Este estudio emplea el método dialéctico para explorar el fenómeno del carisma en el liderazgo desde una perspectiva de epistemología filosófica.

A través de la articulación de una tesis (carisma como atributo innato), una antítesis (carisma como producto del aprendizaje a través de una construcción social) y una síntesis (carisma como propiedad relacional emergente). En este artículo se examinan algunas definiciones, algunos autores clave que fueron forjando el término, metodologías de validación y ejemplos históricos.

La discusión integra aportes de la neurociencia, la fenomenología y la semiótica, proponiendo un modelo integrado que trasciende las dicotomías tradicionales y ofrece un marco para investigaciones futuras.

Introducción

El carisma en el liderazgo ha sido objeto de múltiples interpretaciones: desde explicaciones biológicas y psicológicas hasta análisis socioculturales (Weber, 1947; Conger & Kanungo, 1988). Sin embargo, pocas propuestas abordan el carácter epistemológico de su conocimiento y validación. Este estudio aborda dicha laguna recurriendo al método dialéctico hegeliano para desentrañar las tensiones conceptuales que rodean al carisma. A través de ejemplos históricos (Winston Churchill, Martin Luther King, Jr.) y hallazgos empíricos (fMRI, análisis de redes), se construyen tres momentos: tesis, antítesis y síntesis. De este modo se favorece una comprensión holística que sirva de base a futuras investigaciones interdisciplinarias.

Tesis: Carisma como atributo personal

La postura de la tesis sostiene que el carisma es un don individual, inscrito en rasgos estables de personalidad y predisposiciones neurobiológicas. Siguiendo la tradición de House (1977), se han desarrollado escalas psicométricas que miden rasgos como expresividad, confianza y magnetismo interpersonal. Estudios de neuroimagen muestran que líderes carismáticos presentan mayor activación en áreas frontales asociadas a la empatía y la teoría de la mente (Schilbach et al., 2006). Asimismo, la teoría del sistema espejo (Porges, 2011) sugiere que la capacidad de sintonizar emocionalmente con los demás funda la base neural del carisma. Ejemplos como Steve Jobs, cuya oratoria meticulosa y gestualidad precisa generaron emociones colectivas en audiencias globales, ilustran este enfoque.

No obstante, el énfasis exclusivo en lo individual tiende a objetivar el carisma y a ignorar el rol del contexto y las expectativas sociales en su construcción.

Antítesis: Carisma como construcción social

La antítesis critica la noción de carisma como atributo natural e intrínseco, proponiendo que se trata de una convención social emergente de la interacción entre líderes y seguidores. Weber (1947) ubicaba el carisma en la atribución de “poder sobrenatural” por parte de la comunidad. Según la teoría de la identidad social (Tajfel & Turner, 1979), los grupos configuran identidades compartidas y legitiman figuras carismáticas como símbolos de sus ideales.

Un análisis semiótico de los discursos de Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial demuestra cómo metáforas de luz y oscuridad construyen una narrativa colectiva de resistencia (Eco, 1976). En este enfoque, el carisma es un contrato simbólico, cuya “fuerza” reside en la validación cultural y en el consenso grupal.

Sin embargo, esta perspectiva puede subestimar la consistencia de determinadas habilidades comunicativas y la base neurofisiológica que subyace a respuestas emocionales recurrentes en diversas audiencias.

Síntesis: Carisma como fenómeno relacional emergente

Para superar la oposición tesis–antítesis, en Sonría proponemos una síntesis interdisciplinaria que concibe el carisma como una propiedad relacional emergente, resultante del aprendizaje, de la confluencia de disposiciones individuales, prácticas simbólicas y validación social. Este modelo integrado en una disciplina concebida como la «Ontología de la Conciencia» se sustenta en los siguientes pilares:

Lógica Semántica

Frege (1892) introdujo el análisis formal de sentido y referencia, y Tarski (1933) estableció condiciones de verdad semánticas. Saab y Carranza (2021) extienden estas bases aplicando lógicas intensionales al discurso carismático, modelando cómo metáforas visionarias, implicaturas y contextos indexicales actualizan creencias y promueven la resonancia colectiva.

Disposiciones neuro-psicológicas

El líder aporta recursos biológicos y emocionales: activación del sistema espejo, regulación autonómica y repertorio gestual. Estudios de resonancia funcional (fMRI) y conductancia de la piel (EDA) pueden cuantificar la intensidad de la resonancia empática durante presentaciones públicas (Schilbach et al., 2006; Porges, 2011).

Estructura Epistemológica

La Estructura Epistemológica examina los supuestos cognitivos individuales y marcos de verdad que sustentan la atribución de carisma (Popper, 1959; Kuhn, 1962). Revela cómo tests de falsabilidad y paradigmas culturales configuran la percepción del líder carismático: constructos mentales, criterios de evidencia y reglas de validación que legitiman su influencia social y pública.

Procesos semióticos del Carisma

El carisma según (Saussure, 1916 y Peirce, 1931) analiza y se manifiesta en la performatividad ritual: gestos, metáforas y escenografía discursiva que estructuran la narrativa visionaria. Mediante la decodificación de gestos icónicos, imágenes aurales y repertorios simbólicos en discursos y rituales, identifica patrones de legitimación. El análisis revela cómo símbolos visionarios estructuran narrativas, evocan emociones colectivas y potencian la resonancia al transmitir autoridad implícita.

