Normalmente comprendemos al lenguaje como una capacidad individual, como la propiedad de una persona. Decimos así, que los individuos tienen una capacidad para el lenguaje. Al partir de este punto, le otorgamos precedencia al individuo con respecto al lenguaje. O sea que existe el lenguaje dado a que existe el individuo, declara Ángela Machado en el entrenamiento de Coaching y Mentoring de Ser.Red.

La visión ontológica del ser humano y el lenguaje se opone a esta visión. Postulamos que los individuos, como personas, se constituyen asimismo en el lenguaje. O sea que le damos precedencia al lenguaje con respecto al individuo.

Como vimos anteriormente, nuestra interpretación es fundamental para definir nuestro abanico de posibilidades. Y la concepción tradicional del lenguaje nos cierra la posibilidad de comprender nuestro proceso de constitución en y a través del lenguaje.

Está claro también que para que podamos hablar se deben dar ciertas condiciones biológicas. Sólo podemos hacer lo que nuestra biología nos permite; no podemos traspasar los límites de nuestras capacidades biológicas. Pero en cuanto al lenguaje, no es generado por nuestras capacidades biológicas. Se ha demostrado que los niños criados en la selva por lobos no desarrollan lo que conocemos como lenguaje humano, por lo tanto postulamos que el lenguaje no puede ser desarrollado por un ser humano aislado.

El lenguaje nace de la interacción social entre los seres humanos. En consecuencia, el lenguaje es un fenómeno social (no biológico) y se constituye dentro de un determinado dominio consensual, donde los individuos comparten el mismo sistema de signos (gestos, sonidos, etcétera) para designar objetos u acciones.

En esta concepción no tradicional del lenguaje hay otro aspecto esencial para nuestra materia. El filósofo norteamericano John Searle propuso que cuando hablamos, ejecutamos un número restringido y específico de acciones. Estas acciones las llamó “actos del habla”. Nosotros los llamaremos actos lingüísticos, ya que estos actos pueden ejecutarse también en forma no verbal. Searle sostuvo que, sin importar el idioma que hablemos, siempre ejecutaremos el mismo número de actos lingüísticos. En el caso de este chiste se ponen de manifiesto dos interpretaciones de un mismo hecho.

interpreta

Ahora al observar el lenguaje podemos distinguir las diferentes acciones que ejecutamos cuando nos comunicamos. En cualquier idioma, los actos lingüísticos son: afirmaciones, declaraciones, ofertas, pedidos, promesas y juicios.

Diferencia entre hechos e interpretaciones.
Las interpretaciones son las explicaciones que le damos a los hechos. Y cualquier interpretación que hagamos sobre una manera de ser particular, habla de nuestra manera particular de ser, ya que no podemos hablar o actuar sin mostrarla, aunque muchas veces ella no sea evidente para nosotros… en la foto del cabezal de esta nota ¿Que tan parecidos te parecen los hijos de estos famosos a sus padres? La respuesta que des habla de tu capacidad para interpretar. En la medida que tu observador tenga más conocimientos sobre estos hijos, seguramente encontrarás también parecidos con sus progenitores femeninas. Nuestras interpretaciones crecen y se vuelven más rica en la medida que conocem,os más respuecto de un asunto.

“El verdadero viaje del descubrimiento no consiste en buscar nuevos territorios, sino en tener nuevos ojos”. –Marcel Proust.

Frente al mismo hecho pueden surgir, y de hecho siempre surgen, diferentes interpretaciones. Sostenemos que el lenguaje no es inocente, y que por ello, cada interpretación hecha, manifiesta el compromiso de quien la hace. Para comprender en tu propia vida este concepto te preguntamos:

1 – ¿Qué interpretación tienes sobre tu situación económica actual?

2 – ¿Qué interpretación tienes sobre el impacto de la dirigencia política sobre tu vida?

3 – ¿Qué piensas de ti mismo?

Las Interpretaciones son significativas y se disparan acorde al contexto donde percibimos el hecho. Como se muestra en este ejemplo:

hechos-interpretaciones

A continuación citaremos un ejemplo muy gráfico: La siguiente escena ocurre en la oficina del rector de la universidad: El rector Horacio Pinos toma la carpeta de presentación de la materia Liderazgo y Creatividad y la golpea sobre su escritorio diciendo: ¡Esto es un desastre! ¡No puede ser!, reaccionó Ricardo Justo, sorprendido y furioso. – Me pasé 1 mes preparándolo.

Esto no sirve para nada, Ricardo. Tiene muchas incongruencias, ninguna pauta concreta de trabajo, ejercicios que no se entienden. La Central de Acreditaciones de Materias no la va a habilitar. ¿Cuántas veces tengo que explicarte la importancia de tener un sistema? Por favor, rehazlo ya mismo. Necesito algo aceptable para presentar en la reunión.

