El sesgo de responsabilidad externa, como otros muchos sesgos, es un atajo mental en la toma de decisiones propia de los líderes.

¿Alguna vez has pensado que alguna situación que te haya ocurrido ha sido solo por una causa externa? ¿Crees que hagas o no hagas, algo o alguien, se encargará de que avances en la vida?

Cotidianamente podemos observar como los seres humanos, en la medida de nuestra conciencia, tenemos la tendencia a disfrutar, sentirnos reforzados y en calma cuando no somos responsables de la toma de decisiones difíciles y de nuestros actos.

Aunque pudiera parecer extraordinario, la consciencia de los individuos tiende a depositar las decisiones en agentes externos. Esta tendencia se debe a aspectos evolutivos no desarrollados. Un ejemplo claro de este sesgo, es el decir de las personas que en varias ocasiones escuchamos decir: Es que hay un estado ausente. Otorgando al estado una responsabilidad por la que ellos no están haciendo nada.

El sesgo de la responsabilidad externa nos lleva a creer que hay poderes superiores decidiendo nuestro destino. Esos poderes nos quitan la angustia de tener que decidir y nos protegen de la insatisfacción que originan nuestros errores y desaciertos. Edith Sánchez

Algunos autores argumentan que este comportamiento se debe a que las consciencias que permiten ser dominadas por un ente considerado superior, sobreviven y las que no lo permiten desaparecen. La capacidad de parecer superior y no controlable por otros no es otra que la capacidad de ser un líder, incluso si toma malas decisiones o es un mal gerente.

¿Qué tipo de Liderazgo es una respuesta?

El líder se caracteriza principalmente por su capacidad de influir en las emociones de quienes lo rodean, por lo cual un líder termina siendo manipulador y motivador al mismo tiempo porque se mueve usando las emociones. Para ello utiliza adjetivos abstractos (honor, bondad, compañerismo, patria) y la capacidad de sugerir, es decir, «hacer un punto», pero no decirlo. Esto es así porque la fuerza de sus palabras es mayor cuando el sujeto termina sus deducciones porque cree que son suyas. Un líder, en el sentido de este sesgo, debe evitar los hechos y la argumentación lógica o práctica porque si quiere aprovechar este sesgo debe acceder a los valores y las emociones de las personas.

La capacidad de ser un líder puede haber sido motivada por una aversión a la pérdida de control. En ese caso: el líder será fuerte en cuanto, independientemente de los argumentos, sea valorado como sustentable y útil a su comunidad. La manipulación, el enanismo continuo de los subordinados, los rituales de poder e incluso la fuerza es el mecanismo de defensa para ser considerado superior, no son más que intentos del ego para perpetuarse. Estos comportamientos se encuentran en los comportamientos evolutivos heredados de las asociaciones en rebaños, luego tribales y más tarde en los organismos de poder, propios de países bajo economías hegemónicas.

Un arquetipo de esta conducta se ve en este video:

La práctica nos ha enseñado que aquellos que no podrían derrocar al portador del poder deberían estar con él. Como contrapartida, cuando un líder es genuino y está preparado, esto es menos probable que suceda… al menos en las organizaciones medianamente funcionales.

Independiente de que somo seres gregarios, «los rebaños» son naturales porque «las ovejas» creen que se reducen las posibilidades de supervivencia fuera del grupo. Ahora, ¿que tal si en lugar de concebirnos víctimas, pudieramos comprender cabalmente la idea de comunidad? Probablemente aparecerían muchas otras formas de organización más funcional dónde este sesgo no tuviera cabida. La existencia de acciones y propuestas de comunidades sociales y solidarias nos lleva a pensar que la conciencia ha evolucionado para crear un mecanismo que facilite la asimilación y la permanencia agradable con los líderes genuinos, que comprometidos en el dar, facilitando la voluntad de los equipos.

Asimismo, los líderes han sido recompensados ​​evolutivamente aunque en menor medida numéricamente, especialmente en los grupos pequeños; más tarde, los rasgos personales del líder han sido sustituidos por rituales y cuerpos de control que aseguran las posiciones de la vida. Esta tendencia humana se observa en otros prejuicios, como la obediencia a la autoridad, también en muchos aspectos documentados en los que una persona elige libremente el estado de la esclavitud (véase también el síndrome de Estocolmo o la frase en español «¡Vivan las cadenas!»).

Acerca del Libre Albedrío

Si llegar tan lejos podemos decir que la admiración es la actitud que nos puede llevar a un sesgo de responsabilidad externa. Y esto no se resuelve dejando de admirar al lider, sino creciendo y aceptando que puedo admirar sin necesidad de volverme objeto. Convirtiendo mi admiración en inspiración para crecer.

Muchos individuos rechazan la libre elección y voluntariamente colocando su libertad o poder de decisión democrática en manos de otros a favor de las dictaduras. Otras veces, solo es compatible si la dictadura demuestra fortaleza o cualidades de liderazgo, incluso si otras razones más fuertes lo contradicen. También se ve en el placer que algunas personas experimentan al entregarse completamente a otra persona, ya sea su pareja en el amor o en versiones extremas en el masoquismo.

Todas estas actividades son extremadamente importantes para la evolución. Del mismo modo, la religión (mal entendida) es otra variante en la que muchos humanos encuentran la paz, entregando muchas responsabilidades, decisiones y destinos a un pastor o un ser considerado supremo, incluso la responsabilidad de fracasos y dolor a una entidad demoníaca.

Por el contrario, un exceso de libertad de elección es una de las causas de estrés, debido a la diferencia entre las expectativas de resultados que el individuo coloca en las ventajas de la libre elección y los resultados obtenidos.

Objetivamente, los resultados de la libre elección son mejores y más refinados que sin elección. Esto es así porque la libre elección crea, cuando se recuerdan los resultados, un sentimiento de culpa autoinfligida por la tendencia a establecer expectativas más altas cuando hay libre elección. Sin libertad de elección, el individuo se libera de la culpa y la responsabilidad, incluso cuando los resultados fueron menores de lo esperado. Es por eso que muchos falsos líderes dejan en manos de otros las decisiones difíciles.

Estos dos factores, el sesgo en las expectativas y la selección de los miembros del grupo, explican por qué, independientemente de dónde nos encontremos, todas las comunidades tienen líderes, y es porque la evolución ha fomentado una conciencia que alimenta positivamente y recompensa la sumisión al grupo.

Cómo salir de este atolladero:

Corregir nuestros sesgos cognitivos o errores de programación como ha señalado la PNL es importante para una cognición funcional y ganar un espacio de mayor responsabilidad personal.

Entre las distintas propuestas para lograrlo, la «economía social y solidaria» es una disciplina que nos hace tomar conciencia de nuestra responsabilidad en los procesos productivos. Para aprender más acerca de su metodología lo invitamos a leer este artículo.