Como vimos en el capítulo anterior, el psicólogo Howard Gardner presenta la teoría de las Inteligencias Múltiples (IM) en su obra más señera, Frames of mind (Gardner, 1997).

En ella considera que las inteligencias son capacidades y potencialidades que poseen todas las personas y se encuentran influenciadas, en parte, por la cultura a la que cada uno pertenece. Están formadas por herramientas que todos los seres humanos pueden utilizar para aprender, para resolver problemas y para crear o imaginar productos valorados, al menos, dentro de su cultura.

Las investigaciones que ha llevado a cabo a lo largo de su vida profesional lo han apartado de las teorías de corte tradicional sobre la inteligencia, ya que consideran que ésta es unitaria, invariable y compuesta únicamente por habilidades de tipo lógico-matemático y lingüístico y que, por tanto, es posible describir a las personas en base a una inteligencia única y cuantificable.

Considera que la definición usual de inteligencia basada en el uso de los tests psicométricos limita la visión sobre la misma, porque trata sólo una forma determinada del rendimiento académico y no la amplia gama de capacidades de
la persona a la vez que no contempla las capacidades y potencialidades de personas que no puntúan alto en dichos tests. Mantiene que a través de éstos no se puede comprender la amplitud de dichas capacidades humanas para resolver problemas (Gardner, 2003).
Propone una visión pluralista de la mente que reconoce muchas facetas distintas de la cognición considerando que llas personas tienen distintas potencialidades y estilos cognitivos.

Este enfoque plural sirve para evaluar todas las capacidades que son valoradas por diversas sociedades a lo largo de la historia de la humanidad.

En su teoría hace referencia al intelecto, a la mente, en sus aspectos cognitivos y no abarca cuestiones fuera de la esta línea como la motivación, la atención, etc., y está exenta de condicionamientos morales o valores culturales.

Como apoyo a sus afirmaciones se basa en diversas fuentes de evidencias que ayudan a determinar la existencia de múltiples inteligencias y a no ser confundidas éstas con habilidades, aptitudes o talentos específicos (Gardner, 2000).

En primer lugar, considera como evidencia más importante para justificar la existencia de inteligencias múltiples los estudios de personas que sufrieron daños cerebrales por apoplejías o lesiones. Por ejemplo, en aquellos casos en los que pacientes con un apoplejía no sufrían problemas en el habla pero tenían problemas para moverse en el espacio o volver por sí solos a casa. Este hecho, en el que dos habilidades pueden separarse entre sí, es en el que se apoya para defender la idea de que las inteligencias ligüística y viso-espacial están separadas. igualmente, la existencia de “idiotas sabios” (idiot savants), prodigios y otras personas excepcionales también le ayuda a corroborar su idea, en tanto que en estas poblaciones especiales ciertas aptitudes operan aisladamente unas de otras. Por ejemplo, en el caso de las personas consideradas prodigios, a una temprana edad demuestran logros muy por encima de sus iguales (música, ajedrez, matemáticas, etc) pero resultan comunes en otras áreas.

Por otro lado, busca evidencias en los mecanismos de procesamiento dela información considerando que se podría llegar a definir una inteligencia como un mecanismo neuronal o un sistema de computación programado genéticamente para ser activado por ciertos tipos de información que se presentan de manera externa o interna. Es decir, la existencia de una o más operaciones identificables que desempeñen una función esencial o central (Gardner, 1997).

Igualmente, se basa en los estudios de la psicología experimental y la cognitiva para buscar evidencias de la existencia de múltiples inteligencias. Por ejemplo, los resultados de los estudios en los que se le pide a las personas que  realicen dos actividades a la vez muestran como algunas habilidades operan de manera independiente, como es el caso del procesamiento lingüístico y espacial. Por otro lado, aunque Gardner (1997) critique las evaluaciones psicométricas, considera que algunos estudios, en los que los patrones de las correlaciones o la ausencia de los mismos, ayudan a evidenciar la autonomía de algunas inteligencias. Por ejemplo, los estudios de carácter factorial suelen mostrar la existencia de dos grandes factores diferenciados, verbal y espacial, entre otros.