Mientras Horacio salía al corredor, Ricardo estrujaba el informe mascullando:
¡Qué hombre difícil! Nada le viene bien. No tengo la menor idea de lo que espera de mí. No me dice lo que quiere la central. No me dan especificaciones y pretenden que lo haga como a ellos les parece. Ahora tengo que hacer el trabajo de un mes, en dos días.

Dado esta situación, podemos observar que Horacio, el rector, evalúa que la presentación de Ricardo no es aceptable y le pide que lo rehaga. Ricardo, el profesor titular, trabajó duro para preparar el programa y cree que Horacio es demasiado exigente. Horacio piensa que Ricardo es descuidado, rebelde e improvisado; Ricardo piensa que Horacio menosprecia su trabajo, que le da instrucciones confusas y que no toma en consideración su esfuerzo.

Lo que hemos traducido aquí es lo que Leonardo Wolk, en su libro el Arte de Soplar las Brasas, da a conocer como el Método de la columna izquierda. El cual consiste en interpretar y evaluar lo que se dice “entre líneas” durante una comunicación o diálogo. En sus palabras, “lo que decimos, cuando no decimos lo que realmente queremos decir”.

Concretamente y como hecho, sabemos que en este diálogo no ha quedado especificado lo que Horacio pretende de Ricardo, y como interpretación podemos decir que hay muchas posibilidades de que la próxima vez, suceda lo mismo. Este es un ejemplo que puede trasladarse a cualquier dominio de nuestra vida, en nuestra pareja, con nuestros amigos, hijos, vecinos. ¿De quién es la culpa entonces?

Elegimos no hablar de culpa, sino de responsabilidad y compromiso. La responsabilidad es de ambos. Al hacerme cargo de la situación produzco aprendizaje para mí y para el otro. Si en vez de generar esta discusión y el mal clima laboral, el rector hubiera dicho: – Te pido que agregues al programa tal o cual cosa, le hubiera dado especificaciones sobre la redacción y forma de hacerlo y otra sugerencia específica, ¿podría la próxima presentación ser mejor? ¿Abriría nuevas posibilidades?

Y si Ricardo hubiera respondido: – Qué descuidado. Para que no vuelva a ocurrir, ¿me dice específicamente que pretende del informe? Hacernos cargo implica una comunicación productiva y efectiva orientada al logro, ya que intercambiar palabras que describan y desvaloricen lo hecho, no genera nada nuevo. Cuando las personas presentan sus interpretaciones como si fueran verdades absolutas, es imposible operar con efectividad y respeto mutuo. La pelea es por la razón.

Rafael Echeverría por su parte, sostiene que gran parte del sufrimiento humano es generado por la confusión que hacemos entre juicios (opiniones, interpretaciones) y afirmaciones (hechos).

4 – Dándote cuenta ahora de que las interpretaciones que pusiste en el ejercicio anterior no son verdades absolutas, ¿podrías esbozar una nueva interpretación respecto de cada punto?
Un ejercicio que te aporte claridad es el siguiente, distingue los hechos de las interpretaciones:

“La mesa es tiene 3 patas”.
“Juan mide un metro noventa centímetros”.
“Hace 37 grados de temperatura”.
“La mesa es rara”.
“Juan es alto”.
“Hace mucho calor”.
“Siempre llegas tarde”.
“Ayer vendimos $5000”.
“Nuestro proyecto es a mediano plazo”.
“Eres muy responsable en tus tareas”.

A continuación: Escucha la canción “You are the Voice” de John Farnham para responder.

5 – ¿Cuál es el significado que el autor da con la canción acerca de “ser una voz”?

Hacer juicios no es una elección voluntaria, permanentemente estamos formándonos opiniones sobre aquello que nos incumbe. Algunas de estas opiniones son útiles y efectivas y otras son tóxicas. El poder de las opiniones radica en el mundo de posibilidades que nos abren o nos cierran.

Los coaches, los empresarios, los inversionistas ¿tenemos opiniones que nos cierran posibilidades a nosotros mismos y a otros? Claro que sí. También nos enojamos, nos frustramos, hacemos malos negocios. La diferencia radica en que desarrollamos la capacidad de escucharnosa nosotros mismos y en esa escucha distinguimos los juicios de los hechos. Una vez que logras escucharte y distinguir, tienes el poder para cambiar tus opiniones. Y respecto de las frustraciones y los enojos, la diferencia radica en cuanto tiempo permanecemos en ese lugar.

Cuán rápido podemos “desenojarnos”. Logramos desarrollar una mayor tolerancia al fracaso e interpretarlo de manera de poder aprender de él, incluyéndolo en el camino al éxito. Una vez más, todos transitamos las mismas emociones. La diferencia está en cómo nos relacionamos con ellas.

Esta nota forma parte de una serie de artículos ofrecidos en la Carrera de Coaching & Mentoring de Ser.Red.