  Dinámica Cuántica

Bohm (1957) postuló el entrelazamiento como principio ontológico que vincula comunidades, mientras Capra (1975) analogó la coherencia cuántica con dinámicas vivas. Aerts (1994) traslada estos conceptos al carisma, proponiendo que la superposición de estados emocionales y el colapso probabilístico entre líder y seguidores genera saltos impredecibles de influencia

Validación sociocultural

La comunidad verifica la coherencia de promesas y acciones. Siguiendo la epistemología crítica de Popper (1959), se somete el discurso carismático a pruebas de falsabilidad: la credibilidad del líder crece en la medida en que sus predicciones y compromisos se verifican empíricamente.

Ejemplo histórico: Martin Luther King, Jr.
En su discurso “I Have a Dream” (1963), King combinó atributos personales (oratoria apasionada, presencia corporal), ritualización (marcha sobre Washington) y metáforas religiosas (“manantiales de justicia”) para generar un movimiento de masas. Estudios retrospectivos señalan un aumento del 35 % en la afiliación a organizaciones de derechos civiles tras el evento (Johnson & Gale, 2008). Este caso ilustra cómo la intersección de neuro-psicología, semiótica y validación social produce un carisma eficaz y sostenible.

Fenomenología del Carisma

La Fenomenología describe la vivencia intersubjetiva del carisma, explorando la co-presencia corporal y la conciencia mutua (Husserl, 1913; Merleau-Ponty, 1945). Mediante entrevistas en primera persona y diarios experienciales, capta cómo los seguidores perciben la energía carismática: intencionalidad, epoché, suspensión de juicios, ruptura temporal, tensión corporal que permiten revelar la esencia del encuentro.

Metodología de investigación

Para estudiar el carisma según este modelo dialéctico, se propone un diseño mixto:

Fase cuantitativa

• Escalas psicométricas: medir rasgos de expresividad y empatía (House, 1977).
Análisis de redesredes sociales: calcular centralidad de líderes en grafos de influencia (Freeman, 1979).
• Neuroimagen y biometría: registrar EDA y fMRI durante eventos en vivo.

Fase cualitativa

• Entrevistas fenomenológicas: explorar la experiencia de seguidores.
Análisis de discurso: decodificar metáforas y repertorios icónicos (Eco, 1976).
• Estudios de caso históricos: documentar validación de promesas y efectos sociales (Johnson & Gale, 2008).

Implicaciones y direcciones futuras

Este enfoque dialéctico ofrece un marco epistemológico robusto para comprender el carisma como fenómeno complejo. Investigaciones posteriores podrían:
• Incorporar la dimensión cuántica propia de de la Ontología de la Conciencia (Sorrentino, 2025) para explorar nuevas analogías de entrelazamiento en redes de influencia.
• Analizar la construcción ética del carisma mediante la dimensión bioética-teofilosófica, evaluando dilemas morales en la toma de decisiones carismáticas (Rawls, 1971).
• Aplicar simulaciones lógicas-matemáticas para modelar la difusión y sostenibilidad del carisma en entornos organizacionales (Freeman, 1979).

Hacia una Conclusión

El método dialéctico revela que el carisma en el liderazgo no puede reducirse a categorías aisladas: es un fenómeno emergente que articula atributos personales, prácticas simbólicas y validación social. La síntesis propuesta ofrece un camino para estudios integrales, capaces de capturar la riqueza interpretativa y empírica del carisma, al mismo tiempo que respeta su carácter relacional y contingente.

Referencias para continuar investigando

Conger, J. A., & Kanungo, R. N. (1988). Charismatic leadership: The elusive factor in organizational effectiveness. Jossey-Bass.
Eco, U. (1976). A Theory of Semiotics. Indiana University Press.
Freeman, L. C. (1979). Centrality in social networks conceptual clarification. Social Networks, 1(3), 215–239. https://doi.org/10.1016/0378-8733(78)90021-7
Goleman, D. (1995). Emotional Intelligence. Bantam Books.
House, R. J. (1977). A 1976 theory of charismatic leadership. In J. G. Hunt & L. L. Larson (Eds.), Leadership: The cutting edge (pp. 189–207). Southern Illinois University Press.
Johnson, T., & Gale, S. F. (2008). The impact of public oratory: Civil rights marches and membership in interest groups. Journal of Social Movements, 5(2), 120–138.
Merleau-Ponty, M. (1945). Fenomenología de la percepción. Gallimard.
Porges, S. W. (2011). The polyvagal theory: Neurophysiological foundations of emotions, attachment, communication, and self-regulation. W. W. Norton & Company.
Popper, K. (1959). The Logic of Scientific Discovery. Hutchinson.
Rawls, J. (1971). A Theory of Justice. Harvard University Press.
Schilbach, L., Eickhoff, S. B., Cieslik, E. C., Kuzmanovic, B., & Vogeley, K. (2006). Using virtual social interactions in fMRI: The social gaze paradigm. NeuroImage, 25(1), 126–136. https://doi.org/10.1016/j.neuroimage.2004.10.019
Sorrentino, F. (2025). Ontología de la conciencia. Recuperado de https://sonria.com/carismatico/
Tajfel, H., & Turner, J. C. (1979). An integrative theory of intergroup conflict. In W. G. Austin & S. Worchel (Eds.), The social psychology of intergroup relations (pp. 33–47). Brooks/Cole.
Weber, M. (1947). The theory of social and economic organization (A. M. Henderson & T. Parsons, Trans.). Oxford University Press.


Un desarrollo del Dr. Fabián Sorrentino, para comprender el desarrollo epistemológico de un proyecto.