El asombro ha sido explorado desde diversas disciplinas. A continuación te lo presento desde las tres perspectivas mas comunes, para luego enfocarnos desde una perspectiva ontológica de la conciencia.


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Filosofía

En filosofía, el asombro es considerado el punto de partida del pensamiento filosófico. Platón y Aristóteles lo describieron como el sentimiento que impulsa a los seres humanos a cuestionar y explorar el mundo que les rodea. Para Platón, el asombro es la emoción que ilumina la mente y permite la búsqueda de la verdad, mientras que Aristóteles lo ve como la chispa que enciende la curiosidad y la investigación filosófica[1]. Este sentimiento de asombro es esencial para el desarrollo del conocimiento y la sabiduría, ya que nos lleva a cuestionar nuestras percepciones y a buscar respuestas más profundas sobre nuestra existencia y el universo.

Psicología

Desde la psicología, el asombro es una emoción que se experimenta cuando nos enfrentamos a algo grandioso o inexplicable que desafía nuestra comprensión del mundo. Esta emoción tiene varias dimensiones: la cognitiva, que implica una incapacidad de comprensión y genera confusión y cuestionamientos; la sensorial, que se manifiesta en una atención completa y física hacia el objeto que causa el asombro; y la espiritual, que nos lleva a una sensación de trascendencia y admiración[2]. El asombro puede ser contemplativo, dejándonos sin palabras ante lo misterioso, o inquisitivo, llenándonos de preguntas y deseos de entender más profundamente. Además, estudios han demostrado que el asombro puede reducir el individualismo y aumentar la conexión con los demás, promoviendo la amabilidad y la generosidad[3].

Teología

Para la teología, el asombro es una respuesta natural y adecuada ante la grandeza y la majestad de Dios. Este sentimiento de asombro reverente es visto como una actitud correcta al considerar la inmensidad y el poder divino. La Biblia presenta numerosos ejemplos de asombro ante las obras y la presencia de Dios, como en el caso de los israelitas en el Sinaí o el profeta Isaías ante la visión de la santidad divina[4]. El asombro teológico no solo implica admiración, sino también una profunda reverencia y temor, reconociendo la trascendencia y la soberanía de Dios. Este tipo de asombro puede fortalecer la fe y la devoción, llevando a una mayor obediencia y confianza en Dios[5].

Desde la perspectiva Ontológica de la Conciencia

El asombro es visto como una disposición fundamental del ser humano que revela la estructura profunda de la realidad. Martin Heidegger, por ejemplo, considera el asombro como un estado afectivo primordial que nos abre a la comprensión del ser. Para Heidegger, el asombro no es simplemente una emoción, sino una forma de estar en el mundo que nos permite percibir la verdad y la esencia de las cosas. Este estado de asombro nos saca de nuestra cotidianidad y nos confronta con la maravilla y el misterio del ser, llevándonos a una reflexión más profunda sobre nuestra existencia.

Desde esta perspectiva el asombro se presenta como un portal hacia estados más amplios de comprensión y transformación.

¿Por qué sentimos asombro?

El asombro surge cuando nuestra conciencia se encuentra con algo que desborda nuestra capacidad habitual de comprensión. Es un quiebre en el flujo lineal de nuestra percepción, una interrupción que nos desconecta de nuestras certezas y nos lanza al abismo de lo desconocido. En ese momento, ¿qué sucede con nuestras categorías mentales? ¿Qué ocurre con las estructuras ontológicas que organizan nuestra experiencia del mundo? El asombro las desafía, las tensiona, las expande.

¿Es el asombro una reacción o una elección?

Según un enfoque ontológico, el asombro no solo es una respuesta instintiva, sino también un espacio de posibilidad. Se abre cuando permitimos que nuestra conciencia salga del modo automático y se sintonice con lo que hay, sin etiquetas ni juicios. En este sentido, ¿qué responsabilidad tiene cada individuo en cultivar un estado de apertura hacia el asombro? ¿Podemos entrenar nuestra conciencia para permanecer en ese estado, más allá de los estímulos externos?

¿Qué revela el asombro sobre nuestra conexión con el ser?

Ontológicamente, el asombro nos recuerda nuestra capacidad de experimentar la vida más allá del pensamiento discursivo. Nos sitúa en un espacio donde la experiencia es primaria y el análisis secundario. Es en ese instante donde el “ser” se torna visible, no como una idea, sino como una presencia viva y dinámica. ¿Podría decirse entonces que el asombro es una ventana hacia el aquí y ahora? ¿O acaso es una invitación a trascender el tiempo y el espacio hacia un nivel más profundo de conexión con el todo?

