y en los demás)

Algunas actitudes para Superarla
El carácter es lo que somos en la adversidad. Para superarla necesitamos crear ciertos valores que la atraviesan: Confianza, Buen humor, Autoestima, Autodominio, Esfuerzo, Solidaridad, Resiliencia, Responsabilidad y Fe.

La “resiliencia”, es un concepto que fue usado inicialmente en relación a los metales. Se dice que es la capacidad de un metal determinado de resistir y ser flexible a determinadas pruebas que se experimentaban con él, a los efectos de comprobar la calidad del mismo y de recobrar su estado original.

La resiliencia humana es, entonces, ese compromiso con nosotros mismos, esa fuerza impulsora interior que poseemos; la capacidad “natural” para tolerar las adversidades y transformarlas en desafíos que nos fortalezcan.

La resiliencia nos permite el «control» de las circunstancias y, sobre todo, estar «abiertos» aceptando los cambios, ya que interpretan las experiencias como parte esencial de la propia vida que viven; es decir, de su propia existencia.

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¿Cómo desarrollar esa capacidad de resiliencia y descubrir nuestra fortaleza interior para avanzar sobre las propias adversidades?
La respuesta a esta pregunta la iremos abordando en los próximos capítulos y requerirá de sintetizar tu proceso para que pueda convertirse en enseñanza para otros.

Sin duda, la respuesta va por el camino del “autodescubrimiento”. A medida que vamos conociendo nuestras propias virtudes o fortalezas; reconociendo nuestras debilidades; fomentando nuestros talentos y lograr expresarlos nos tornamos más resilientes.

Resiliencia es esencialmente empezar a valorarnos. Reconocernos valiosos;  convertir nuestros errores en aprendizajes; estimular la creatividad interior;  atesorar las relaciones con los demás, como un espejo de nuestra propia relación con nosotros mismos. ser resiliente implica permitirnos fluir los sentimientos sin coartarlos y abrir la comunicación del corazón, que jamás se equivoca.

Es aprender a pedir “ayuda” y extender esa ayuda hacia los demás como una cadena de amor que se construye y progresa.

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Es reírse de las adversidades. Ridiculizar el temor a no poder resolverlas. El humor es finalmente una actitud de pensamiento positivo, es base o columna donde se establece la “resiliencia” (o nuestra propia capacidad de superar todos los obstáculos que pudieren presentarse en nuestras vidas).

Con esto quiero decir que la capacidad de “resiliencia” está ligada a la interacción que tenemos con nuestro entorno, ya que de esta manera se posibilita su desarrollo.

Mientras mejor sea nuestra relación con los demás y hagamos apertura a la sensibilidad, habrá mayor comprensión, apoyo y respeto que fortalecerán esa facultad de superación de circunstancias adversas, mejorando nuestra «habilidad de respuesta» o «respons-habilidad».

Ser «resiliente» es ser una persona consciente de nuestra individualidad e identidad. Saber realmente quienes somos, es reconocer nuestra propia esencia para tener respuestas (y decisiones) competentes ante estas «posibilidades de aprendizaje»

Las adversidades ponen a prueba nuestro “auto-liderazgo”. En muchas ocasiones, la mayoría de nosotros en algún momento de la vida hemos llegado a tocar fondo, quizás sin esperanzas.

Muchas veces, hemos escuchado que el dolor nos hace tomar conciencia para superarnos o levantarnos de las caídas. Nuestra condición positiva ante la vida nos reduce las posibilidades de «riesgos» ante las adversidades.

Ante la adversidad, hacer elecciones sabias es estar conscientes de que cada suceso es una oportunidad, un desafío para fortalecernos. La luz interior es la que nos hará superar cada situación, aprendiendo de ellas.

Ahora cuéntanos, como respuesta a esta nota, una narrativa de tu pasado en la que hayas superado la adversidad.

Esta nota forma parte de una serie de artículos ofrecidos en la Carrera de Coaching & Mentoring de Ser.Red: del Dr Fabián Sorrentino.