El sonambulismo se observa sobre todo en los niños y en los adolescentes. Se caracteriza por desplazamientos durante el sueño con una coordinación normal de movimientos e incluso con pronunciación de frases bien construidas.

El sonámbulo vuelve luego por sí mismo a su cama y su sueño prosigue sin ninguna perturbación. Al día siguiente no guarda ningún recuerdo de lo que pasó durante su sueño. En mi opinión, el sonambulismo no es un problema para quien lo padece, sino para las personas que viven con él; son ellos quienes temen por él.

Los periodos de sonambulismo ocurren en la noche, en los momentos en que el niño vive su sueño de una manera muy intensa. No diferencia el mundo físico del mundo de los sueños. Ocurre con más frecuencia en los niños que tienen una imaginación muy fértil y que no pueden vivir sus deseos en el estado de vigilia.

Cuando soy somnámbulo, vivo una gran tensión interior a veces inconsciente. Puede que busque huir de una situación que me preocupa demasiado. Me “expreso” de este modo para dejar escapar esta tensión. Experimento frecuentemente el hecho de estar (incluso inconscientemente) “fuera de mi cuerpo”. Cuando se produce este acontecimiento, mi “cuerpo astral” dirige mi cuerpo físico a partir de esta posición “fuera del cuerpo”.

Por esto, como somnámbulo, puedo andar los ojos cerrados y “ver”, a pesar de ello, los obstáculos porque los veo con la visión de mi cuerpo astral. Para disminuir este sonambulismo en mi vida, sería preferible que comunique más lo que vivo con mi cónyuge, con mis padres, con un amigo, o simplemente, que lo escriba. Podré entonces hallar más calma interior y normalizar mis horas de sueño.

Al contrario de lo que pensamos, el “cerebro no duerme” lo que hace básicamente es desconectar de nuestro cuerpo para ofrecerle un descanso físico, mientras él, procede a clasificar informaciones, recuerdos y llevar a cabo procesos de depuración del organismo a través del sistema linfático…

Por lo tanto, no es que el cerebro esté dormido, yace en un estado peculiar de introspección donde se establecen a su vez varios ciclos de sueño des-incronizado y sueño sincronizado o profundo. El sonambulismo, aparece pues durante ese sueño en la fase NO-REM, en la etapa 3 o 4. Podríamos decir que el cerebro no es consciente de lo que está ocurriendo, no tiene el control ante determinadas órdenes internas que surgen casi de forma automática, y que guían a nuestro cuerpo a levantarse, andar y llegar a realizar incluso tareas sencillas. Con el riesgo que ello conlleva…

¿Sabías que hay casos de personas que han llegado a introducirse y poner en marcha su propio coche? ¿O niños que han llegado a salir de casa? Incluso hay quien ha empezado a prepararse el desayuno…

¿Quién suele padecer sonambulismo?
Es común que el sonambulismo sea hereditario. De hecho, es frecuente que varios hermanos de la misma familia lo experimenten.

Suele afectar en especial a niños entre los 5 y 12 años.

Una vez llegamos a la edad adulta, se tienen datos de que casi un 3% de la población lo sigue sufriendo, en especial en noches de calor, durante épocas de estrés, o cuando llevamos días en que dormimos poco.

Suele tenerse la idea de que si despertamos a un sonambulo, éste puede sufrir un colapso, y que por tanto no es recomendable. Bien, esta idea no es cierta, no va a pasar nada si intentamos despertarlos, lo que si debemos cuidar es hacerlo con cuidado y con calma, evitando sobresaltarlos. Debemos comentarles dónde están y “que se han levantado de la cama dormidos”.

¿Qué es lo que ocurre en el cerebro de los sonámbulos?
Es posible que pienses que el cerebro de las personas que se levantan dormidas por la noche debe funcionar de otro modo, que son especiales. Esto mismo es lo que se preguntaron en el  “Center for Advanced Research in Sleep Medicine” de Montreal, y de ahí que llevaran a cabo un interesante estudio que se ha publicado este mismo año en la  revista PLOS ONE
sonambulo (Copy)

Los resultados fueron los siguientes:
– Cuando una persona experimenta episodios de sonambulismo el flujo sanguíneo de sus cerebros disminuye en diversas áreas, como son por ejemplo el giro temporal inferior de ambos lados del cerebro.

– Hay un desequilibrio entre la conciencia y la inconsciencia. Hay áreas que deberían estar inactivas y que sin embargo, están en pleno funcionamiento.

– Algo curioso es que los sonámbulos no necesitan abrir las luces para guiarse por la casa. Utilizan pues su propia memoria ambiental avanzando de forma automática. Y lo hacen muy bien si no hay obstáculos extraños de por medio. Lo curioso, es que sus áreas para la memoria reciente o a corto plazo, no está activa, por lo tanto, no podrán recordar lo que hacen mientras son sonámbulos.

– Su mirada está abstraída, no miran ni atienden, de ahí, que sea muy difícil captar su atención. Reaccionan por lo general al movimiento, al zarandeo, pero no al estímulo visual o incluso al auditivo.

De momento las investigaciones siguen en marcha, abordando sobre todo ese componente hereditario y en especial, las estructuras asociadas a la memoria. El tema es sin duda interesante y estaremos pendiente de ello, pidiéndote como siempre que nos expliques tus experiencias, e invitándote además a que conozcas la parálisis del sueño.
¡Tu peor pesadilla!