¿Cómo afecta el asombro a nuestras narrativas personales?

Desde nuestra perspectiva Ontológica de la Conciencia, las narrativas configuran nuestra experiencia del mundo. Sin embargo, el asombro tiene el poder de interrumpirlas, de desarticular las historias con las que explicamos nuestra realidad. ¿Qué sucede con nuestra identidad cuando esas narrativas se ven momentáneamente suspendidas? ¿Nos redefine el asombro, o simplemente nos libera de lo que creíamos ser?

Finalmente, ¿qué papel juega el asombro en la expansión de la conciencia?

En mi visión personal, el asombro es un motor de evolución. No solo amplía nuestra percepción, sino que también nos invita a repensar nuestras relaciones con el mundo, con los otros y con nosotros mismos. ¿Es entonces el asombro una forma de despertar espiritual? ¿O es, más bien, una forma de recordar nuestra capacidad innata de ver la vida con ojos renovados?

En este sentido, el asombro no es el fin de un proceso, sino el inicio de una transformación. Es el umbral donde comienza el verdadero viaje de la conciencia: uno que nos lleva de lo conocido a lo posible.

10 cosas que resultan de gran asombro para mi

  1. La complejidad de la conciencia humana
    El hecho de que la conciencia sea capaz de observarse a sí misma y reconfigurarse constantemente me genera asombro. ¿Cómo es posible que algo tan intangible como el pensamiento tenga el poder de moldear la realidad física y emocional?
  2. La sincronicidad en los eventos de la vida
    La forma en que los acontecimientos aparentemente desconectados se alinean para revelarme significados profundos. ¿Es la sincronicidad una simple coincidencia, o es una expresión de la conexión invisible entre todas las cosas?
  3. El poder transformador del lenguaje
    La capacidad del lenguaje para dejarme en silencio y comenzar a crear realidades, rompiendo paradigmas y generando nuevas posibilidades. ¿Cómo algo tan cotidiano puede ser, a la vez, tan extraordinariamente poderoso?
  4. El potencial humano para la trascendencia
    El hecho de que los seres humanos podamos trascender nuestros propios límites y condicionamientos. ¿Qué impulsa a las personas a evolucionar más allá de lo que se perciben como barreras insuperables?
  5. La inteligencia de la naturaleza
    Los patrones intrincados y la armonía del mundo natural, desde la geometría de una flor hasta la comunicación de los árboles. ¿Qué podemos aprender de esta sabiduría silenciosa que sostiene la vida?
  6. El vacío como creador de todo
    La paradoja de que el vacío, la nada, es el origen de todas las cosas. ¿Cómo puede el vacío o Dios ser a la vez la ausencia y el potencial infinito?
  7. El poder del instante presente
    La riqueza inagotable que se encuentra en el ahora, cuando se experimenta plenamente. ¿Por qué solemos ignorar la única realidad tangible en nuestra búsqueda constante de futuros inexistentes?
  8. La conexión entre todos los seres
    El descubrimiento de que las vidas humanas están interrelacionadas en una red compleja de influencias y resonancias. ¿Cómo puede un simple acto individual impactar tanto en la totalidad?
  9. El misterio de lo desconocido
    El hecho de que siempre habrá algo más allá de lo que sabemos, un horizonte eterno de posibilidades. ¿No es el desconocido el verdadero motor del aprendizaje y la evolución?
  10. La capacidad de reinventarnos constantemente
    El potencial de los seres humanos para reescribir nuestra historia y rediseñar nuestras vidas. ¿Qué impulsa esta fuerza creadora que desafía incluso las circunstancias más adversas?

Estas áreas de asombro no solo reflejan para mi persona una admiración por la vida en sus múltiples dimensiones, sino que nos invitan a profundizar en ellas como oportunidades para el autodescubrimiento, la expansión de la conciencia y la transformación personal.

Ahora: ¿Qué 10 cosas representan de gran sombro para ti y que preguntas te haces al respecto?

Conclusión

El asombro es una emoción poderosa que trasciende disciplinas y contextos. En filosofía, nos impulsa a buscar la verdad y el conocimiento; en psicología, nos conecta con algo más grande que nosotros mismos y promueve la conexión social, en teología, nos lleva a una reverencia profunda ante lo divino y desde la Ontología de la conciencia nos invita a explorar, cuestionar y maravillarnos ante la complejidad y la belleza del mundo y de la existencia.
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Una investigación y posterior desarrollo del Dr Fabián Sorrentino, acorde a las siguientes referencias: