Reconocer nuestras Emociones y Sentimientos es el primer paso para nuestro bienestar y felicidad. Sólo reconociéndolos, podemos liderarlos, conducirnos y dar una respuesta afín la situación que nos estamos provocando.

Identifica las Emociones.

El Modelo MƐT® reconoce 12 emociones básicas alineadas acorde al gradiente de conciencia desarrollada.

«La verdad es que, probablemente, nuestros mejores momentos se dan a partir de sentirnos profundamente incómodos, tristes o insatisfechos. Porque sólo en esos momentos, impulsados por nuestro malestar,  es probable que salgamos de nuestra rutina y empecemos a buscar diferentes caminos o respuestas verdaderas». M. Scott Peck (Psiquiatra y escritor americano).

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Recupera la Armonía

Todos queremos controlar o eliminar las emociones negativas. Sin embargo, no siempre sabemos hacerlo. Con frecuencia, ni siquiera podemos reconocer lo que sentimos. Para liderar adecuadamente nuestras emociones negativas, necesitamos:

Aceptar que las emociones negativas, tienen una razón de ser.
– Este tipo de emociones, sirven para indicarnos que algo nos está molestando o interfiriendo con nuestros deseos, valores, expectativas o actividades. Nos demuestran, que es necesario hacer algo al respecto.
– Reconocer que algo en nuestro interior o exterior, nos molesta, disgusta o nos hace sentir mal.

Esto parece obvio, pero no lo es. La sociedad no nos enseña a estar en contacto con nuestras emociones, sobre todo a los hombres.

Desde pequeños, cuando algo nos causa dolor, nos enseñan que con un dulce, un juguete, un beso o haciendo algo, se nos va a pasar. Y que mientras más pronto, mejor.

¿Cuál es la clave a nuestro criterio?

Detectar la emoción que está detrás de mis sentimientos.
Hay personas que se sienten enojados, cuando en realidad están deprimidos, asustados o se sienten culpables. Como no saben que es lo que realmente les sucede y viven confusos puede que se estanquen en
un momento de su vida en determinada emoción. Por eso es tan importante aprender a identificar la emoción que me atraviesa, lo antes posible.

Mientras mayor sea su intensidad, menos control tenemos sobre ella.
Detectar que tipos de pensamientos tenemos respecto a esa situación, a las personas involucradas y a nosotros mismos nos ayudará a tomar conciencia y poder salir de esa emoción.
Recuerda que, independientemente de la situación, nuestros pensamientos aumentan y mantienen nuestros sentimientos.

¿Cuál es el camino que propone la Fundación SONRIA para que nuestras emociones juegen a nuestro favor?
Los 12 niveles de emociones básicas que enseñamos van a asistirte a liberar las emociones negativas, encontrándote con emociones de posibilidad. Abriéndonos a una conciencia de valores.
Cada uno de los niveles presentados van en asenso y experimentando nuevas emociones que podemos ser capaces de reconocer es como nuestra conciencia se expande.

0 – Aprender a detectar el Modelo Mental.
Mis pensamientos tienen un orígen y está directamente vinculado a nuestro modelo mental. Por eso es tan importante saber como se forman los modelos mentales. Así podremos aprender a cambiar nuestra actitud frente a las circunstancias.

Existen ciertas señales, que pueden indicarnos que el modelo Mental desde el que observamos nos está afectando, como por ejemplo:

Estar aburridos constantemente, humillar a la gente, con «bromas» que les molestan, ver que la gente nos evita, encontrarle defectos a casi todas las cosas o personas, estar deprimidos, desganados, sin energía o apáticos, con frecuencia, tener molestias físicas, problemas para dormir, etc., sin que sean resultado de alguna enfermedad o medicina que estemos tomando, dedicarnos a alguna actividad en exceso, como comer, trabajar, comprar, hacer ejercicio, ver televisión, etc.
Esto nos indica que hay alguna situación y/o emoción a la que no nos podemos enfrentar; sin darnos cuenta de que, escondiéndola, sólo la ayudamos a tomar más fuerza.

1 – Dejar de postergar los asuntos que no hemos resuelto, haciendo lo correcto.
Todos sabemos que es hacer lo correcto. Dado que hemos crecido en una sociedad nos queda bastante claro que corresponde.
Si la circunstancia se puede resolver, hagamos lo necesario para solucionarla. Esto se logra utilizando comprometiendonos a la acción y asumiendo responsabilidades por lo que sabemos que debemos hacer.

