En la naturaleza existen frutas y verduras con una apariencia, interna o externa, a ciertos órganos de nuestro cuerpo. Una experta asegura que ese parecido beneficia a los órganos y explica cómo aprovecharlo.

Si partimos una zanahoria por la mitad, dejando a la vista su superficie circular y sus anillos concéntricos, encontraremos una gran similitud con el ojo humano. Además, diversos nutrientes de esta verdura ayudan a disfrutar de una buena salud visual.

Si nos fijamos en la naturaleza podemos observar que existen otros alimentos de origen vegetal cuyo aspecto presenta similitudes con el de los órganos de nuestro cuerpo, y que son beneficiosos para esos mismos órganos a los que se asemejan. ¿Es una simple coincidencia?

Según la doctora María D. Amaro, directora médico de la clínica Feel Good y autora del tratamiento de pérdida de peso patentado como ‘la dieta definitiva’, “se han realizado varios estudios sobre estas similitudes, pero la teoría más conocida es la ‘Teoría de los signos’, presente en numerosos países como medicina popular”.

“Según esa teoría, existen plantas y animales que, por sus formas nos permiten conocer cuáles son los beneficios que aportan para el ser humano. En este sentido, podríamos decir que “la naturaleza es sabia””, asegura a Efe la doctora Amaro.

ZANAHORIASSegún esta experta, la similitud física entre alimento y órgano en cuanto a su apariencia, forma, color y otras características visibles de su estructura interna o aspecto externo, se viene utilizando con fines terapéuticos desde tiempos antiguos, y sigue sucediendo hoy.

“Las propiedades terapéuticas de esos alimentos con similitudes a los órganos, son propias de muchas culturas primitivas y tienen una larga tradición. En la teología cristiana se proponía que el Creador había puesto señales en el mundo para poder identificar los beneficios terapéuticos y medicinales de cada alimento”, explica Amaro.

Esta experta analiza ocho de los alimentos más importantes que reúnen estas características y sus respectivos beneficios, de acuerdo a los estudios médicos más recientes, y además proporciona a Efe, un consejo práctico para incorporarlos a nuestra alimentación cotidiana.

La zanahoria y los ojos

“La zanahoria es una hortaliza rica en betacarotenos que nuestro cuerpo transforma en vitamina A siendo imprescindible para la visión nocturna o cuando hay poca luz. Además, el betacaroteno reduce el riesgo de desarrollar cataratas”, señala Amaro.

Para esta experta, cada vez más personas incluyen las verduras crudas en su rutina diaria: “Los ojos agradecerán esta tendencia muy positiva, si esta nueva rutina incluye a la zanahoria, que puede ser utilizada tanto en ensaladas como en guisos”.

La nuez y el cerebro

Las nueces tienen un alto contenido en ácidos grasos omega 3, omega 6 y omega 9, antioxidantes y antiinflamatorios, asegura la directora de ‘Feel Good’, quien recomienda “consumirlos a diario, porque está demostrado que contribuyen a mejorar la memoria, previenen las enfermedades cardiovasculares y pueden ayudar a combatir la demencia y el alzhéimer”.

La forma más sencilla de incluir este fruto seco en nuestra alimentación es añadir unas cuantas nueces al yogur matutino o la ensalada, o utilizar nueces trituradas para dar sabor a los platos de pasta, señala Amaro, quien en su ‘dieta definitiva’ recomienda “cinco nueces al día, porque ayudan a sentirnos mejor y mejoran nuestro estado de ánimo”.

El aguacate y el útero

aguacates partidos por la mitad
EFE/ARLEEN NG

“El aguacate es la fruta perfecta para el útero porque puede reducir las posibilidades de cáncer de útero y ovarios dado su poder de equilibrio hormonal en las mujeres. Además cuenta con gran cantidad de ácido fólico, por lo que es muy recomendable en mujeres que estén pensando en quedarse embarazadas o durante los primeros meses de gestación”, explica Amaro.

“Además, está demostrado que su consumo tras el embarazo ayuda a la pérdida de peso”, añade Amaro, para quien es recomendable que toda mujer tome un aguacate a la semana.

“La forma más común de introducir esta fruta en nuestra dieta puede ser la salsa guacamole para acompañar picoteos, comidas o cenas, aunque también puede consumirse como sustituto de la mantequilla en tostadas de pan, a media mañana, acompañándolo de pavo o queso bajo en grasa, o en ensaladas”, ejemplifica.

El apio y los huesos

Según Amaro esta hortaliza “cuenta con un alto contenido en vitamina K, lo que ayuda a aumentar la masa ósea de nuestro cuerpo, y además es rico en calcio, otro elemento imprescindible para la salud de nuestros huesos”.

“Además, si introducimos en nuestra comida dos tallos de apio al día veremos como la hipertensión se reduce considerablemente”, destaca Amaro, quien explica que esta verdura se puede consumir “como un batido para desayunar, hecho a base de apio, manzana, agua y una cucharadita de perejil y menta, o incluyéndolo en cremas y purés”.

El tomate y el corazón

“El consumo frecuente de esta verdura, cuya estructura interna se asemeja a la cardiaca al cortarla siguiendo su eje central, previene enfermedades cardiovasculares gracias a su alto contenido en licopeno, un potente antioxidante”, según Amaro.

“Se puede empezar el día ayudando al corazón con este antioxidante natural, sustituyendo la pastelería industrial por unas tostadas con tomate y queso fresco bajo en grasa o pavo. El corazón también agradecerá el tomate en ensaladas, que es una opción de lo más saludable”, explica Amaro a Efe.

Los pomelos, la naranja y el pecho

puesto de naranjas en un mercado
EFE/Carlos Barba

“La naranja cuenta con un compuesto llamado D-limoneno que ha demostrado ser efectivo en la prevención del cáncer de mama, ya que los cítricos facilitan el drenaje linfático de las glándulas mamarias”, asegura.

“Preparar una ‘macedonia’ (mezcla de variadas frutas cortadas en trozos pequeños) es una opción muy saludable de consumir la naranja, así como su consumo entre horas. Cualquier momento es bueno para tomar estas frutas, teniendo en cuenta que son bajas en calorías y tienen un alto contenido en vitamina C”, propone la experta.

El jengibre y el estómago

“El jengibre, cuya forma recuerda al estómago, es una hortaliza que estimula el páncreas, favorece la secreción de enzimas digestivas que facilitan la digestión, ayuda a calmar los dolores estomacales y previene las náuseas y los vómitos”, explica la doctora.

“Incluir el jengibre en el café o el té, o tomar pan que lo contenga entre sus ingredientes, es una forma fácil de incluir esta planta a diario, y también puede prepararse una sopa de zanahoria y jengibre, o rallarlo y utilizarlo en la preparación de carnes, pescados y ensaladas”, de acuerdo a esta especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, Estética y Antienvejecimiento.

Las setas y los oídos

setas en un bosque
EFE/Domenech Castelló

“Las setas cuentan con un alto contenido en vitamina D, que muy pocos alimentos contienen de manera natural y que aumenta la resistencia ósea, vital para los pequeños huesos en el oído, y previene el riesgo de deterioro del sistema auditivo originado por la edad, manteniendo el órgano fuerte”, según Amaro.

“Las setas, muy sabrosas y ligeras, son un gran acompañante de la carne, y además se pueden aprovechar en forma de crema de setas o cocinadas en revuelto de huevos”, sugiere.

Fuente: Efesalud. Republicada a fines académicos. Recomendamos ver en medio original.