La irrupción de la AGI (Inteligencia Artificial General) y la inminente singularidad tecnológica tienen el potencial de revolucionar profundamente la economía mundial y, por ende, alterar significativamente el escenario de la pobreza. Este contexto se divide en dos caminos principales, los cuales dependerán en gran medida de cómo se conduzcan los avances tecnológicos y se implementen las políticas públicas.


Potencial Optimista: Reducción y Abundancia

En un escenario optimista, la AGI podría convertirse en una herramienta fundamental para erradicar la pobreza. Al automatizar procesos y optimizar la producción, la AGI permitiría aumentar exponencialmente la productividad y disminuir los costos de bienes y servicios. Esto abre la puerta a un futuro en el que los recursos sean tan abundantes que se pueda pensar en una posible economía de post-escasez. Algunos teóricos han sugerido, basado en proyecciones históricas de crecimiento económico, que si se mantiene la tendencia de innovación, la riqueza global podría multiplicarse por varias órdenes de magnitud en las próximas décadas. Si esta abundancia se distribuye de manera equitativa mediante políticas redistributivas—como la renta básica universal, impuestos a la automatización o la democratización del acceso a la tecnología—la AGI podría facilitar la inclusión social y la eliminación de la pobreza a gran escala.

Además, la AGI tiene el potencial de impulsar mejoras en sectores críticos como la educación, la salud y la infraestructura. Con sistemas inteligentes que gestionen el suministro y distribución de recursos, es posible implementar estrategias focalizadas que atiendan las necesidades de las comunidades más vulnerables. Este enfoque integral requeriría una estrecha colaboración entre gobiernos, instituciones internacionales, el sector privado y la sociedad civil para diseñar marcos regulatorios y éticos que dirijan el tremendo potencial tecnológico hacia el bien común.

¿Cuáles son los caminos propuestos por FasterCapital para reducir la brecha digital?
  • Emprendimiento Social e Innovación:
    Se destaca el rol de emprendedores sociales que desarrollan soluciones tecnológicas adaptadas a las necesidades de comunidades marginadas. Estos proyectos combinan impacto social con modelos de negocio innovadores, evidenciando que la tecnología puede ser una herramienta clave para transformar realidades y generar oportunidades económicas.
  • Acceso y Conectividad:
    Se enfatiza la importancia de ampliar el acceso a internet y a dispositivos digitales en zonas desatendidas. La propuesta incluye la implementación de políticas públicas y proyectos que aseguren una conectividad amplia y asequible, lo cual es esencial para que las personas puedan integrarse plenamente en la economía digital.
  • Capacitación y Alfabetización Digital:
    Otro aspecto fundamental es la formación en competencias digitales. El artículo propone programas de capacitación y desarrollo de habilidades tecnológicas que permitan a los ciudadanos aprovechar las herramientas digitales y mejorar sus perspectivas laborales y de emprendimiento, fortaleciendo así su inclusión social.
  • Colaboración Público-Privada y Alianzas Estratégicas:
    Se plantea la necesidad de crear sinergias entre el sector público, el sector privado y las organizaciones sociales. Estas alianzas son vitales para coordinar esfuerzos, compartir recursos y garantizar que las iniciativas de conectividad y capacitación lleguen de manera efectiva a los sectores de la sociedad más vulnerables.
  • Modelos Escalables y Sostenibles:
    Las soluciones propuestas deben ser replicables y sostenibles en el tiempo, permitiendo su ampliación a nivel regional o incluso nacional. La escalabilidad asegura que el impacto positivo de estas iniciativas se multiplique y contribuya a cerrar la brecha digital de forma sistémica y duradera.

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En conjunto, estos caminos apuntan a utilizar la tecnología no solo como un fin en sí misma, sino como un instrumento transformador que fomente la inclusión social, promueva el desarrollo económico y, en definitiva, contribuya a construir una sociedad más equitativa.

