Legitimar al otro no significa comprar sus narrativas, sino respetarlo y aceptarlo como un otro, declara el Dr Fabián Sorrentino en su entrenamiento para Mentores.

¿Y qué es el respeto?
Respeto deriva del latín ¨respectus¨ que significa respeto, consideración.

Desde el Coaching ontológico observamos al respeto como un juicio del valor que nos damos a nosotros mismos y que le damos al otro.

Al respeto lo podemos observar desde dos miradas, desde la relación con uno mismo y la relación con los otros. Desde la mirada de la relación con uno mismo hablamos de autorespeto, cuando hablamos del conocimiento que tenemos sobre nosotros mismos y de cuánto valemos para nosotros y nos aceptamos.

Desde la mirada de la relación con los otros es cuanto validamos y aceptamos al otro como diferente en conexión con nosotros, aceptándolo como un ser individual distinto a nosotros.

El filósofo Kant habla sobre este concepto y sostiene que los seres humanos deben ser respetados porque son un fin mismo, por eso mismo los seres humanos tenemos ese valor llamado por Kant ¨la dignidad¨.

Kant desarrolla el tema del respeto como un querer y una voluntad personal donde se impone un límite reconociendo ese otro querer u otra voluntad. La persona es un fin en sí, no es deseo, es límite a mi deseo. El otro vale y existe frente a mí.

A continuación revisemos todas las instancias que son parte del proceso de legitimación del otro según el modelo MƐT® (Modelo de Educación Transformativa).

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Legitimación del Otro a través de las Instancias del Modelo MƐT®
El Dr. Fabián Sorrentino plantea que la legitimación del otro está dada como un proceso que se manifiesta transversalmente en diferentes niveles o instancias, en la medida del modelo mental del cual partimos y del grado de expansión de la conciencia que hemos desarrollado.

Desde los Niveles Negativos
Nivel – 4: El diferente no existe. Ni siquiera puede verlo.
Nivel – 3: Es triste ver personas que no se dan cuenta de las cosas, mentes estrechas a las que solo les queda resignarse por lo que nunca podrán alcanzar.
Nivel – 2: Odio y aniquilo cualquier posibilidad de aceptar algo diferente de mi. Mi concepción incluye una buena medida de las cosas.
Nivel – 1: Si piensas diferente a mí está mal o equivocado (es potencialmente peligroso). Y como prueba de esto es que te encuentras discutiendo por cuestiones que a otro no le harían mella. Soporto, tolero y sufro algo que sea diferente a mi.

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Esta mirada del respeto es bastante triste. Quien acompaña, que se cree la medida de las cosas.

Desde el Nivel 0 de la Conformidad
Vivimos al otro resistiéndolo y cargando con las diferencias. Cuando el otro nos pesa preferimos no estar cerca de él. Si se trata de mi cumpleaños simplemente no lo invito o no lo coloco en el listado de mis amigos que son bien recibidos. Para relacionarme con esa persona necesito estar preparado y por eso pocas veces prefiero encontrarme con el/ella.

Desde los Niveles Iniciales o de superación Individual:
Nivel 1: Respetando las diferencias. Entiendo que es distinto entonces declaro que lo acepto como diferente aunque mi relación no sea naturalmente fluida.

Nivel 2: Reconociendo y tolerando las diferencias. Movilizándome y sintiendo las diferencias como emociones disparadoras. El otro me mueve y reconozco que necesito hacer un esfuerzo para validarnos, pero considero que es necesario abordar las diferencias.

Nivel 3: Ya conociendo y abordando el poder de las diferencias, sumo e integro conductas que me permitan gestionar esas diferencias.

Nivel Intermedio o Ventana
Desde el Nivel 4: Coexistiendo con las diferencias. Confrontando, respondiendo y aceptando las diferencias como un valor a concretar para mi vida y la vida del otro.

Niveles Sociales o de relación organizacional
Nivel 5: Acciono a partir de validar las diferencias. El otro y yo somos oportunidades que nos sinergizan.

