Estos dos términos son multívocos. En el lenguaje cotidiano se manifiesta con frecuencia que ‘significar’ equivale a ‘querer decir». Pero cuando preguntamos lo que ‘querer decir’ expresa nos encontrarnos con varias respuestas. Según ellas, la significación puede ser:

( 1) Expresión de un propósito o intención subjetiva, como cuando se dice: ‘Lo que significo es esto.’

(2) Sentido de un vocablo o de una frase, como cuando se dice: ‘Caballo’ significa ‘animal solipedo fácilmente domesticable’.

(3) Representación de una cosa, de un acontecimiento o de un signo, como cuando se declara que la luz roja en el cruce de una calle significa que no se puede pasar.

(4) Anuncio de una cosa o de un acontecimiento, como cuando se dice que la aparición de un cometa significa grandes catástrofes.

(5) Connotación de un término.

(6) Realidad «incorpórea» equivalente al pensamiento «objetivo» mentado por el pensar subjetivo.

(7) Núcleo idéntico en la multiplicidad de vivencias individuales.

(8) Concepto o cosa significada.

(9) Entidad o cosa designada.

(10) Relación con algo significado por una expresión.

Estas definiciones de ‘significación’ son solamente algunas de las que han sido presentadas por filósofos, lógicos, semióticos y filólogos. Figuran, sin embargo, entre las que se hallan con más frecuencia en la literatura filosófica. Importantes al respecto son especialmente las definiciones (2), (5), (6), (7), (8), (9) y (10), por lo que procederemos a dar algunas indicaciones complementarias acerca de ellas.

La definición (2) es muy usada cuando se toma ‘significar’ en el sentido de ‘definir verbalmente’. A veces la significación desde este punto de vista se toma como expresando sinonimia, pero a veces se prescinde de la noción de sinónimo.

La definición (5) puede ponerse en relación con la famosa distinción propuesta por Frege entre sentido (Sinn) y denotación (Bedeutung.) La terminología alemana es en este caso SIG un tanto perturbadora porque se suele traducir muchas veces Bedeutung por ‘significación’. En la idea de Frege, sin embargo, resulta claro qvie lo que llamamos en español ‘significación’ corresponde más bien a Si’nn, esto es, a la connotación de un término. Desde este punto de vista puede entenderse la conocida idea de que la misma entidad puede tener más de dos sentidos (significaciones), como ocurre con el planeta Venus, que puede ser expresado mediante dos predicados: ‘es la estrella matutina’ y ‘es la estrella vespertina’. Si consideramos que en este caso la significación es la connotación, diremos que varias significaciones pueden denotar la misma entidad.

La definición (6) fue dada por los estoicos cuando distinguían entre el enunciado, λεχ:όν, el cual es una entidad incorpórea, los pensamientos como actividades psíquicas que contienen el enunciado, y los ténninos lingüísticos mediante los cuales se expresa. El enunciado es en tal caso equivalente a la significación.

La definición (7) se entiende desde el punto de vista de la teoría de la significación propuesta por Husserl. Según este autor, la significación es lo que es expresado como núcleo idéntico en multitud de vivencias individuales diferentes. Husserl pone de relieve, sin embargo, que la significación puede ser entendida asimismo como lo que nombra una expresión si se toma la expresión y no la vivencia de la significación como punto de partida.

La definición (8) se parece a la dada en (2), pero se subraya en aquélla el elemento conceptual de la significación, hasta el punto de que ‘cosa significada’ quiere decir ‘cosa significada mediante un concepto’.

La definición (9) es la que se da con frecuencia dentro de la semántica (v.) (no lingüística); para aclarar este punto nos referimos al concepto de designación (v.).

La definición (10) puede entenderse cuando señalamos (de acuerdo con los lógicos que la han adoptado) que la significación de la expresión ‘«’ es la entidad χ de la cual V es un nombre.

