Abasuly Reyes – miércoles, 10 de agosto de 2011, 18:16

José Ferrater Mora comenta que en el artículo conciencia se ha referido al concepto hegeliano de la «conciencia infeliz». Este concepto se halla relacionado con la idea de enajenación, en cuanto para Hegel la conciencia infeliz es «el alma enajenada» o «la conciencia de sí como naturaleza dividida» o «escindida», según indica en la Fenomenología del Espíritu. Con ello significa Hegel que la conciencia puede experimentarse como separada de la realidad a la cual de alguna manera pertenece. Surge entonces un sentimiento de desgarramiento y desunión, un sentimiento de alejamiento, enajenación y desposesión. Hegel utiliza los términos Entzweiung, Trennung, Entfremdung, Entäusserung. Entfremdung puede traducirse por ‘alejamiento’, siempre que se entienda como ‘alejamiento de sí’; Entäusserung puede traducirse por ‘enajenación’ y también por ‘alienación’. Nosotros preferimos ‘enajenación’ en cuanto significa la acción y efecto de desposeerse, de «ponerse fuera de sí». Como la conciencia no puede persistir en estado de desgarramiento, debe hallarse en medio de una reconciliación (Versöhnung), que es una reunión (Vereinigung) y una apropiación (Aneinigung) — la cual debería describirse, más exactamente, como una reapropiación.

La enajenación en sentido hegeliano es una forma de alteración , pero hemos usado este último término en un sentido algo distinto. El término ‘enajenación’ puede usarse en un sentido muy general como todo estado en el cual una realidad se halla fuera de sí (ausser sich) en contraposición al ser en sí ( bei sich ). Este último designa el estado de la libertad en sentido positivo, es decir, no como liberación de algo, sino como liberación para sí mismo, esto es, como autorrealización.

El concepto hegeliano de enajenación influyó en Marx, el cual usó el término Entfremdung ya en sus primeros escritos, especialmente en los Manuscritos económicos y filosóficos compuestos en París en 1844 y publicados por vez primera en 1931 ( Marx, Engels, Historischekritische Gesamtausgabe, ed. D. Ryazanov, V. Adoratski, vol. III). Pero mientras Hegel trató la noción de enajenación en una forma metafísica —y, para Marx, excesivamente «espiritual» y «abstracta»—, Marx se interesó por el aspecto «concreto» y «humano» de la enajenación. Marx trató primero el problema de la enajenación del hombre en la cultura. Siguiendo a Feuerbach, trató luego el aspecto, por así decirlo, «natural-social» de la enajenación. Particularmente importante resultó para Marx la cuestión de la enajenación del hombre en el trabajo. Según Marx, la separación entre el productor y la propiedad de sus condiciones de trabajo constituye un proceso que transforma en capital los medios de producción y a la vez transforma a los productores en asalariados (Das Kapital, I, iii).

Es pues, menester liberar al hombre de la esclavitud originada por el trabajo que no le pertenece (el «plus» de trabajo) mediante una apropiación del trabajo. De este modo el hombre puede cesar de vivir en estado enajenado para alcanzar la libertad, o apropiación.

El concepto hegeliano de enajenación es, o parece ser, metafísico. El concepto marxista es considerado como primordialmente económico, aunque podría llamársele también económico-moral. Junto a estos conceptos de enajenación podrían mencionarse otros: el psicológico, el existencial y uno de carácter más «general». Desde el punto de vista psicológico, la enajenación aparece como una «separación», o sentimiento de separación, del hombre respecto a su trabajo; congruentemente, la solución del problema psicológico de la enajenación es buscada en medios también psicológicos. Desde el punto de vista existencial, la enajenación es muy similar a todas las formas de vivir inauténticas, pero sería excesivo equiparar el concepto de enajenación tal como ha sido tratado por autores como Sartre y Merleau-Ponty como idéntico al de autenticidad. Desde un punto de vista más «general», la enajenación aparece como resultado de diversos factores, entre los cuales pueden contarse el económico y el psicológico, pero no se reduce a ninguno de ellos. En este sentido Gilbert Sismondon ha hablado de la enajenación en el trabajo, pero tomando el trabajo mismo como causa principal del proceso de enajenación y los demás factores —incluyendo el «existencial»— como modalidades de la enajenación.

H. Popitz, Der entfremdete Mensch, 1953. — Pierre Bigo, Marxisme et Humanisme, 1953. — H. Marcuse, Reason and Revolution, 1954. — Guy Caire, L’aliénation dans les oeuvres de jeunesse de Karl Marx, 1956. — Gilbert Sismondon, Du mode d’existence des objets techniques, 1958.