«Lo más maravilloso y terrible que hay en el mundo es el hombre… de su arte y de su ingenio creador surgen tanto el bien como el mal
Sófocles, Antífona, 335

¿Eres posmoderno?
Sientes que no te identificas con nadie ni nada, o quizás sólo te identificas con los que comparten tu moda y tus gustos musicales, van a los clubes nocturnos que acostumbras, se rebelan y tienen miedo como tú?

…..En la actualidad aparece la diversidad en todos los ámbitos, y tanta información no ofrece aparentemente ninguna opción. Pero toda esta información y comunicación masiva tiene un lado positivo que puede ser liberador o, en palabras de Gianni Vattimo, “emancipador”. He aquí el porqué.

…..La comunicación a gran escala (la televisión, el cine, el internet, los medios impresos, y muchas otras más) nos ha dejado paralizados ante las infinitas opciones: sin embargo, hay que preguntarse si este universo de posibilidades no puede ser también motivo de inspiración y de iniciativa, es decir, algo que nos ofrece muchas maneras de ver la vida y de vivirla, y con ello un universo de ideas que puede ser liberador, si no del todo en la práctica, tal vez en el plano mental-espiritual.

…..Entonces, a la pregunta de si eres posmoderno quizás la respuesta debería ser “sí”, porque no es tanto una postura de moda como un momento histórico y social donde las cosas suceden en la realidad y en la virtualidad, sin preguntarnos si queremos entrarle o no. Somos posmodernos porque encendemos la televisión y el internet, porque vamos al cine y nos vestimos —aun sin hacerlo de manera intencional— a la moda y gusto de los que mueven los medios de comunicación, que, también sin querer, eres tú, soy yo, somos todos.

…..En todos lados se escucha esta palabra: en la música, en la moda, en filosofía, en historia, hasta en la física y en la arquitectura. Sin embargo, nadie logra ponerse de acuerdo en una definición. Tal vez por eso algunos han optado por decir que es una moda pasajera.

…..Todo empezó con el llamado “fin de la historia”.

¿El fin de la historia?
Para muchos filósofos e historiadores de la filosofía, la caída del muro de Berlín (1989) —que marcó simbólicamente el fin de la Guerra Fría —, simboliza también el fin de la historia en el sentido marxista del fin de la lucha de clases, y con ello el fin de la Edad Moderna. Sin embargo, lejos estaba entonces el mundo y mucho más lejos aún estamos de presenciar el fin de la lucha de clases como tal.

…..Hoy más que nunca el mundo vive una lucha de clases, ya no en el sentido marxista del término sino en un sentido más global. El fin de la Guerra Fría marcó el inicio de otra guerra que carece de nombre por no estar bien definida, pero que se caracteriza por sus múltiples manifestaciones y por la poca claridad para distinguir aliados de enemigos. El terrorismo, el racismo, las diferencias religiosas, las luchas entre civilizaciones, la pobreza y el Sida, son manifestaciones de esta nueva guerra sin nombre que se muestra todos los días en todos los ámbitos de nuestras vidas.

…..Durante la Guerra Fría el equilibrio de poder se balanceaba entre dos grandes potencias: la Unión Soviética y los Estados Unidos. Quienes eran aliados de una potencia eran enemigos de la otra. Las guerras que sucedieron una tras otra durante este periodo, que se estudian como “guerras convencionales”, fueron orquestadas por una u otra potencia. Los ideales de la lucha armada, así como el nombre del enemigo, eran claros: para los aliados de Estados Unidos el ideal era el proyecto democrático, con el valor de la libertad como bandera política, y el enemigo era el comunismo. Para la URSS el ideal era el proyecto socialista, cuyo valor fundamental es el de la justicia social, y su enemigo era el imperialismo norteamericano.

…..Con el fin de la Guerra Fría vino un vacío de ideologías: el hueco que el enemigo derrotado dejó tendría que ser llenado. De alguna manera parecería que nuestros enemigos determinan nuestra identidad, en un mundo donde a veces se define lo que somos meramente con base en lo que no somos o no queremos ser; es decir, en un marco conceptual de opuestos o contrarios. Dicho marco se rompió en el ámbito social y político con la caída del bloque comunista soviético.