Las diferencias entre (10) y (9) son escasas, pero algunos filósofos arguyen que no pueden simplemente identificarse. Los sentidos de ‘significación’ antes reseñados abarcan prácticamente todos los que encontramos tanto en la literatura filosófica como en la no filosófica. Restringiéndonos ahora a la literatura filosófica, especialmente la de las últimas décadas, podemos precisar algo más los sentidos de ‘significación’.

Éstos pueden reducirse ahora a los cuatro siguientes:

(a) Considerando ‘X’ como un nombre, la significación de ‘X’ es el objeto denotado por ‘X’.

(b) La significación de ‘X’ es un proceso o serie de procesos psíquicos en un sujeto.

(c ) La significación de ‘X’ no es ni el objeto denotado por ‘X’ ni el acto de pensar ‘X’, sino una entidad que se llama justamente «la significación de X».

( d) La significación de ‘X’ no se halla en parte alguna, porque toda significación de ‘X’ puede reducirse a un uso del término ‘X’.

En el sentido (a) se dice que ‘X’ significa algo —por ejemplo, A— cuando ‘X’ representa a A. Se ha puesto de relieve que aunque este sentido de ‘significación’ resulta adecuado, o cuando menos aceptable, cuando ‘X’ es un nombre propio, no es ni adecuado ni aceptable cuando no es un nombre propio.

Por otro lado, y sobre todo, puede ocurrir que ‘X’ no represente ningún objeto y, sin embargo, tenga significación. Por ejemplo, ‘X’ puede referirse a un objeto que ha existido en el pasado y que ya no existe, o referirse a un objeto (o a un hecho) que puede existir en el futuro, pero que todavía no existe. En ambos casos, ‘X’ tiene significación aunque no haya el objeto. Por tanto, no es siempre admisible que la significación de ‘X’ sea el denotatum de X.

En el sentido (b) la significación de ‘X’ puede ser un acto psíquico traducible a un comportamiento, o puede ser un acto de naturaleza espiritual o supuestamente espiritual. Si es lo primero, hay que adoptar una posición behaviorista que no es legítimo poner por delante de la teoría de la significación, sea o no verdadera la posición de referencia. Si es lo segundo, se adopta una posición espiritual que tampoco es legítimo anteponer a la teoría de la significación.

En el sentido (c) se admite un universo de significaciones irreductibles a objetos, a procesos psíquicos, SIG cognoscitivos, espirituales, etc. Tal sucede en una teoría como la de Meinong y en parte la de Husserl. Estas teorías chocan con las dificultades puestas de relieve en el artículo DESCRIPCIÓN.

En el sentido (d) el problema de la significación queda resuelto, pero sólo a base de declarar que no es un problema. Además, queda resuelto sólo a base de disolver las significaciones en usos dentro de una lengua y en ciertas circunstancias. Si se niega que tal ocurre porque los usos de que se trata son usos de conceptos y no de nombres en una lengua, entonces se vuelve a plantear el problema de la significación que se había pretendido eliminar.

Los partidarios del sentido (d), como los filósofos de OXFORD (VÉASE) y muchos neo-Wittgensteinianos, han tratado de afrontar estos inconvenientes elaborando una «lógica» del funcionamiento de las expresiones por medio de la cual se alcancen «significaciones» relativamente unitarias dentro de lo que Wittgenstein llamó un «juego de lenguaje».

Sin embargo, hay que determinar en qué se basa semejante «lógica» y para ello hay que afrontar de nuevo el problema de la significación. Con el fin de resolver estos y otros problemas similares se ha tratado a veces de dar una definición de ‘significación’ que no se comprometa a adoptar ninguna de las posiciones indicadas. Tal ocurre, por ejemplo, con la definición dada por Christensen: La significación es «la capacidad que tiene una expresión de ser producida correctamente cuando, y donde, y sólo cuando y donde, algo específico de carácter no lingüístico se halla presente, sea un objeto, una propiedad, una relación, una situación, o sea lo que fuere».