Potencial Pesimista: Exacerbación de Desigualdades

Por otro lado, sin una regulación adecuada, la concentración del poder tecnológico y económico podría profundizar las brechas existentes. La automatización masiva y la sustitución de empleos tradicionales por sistemas inteligentes podrían desplazar a grandes sectores de la población si no se generan nuevos modelos de empleo y reentrenamiento profesional. Estudios recientes han destacado los riesgos de que actores estatales o corporativos concentren el control de la AGI, lo que podría traducirse en una vigilancia extrema o en la acumulación de riqueza en manos de unos pocos. Este escenario, lejos de erradicar la pobreza, amplificaría la desigualdad, dejando a cientos de millones de personas al margen del progreso.

Asimismo, la singularidad—ese hipotético punto de inflexión cuando la AGI supere la inteligencia humana—es un terreno lleno de incertidumbres. Las dinámicas de poder y la distribución de los beneficios económicos emergerían de maneras difíciles de prever, y sin mecanismos de control y transparencia, el riesgo de que los beneficios de la revolución tecnológica solo se concentren en unos pocos es cada vez mayor. En este contexto, las desigualdades podrían acentuarse, y la pobreza se transformaría en un problema complejo donde los efectos de la disrupción tecnológica se suman a crisis sociales y económicas preexistentes.

Perspectivas y Proyecciones Futuras

Aunque las cifras exactas sobre el impacto de la AGI en la pobreza son especulativas, algunos indicadores nos ofrecen una pista:

  • Impacto Económico: Empresas y expertos pronostican que las aplicaciones de la IA—actualmente de tipo «estrecho»—aportarán hasta un 14% al PIB global para el 2030, lo que se traduce en billones de dólares en valor añadido.
  • Crecimiento Sostenido: Analistas teóricos han sugerido que, si se logra gestionar la disrupción tecnológica de forma equitativa, el crecimiento económico impulsado por la AGI podría multiplicar la riqueza global de manera similar a cómo, en el pasado, innovaciones tecnológicas han transformado las economías, aunque siempre acompañadas del desafío de una distribución justa de esos nuevos recursos.

De cara al futuro, la clave estará en la capacidad de las sociedades para adaptar sus estructuras económicas y de gobernanza. La implementación de políticas públicas inclusivas, la educación para la era digital y la creación de sistemas flexibles de protección social serán cruciales para asegurar que el auge de la AGI contribuya a una reducción real de la pobreza en lugar de profundizar las divisiones socioeconómicas.


Hacia una Conclusión

La AGI y la singularidad ofrecen el potencial de una transformación sin precedentes en la estructura económica mundial. Sin embargo, su impacto sobre la pobreza dependerá en gran medida de cómo se gestionen estos avances. Una regulación ética sólida, combinada con medidas de redistribución y educación, podría convertir esta revolución tecnológica en una fuerza para la justicia social y la eliminación de la pobreza. Por el contrario, sin estos mecanismos, el desarrollo tecnológico podría concentrar la riqueza en pocas manos y ampliar las brechas existentes.

Este campo es objeto de debate y estudio en foros académicos y de políticas públicas, y plantea interrogantes críticos sobre la intersección entre el progreso tecnológico y la equidad social. La decisión sobre qué camino tomar recaerá en las instituciones globales y en la capacidad colectiva de imaginar y construir un futuro donde la tecnología sirva para elevar la calidad de vida de todos.


Fuentes Consultadas:
: Bullock, J. B., Hammond, S., & Krier, S. (2025). «AGI, Governments, and Free Societies.» arXiv. https://arxiv.org/abs/2503.05710
: Naudé, W., & Dimitri, N. (2018). “Artificial general intelligence, economic development and public policy.” Global Development Blog. https://globaldev.blog/artificial-general-intelligence-economic-development-and-public-policy/

Explorar estos escenarios invita a reflexionar sobre la imperiosa necesidad de alinear el progreso tecnológico con la justicia social. ¿Qué modelos de gobernanza y redistribución podrían implementarse para asegurar que la revolución digital beneficie a la mayoría, y qué desafíos éticos y políticos se deben superar en este proceso? ¡La conversación está en pleno desarrollo!

Un desarrollo del Dr. Fabián Sorrentino para la aplicación de la ODC