2 – Empezar por identificar nuestras emociones.
No estamos acostumbrados a hacerlo, por varias razones:

Es algo que aprendimos desde pequeños, ya sea porque nuestros padres lo hacían o porque le quitaban importancia a nuestras emociones con comentarios como:
«No llores, eso no puede dolerte tanto.
No debes enojarte con tu hermano.
No tienes porque estar triste, no es más que un juguete que se rompió».

Creemos, equivocadamente, que si «no sentimos», o que si nos mantenemos muy ocupados, el dolor va a desaparecer.
Pensamos que no deberíamos sentirnos así, porque no está de acuerdo con la imagen que tenemos de nosotros mismos o con la que queremos dar.

Nuestras emociones se manifiestan en nuestro cuerpo.
Por lo tanto, para aprender a detectarlas, necesitamos prestar atención a nuestras sensaciones físicas.

El primer paso es, simplemente, poner atención a cada parte de nuestro cuerpo y ver qué está sucediendo.

¿Tenemos tensión o alguna molestia en algún lado?
¿Estamos sudando, sin motivo aparente?
¿Tenemos las manos más frías que siempre y no hace frío?
¿Estamos cansados, sin ninguna razón que lo justifique?
¿Nos da flojera hacer las cosas que tenemos que hacer?
¿Estamos sobrecargados de cosas y actividades y algunas o muchas, no son tan necesarias?
¿La gente nos pregunta que nos pasa, si estamos enojados o por qué estamos tristes?

También podemos identificar nuestras emociones, observando nuestra conducta, las relaciones que establecemos y los comentarios que nos hace la gente.

3 – Reconocer los diferentes estilos de pensamiento. 
Aprender a modificarlos, cómo relajarnos, y respirar adecuadamente, etc.
Los dos estilos más comunes son Pensamiento Crítico Vs Pensamiento Valorativo. A ellos les dedicaremos otro artículo.

4 – Aprende a Vivir en el Presente.
Que el pasado nos sirva sólo para aprender de él, no para vivir en él.
El futuro es sólo una orientación hacia dónde vamos y cómo queremos llegar. No para depositar todo lo malo que puede pasar y que no podemos solucionar.
Vivir en el presente requiere desarrollar ciertas competencias tales como: manejo de tiempo, solución de problemas, cómo establecer prioridades, etc.

El siguiente ejercicio, te puede ayudar a tomar mayor consciencia de tu cuerpo aquí y ahora.

Cierra tus ojos y recorre con tu mente, lentamente, todo tu cuerpo. A medida que vayas pasando por cada, parte describe que es lo que sientes o percibes.

Por ejemplo:
Mis pies están cruzados, los siento fríos, mi mano derecha está sobre la izquierda, al respirar siento… etc.

Hazlo sin calificar si está bien o mal, ni calificarte a ti, por lo que haces o cómo lo haces.

Ahora, Con los ojos cerrados imagínate o piensa que estás haciendo algo que no te gusta, que te molesta.

Piensa en todos los detalles y movimientos que necesitas hacer, para llevar a cabo esa actividad.
Concéntrate en ellos.

Después de unos minutos, vuelve a recorrer tu cuerpo, con tu mente y nota que sensaciones tienes en las diferentes partes del cuerpo.
¿Cómo te está diciendo el cuerpo, que no le gusta esa imagen?

Ahora piensa en algo muy, muy agradable.
En alguna actividad que disfrutes, unas vacaciones o cualquier otra cosa que haya sido muy placentero.

Concéntrate en recordar la mayor cantidad de detalles posibles y disfruta de ese recuerdo.
Luego revisa nuevamente todo tu cuerpo y ve que diferencias encuentras.

Si te cuesta trabajo hacer este ejercicio, pídele a alguien de confianza, que te vaya dando las instrucciones o grábalas, pero dándote el tiempo suficiente, tanto para pensar en cada situación, como para recorrer
tu cuerpo y detectar los cambios.

Recuerda que no puedes cambiar un hábito o actitud de muchos años, en unas cuantas semanas.
Necesitas practicar, equivocarte, corregir y seguir practicando.
Pero vale la alegría!

Desarrollado para la escuela de Coaching y Mentoring por el Dr Fabián Sorrentino. Basado en un artículo de la Psic. Silvia Russek Lic. En Psicología Clínica. Diplomado en Terapia de Pareja. Terapia por Internet, por videoconferencia.