Albert Ellis, es el creador de la Terapia Racional Emotiva (TRE). Su método terapéutico intenta descubrir las irracionalidades de nuestros pensamientos y con ello sanar las emociones dolorosas, dramatizadas y exageradas que son consecuencia de los esquemas mentales distorsionados. Ellis parte de la hipótesis de que no son los acontecimientos (A) los que nos generan los estados emocionales (C), sino la manera de interpretarlos (B). No es A quien genera C, sino B. Por tanto, si somos capaces de cambiar nuestros esquemas mentales (D) seremos capaces de generar nuevos estados emocionales (E) menos dolorosos y más acordes con la realidad, por tanto, más racionales y realistas.

Albert Ellis nació el 27 de septiembre de 1913 en una familia judía en Pittsburgh, Pennsylvania. Era el mayor de tres hijos. El padre era un hombre de negocios que a menudo se encontraba fuera de casa por trabajo y mostraba muy poco afecto a sus hijos.

En su autobiografía, Ellis definió a su madre como una mujer absorta en sí misma con un trastorno bipolar. En ocasiones, según Ellis, ella era mantenía «bulliciosa charla que nunca escuchaba». Al igual que su padre, la madre de Ellis estaba emocionalmente distante de sus hijos. Ellis contó que a menudo dormía cuando él se iba a la escuela y, por lo general, no estaba en casa cuando regresaba. En lugar de quejarse porque se sentía amargado, Ellis asumió la responsabilidad de cuidar a sus hermanos. Compró un reloj despertador con su propio dinero y despertaba y vestía a su hermano y hermana menores para que fueran a la escuela. Cuando llegó la Gran Depresión, los tres niños buscaron trabajo para ayudar a la familia.

Ellis fue un niño enfermizo que sufrió numerosos problemas de salud. A la edad de cinco años fue hospitalizado con una enfermedad renal. También fue hospitalizado con amigdalitis, lo que provocó una infección estreptocócica severa que requirió cirugía de emergencia. Informó que tuvo ocho hospitalizaciones entre las edades de cinco y siete años. Una de ellas duró casi un año. Sus padres le brindaron poco o ningún apoyo emocional durante estos años, rara vez lo visitaban o lo consolaban. Ellis declaró que aprendió a enfrentar sus adversidades ya que «había desarrollado una creciente indiferencia a esa negligencia».

A pesar de sus propios problemas de salud personal, Ellis ayudó a criar a sus hermanos hasta que pudo dejar a la familia para estudiar en la Universidad de Nueva York.

Después de graduarse en 1934 con una licenciatura en administración de empresas, Ellis intentó emprender una carrera en los negocios y luego otro como escritor. En 1942 se inscribió en el Colegio de Profesores de la Universidad de Columbia para obtener un doctorado en psicología clínica. Publicó varios artículos antes de completar sus estudios y fue muy crítico con las pruebas de personalidad más populares de aquella época. Sostuvo que sólo el Inventario de Personalidad Multifásico de Minnesota (MMPI) es científicamente válido.

Ellis era muy tímido y le intimidaba por hablar en público. A los 19 años se desafió a sí mismo y se propuso hacer una charla a 100 mujeres en el Jardín Botánico del Bronx. Esta experiencia temprana con el cambio de comportamiento probablemente influyó en su desarrollo de la Terapia Racional Emotiva Conductual.

Estudió varias teorías psicológicas, incluyendo el psicoanálisis de Sigmund Freud, y como la mayoría de sus contemporáneos, fue un fuerte defensor de esta corriente.

Vida profesional y contribución a la Psicología

La Terapia Racional Emotiva Conductual

Bajo la influencia de Alfred AdlerKaren Horney y Erich Fromm, Ellis comenzó a cuestionar la eficacia del psicoanálisis. Sus propias experiencias personales, combinadas con la investigación histórica y la filosofía moderna, llevaron a su decisión de poner fin a su práctica del psicoanálisis con la esperanza de desarrollar una forma más directiva de la psicoterapia.

