Un Abordaje de la Terapia Cognitiva: La Respiración como ejemplo práctico de terapia cognitivo-conductual en la consulta del médico de atención primaria. Síndrome ansioso-depresivo

Primera visita

MF: Hola Sonia, ¿cómo ha ido la semana?

Paciente: Bueno, la verdad es que veo que sigo igual, estoy triste, decaída, no tengo ganas de hacer nada, y por otra parte, con cualquier cosita de nada me pongo nerviosa o incluso me enfado. No me encuentro bien, la verdad.

MF: Te noto en la cara y en el aspecto todo lo que me cuentas. Me gustaría ayudarte y no solo con el fármaco que te receté el último día, sino también mediante estrategias terapéuticas que te ayuden a su vez a encontrarte mejor.

Paciente: Bueno, si es para sentirme mejor, lo que usted me diga.

MF: Lo que necesitaré por tu parte, Sonia, será esfuerzo, yo voy a orientarte y enseñarte una serie de técnicas, pocas, no te preocupes, pero tú tendrás que ponerlas en marcha día a día para hacer hábitos nuevos en tu vida que te ayuden a pensar, sentir y actuar de forma más eficaz en las situaciones, es decir, que te generen mayor bienestar, superando así este nerviosismo y tristeza que tienes ahora, ¿te parece bien?

Paciente: Sí, aunque me encuentre así, me considero una persona bastante disciplinada, ya lo sabe.

MF: Muy bien, sabiendo ya el propósito que tiene aprender estas estrategias, solo nos llevará una sesión por semana durante 5 o 6 semanas seguidas (agenda), no quiero que se nos alargue mucho, aunque luego nos veamos más distanciadamente.

Paciente: Entonces, ¿tengo que venir todas las semanas?

MF: Sí, vendrás una vez por semana para que nos veamos durante unos 15 min. Yo te habré mandado alguna tarea, revisaremos cómo ha ido la semana, te explicará alguna estrategia y te diré como ponerla en marcha para la semana siguiente.

Paciente: Bueno, vendré a las visitas que me diga, y haré lo que me pida, pero no sé si lo entenderé todo.

MF: Seguro que sí. Por ejemplo, la tarea para la próxima visita va a ser una parte hacer una «lista de cosas que te gustaría cambiar, es decir, qué crees que vamos a poder conseguir con la terapia», y por otro lado, harás otra «lista con los efectos desagradables en tu organismo, que crees que son debidos al medicamento o a cualquier otra caso». Son dos listas sencillas, breves, que nos ayudarán a conocer tus propósitos, y además con este ejercicio empezaremos la terapia porque empezarás a enfrentarte a ser consciente de tus problemas y a observar tu organismo (cuerpo), ¿te parece bien?

Paciente: Sí, entonces ¿no tienen que ser largas?

MF: Como tú consideres, pero «lo breve dos veces bueno», quiero decir escribe pocas palabras y si quieres después me lo explicas.

Segunda sesión

MF: Buenos días, Sonia, ¿qué tal todo? ¿cómo te encuentras?

Paciente: Bueno, sigo con el bajón, así triste y nerviosa, pero he hecho las listas y aunque me han costado, luego me he sentido bien por hacerlas.

MF: Así me gusta. Enséñamelas.

Lista de efectos secundarios de la medicación
Las náuseas del principio se me han ido.

Ahora noto un poquito de estreñimiento.

Vale muy bien explicado, sintético y claro. Como comentamos el proceso del medicamento te provocará una serie de cambios en tu cuerpo, el primero serían las náuseas, que como ves ya no tienes. El estreñimiento a veces también se asocia a este fármaco, lo que haremos será estar activa, beber mucha agua y tomar fibra, para regular el cuerpo.

Lista cosas que me gustaría cambiar
La tristeza y nerviosismo que tengo.

Las relaciones sociales.

Que cambie de forma de ser mi jefe.

Bueno, en esta lista hay más cosas que comentar. La tristeza y el nerviosismo mejorarán con el fármaco y las estrategias que vamos a ir aprendiendo, es, por tanto, un buen propósito. Al igual que las relaciones sociales, pues si te acuerdas ya lo comentamos en alguna visita, no es bueno para nosotros ser sumisos a los demás, ni lo contrario, es decir, ser agresivos, no nos ayuda a que tengamos buenos amigos, porque no transmitimos confianza ni cercanía. Lo más apropiado para relacionarse es ser asertivo, nos hace sentirnos más nosotros mismos, porque expresamos lo que pensamos y sentimos, siempre siendo amables con el otro, es decir, respetándolo. Recuérdalo.

El último cambio no es un propósito real, ya que no podemos cambiar a tu jefe si él no se lo propone. Yo creo que cuando tú te vayas encontrando mejor también lo verás a él y a tu trabajo de diferente forma.

