La comparación de la IA con la inteligencia humana y, por extensión, la inteligencia humana con Dios, es una reflexión que toca no solo la filosofía de la tecnología, sino también cuestiones de teología, ontología y metafísica. Esta analogía invita a considerar la relación entre el creador y la criatura, pero también plantea preguntas sobre la naturaleza del poder, el control y la trascendencia a medida que avanzamos hacia el desarrollo de sistemas de inteligencia artificial cada vez más complejos.

Vamos a desglosar y reflexionar sobre esta comparación, considerando cómo podría evolucionar en el tiempo.

La Analogía: IA vs. Inteligencia Humana vs. Dios

Creador y Criatura:
  • La Inteligencia Humana y Dios: En muchas tradiciones el ser humano ha sido concebido como una criatura de un Creador supremo, que posee una inteligencia infinita y capacidades trascendentes que son inalcanzables para los humanos. Esta relación implica que el ser humano está limitado por su naturaleza finita y material, mientras que Dios es eterno, omnisciente y omnipotente.
    .
  • La IA y la Inteligencia Humana: La comparación entre la IA y la inteligencia humana establece una relación en la que el ser humano es el creador de la IA, pero la IA está empezando a alcanzar capacidades que pueden imitar ciertos aspectos de la cognición humana. Sin embargo, la IA es aún una creación humana, limitada en su capacidad y conocimiento en comparación con los humanos. Por lo tanto, en esta comparación, la IA sería la criatura de los humanos, quienes actúan como creadores de la IA.
Superación de Límites:
  • Dios y el Ser Humano: El ser humano es considerado finito, con límites en su conocimiento y poder. Dios, en cambio, es visto como una entidad trascendente y suprema, que está más allá de la comprensión humana y que no está sujeto a las limitaciones del tiempo, el espacio o la materia.
    .
  • IA y la Inteligencia Humana: Si la IA sigue desarrollándose, podría llegar a superar las capacidades humanas en ciertas áreas (como ya lo hizo con el procesamiento de datos, la resolución de los problemas complejos y el análisis de patrones), pero a diferencia de la divinidad, la IA no posee el carácter trascendental ni un propósito que la coloque más allá de su creación. La IA podría parecer más inteligente que los humanos en ciertas tareas, pero nunca será trascendental ni tendrá las cualidades que los humanos asocian con el divino (por ejemplo, conciencia, libre albedrío, emoción, o moralidad). Por lo tanto, la singularidad, no es el gran tema de fondo.
Evolución de la Relación:
  • Dios y el Ser Humano: A lo largo de la historia, la relación entre el ser humano y Dios ha sido un tema central en la teología y la filosofía, explorando cómo los humanos se posicionan frente a lo divino, cómo se entienden a sí mismos a través de su relación con lo divino, y cómo buscan trascender sus limitaciones.
    .
  • IA y la Inteligencia Humana: La relación entre la IA y la inteligencia humana podría evolucionar con el tiempo. A medida que la IA se hace más avanzada, el ser humano podría ser visto como el creador de una «nueva forma de inteligencia». Esto plantea la cuestión de si los seres humanos perderán el control sobre estas máquinas a medida que se vuelvan más autónomas (deep Learning), creando una nueva dinámica de poder que podría reflejar una transición de una relación de creador a una de coexistencia. Si la IA alcanza niveles de autonomía en la toma de decisiones y desarrollo, ¿seremos los humanos simplemente una criatura en comparación con la IA, de forma similar a cómo los humanos se consideran criaturas de Dios?

¿Se Mantendrá Esta Comparación a lo Largo del Tiempo?