Así, la significación de ‘lluvia’ sería su «capacidad de ser producible correctamente en la forma del término ‘lluvia» y cuando y sólo cuando llueve». Pero ello también ofrece un inconveniente (subrayado por Max Black): el de lo que sucede, en el caso apuntado, cuando justamente no llueve. Otro modo de afrontar el problema ha consistido en distinguir entre varios tipos de significación de un término.

Así, Bochenski ha distinguido entre dos significados de ‘significación’. Un significado, llamado «sintácSIG tico», es el que tenemos cuando un término consiste enteramente de la serie de reglas sintácticas relativas a tal término, según ocurre en un lenguaje formalista no interpretado. Otro significado, llamado «semántico», es el que tenemos cuando una significación no queda agotada con las reglas sintácticas.

El sentido semántico de ‘significación’ puede a su vez considerarse desde dos puntos de vista: si consiste en el método de verificación o comprobación tenemos la significación operacional semántica; si consiste en el correlato semántico aparte del mé- todo de verificación tenemos la significación eidética. Puede verse que aunque esta clasificación de sentidos de ‘significación’ ayuda a comprender algunos puntos que habían dejado oscuros las teorías anteriores, deja mucho de ellos todavía sin resolver.

Varios autores han intentado construir una teoría de las categorías de la significación. Mencionamos, entre ellos, a Husserl, a S. Lesniewski y a Kazimierz Ajdukiewicz. La teoría de Husserl se basa en la idea de que dentro de la invariabilidad de principio de todo núcleo significativo hay diversas oscilaciones susceptibles de fijación categorial.

Las teorías de Lesniewski y Ajdukiewicz son de carácter sintáctico. Este último autor propone dos categorías: una de índole functorial y otra de carácter fundamental. Cada una de ellas se define por exclusión de la otra (Cfr. «Die syntaktische Konnexitát, Studia philosophica, I [1935], pág. 3).

Es muy común hoy considerar que puesto que (cualquiera que sea la teoría sobre el status ontológico de las significaciones) una significación se entiende siempre como significando algo para alguien, la doctrina de las significaciones es una parte de la rama de la semiótica llamada Pragmática (v.).

Entre los campos donde la psicología utiliza el concepto están los de «la imaginación y los sueños», como muestra, este video.

Significatum: Empleamos este término —y su plural: significata— para distinguirlo de los vocablos ‘significación’ y ‘significaciones’. En efecto, mientras la significación es, de un modo general, lo que un término significa, significatum es el ente significado por un término. Algo que un signo intensionalmente significa.

La única excepción que hay en la mencionada diferencia aparece cuando se insiste demasiado sobre la «adherencia» de la significación a la cosa significada, como si la primera fuera una propiedad de la segunda.

Los escolásticos habían tratado ya de los significata de los términos al estudiar los términos sincategoremáticos. En efecto, para dichos pensadores el hecho de tener o no un significatum es lo que hace que un término sea considerado como un categorema o como un sincategorema.

En la actual semiótica se estudia el concepto de significatum sobre todo cuando se trata de asignar significata a las constantes de un cálculo. Un método muy habitual para ello consiste en emplear expresiones del lenguaje cotidiano como significata de los símbolos mediante los cuales se expresan las constantes; así, por ejemplo ‘y’ es considerado como el significatum de xx .’

La idea básica de la teoría del significado de Burley es que las expresiones simples en nuestro idioma (es decir, nombres) son distintas de las expresiones complejas (es decir, frases) en virtud de su propia significata, es decir, en virtud de los diferentes tipos de objetos que significar.

Fuentes Narrativas en las que José Ferrater Mora basó su definición:
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— F. C. S. Schiller, B. Russell, Η. Η. Joachim, «Meaning of Meaning» [Symposium] «Mind, N. S. XXIX (1920), 385-414.

— C. K. Ogden e I. M. Richards, The Meaning of Meaning, 663 SIG 1923 (trad, esp.: El significado del significado, 1954).

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— Sobre las^nociones de signum y verbum, así como sobre los problemas de la comunicación (nominare, appelare y significare) en San Agustín, véase K. Kuypers, Der Zeichen und Wortbegríff im Denken Augustins, 1934.