Otra de las evidencias en las que se apoya es la trayectoria evolutiva típica que lleva a cada inteligencia desde sus manifestaciones más básicas y universales hasta un estado final de experto. Es decir, que se dé un desarrollo bien diferenciado y un conjunto definible de actuaciones que indiquen un “estado final”. Por ejemplo, en el desarrollo de las capacidades musicales, aunque todas las personas pueden cantar y mostrar aspectos básicos de ritmo, tono y capacidad musical, pero si no se trabajan éstas a nivel formal a través de la escolarización, difícilmente se harán grandes progresos.

De la biología evolutiva toma sus descubrimientos en la medida que fundamenta los orígenes de cada inteligencia humana en las especies que anteceden a los seres humanos; por ejemplo, el canto de las aves en el caso de la inteligencia musical y la continuidad de determinadas habilidades como las espaciales a lo largo del tiempo. Por ejemplo, la inteligencia espacial ya se manifiesta en las pinturas rupestres.

Por último, considera que uno de los mejores indicadores o evidencias de la existencia de una inteligencia es que posea su propio sistema de símbolos o de notación. Así, en el caso de la inteligencia musical, serían las notas musicales en el pentagrama; para la inteligencia lógico-matemática, los sistemas numéricos y de notación matemática, etc.

Gardner (1997, 1999, 1999a) analiza y sintetiza todos los estudios y aportaciones de las diversas fuentes y, tal y como hemos señalado en el capítulo anterior, define la inteligencia como “la capacidad de resolver problemas y/o crear productos habituales que son de gran valor para un determinado contexto comunitario o cultural” (Gardner, 1997, p.25) y postula la existencia de ocho tipos de inteligencias: lingüística, lógico-matemática, visoespacial, cinestésico-corporal, musical, interpersonal, intrapersonal y naturalista.

Desde esta perspectiva multidimensional Gardner asume que la inteligencia es funcional y se manifiesta de distintas maneras en los distintos contextos.

Es importante señalar que para él las inteligencias son construcciones científicas sólo potencialmente útiles (Gardner, 1997), es decir, son términos para organizar y describir la aptitudes de las personas y no referencias a algún producto que se encuentre en sus cabezas. Así, una inteligencia no puede considerarse como una “cosa”, sino más bien un potencial, cuya presencia permite a una persona tener acceso a formas de pensamiento adecuadas para tipos de contenido específicos (Kornkhaber, Krechevsky y Gardner, 1991). Por tanto, es un tipo de constructo que se basa en potencialidades y capacidades de tipo biopsicológico que tenemos las personas y que podemos desarrollar en mayor o menor medida como consecuencia de la riqueza de las experiencias, los factores culturales y las motivaciones.

A continuación haremos una breve descripción de cada una de ellas señalando alguno de los estados finales que las ejemplifican:

Inteligencia lingüística

Consiste en la capacidad de procesar palabras, de utilizar el lenguaje (oral o escrito) para denominar o referir, para expresar y construir estructuras de naturaleza simple o compleja.

Esta inteligencia está muy desarrollada en políticos, maestros y profesionales de los medios de comunicación.

Inteligencia lógico-matemática

Es la herramienta que se utiliza para el cálculo, la medición, para efectuar operaciones aritméticas o algebraicas y representar abstracciones y realidades mediante conceptos numéricos.

Científicos, matemáticos, ingenieros, informáticos y contables son algunos de los roles finales de personas que demuestran manejar bien los mecanismos implícitos en esta inteligencia.

Inteligencia viso-espacial

Proporciona la capacidad para asumir las distintas dimensiones de los objetos, trabajar con su ubicación visoespacial, con las distancias y los volúmenes. Permite a la persona percibir imágenes externas y reproducirlas a partir de nuevos parámetros, representar gráficamente una idea o concepto y establecer nexos temporales y espaciales entre secuencias y nociones.

Se interesan por tareas propias de los artistas, fotógrafos, ingenieros, pilotos u otras profesiones que exigen utilizar las habilidades viso-espaciales.

Inteligencia musical

Mediante la que las personas expresan equilibrio y belleza creando sintonías, melodías, ritmos y armonías. Supone la capacidad de percibir, discriminar, transformar y expresar las formas musicales.

Es una habilidad predominante en músicos, cantantes, etc y en personas con capacidad potencial para comprender la música. La música constituye una facultad universal y es una de las primeras inteligencias que se desarrollan (Gardner, 1999).

