En la búsqueda de una vida plena y significativa, los frutos del espíritu representan cualidades esenciales que aspiramos a cultivar. Tradicionalmente, estos frutos se han asociado con virtudes como el amor, la paz, la paciencia, la bondad, la benevolencia, la fe, la mansedumbre y el autocontrol. Sin embargo, en un mundo cada vez más complejo y desafiante, es imperativo revisitar estos conceptos y explorar su relevancia y aplicación en nuestro contexto actual.

A través de la lente del Coaching Ontológico, la reconstrucción lingüística nos ofrece una herramienta poderosa para desentrañar y redefinir la manera en que comprendemos y vivimos estas virtudes. Este enfoque nos invita a examinar nuestras afirmaciones, juicios y declaraciones, no solo para entender cómo nos relacionamos con los frutos del espíritu, sino también para descubrir cómo podemos manifestarlos de manera más auténtica y efectiva en nuestras vidas.

Este artículo se propone realizar una reconstrucción lingüística de cada uno de los frutos del espíritu, desplegando un análisis detallado de nuestras conversaciones internas y cómo estas dan forma a nuestra experiencia del mundo. Al hacerlo, no solo buscamos una comprensión más profunda de estas virtudes, sino que también nos abrimos a la posibilidad de transformación personal y colectiva.

Al final de esta exploración, emergemos con una nueva visión de los frutos del espíritu, no como ideales distantes o inalcanzables, sino como aspectos vivos y dinámicos de nuestro ser, esperando ser expresados en cada pensamiento, palabra y acción.

Revisemos los frutos

Los frutos del Espíritu, según Gálatas 5:22-23, son amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.

¿Estás interesado en Aprender a reconstruir los frutos del Espíritu, para alinearnos con ellos? Ok, primero comprendamos el sentido de cada uno:

  • El amor: el sentimiento de afecto y entrega hacia Dios y hacia el prójimo.
  • El gozo: la alegría que proviene de la confianza en Dios y en sus promesas.
  • La paz: la tranquilidad y el bienestar que se experimentan al estar en armonía con Dios y con los demás.
  • La paciencia: la capacidad de soportar las dificultades y las pruebas con perseverancia y esperanza.
  • La benignidad: la actitud de bondad y compasión hacia los demás, especialmente hacia los necesitados.
  • La bondad: la disposición de hacer el bien y de evitar el mal, siguiendo la voluntad de Dios.
  • La fe: la confianza y la fidelidad a Dios y a su palabra, que se demuestra con la obediencia y el testimonio.

Ahora concentrémonos en un ejemplo de cómo podríamos hacerlo:
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Amor
  • Afirmo que no estoy demostrando amor hacia X.
  • Juzgo que este incumplimiento es contrario a los mandamientos de amar a Dios y al prójimo.
  • Pido a Dios la capacidad de amar y ser perdonado por mi falta de amor.
  • Declaro que puedo buscar en la Escritura y en la oración la guía para amar como Cristo nos amó.
  • Prometo mostrar amor en mis acciones y palabras, reflejando el amor de Cristo.
Gozo
  • Afirmo que no estoy experimentando el gozo en mi vida espiritual.
  • Juzgo que la ausencia de gozo puede ser un reflejo de una desconexión con el Espíritu.
  • Pido a Dios que restaure el gozo de mi salvación y me ayude a encontrarlo en mi caminar con Él.
  • Declaro que puedo encontrar gozo en las promesas y la presencia de Dios.
  • Prometo centrarme en las bendiciones y la esperanza que tengo en Cristo para recuperar el gozo.
Paz
  • Afirmo que no estoy viviendo en paz con los demás o conmigo mismo.
  • Juzgo que la falta de paz puede ser resultado de no confiar plenamente en Dios.
  • Pido a Dios la paz que sobrepasa todo entendimiento y la reconciliación con otros.
  • Declaro que puedo buscar la paz a través de la oración y la entrega de mis preocupaciones a Dios.
  • Prometo ser un pacificador y vivir en armonía, como lo enseña Jesús.
Paciencia
  • Afirmo que me falta paciencia en situaciones o con personas.
  • Juzgo que mi impaciencia puede ser una señal de falta de fe y confianza en el plan de Dios.
  • Pido a Dios que desarrolle en mí la paciencia a través del Espíritu Santo.
  • Declaro que puedo ejercitar la paciencia recordando la paciencia de Dios conmigo.
  • Prometo practicar la paciencia y mostrar tolerancia, siguiendo el ejemplo de Cristo.
Amabilidad
  • Afirmo que no he practicado la amabilidad como debería.
  • Juzgo que mi falta de amabilidad no refleja el carácter de Cristo.
  • Pido a Dios que moldee mi corazón para mostrar amabilidad genuina.
  • Declaro que puedo encontrar ejemplos de amabilidad en Jesús y seguir su modelo.
  • Prometo esforzarme por ser amable en mis interacciones, reflejando la amabilidad de Dios.
Bondad
  • Afirmo que no he ejercido la bondad que se espera de un seguidor de Cristo.
  • Juzgo que al no ser bueno, fallo en ser imagen de la bondad divina.
  • Pido a Dios que me inspire a realizar actos de bondad desinteresada.
  • Declaro que la bondad es una virtud que puedo cultivar a través del amor al prójimo.
  • Prometo actuar con bondad, buscando el bienestar de los demás sin esperar nada a cambio.
Fidelidad
  • Afirmo que he fallado en ser fiel en mis compromisos y relaciones.
  • Juzgo que esta falta de fidelidad es contraria a la naturaleza fiel de Dios.
  • Pido a Dios que me fortalezca para ser constante y fiel en todas mis acciones.
  • Declaro que la fidelidad es un reflejo de la confianza que deposito en Dios.
  • Prometo ser fiel en mis palabras y hechos, honrando a Dios y a las personas en mi vida.
Humildad
  • Afirmo que no he vivido con la humildad que Jesús demostró.
  • Juzgo que el orgullo me aleja de la verdadera enseñanza de Cristo.
  • Pido a Dios que me enseñe a tener un espíritu humilde y servicial.
  • Declaro que puedo aprender humildad considerando a los demás antes que a mí mismo.
  • Prometo cultivar la humildad en mi carácter y acciones, poniendo a otros primero.
Dominio Propio
  • Afirmo que he permitido que mis impulsos controlen mis acciones.
  • Juzgo que la falta de dominio propio no está en línea con la vida dirigida por el Espíritu.
  • Pido a Dios que me ayude a ejercer autocontrol en todas las áreas de mi vida.
  • Declaro que el dominio propio es posible a través de la guía y el poder del Espíritu Santo.
  • Prometo trabajar en mi autocontrol, resistiendo tentaciones y viviendo de manera disciplinada.

Espero que estos ejemplos te sean útiles para reflexionar y crecer en tu relación con Dios y tu caminar espiritual.

Compilado y posteriormente desarrollado por el Dr Fabian Sorrentino