A lo largo de nuestra infancia, las experiencias, tanto las buenas como las difíciles, nos van formando. Tradicionalmente, se ha hablado de «heridas de la infancia» para referirse a aquellas vivencias que dejaron huellas profundas y, muchas veces, limitantes. Sin embargo, desde la Ontología de la Conciencia, proponemos enfocarnos no en estos recuerdos y patrones emocionales sino en las limitaciones que surgen de ellos y mirarlos como «candados». 

Los candados representan esos bloqueos que nos protegen, pero que también nos restringen, manteniéndonos en actitudes y emociones que ya no nos sirven en la adultez. Afortunadamente, todo candado tiene una llave, y el propósito de este enfoque es descubrir esas «llaves de la vida» que nos permitan liberar nuestro potencial, reescribir nuestras historias y vivir desde un lugar de mayor consciencia y libertad.

 

¿Por qué en los «candados» y no en las  «heridas»?

El término «heridas» suele centrarse en el dolor que experimentamos y en las cicatrices que deja. Aunque reconocer este dolor es esencial para el proceso de sanación, también puede perpetuar una narrativa de vulnerabilidad y daño permanente. Al hablar de «candados», invitamos a una perspectiva que nos empodera para «desbloquear» y «liberar». Un candado puede abrirse, lo cual sugiere que, aunque existen bloqueos emocionales, estos no son inmovibles ni imposibles.

Además, los candados de la infancia nos llevan a observar cómo estas experiencias tempranas limitan nuestra capacidad de conexión y expresión en el presente, pero desde una postura activa. Con esta visión, cada persona puede reconocer que tiene las «llaves» para acceder a una versión más completa y auténtica de sí misma.

En el artículo  Candados de la infancia,  el Dr Fabián Sorrentino nos señala que los candados son un resultado de las huellas del pasado, las amenazas que percibimos en el presente y las circunstancias que aparecen en nuestro escenario de futuro.

Dependiendo del origen, la duración y del impacto, surgirá uno o más candados que frenan la evolución de parte de nuestro ser esencial y es lo que metafóricamente se representa como un pequeño niño herido.

 

Estrategias para Trabajar los Candados de la Infancia

1. Identificación y Observación sin Juicio 

   El primer paso es observar esos candados sin juzgarse. Esto implica reconocer patrones de conducta o pensamientos que nacen de experiencias pasadas. En lugar de pensar «esto está mal en mí», podemos decir «esto es algo que he aprendido a proteger». Practicar esta aceptación permite ver el candado como un mecanismo de defensa que se puede transformar. Aquí es importante observar la huella y el tipo de candado, para discernir el grado de ayuda que necesitamos. En algunos casos sera necesaria la intervención de un terapeuta, en otras el acompañamiento de un Coach puede ser util, y en algunos casos, el solo tomar conciencia de lo que sucede puede facilitar la apertura del candado.

2. Explorar la Función de Cada Candado 

 Cada bloqueo emocional tiene una razón de ser, incluso si ahora resulta limitante. Dedica tiempo a descubrir qué función cumple cada candado. ¿Protección, aceptación, amor? Este proceso permite entender su origen y también el momento en que esa protección dejó de ser útil.

3. Crear Nuevas Historias  

Escribe las experiencias dolorosas de tu infancia, pero con una visión diferente. Cambia la narrativa donde puedas incluir elementos de crecimiento. Por ejemplo, en lugar de pensar «esto me hizo débil», reformúlalo como «esto me ayudó a encontrar mis fortalezas». Este ejercicio te ayuda a soltar la historia fija del dolor y adoptar una de empoderamiento.

4. Visualización de la «Llave»

La visualización es una herramienta poderosa. Imagina que tienes una llave que abre cada candado. ¿Qué aspecto tiene esa llave? Quizás se llame «autoaceptación», «confianza» o «perdón». Este ejercicio de visualización permite incorporar elementos que te brindan el poder de soltar el pasado.

5. Reprogramación Emocional mediante Prácticas de Respiración y Meditación

   Utilizar técnicas de respiración consciente y meditación puede ayudar a calmar el sistema nervioso y a desactivar respuestas emocionales reactivas que estos candados generan. Al practicar la respiración y la meditación, creas un espacio para reaccionar de manera más consciente, logrando así abrirte a una nueva experiencia emocional.

6. Prácticas de Reconexión a través del Coaching Ontológico 

   El coaching ontológico permite redescubrirnos desde una mirada que abarca emociones, cuerpo y lenguaje. Trabajar con un coach especializado puede ayudar a romper los candados que limitan tu expresión, dándote herramientas prácticas para vivir desde un lugar más libre y consciente.