Asociamos el concepto de conciencia al fenómeno de las experiencias subjetivas, sentir algo al estar en un estado mental. Por ejemplo, cuando vemos un color, olemos una flor o recordamos un sueño, tenemos una experiencia consciente.

La conciencia plantea un desafío para la ciencia y la filosofía, ya que no parece ser fácilmente explicable en términos de procesos físicos o funcionales. Por lo que existen diferentes teorías para explicar la naturaleza y el origen de la conciencia. Algunas de ellas son:

  • Teorías reduccionistas: Son aquellas que buscan explicar la conciencia en términos de algo más básico o simple, como la física, la información, la atención o el acceso. Estas teorías asumen que la conciencia es un producto o una propiedad emergente de la actividad cerebral, y que se puede analizar en componentes más elementales.
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  • Teorías no reduccionistas: Son aquellas que sostienen que la conciencia no se puede explicar en términos de algo más básico o simple, sino que es un rasgo fundamental o irreductible del mundo. Estas teorías asumen que la conciencia es una realidad distinta o independiente de la actividad cerebral, y que tiene sus propias leyes o principios.

Dentro de cada tipo de teoría, hay varias propuestas que se diferencian por los criterios o mecanismos que utilizan para definir o generar la conciencia. Veamos algunas de ellas:

Teorías de orden superior:

Son teorías reduccionistas que afirman que un estado mental es consciente cuando es representado por otro estado mental de nivel superior, como un pensamiento o una creencia. Estas teorías se basan en la idea de que la conciencia requiere reflexión o autoconciencia.

Algunas teorías de este tipo son la teoría del pensamiento de orden superior (HOT) de David Rosenthal, la teoría de la conciencia autorreflexiva (SAC) de Rocco Gennaro y la teoría del monitor de orden superior (HOM) de Peter Carruthers.
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Teorías enfocadas en la atención:

Teoría de los esquemas atencionales (AST por sus siglas en inglés): Esta teoría propone que la conciencia surge de la selección y el mantenimiento de la información relevante para una tarea o un objetivo. Puedes leer más sobre ella en mi entrada “¿Es la conciencia una ilusión?”.

Además de la teoría de los esquemas atencionales (AST) que mencionaste, otra teoría que se enfoca en la atención es la teoría del acceso atencional (AAT) de Ned Block, que distingue entre la conciencia fenoménica y la conciencia de acceso.

Teorías globales del espacio de trabajo:

Son teorías reduccionistas que afirman que un estado mental es consciente cuando se hace accesible a un espacio de trabajo global o distribuido en el cerebro, que permite la integración y selección de la información. Estas teorías se basan en la idea de que la conciencia requiere disponibilidad o difusión.

Algunas teorías de este tipo son la teoría del espacio de trabajo global (GWT) de Bernard Baars, la teoría del espacio de trabajo neuronal global (NGWT) de Stanislas Dehaene y la teoría del espacio de trabajo dinámico global (DGWT) de Andreas Engel y Wolf Singer.
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Teoría de la información integrada:

Es una teoría reduccionista que afirma que un estado mental es consciente cuando tiene un alto grado de información integrada, es decir, cuando forma un sistema complejo y coherente que no se puede dividir en partes independientes. Esta teoría se basa en la idea de que la conciencia requiere unidad y diversidad.

Esta teoría fue propuesta por Giulio Tononi y se basa en el concepto matemático de phi, que mide el grado de integración de un sistema. Según esta teoría, un sistema es consciente si tiene un alto valor de phi, lo que implica que no se puede reducir a sus partes sin perder información.
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Teorías de reentrada y procesamiento predictivo:

Son teorías reduccionistas que afirman que un estado mental es consciente cuando está modulado por señales descendentes que provienen de niveles superiores del cerebro, y que influyen en la percepción e interpretación de las señales ascendentes que provienen de los sentidos. Estas teorías se basan en la idea de que la conciencia requiere construcción y predicción.

Algunas teorías de este tipo son la teoría del marco conceptual dinámico (DFC) de Gerald Edelman y Giulio Tononi, la teoría del procesamiento predictivo bayesiano (BPP) de Karl Friston y la teoría del modelo generativo activo (AGM) de Anil Seth.
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Teorías basadas en el afecto:

Son teorías no reduccionistas que afirman que la conciencia depende de las emociones, los sentimientos o el yo, y que están relacionadas con el control homeostático o interoceptivo del cuerpo. Estas teorías se basan en la idea de que la conciencia requiere valoración y autoconocimiento.

La teoría del “yo consciente” de Damasio depende de las interacciones entre las rutinas homeostáticas y los mapas interoceptivos multinivel, con el afecto y el sentimiento en el centro. Algunas propuestas combinan un énfasis basado en el afecto con el procesamiento predictivo para basar las experiencias conscientes en predicciones interoceptivas orientadas al control. Esto se refiere a la forma en que el cerebro controla los órganos internos y los parámetros fisiológicos del cuerpo al hacer predicciones sobre lo que deberían ser. Por ejemplo, el cerebro predice cuál debería ser el nivel de glucosa en sangre del cuerpo y luego envía señales para ajustar ese estado si se desvía de las predicciones (la teoría de la “máquina bestia” de Anil Seth y la teoría de Lisa Feldman Barrett).