Hoy te explicaré una estrategia muy sencilla y con mucha importancia para nuestro estado de ánimo. Cuanto más me muevo, activo estoy, y hago cosas que me resultan agradables, además de estar distraído, mejor me encuentro, más contento estoy y, por tanto, más feliz. ¿Me he explicado bien?

Paciente: Sí, quieres decir que no tengo que quedarme en el sillón o tirada en la cama, sino salir, y hacer cosas que me gustan, pero es que ahora no tengo ganas de nada.

MF: Lo sé, por eso comenzaremos poco a poco. Si te parece podemos empezar por dos actividades fáciles como son: andar, por ejemplo, comenzar mañana por 10 min, e ir subiendo el tiempo a 12-16… cada día, disfrutando del paseo que después cada vez lo harás con menos esfuerzo y lo disfrutarás más, ya verás.

La otra actividad puede ser «salir a comprar», ya sé que lo haces, al menos una vez a la semana, y seguramente en un solo sitio. Lo que vamos a hacer es que te dividas la compra entre diferentes supermercados. Ya que la compra es algo imprescindible que hay que hacer pero al dividirla hace que estés más activa y que sin querer te relaciones con más gente. ¿Te parece bien empezar por estas actividades?

Paciente: Sí, bien. Parecen fáciles.

MF: Para que veamos cómo evolucionas quiero que me apuntes en este registro lo que te indico, es decir, ¿cómo te sientes o piensas antes, durante y después de hacer las actividades que hemos pactado?

Preactividad Durante la actividad Post-actividad

Por ejemplo, antes de salir a andar («No me apetece»), durante la actividad («Está bien moverse, y más por mejorar mi estreñimiento y estar más contenta»), después de la actividad («Me siento bien por haber salido a andar»).

Paciente: Sí, sí, lo entiendo.

Tercera sesión

MF: Hola Sonia, te veo la cara más animada.

Paciente: Sí, me voy encontrando mejor, la verdad es que me he sentido bien, por haber estado saliendo a andar y a comprar. Ya ves que tontería, pero como ahora le veo un sentido, intento estar lo menos posible en el sillón, incluso cocino, me ducho, o leo algo, ya de otra forma. Aun así tengo mis bajones.

MF: Muy bien, me alegro de lo que me cuentas. Sin mucho esfuerzo ya hemos hecho progresos. Hoy voy a explicarte cómo vamos a valorar (analizar, explorar, examinar) las situaciones a partir de ahora, y tu estado de ánimo. Esta va a ser la clave que siempre tendrás en tu cabeza a partir de ahora. (Muestra el registro.)

Situación¿Qué pienso?¿Qué siento?¿Qué hago?

Puede parecer al principio un poco raro, pero nuestra vida, la tuya, la mía, y la de los demás, siempre sigue está secuencia en todo momento. Te voy a poner un ejemplo.

Paciente: Sí, porque no lo entiendo bien.

MF: Imagina que Juan tiene miedo, pavor, a los ascensores, y junto con un compañero va a una reunión de un décimo piso. Cuando llegan al edificio, claro, su compañero se pone delante de la puerta del ascensor y Juan piensa: «se parará, me asfixiaré, se caerá, me moriré…», esto son pensamientos que le generan sensaciones de miedo y ansiedad, que a su vez le hacen tomar la decisión de decir a su compañero que él irá a la reunión por la escalera.

Situación ¿Qué pienso? ¿Qué siento? ¿Qué hago?
Delante de la puerta del ascensor Se parará Miedo y ansiedad Escaleras
Me asfixiaré
Se caerá
Me moriré

Paciente: Sí, tiene mucho sentido. Yo a veces he tenido esa sensación.

MF: Pero aunque Juan en ese momento sienta alivio al subir por la escalera, porque cree haber resuelto su problema, día tras día al no subir a los ascensores le generará más miedo y, por tanto, estará manteniendo su problema emocional en vez de solucionarlo. ¿Me entiendes, me he explicado bien?

Paciente: Sí, sí, lo entiendo muy bien, ¿y para mis problemas también sabrá la solución?

MF: Por ahora solo quiero que hasta la próxima cita rellenes este registro, ahora que lo has comprendido. Las estrategias que te he dado y la que estamos aprendiendo ahora nos ayudan, como hemos visto, a que te encuentres mejor. Pongamos un ejemplo de algo que ya has conseguido:

Situación ¿Qué pienso? ¿Qué siento? ¿Qué hago?
Me llama una amiga para tomar algo Uff.. no me apetece. Ahora tener que ducharme, arreglarme. Además seguro que me pregunta cómo estoy. No tengo ganas de hablar Desgana, decaimiento, tristeza La llamo y le digo que no puedo, pongo excusas y me quedo en el sillón
Esta secuencia es similar. A corto plazo te sientes bien al decir que «no», esta es la trampa de la depresión, pero a largo plazo mantienes el problema emocional de sentirte triste y decaída. Una de las soluciones a este problema es aumentar el número de actividades agradables, esforzándonos en hacerlas, porque aumentaré nuestro estado de ánimo, como estamos comprobando. Además esta nueva estrategia, cognitiva, también nos ayudará a cambiar ese tipo de pensamientos negativos que tenemos respecto a nosotros, los demás, el mundo y el futuro que tanto malestar nos generan.