Inteligencia cinestésico-corporal. Sirve para manipular objetos, diseñar una estructura e interactuar de forma armónica con el propio medio utilizando el cuerpo tanto a nivel global como segmentario.
Esta inteligencia incluye habilidades físicas específicas como la coordinación, el equilibrio, la destreza, la fuerza, la flexibilidad y la velocidad, así como las capacidades autoperceptivas, las táctiles y la percepción de medidas y volúmenes (Armstrong, 1999).

Es una capacidad corporal sensitiva propia de los atletas, los deportistas y los artesanos, entre otros.

Inteligencia interpersonal

Es la capacidad de comprender a los demás, de entender las motivaciones internas y profundas que rigen sus actuaciones, de gestionar sentimientos, impresiones y sensaciones a la vez que informaciones dentro del ámbito de las relaciones humanas. Sería una proyección intelectual de una capacidad en el ámbito de las relaciones sociales.

Los consejeros y los líderes políticos y espirituales serían ejemplos de roles finales que tienen desarrollada esta inteligencia.

Inteligencia intrapersonal

Se refiere a la capacidad de una persona para tener una idea propia y precisa de quién es y la posición que ocupa en el mundo, de los valores que componen su identidad y de los ideales sobre los que se construye una singularidad propia. Esta inteligencia supone por tanto, conocer los aspectos internos del yo, los sentimientos y el amplio rango de emociones, la autorreflexión y la intuición

Las personas que destacan en este tipo de inteligencia manifiestan interés por las profesiones orientadas intrapersonalmente, tales como psicólogos, filósofos, etc.

Inteligencia naturalista

Consiste en observar los modelos de la naturaleza, en identificar y clasificar objetos en géneros y especies y en comprender y compendiar los sistemas naturales y aquellos creados por el hombre.

Las personas con este tipo de inteligencia manejan con maestría habilidades referidas a la observación, planteamiento y comprobación de hipótesis, normalmente tienen un gran interés por el mundo y por los fenómenos naturales. Son los biólogos, jardineros, ecologistas, etc.

Gardner (2001) agrupa estas inteligencias en tres amplias categorías:

1º) Un primer bloque estaría formado por las inteligencias visoespacial, lógico-matemática, corporal-cinestésica y naturalista, ya que las considera formas de inteligencia objetivas relacionadas con los caracteres, composición y funciones de los objetos sobre los que recaen.

2º) Un segundo bloque estaría formado por las inteligencias de carácter abstracto y dentro de él incluiría a la inteligencia lingüística y musical ya que no dependen del mundo físico sino intelectual y que nos sirven para detectar la producción de las palabras y la articulación de los sonidos.

3º) El tercer y último bloque lo componen lo que denomina las inteligencias relacionadas con la persona como sujeto agente de impresiones, sensaciones, sentimientos, ideas y creaciones; estas inteligencias son la intrapersonal y la interpersonal, con la predominancia del yo por un lado y la predominancia de los demás por el otro.

Para Gardner, Feldman y Krechevsky (2000a) las inteligencias son potenciales o propensiones que pueden manifestarse o no en actividades significativas, dependiendo de los diferentes factores culturales y ambientales.

La trayectoria del desarrollo mental, las capacidades para el procesamiento de la información y los componentes para la solución de problemas son en gran parte independientes unos de otros, sin embargo, las inteligencias no funcionan de forma aislada. Así, en cualquier papel social o producto sofisticado entran en juego una combinación de habilidades e inteligencias, como veremos posteriormente.

Por otra parte, mantienen que cada inteligencia evoluciona según un ritmo propio y alcanza su punto culminante en las diversas etapas de la vida.

Para el autor (Gardner, 2001), mientras que, por ejemplo, la inteligencia musical es la forma más temprana de desarrollo del talento humano, las inteligencias personales (interpersonal e intrapersonal) requieren una amplia gama de experiencias de relación de la persona dentro de su ámbito social, así como con otras personas antes de su pleno desarrollo (Rodríguez de la Torre, 2003).

Una vez analizadas las características de cada una de las inteligencias, es importante tener en cuenta que todos los estados finales se basan en combinaciones de varias (Gardner, 1997). Por ejemplo, los músicos necesitan fundamentalmente tener desarrollada la inteligencia musical, pero también deben poseer inteligencia viso-espacial para interpretar las notas en el pentagrama e inteligencia interpersonal para conectar con el público y conocer sus gustos tendencias y preferencias.