Algunas teorías basadas en el afecto consideran que los mecanismos corticales son innecesarios para la conciencia, sugiriendo en cambio que los mecanismos de la conciencia están ubicados en el tronco encefálico (por ejemplo, las teorías de Mark Solms y Bjorn Merker)

Además de la teoría del yo consciente (CST) de Antonio Damasio, están la teoría del marcador somático (SMT) también de Damasio y la teoría del cerebro construido (CBT) de Lisa Feldman Barrett.
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Teorías basadas en el aprendizaje:

Son teorías no reduccionistas que afirman que la conciencia depende del aprendizaje asociativo o ilimitado, y que está vinculada con la memoria, el lenguaje o la cultura. Estas teorías se basan en la idea de que la conciencia requiere adaptación y evolución.

La Teoría del Aprendizaje asociativo ilimitado (UAL por sus siglas en inglés) sostiene que la conciencia es el resultado de un aprendizaje flexible y generalizado que permite a los organismos adaptarse a diferentes entornos y situaciones. Algunos neurocientíficos argumentan que la UAL tiene el fundamento evolutivo más firme de todas las teorías.

Además de la teoría del aprendizaje asociativo ilimitado (UAL) de Nicholas Humphrey, están la teoría del aprendizaje radicalmente constructivista (RCL) también de Humphrey y la teoría del aprendizaje recurrente consciente (CLR) de Axel Cleeremans.
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¿Cómo se relacionan estas teorías con el problema difícil de la conciencia?

Abordar la conciencia requiere de explicar cómo y por qué tenemos qualia o experiencias fenoménicas y cómo las sensaciones adquieren características, como colores y sabores. Esto plantea un desafío para la ciencia moderna, ya que no parece haber una forma de reducir la subjetividad a los mecanismos físicos del cerebro como vienen intentando algunas teorías.

Cada una de las teorías mencionadas tienen diferentes formas de abordarla. Las reduccionistas intentan explicarla en términos de procesos físicos o funcionales del cerebro, como la atención, la integración, la predicción o el orden superior. Asumiendo que la conciencia es una propiedad emergente de la complejidad del sistema nervioso, y que se puede estudiarse mediante métodos científicos. Sin embargo, estas teorías no suelen dar una respuesta satisfactoria a la pregunta de cómo surge la experiencia subjetiva de la actividad neural, o por qué algunos estados mentales son conscientes y otros no.

Las no reduccionistas sostienen que la conciencia no se puede explicar solo por los procesos físicos o funcionales del cerebro, sino que requiere algún tipo de factor adicional, como el afecto, el aprendizaje o el yo. Ellas suelen conceder un papel más importante a las emociones, los sentimientos o la autoconciencia en la generación de la conciencia, reconociendo que la conciencia tiene una naturaleza metafísica o no material. Estas teorías (como la sintergética de Jacobo Grimberg) pueden tener más dificultades para ser compatibles con el conocimiento científico actual, o para ser sometidas a pruebas empíricas.

En conclusión, las teorías de la conciencia se relacionan en función de cómo intentan resolver o evitar algunos supuestos sobre su naturaleza y su relación con el cerebro. Dado que en Sonría.University hemos desarrollado un modelo educativo basado en la superación exponencial de la conciencia todos estos temas seguirán siendo para nosotros objeto de debate y controversia dónde encontramos una suerte de posturas que podríamos sintetizar en la siguiente frase: Filósofos Vs Neurocientíficos.

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Enfocando dos de las teorías que están dando que hablar en estos días

La teoría de la información integrada (IIT) de Tononi (del cual ya escribimos este artículo) se relaciona con otras teorías de la consciencia de diferentes maneras, dependiendo de los supuestos y los criterios que cada una adopta. Una de las teorías más conocidas y contrastadas es la teoría del espacio de trabajo global (GWT) de Bernard Baars, que propone que la consciencia surge cuando cierta información se hace accesible a múltiples sistemas cognitivos a través de un espacio de trabajo neuronal compartido. La GWT se basa en el funcionalismo y el computacionalismo, y considera que la consciencia es un proceso de alto nivel que depende de la capacidad de integrar y distribuir información entre diferentes módulos cerebrales.

La IIT y la GWT tienen algunas similitudes y algunas diferencias. Por un lado, ambas teorías reconocen la importancia de la integración de información para la consciencia, pero difieren en cómo la definen y la miden. La IIT se basa en la estructura causal del sistema, y usa el índice phi (Φ) para cuantificar el grado de irreducibilidad e independencia del sistema. La GWT se basa en la función del sistema, y usa el concepto de acceso global para evaluar el grado de disponibilidad y flexibilidad del sistema. Por otro lado, ambas teorías hacen predicciones empíricas sobre los correlatos neuronales de la consciencia, pero difieren en el nivel y el tipo de mecanismos que implican. La IIT predice que la consciencia está asociada a los complejos máximos de información integrada, que pueden estar localizados en diferentes regiones o niveles del cerebro, y que pueden variar según el estado del sistema. La GWT predice que la consciencia está asociada al espacio de trabajo global, que se basa en una red amplia y dinámica de neuronas corticales y tálamo-corticales, y que se activa según las demandas del sistema.

En resumen, la IIT y la GWT son dos teorías complementarias que intentan explicar la consciencia desde diferentes perspectivas y niveles. La IIT se enfoca en el aspecto fenomenológico y estructural de la consciencia, mientras que la GWT se enfoca en el aspecto funcional y computacional. Ambas teorías pueden aportar evidencia e ideas para avanzar en el estudio científico de la consciencia.

Finalmente como noticia me gustaría compartirte un artículo muy reciente sobre las cotroversias estas  dos grandes teorías y regalarte este cuadro sinóptico para que analices una comparativa:

Compilado electrónicamente y posteriormente desarrollado por Fabián Sorrentino de las siguientes Fuentes: 1. scielo.org.co | 2. redalyc.org | 3. 1library.co | 4. academia.edu