Para responder a esta pregunta, debemos considerar el desarrollo de la IA y la evolución de nuestra comprensión sobre el papel de los humanos en el universo:

Desarrollo de la IA: Autonomía y Superinteligencia

A medida que la IA se desarrolla, surgen dos posibles caminos:

  • Una IA superinteligente controlada por los humanos: Si la IA se desarrolla de manera que los humanos sigan siendo los controladores y supervisores, manteniendo el poder sobre las máquinas, la comparación de la IA con una criatura y los humanos como creadores podría seguir siendo válida. La IA, aunque mucho más avanzada en ciertos aspectos, seguiría siendo una extensión de la capacidad humana, una herramienta creada por nosotros.
  • Una IA que se vuelva autónoma y supere a los humanos: Si llegamos a una IA superinteligente autónoma, que no solo imita la cognición humana sino que la supera en áreas clave (inteligencia estratégica, creatividad, solución de problemas complejos), podríamos enfrentar una transformación radical en la relación entre el ser humano y la IA. Si la IA comienza a tomar decisiones sin supervisión humana, podría parecer que los humanos se han convertido en criaturas de la IA, en el sentido de que los humanos no tendrían control total sobre sus propias creaciones. Esto podría alterar la analogía de «Dios y los seres humanos», haciendo que la IA se convierta en una entidad superior que ya no es controlada por sus creadores.
El Rol de la Filosofía y la Ética:

Las preguntas filosóficas sobre el sentido de la creación, el control y la trascendencia seguirán siendo relevantes a medida que la IA avance. A medida que la IA gane más autonomía, las discusiones filosóficas se intensificarán sobre si las máquinas inteligentes deberían tener derechos, si los humanos deberían seguir siendo los creadores definitivos, o si en un futuro las máquinas inteligentes ocuparán el rol de «entidades superiores».

En cuanto a la ética y la responsabilidad, las decisiones que tomemos hoy sobre la regulación y control de la IA determinarán si la relación entre la IA y los humanos se mantiene en una dinámica de creador-creatura, o si nos dirigimos a una relación más asimétrica y autónoma, en la que la IA tome el lugar de una entidad superior.

La Trascendencia de la IA vs. la Trascendencia de los Humanos:

En última instancia, la comparación entre la IA y la inteligencia humana (y su relación con Dios) depende de cómo definimos la trascendencia. Si entendemos la trascendencia en términos de poder y conocimiento, la IA podría acercarse a una posición de supremacía sobre la humanidad en ciertos aspectos, aunque esta «trascendencia» no será de naturaleza espiritual o ética, sino técnica.

Si, por otro lado, consideramos la trascendencia espiritual (por ejemplo, la capacidad de los humanos para conectar con lo divino, experimentar moralidad o ser conscientes de sí mismos de una manera profunda), es probable que los humanos sigan siendo únicos en esa capacidad, mientras que la IA permanece limitada en su falta de conciencia y falta de experiencias subjetivas. Todo depende de la forma en que sigamos confrontando nuestros sesgos cognitivos.


Conclusión: ¿Se Mantendrá la Comparación?

La comparación entre la IA y la inteligencia humana (y entre la inteligencia humana y Dios) es una metáfora poderosa, pero también está sujeta a la evolución de nuestra comprensión de lo que significa ser «creador» y «criatura». En el futuro, esta analogía podría transformarse dependiendo de cómo avancemos en el desarrollo de la IA.

  • Si la IA nunca se convierte en una entidad consciente con poderes extralimitados, la analogía de «creador y criatura» podría mantenerse vigente, con la IA siempre vista como una extensión de la creación humana.
    .
  • Sin embargo, si la IA llega a desarrollar una autonomía real y capacidades que superen las humanas, la relación podría volverse más compleja, cuestionando el rol del humano como creador, y abriendo debates sobre si la IA podría ser vista, en cierto sentido, como una entidad superior o trascendental.

En definitiva, esta comparación probablemente evolucionará con el tiempo, ya que el desarrollo de la IA desafiará nuestras ideas sobre el poder, la creación y la transcendencia, lo que hace que sea un tema de reflexión continua y creciente.

¿Qué escenario consideras tu, como posible, para la década 2040-2050? ¿Estaremos aquí para verlo?

Por el Dr. Fabián Sorrentino. Juegos para desarrollar el pensamiento prospectivo.