Si te das cuenta la clave son los pensamientos, determinan cómo nos sentimos y actuamos.

Paciente: Sí, me doy cuenta. Pero entonces yo tengo que apuntar todas las situaciones que viva, eso lo veo muy difícil.

MF: No, solamente aquellas en las que tengas malestar, sea por tristeza, desgana o por nerviosismo.

Paciente: Vale, vale.

MF: Pues nos vemos la semana próxima.

Cuarta sesión

MF: Hola Sonia, ¿cómo ha ido todo?

Paciente: Bien, estoy más animada, y he hecho el registro.

Situación ¿Qué pienso? ¿Qué siento? ¿Qué hago?
En la cafetería. del trabajo. Viene Julio y me pregunta si se puede sentar conmigo Qué vergüenza, ¿ahora qué digo? No voy a saber de qué hablar. Intentaré ser asertiva como me dice el médico. VergüenzaNerviosismo Respiro hondo y le hablo, le digo que sí, y nos ponemos a hablar del tiempo, del trabajo
Con mi jefe, después de una reunión. Me levanta la voz por no encontrar una carpeta Soy lo peor MalTriste Me voy al servicio, y me pongo a llorar
MF: Lo has escrito muy bien, ¿cómo terminó la situación con Julio?

Paciente: Bien, al principio hablaba él más que yo, pero cuando ya estábamos charlando un rato, le contestaba diciendo lo que pensaba, siendo amable, y me fue muy bien. Luego hemos vuelto a tomar otros días café juntos.

MF: Como me alegro, así como ha mejorado tu relación social con Julio, conocer a una persona, mantener una conversación, puedes relacionarte con los demás, con autocontrol, calma, siendo clara. Respecto a la situación de tu jefe, cuéntame eso de la carpeta.

Paciente: Pues, yo se la dejé a primera hora sobre su mesa auxiliar, donde siempre.

MF: Si es así, ¿por qué pensaste «soy lo peor»?, ¿tenías razones-pruebas para saber a ciencia cierta que el hecho de que él no encontrara la carpeta supone que tú como persona, en tu totalidad, eres lo peor?

Paciente: Hombre no, más que nada porque siempre suelo dejarle los documentos en esa mesita.

MF: Y si no tienes pruebas que demuestren que tú como persona eres lo peor en todos los aspectos y ámbitos de tu vida, y menos a partir de esa pequeñez, en la que tú habías seguido la pauta de trabajo que realizas siempre, tendremos que desechar esta idea de tu cabeza, ¿no es así?

Paciente: Bueno, mirándolo desde ese punto de vista, sí.

MF: ¿Cuántas veces cuando has tenido problemas con tu jefe en el trabajo has pensado algo así de ti, en vez de, por ejemplo, haber sido asertiva con él?

Paciente: Si te digo miles me quedo corta, con él soy bastante sumisa, y por eso creo que me machaca y acobarda, además de no valorarme lo bastante.

MF: ¿Qué conclusión crees que podemos sacar?

Paciente: Creo que si no me dejara invadir tanto por él, sino que haciendo como hago mi trabajo me sintiera más fuerte, y con la cabeza erguida le contestara con las ideas claras, amablemente, sin faltarle al respecto, igual me consideraría más valiosa.

MF: Podríamos decir que la relación dominante-sumisa que tienes con tu jefe es porque te provoca ansiedad y miedo, puede que porque lo consideres muy listo y capacitado, porque es un gruñón y mala persona, o porque no quieres cometer un error, y que te pille y te despida.

Paciente: Creo que es lo primero y un poco mezclado con lo último, pensando así de mí porque él es muy inteligente y sabe más que nadie sobre toda la gestión de la empresa, por eso aunque yo sé que hago bien mi trabajo, no quiero decir nada de lo que pienso porque «seguro que él tiene la razón», y no quiero molestarlo y que me despida.

MF: Si es tan inteligente como dices sabrá valorar tu opinión y contestar asertivamente en función de cómo valore lo que le comentes, no siendo dominante y agresivo.

Paciente: No, si agresivo no es, aunque sí, la verdad es que creo que voy a probar.

Referencias:

Compilado por Andrea Ortiz Picasso, 29 de Julio 2016.

Wikipedia | Beck Aaron – Introducción a la Terapia Cognitiva. | Camacho Javier – ABC de la Terapia Cognitiva