Posmodernidad: En busca de un concepto
Llegar a un concepto o definición de lo que es la posmodernidad ha sido motivo de discusión en los círculos académicos. En principio porque uno de los rasgos —quizás el más sobresaliente—, es esa imposibilidad de definirla, de encasillarla en una terminología y de sistematizarla, porque es eso precisamente lo que falta en esta era: un orden, un sistema, una totalidad, una… valga la redundancia, unidad.

…..El concepto implica necesariamente diferencia en el sentido más amplio de la palabra. Ello quiere decir que, lejos de lograr una identidad posmoderna —en otras palabras, que se apunte a un tipo de vida o forma de ser determinados—, lo posmoderno sería aquello donde caben una infinidad de identidades, todas ellas diferentes.

…..El hombre posmoderno no puede definirse como se definía al moderno; como aquel que proclamaba el triunfo de la razón y la ciencia, y que rechazaba la Edad Media y la religión por ser símbolos de estancamiento y atraso. El hombre posmoderno no se define por nada en particular. Ésta es la era en donde todo se vale, y de ahí que todo sea relativo.

…..Aunque es difícil encontrar definiciones exactas, es más fácil encontrar características que nos ayuden a comprender qué es la posmodernidad.

Características
a) Diferencia
…..Quizás uno de los conceptos que más resaltan en este tema es el de la diferencia, entendida como una multiplicidad de identidades culturales o realidades que existen en nuestro planeta y que cobran voz a través de las comunicaciones haciéndonos partícipes de su existencia. Este reconocimiento de las diferencias genera una conciencia en nosotros mismos de que somos una entre muchas culturas. A esto podemos llamarlo pluralidad.

b) Pluralidad
…..La pluralidad, aunque es una idea muy similar a la idea de la diferencia, se distingue de ésta en que aquélla denota una cierta actitud ante la vida, una voluntad política que no se queda en la aceptación o reconocimiento de lo otro como diferente, sino que pretende una comunicación con esta alteridad, una coexistencia y voluntad para compartir un mundo en común. La pluralidad denota una multiplicidad de racionalidades: ya no se va a pensar en una razón universal unificadora sino en muchas racionalidades, y en muchas maneras de ver y vivir el mundo.

c) Relativismo
….. Al aceptar las diferencias y vivir en un mundo plural es inevitable caer en un relativismo; si no hay una razón unificadora de valores y conocimientos, lo que cada quien crea será válido según la cultura o la realidad en que se viva. Esto de alguna manera genera un vacío de ideales en el que no existe un modelo de perfección humana, un tipo ideal. El relativismo se opone así al universalismo, que plantea como tal una escala de valores universales que no tienen lugar en la sociedad plural.

d) Comunicación en masa
…..En palabras del filósofo Gianni Vattimo (uno de los pensadores más importantes de la posmodernidad), los medios de comunicación masiva son el principal factor de la sociedad posmoderna. Éstos han convertido al mundo en un lugar más complejo; se encargan de mostrar las diferentes realidades, las múltiples identidades en toda su individualidad y peculiaridad; pero también nos muestran irrealidades o, en otras palabras, realidades artificiales, a veces producto de la imaginación de todos aquellos que participan en y de estos medios.

…..En un mundo donde la comunicación rompe todas las fronteras, en donde podemos conocer a través del internet, el cine y la televisión, culturas y diferencias que en otros tiempos habrían sido impensables y ajenas a nuestra realidad, el sentido de la historia y de la razón se ve alterado de manera definitiva.

…..El reconocer la diferencia, en otras palabras, el hecho de reconocer en los otros lo que nos es ajeno, lo que no compartimos con una determinada cultura y manera de ver el mundo, nos afirma por un lado en nuestra identidad; es decir, en lo que sí somos (nuestro lenguaje, religión, costumbres, ideología, etcétera). Pero también nos pone a pensar acerca de todo lo que podríamos ser.