Por tanto, desde la teoría se considera que las inteligencias trabajas juntas de manera compleja en las diferentes actividades y problemas que resuelven las personas en sus contextos culturales concretos; sólo en los casos de “sabios idiotas” o de personas con lesiones cerebrales determinadas se ha podido constatar la evidencia de la actuación de una inteligencia de manera aislada (Armstrong , 1999).

Mantiene (Gardner, 1999) que todas las personas tiene todas las inteligencias y pueden utilizarlas, pero se distinguen entre sí por su “perfil de inteligencia” específico, que se caracteriza por una combinación peculiar y única de las inteligencias que cada persona usa para resolver los problemas. Este perfil vendría determinado a partir de la evaluación de aquellas inteligencias consideradas como más fuertes o más débiles en la persona. Sin embargo, no podemos decir que la teoría es una teoría de tipos diseñada para determinar cuál es la inteligencia o inteligencias que se dan en mayor o menor medida en las personas, sino que es una teoría sobre el desarrollo cognitivo. Pero además, destaca la diversidad de las formas en las que las personas pueden mostrar sus destrezas dentro de cada inteligencia, así como entre las inteligencias (Gardner, 1998). Por ejemplo, dentro de la inteligencias cinestésico-corporal es fácil encontrar casos de personas que tienen un buen dominio y control de su cuerpo a nivel global (como es el caso de los deportistas) pero a nivel segmentario, en actividades manuales, no destacan y viceversa; personas muy diestras en actividades de tipo manual, no destacan en los deportes.

Por otro lado, considera (Gardner, 1999) que la mayor parte de las personas pueden desarrollar cada inteligencia hasta un nivel adecuado de competencia, es decir, que una persona con dificultades en un área puede lograr, mediante una estimulación y una instrucción adecuada, lograr un desempeño alto en dicha área.

Igualmente, dentro del ámbito de la inteligencia, se refiere a la creatividad. En este aspecto pone de manifiesto que ésta puede expresarse a través de todas las inteligencias, aunque considera que la mayoría de las personas son creativas dentro de un determinado campo y que la mayor parte suele destacar en una o dos inteligencias. Así, por ejemplo, aunque Einstein era talentoso en el área científica y matemática no parece que manifestara un grado parecido de genialidad en los ámbitos lingüístico, cinestésico o interpersonal (Gardner, 1998).

Gardner (2001) considera esta lista de inteligencias provisional y abierta a cambios en base a nuevas investigaciones, el autor plantea la posible existencia de otras inteligencias como la “Inteligencia Espiritual”, “Inteligencia Existencial” o “Inteligencia Moral”, analiza la incorporación en 1995 de la Inteligencia Naturalista y discute la existencia de la “Inteligencia Emocional” propuesta por Goleman (Gardner, 2001; Goleman, 1998).

Considera que existe una base suficiente para añadir la Inteligencia Naturalista a la lista de inteligencias que propuso en sus inicios pero rechaza la posibilidad de considerar la inteligencia espiritual y la inteligencia existencial que hacen referencia a la capacidad y proclividad humana por comprender y plantearse problemas acerca de cuestiones tales como la propia existencia, la vida, la muerte, el infinito, etc ya que no cumplen todos los requisitos. Gardner reconoce que pueda existir alguna forma específica de inteligencia a la que denomina espiritual o existencial pero la clasifica como “media” inteligencia.

Así, reconoce la existencia de ocho inteligencias y media (Gardner, 2001). En cuanto a la existencia de la inteligencia moral, considera que ninguna inteligencia es en sí misma ni “buena” ni “mala”, las inteligencias son totalmente amorales y cualquiera de ellas se pueden emplear de una manera constructiva o destructiva. Por tanto, considera que las inteligencias son, como él denomina, “moralmente neutrales” (Gardner, 2001, p.85 ).

Por otro lado, las inteligencias inter e intrapersonales parecen ser sinónimos de la inteligencia emocional descrita por Goleman (1998) pero la consideración de Gardner de estas inteligencias como amorales, es decir, el reconocer que es posible su estímulo pero se desconoce si el individuo las desarrollará para hacer el bien o el mal, hace que se establezcan enormes diferencias entre las consideraciones de ambos autores ya que Goleman cuando analiza y pone ejemplos del uso de la inteligencia emocional tiene presente sólo los usos positivos de la emoción.

