Hasta 1990 los estudios de la conciencia remitían en su mayoría a la filosofía ya que para los científicos revisar la «experiencia subjetiva», desde una perspectiva empírica de la ciencia, era como meterse en el fango pretendiendo salir limpios.

Ya han pasado 3 décadas desde que la comunidad científica ha dejado de buscar correlaciones entre la actividad cerebral y la conciencia. Hoy, las teorías vigentes buscan enlaces explicativos entre los mecanismos neuronales y los diferentes aspectos de la conciencia. Y aunque consideramos que hay un largo trecho por madurar, la ansiedad por alcanzar la singularidad tecnológica, ha sometido el tema de la conciencia, a una carrera vertiginosa.

Entre los principales contendientes hay 3 favoritos de la ciencia: (HOTs, GWT, IIT) que nos abren la puerta posterior hacia una nueva perspectiva, que hemos denominado: perspectiva Ontológica de la Conciencia.

1. Teoría de Orden Superior (HOT)

Esta teoría sugiere que los pensamientos se vuelven conscientes cuando las percepciones básicas (representaciones de «orden inferior») son representadas nuevamente en niveles superiores del cerebro, especialmente en la corteza prefrontal[1].

Esta teoría pertenece a un enfoque representacional, que propone que los estados mentales son conscientes debido a su contenido representacional. Es decir, lo que hace que una experiencia sea consciente es lo que representa o pretende representar[2].

2. Teoría del Espacio de Trabajo Global (GWT)

En este enfoque, las percepciones, los pensamientos y las emociones se vuelven conscientes cuando acceden a un «espacio de trabajo global» en el cerebro, que actúa como un teatro donde la atención consciente se centra en ciertos contenidos[1].

Esta teoría se enmarca dentro del funcionalismo, que sostiene que los estados mentales se definen por sus roles funcionales, es decir, por sus causas y efectos típicos. La conciencia se explica en términos de estos roles funcionales y cómo interactúan dentro del sistema nervioso[2].

3. Teoría de la Información Integrada (IIT)

Esta teoría, propuesta por Giulio Tononi,  postula que la conciencia corresponde a la capacidad de un sistema para integrar información. Cuanto mayor es la integración de la información, mayor es el nivel de conciencia[1]. Aquí es clave revisar el siguiente concepto:

Conceptos de Reentrada y Procesamiento Predictivo

Gerald Edelman sugiere que la conciencia surge de la reentrada continua de señales entre diferentes áreas del cerebro, creando un bucle de retroalimentación que integra la información sensorial y cognitiva[1]. Esta teoría junto a la que sostiene que el cerebro genera y actualiza constantemente modelos predictivos del mundo, emergiendo la conciencia de dichas predicciones. Nos enseñan la forma en que el cerebro percibe e interpreta la información ascendente recibida a través de sus órganos sensoriales en conexión con el mundo.
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Hacia una perspectiva Ontológica de la Conciencia (ODC)

El enfoque de la conciencia del Dr. Fabián Sorrentino propone una visión en la que, esta no es solo un producto de la actividad cerebral, sino una característica fundamental del ser, profundamente conectado con la estructura del universo. Integrando tanto las experiencias subjetivas (fenoménicas) como la naturaleza esencial del ser (ontológica), siendo ambas una parte integral de la realidad misma, influenciada y en interacción constante con el espacio-tiempo y las leyes físicas.
Aquí te sintetizo 3 aspectos claves:

  1. Interdisciplinariedad que trasciende la visión fenomenológica: Este enfoque se nutre de siete disciplinas interdisciplinarias, propias de la nueva teoría de las Artes Liberales, para abordar el mundo en este siglo. Busca entender cómo la conciencia se relaciona con el cuerpo, el cerebro, el entorno social y las experiencias transpersonales. Parte de los fenómenos tal como se presentan a la experiencia (visión fenomenológica que no presupone teorías previas), con el fin de comprender el poder de la intencionalidad y la capacidad de la conciencia de dirigirse hacia un objeto o sentido, revisando cómo queda integrada la conciencia tras todas las entradas y reentradas que establece.
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  2. Emergencia y multi-relacionalidad: Considera que la conciencia no es solo un proceso interno, sino que emerge de la relación dinámica entre el sujeto y su entorno. Incluye las interacciones intersubjetivas, las relaciones afectivas, el contexto cultural y la relación que cada ser humano establece como experiencia significativa transpersonal. A esta capacidad emergente, que concuerda con la perspectiva de Tononi en la Teoría de la Información Integrada (IIT), Sorrentino le añade una capa relacional más amplia, sugiriendo que «las cosas no son como las vemos, sino como nosotros estamos siendo», en línea con los aprendizajes de Anaïs Nin e Immanuel Kant. Ver artículo.
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  3. Niveles de conciencia: La ODC propone el concepto de diferentes fases de conciencia. Cada una de estas fases explicadas en un artículo refleja distintos niveles de armonía desde los cuales el ser humano se conecta y es afectado por su entorno: Fase Reactivo-Pasiva | Fase Reactiva | Fase de Control | Fase Introspectiva | Fase Abierta | Fase Despierta | Fase Reflexiva | Fase Generativa | Fase Integrativa | SupraConciencia.

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Mientras tanto, las investigaciones en este campo continúan evolucionando, con el objetivo de resolver el «problema difícil» de la conciencia, un término acuñado por David Chalmers. Este problema se refiere a la cuestión de por qué y cómo experimentamos sensaciones subjetivas o qualia. Se distingue de los «problemas fáciles» de la conciencia, que abarcan la explicación de las funciones cognitivas y los procesos neuronales que subyacen a la percepción, la atención y el comportamiento.
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