Llamó a su terapia inicialmente Terapia Racional (TR), y más tarde cambió el nombre a Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC). Esta forma de terapia, considerada como un precursor de la Terapia Cognitivo Conductual, tenía como objetivo abordar los comportamientos y sistemas de creencias de un cliente. El enfoque de Ellis no fue muy bien aceptado en un primer momento, pero eso no impidió que Ellis fundara el Instituto para una vida racional en 1959.

Este nuevo estilo de terapia requería que el terapeuta ayude al cliente a comprender, y actuar desde la comprensión de que su filosofía personal contiene creencias erróneas y eso lo lleva a su propio dolor emocional. Este nuevo enfoque enfatizó trabajar activamente para cambiar las creencias y comportamientos autodestructivos de un cliente al demostrar su irracionalidad y rigidez. Ellis relacionó todo con estas creencias irracionales centrales como «debo ser perfecto» y «debo ser amado por todos». Ellis creía que, a través del análisis racional, las personas pueden entender sus errores a la luz de las creencias irracionales centrales y luego construir una posición más racional.

Por lo tanto, para Ellis el pensamiento es la fuerza más poderosa en la vida humana, para bien o para mal.

En 1954, Ellis comenzó a enseñar su nueva técnica a otros terapeutas, y en 1957 presentó formalmente la primera terapia cognitiva conductual al proponer que los terapeutas ayuden a las personas a ajustar su pensamiento y comportamiento como tratamiento para las neurosis. Dos años después, Ellis publicó Cómo vivir con un neurótico, que elaboró ​​sobre su nuevo método. En 1960, Ellis presentó un documento sobre su nuevo enfoque en la convención de la American Psychological Association en Chicago. En esos momentos su teoría suscitó un leve interés, pero pocos reconocieron que el paradigma establecido se convertiría en el espíritu de una generación.

A pesar de la lenta adopción de su enfoque, Ellis fundó su propio instituto. El Instituto para la Vida Racional se fundó como una organización sin fines de lucro en 1959.

Ellis, la religión y la sexualidad

En la década de los 60, Ellis se involucró plenamente en la revolución sexual y el ateísmo. Sus fuertes opiniones sobre la teología, las relaciones sexuales y los diagnósticos terapéuticos generaron debate entre los terapeutas religiosos y sus compañeros. Ellis trabajó con muchos practicantes religiosos para ampliar el uso de la TREC, y finalmente afirmaba que no puede haber beneficios psicológicos creer en un Dios amoroso. Con el tiempo se bajó el tono de sus opiniones, pero seguía siendo un ateo declarado.

En 1965, Ellis publicó un libro titulado Homosexualidad: sus causas y cura, que consideraba la homosexualidad como una patología y, por lo tanto, una condición para ser curada. Estaba escribiendo una década después de los Informes Kinsey, que habían encontrado que el comportamiento homosexual era relativamente común tanto en hombres como en mujeres. En 1973, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría declaró que la homosexualidad ya no era un trastorno mental y, por lo tanto, no debía ser curada, y en 1976 Ellis repudió sus puntos de vista anteriores en Sexo y el hombre liberado, y se convirtió en un firme defensor de los derechos de los homosexuales y las lesbianas.

Conclusiones

Ellis fue muy criticado durante gran parte de su carrera, pero en la última mitad de su vida, sus teorías fueron aceptadas y elogiadas por la comunidad psicológica. Las terapias cognitivas conductuales estaban siendo reconocidas finalmente como tratamientos científicamente probados y Ellis fue visto como el responsable de ese movimiento. Ellis fundó la “Escuela de Vida” en la década de 1970. La institución se centró en la TREC para niños de 6-13 años.

Basado en una encuesta profesional realizada en 1982 entre psicólogos estadounidenses y canadienses, 25 años antes de su muerte, Ellis fue votado como uno de los psicoterapeutas más influyentes de la historia.

En 2003, recibió un premio de la Association for Rational Emotive Behavior Therapy (Reino Unido) por la formulación y desarrollo de TREC. Al mismo tiempo, celebró su 90 cumpleaños, un evento al que asistieron luminarias como Bill Clinton y el Dalai Lama.

Ellis continuó trabajando, investigando y escribiendo hasta sus 90 años. Murió en el año 2007 a la edad de 93.

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