¿Sabés que significa que tu pareja sonría después de besarte?

Besar a la persona que amas puede generar una sensación de felicidad. Y según psicólogos expertos en relaciones, el que tu pareja sonría después de haberte besado tiene un gran significado especial, asociado a la respuesta enviada en forma automática por un estímulo.

Este estímulo está relacionado directamente al placer que la persona experimenta.

«Cuando sabés qué pasa en tu cuerpo durante un beso, puedes entender mejor el significado y por qué es tan especial en una relación. Los labios tienen muchísimas terminaciones nerviosas, que usualmente brindan una sensación agradable al besar. Además, durante un beso se libera oxitocina, una hormona que genera una fuerte sensación de apego y que ata, de alguna manera, a una persona con otra», explica Sheril*.

Un dato interesante para tener en cuenta: el primer beso se trata de una de las experiencias más recordadas por una persona, incluso por encima de la primera relación sexual.

Entre besos y sonrisas

Como dice Florencia Brardoni «la boca es la protagonista».

Desde la más tierna infancia nos amamantan, luego usamos la boca para conocer y reconocer objetos (cuidado, el nene se mete todo en la boca). Nos alimentamos, degustamos, probamos, chupamos, comemos, bebemos con la boca. Inmensos, atractivos y sensuales los placeres de la comida.

También la boca es protagonista de nuestra vida amorosa y erótica. Besamos a nuestros hijos con amor y calidez, queriendo transmitir seguridad. Besamos a nuestros mayores con cariño y
reconocimiento. El beso amoroso es un encuentro íntimo, sensual, embriagador.

Además, en ocasiones damos besos formales, otros indiferentes o de compromiso. Besamos para saludar, y hasta los hombres hoy se saludan con un beso. Siempre la boca jugando un papel estelar en el encuentro con los otros.

Es decir, la boca es una zona erógena por excelencia, zona de múltiples placeres. La gran orquestadora de nuestras sonrisas que expresan bienestar, alegría o satisfacción vinculada con un encuentro interpersonal, con una idea, con una fantasía.

A veces a solas se nos escapa una sonrisa, pero también nos sonreímos y reímos con otros, en las relaciones interpersonales más variadas, y con múltiples significados. Cuando queremos expresar alegría, sorpresa, complicidad, apoyo, burla o aprobación, entre otros. Y en ocasiones, hasta reímos a carcajadas. La boca ahí, otra vez protagonista.

Por lo tanto, si la boca juego un papel central en nuestras relaciones laborales, sociales, también lo hace en nuestros vínculos más íntimos.

Este pequeño nos asiste a tomar conciencia de la revolución neurocientífica que producen ambos:

Por su parte, Helen Fisher, profesora de antropología en la Universidad Rutger y experta mundial en la biología del amor, también ha analizado el papel del beso, y asegura que «besares un poderoso mecanismo de adaptación» presente en más del 90% de las sociedades humanas. Sin olvidar, añade, que «los chimpancés y los bonobos se besan, los zorros se lamen sus hocicos entre sí, las aves se picotean y los elefantes ponen sus trompas en las bocas de los otros miembros de sus manadas».

En los humanos, el beso es fundamentalmente una cuestión química. La saliva masculina tiene testosterona y los hombres prefieren los besos húmedos ¿por qué? inconscientemente intentan transferir testosterona para provocar el apetito sexual en las mujeres, según la experta. Además, este tipo de besos podría ayudarles a «medir los niveles de estrógenos femeninos de su pareja, para hacerse una idea de su grado de fertilidad». En cuanto a las mujeres, el beso les sirve para detectar el estado del sistema inmune de su posible pareja y saber «cuánto se cuida».

Por otra parte, la antropóloga sostiene que existen tres sistemas cerebrales diferentes que evolucionaron en el Homo sapiens para permitir el emparejamiento y la reproducción. El primero es el deseo sexual alimentado por la testosterona, tanto en hombres como en mujeres. El segundo regula el amor pasional u obsesivo y parece estar vinculado a una actividad elevada de la dopamina, un estimulante natural. El tercero, que controla el apego y permite a una pareja permanecer unida suficiente tiempo como para criar hijos, está ligado a un nivel mayor de oxitocina. El beso, probablemente, permite que se estimulen esos tres sistemas, concluye Fisher.

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Una compilación de Fabián Sorrentino de las siguientes fuentes: Sheril Kirshenbaum, científica de la Universidad de Texas, autora de «La ciencia del besar», la Lic. Florencia Brandoni: La boca es protagonista. Y reflexiones de Helen Fisher.