No elijo argumentar el preciado Poder de la Rabia (que socialmente está tan de moda en estos momentos), así como entendemos que la personalidad solo puede ser armonizadora en una situación en la que carecemos de carácter, declara el Dr Fabián Sorrentino en el Manual del Mentor.

Dado que todas estas consecuencias devienen de la misma causa, esta idea puede aplicarse a cualquier persona, situación o acontecimiento que creas que te está causando dolor. Aplícala a la causa de tu disgusto, y usa, para describir la emoción, el término que te parezca más preciso. Hasta que aprendas que la forma no importa, cada una de ellas constituirá materia apropiada para el ejercicio. Aplicar la misma idea a cada una de ellas por separado es el primer paso que te lleva a reconocer finalmente que todas ellas son lo mismo.

Al aplicar la idea de hoy a lo que percibas como la causa específica de cualquier forma de disgusto, usa el nombre del disgusto de que se trate, así como la causa que le atribuyes. Por ejemplo:

No estoy enfadado con ___ por la razón que creo.
No tengo miedo de ___ por la razón que creo.

Recuerda primero examinas tu mente en busca de lo que crees son las «causas» del disgusto, y las formas de disgusto que, según tú, resultan de ellas.

Es posible que te resulte más difícil ser imparcial y evitar concederles más importancia a unos temas que a otros. Tal vez te resulte útil encabezar los ejercicios con la siguiente afirmación:

Recuerda: No hay disgustos pequeños. Todos perturban nuestra paz mental por igual.

rabias

Por eso busca en tu mente cualquier cosa que te esté afligiendo, independientemente de si te está afligiendo poco o mucho.

Es posible también que te sientas menos dispuesto a aplicar la idea de hoy a algunas de las causas de los disgustos que percibes que a otras. De ocurrir eso, piensa en primer lugar en lo siguiente:

No puedo conservar esta forma de disgusto y al mismo tiempo desprenderme de las demás.

Escudriña luego tu mente durante un minuto más o menos e identifica las diferentes formas de disgustos que te estén perturbando, haciendo caso omiso de la relativa importancia que tal vez les atribuyas. Aplica la idea de hoy a cada una de ellas, usando el nombre de la causa del disgusto tal como la percibas, y el del sentimiento tal como lo experimentes. Los siguientes son ejemplos adicionales:

No estoy preocupado acerca de ___ por la razón que creo.
No estoy deprimido acerca de ___ por la razón que creo.

Tres veces al día es suficiente. Hasta que el disgusto desaparezca. Después de tres días, cuentame: ¿Qué aprendiste del ejercicio?

Esta nota forma parte de una serie de artículos ofrecidos en la Carrera de Coaching & Mentoring de Ser.Red. Y que forman parte del Manual del Mentor del Dr Fabián Sorrentino.