En otro aspecto Machado, siguiendo las líneas y tendencias del enfoque de Gardner, propuso en un seminario sobre Inteligencias Múltiples en 1996 en Sao Paulo la existencia de la “Inteligencia Pictórica” (Antunes, 1998, 2000, 2005; Machado, 1994, 1995) definida como:
• capacidad de la persona para expresarse por medio del trazo, diseño o caricatura,
• sensibilidad para dar movimiento y belleza a diseños y pinturas,
autonomía para captar y retransmitir los colores de la naturaleza, moverse con facilidad en diferentes niveles de computación gráfica.

Esta inteligencia se manifiesta en todo niño desde muy temprana edad por su capacidad de expresarse a través de diseños. Gardner no habla de esta inteligencia ya que, aunque no duda de la existencia de las competencias pictóricas y la consiguiente capacidad de reproducir o crear imágenes mediante trazos o colores sean inherentes al ser humano y que se muestren altas en algunas personas, no considera que esa posibilidad caracterice a una inteligencia y supere los ocho criterios básicos para su determinación como tal, para Gardner la inteligencia pictórica es el resultado de, al menos, tres inteligencias actuando de forma simultánea: espacial, lingüística y, especialmente, musical (Antunes, 2000).

Así, Gardner (1998) analiza con detalle el talento de Picasso y lo muestra como verdadero representante de las inteligencias espacial, cinestésica-corporal e interpersonal en su conjunto destacando que no podrían considerarse por separado las tres inteligencias.

Como hemos analizado anteriormente, el concepto de inteligencia que propone es mucho más amplio siendo el resultado de los conocimientos e investigaciones que se han realizado a lo largo del tiempo desde diversas disciplinas sobre el cerebro y las distintas culturas del ser humano y no el resultado de definiciones a priori, o sólo de los resultados obtenidos en estudios psicométricos o de carácter factorial en base a baterías de test.

Por tanto, las distintas inteligencias han de ser evaluadas mediante métodos neutrales respecto de cada una de ellas, de manera que se evalúen directamente y no mediante instrumentos de papel y lápiz como se ha hecho hasta ahora. Por ejemplo, para evaluar la inteligencias musical han de diseñarse actividades contextualizadas de canto que permitan evaluar las capacidades implícitas en la misma como el ritmo, el tono o la capacidad musical.

Desde la teoría de las IM se pretenden desarrollar situaciones en las que las capacidades naturales y adquiridas de las personas se puedan manifestar, situaciones en las que sus soluciones diarias a los problemas o sus diseños de productos indiquen claramente los roles profesionales que se deben asumir, y que su evaluación se desarrolle mediante observaciones en el ambiente normal en el que se producen. Las características y los procedimientos para llevar a cabo este tipo de evaluación de las inteligencias los analizaremos en profundidad posteriormente.

En otro sentido, al igual que considera la lista de inteligencia abierta a nuevas incorporaciones (Gardner, 2001) y sujeta a cambios en función de los resultados de nuevas investigaciones, a la hora de plantear la creación de planteamientos educativos basados en la teoría no establece ningún modelo ni patrón concreto, si bien apunta que éstos tienen que tener como base y fundamento una visión amplia del desarrollo y la evolución integral de la inteligencia humana. De esta manera considera que no se trata de que todas las personas se conviertan en destacados artistas, científicos o deportistas, sino de que cada persona se enriquezca mediante el desarrollo de las diferentes clases de inteligencia en la mayor medida posible.

Apuesta por un modelo de enseñanza-aprendizaje centrado en el alumno y en el desarrollo de habilidades y estrategias de las diferentes inteligencias permitiendo el logro de un mayor éxito académico.

Aunque muchos de sus críticos (Lewis, 1994; Messyk, 1992; Scarr, 1985, 1989) se basan en que no es una teoría empírica, hay que decir que está basada, como hemos analizado anteriormente, en datos empíricos tomados de diversas disciplinas como la psicología, la neurología o la antropología y que investigaciones actuales, como las de Ballester (2004), Ferrándiz (2003) y López (2005), han evidenciado su fiabilidad y validez en distintos contextos educativos.

Tesis Doctoral de Nieves Gomis Selva. Universidad de Alicante. Republicada a efectos puramente académicos.

Analicemos a continuación, ¿cuáles son los antecedentes teóricos en su aplicación al campo de la educación?