…..Las guerras de la era posmoderna se han caracterizado por ser guerras de civilizaciones, cuyo argumento es religioso, nacionalista, racista. Esto nos lleva a la última y, quizá, más importante de las características de la posmodernidad que es el vacío de ideologías.

e) Vacío de ideologías
…..Tal vez lo que más destaca de este fin de la modernidad o de la historia es que no hay ideologías. Como consecuencia del relativismo, de la pluralidad, del reconocimiento de la diferencia y de la comunicación en masa y del mundo en el que “todo se vale”, se acaban las ideologías (por lo menos en el sentido en el que estábamos acostumbrados en la modernidad): como un sistema ordenado de ideas. Donde surgen y tienen cabida muchas maneras de pensar se acaba lo que conocemos como mentalidad, es decir un conjunto de valores e ideas compartidas con un grupo de personas dentro de una sociedad.

¿Quién vive en la posmodernidad?
Si reflexionamos acerca de las características antes señaladas, nos ponemos a pensar necesariamente en quiénes son aquellos que están viviendo esta era posmoderna. Y es que cuando vivimos en un planeta donde las diferencias no sólo existen entre naciones (países ricos y pobres), sino al interior de cada país, vemos que los contrastes sociales muestran también realidades muy distintas.

Hay comunidades rurales y poblaciones marginadas en donde no se puede, ni siquiera, hablar de modernidad porque ésta nunca ha llegado a ellos. ¿Cómo entonces podríamos hablar de posmodernidad? En cierto sentido parecería como si la posmodernidad fuera sólo un fenómeno de las grandes ciudades, o por lo menos de aquellos que tienen acceso a las telecomunicaciones. Sin embargo, podemos decir que la marginación y la pobreza, y en general todas las minorías, son de hecho el tema principal de la posmodernidad, donde son reconocidas como parte de una realidad global y ya no como la “periferia”. El pobre, el homosexual, el negro o el indígena, el “diferente”, por decirlo así, es el principal protagonista de la posmodernidad. Éste es el principio de la pluralidad.

Posmodernidad como posibilidad
Parecería como si este vacío de universales y de ideologías nos dejara con una cierta desolación, con una incertidumbre hacia el futuro. Pero la posmodernidad no es nihilista: antes al contrario, nos plantea la posibilidad de un futuro en el que todos estemos representados en el sentido de que haya un lugar para todos en el mundo, sin importar cuáles sean nuestras características particulares; en donde, a través de conocer a los otros seres humanos diferentes a nosotros, se nos revele también una nueva posibilidad de existencia.

El ángel de la historia del que habla el poeta Paul Valery (1871-1945), es un ángel desencantado, que ve al mundo desmoronarse ante sus ojos. Guerra tras guerra los hombres se matan entre sí, sin aprender nada aparentemente. La mayor ironía de este supuesto fin de la historia es que la lucha se ha renovado aunque el enemigo no tiene rostro alguno y está en todos lados. El ángel de la posmodernidad sería un ángel confundido más que desencantado, porque no puede apuntar a la razón y señalar de qué se trata esta guerra. El desencanto quizás estaría en que el mundo que reciben los jóvenes de hoy es un mundo sumido en la indiferencia.

Es la indiferencia quizás una de las consecuencias más importantes de la comunicación en masa, porque la realidad posmoderna es una en la que los seres humanos —y aquí la ironía—, que somos más visuales que nunca, ya no nos conmovemos con lo que vemos, con todo y que lo que vemos es muchas veces pobreza, violencia, miseria y desencanto.

De la mano con la posmodernidad está la globalización.

Fuentes:
– Fox, Jeremy, Chomsky and Globalisation, Cambridge, Ikon Books, 79 pp.
– Lyotard, Jean Francois, La diferencia, 2ª edición, Barcelona, Gedisa, 223 pp.
– Vattimo, Gianni, et.al., En torno a la posmodernidad, Barcelona, Anthropos.
http://foster.20megsfree.com/31.htm, “La posmodernidad”, Buelo, Alberto, consulta 2 de abril, 2006.
http://www.artehistoria.com/historia/contextos/3279.htm, consulta 2 de abril, 2006.
http://www.rebelion.org/izquierda/030527ravelo.htm, consulta 1º de abril, 2006.
http://www.historyguide.org/intellect/marx.html