Nivel 6: Agradezco, acepto, bendigo al otro y me bendigo sirviendo desde lo que me hace un ser único e irrepetible.

Nivel 7: Creo, amo y trasciendo desde las diferencias, celebrando las diferencias.

Una vez atravesado los conceptos básicos de todo el modelo adentrémonos en el desarrollo del primer paso del proceso que hace al nivel 1 del MET. Luego abordaremos en los siguientes desafíos otras formas más avanzadas de legitimación.

El Respeto
Es común escuchar hablar acerca de la falta de respeto. Echar culpas, enojarnos, reprochar y hasta victimizarnos en su nombre. Incluso llegamos a hacer cosas insensatas, usando como justificación una falta de respeto.

Pero, ¿qué es el respeto?
Compara tu respuesta con la de otras personas y verás que todos tenemos una concepción diferente del respeto, nuestra propia concepción. Esto hace que lo que yo considero una falta de respeto, puede que otro lo considere como algo normal en el trato a las personas. Si te propones agudizar tu escucha podrás notar que el sentido común nos dice que respetar a otro es no hacerle un mal, no molestarlo o no meternos en sus asuntos. Socialmente tendemos a realizar definiciones, considerando lo que algo no es. Por lo tanto, en este caso, resulta que nos olvidamos del respeto. No podemos respetar porque no tenemos una idea de lo que es el respeto, tenemos una idea de lo que no es.

En la escuela comprendemos el respeto como un juicio de aceptación del otro, como un ser diferente de mí, legítimo y autónomo.

Esta es la base de cualquier relación interpersonal sana. Si no somos capaces de aceptar al otro como un legítimo otro, nuestro escuchar estará siempre limitado. No damos espacio a la legitimidad de otro cuando nos creemos superiores por raza, sexo o religión (o cualquier otro motivo), cuando creemos que tenemos la Verdad y la Justicia, cuando nos olvidamos que sólo somos un particular observador dentro de infinitas posibilidades de observación. Otra forma de no aceptar al otro es siéndole indiferente, lo cual también nos cierra posibilidades de relación.

Aceptar que los otros piensan, sienten y actúan diferente y validarlos, es legitimarlos como seres únicos e irrepetibles.

¿Quiénes somos nosotros para decir si está bien o mal que una persona tenga una nueva pareja 3 meses después de enviudar? ¿Quiénes somos nosotros para decidir por otro, si lo que hace sirve o no sirve para su vida?

Ahora te compartimos las siguientes preguntas para incorporar el concepto:

1 – ¿A quién consideras que no has legitimado en los últimos tiempos?
2 – ¿Con qué justificas el no hacerlo?
3 – ¿Qué otro punto de vista encuentras a la situación?

Cuando no legitimamos a otro, lo que hacemos es victimizarnos. Optamos por una actitud acorde al comportamiento de la otra persona. En otras palabras, los demás definen mi actitud. De acuerdo a cómo me tratan, yo voy a tratarlos. Y esta es quizá, la irresponsabilidad más grande del ser humano.

Para poder legitimar a otros, primero debo legitimarme yo mismo. Este fenómeno ocurre en todos los aspectos de la vida, por ejemplo, para amar a otro es preciso que me ame yo primero, para ayudar a otro es preciso que me ayude a mí mismo primero. Solamente podemos dar de aquello que tenemos.

¿Aceptas que puedes pensar diferente al resto y, así y todo, vivir en armonía con los demás?
¿Crees que algunos sentimientos que tienes están mal y que a veces deberías sentir diferente?
¿Te reprochas por algunas acciones que tomaste en el pasado, pensando que otro lo hubiera hecho mejor?

4 – Siguiendo la línea de estas últimas tres preguntas, haz una reflexión sobre tu validación personal.

Esta nota es un desarrollo del Dr Fabián Sorrentino y forma parte de una serie de artículos ofrecidos en la Carrera de Coaching & Mentoring de Ser.Red.