La fibrosis es un proceso que genera el endurecimiento de las fibras del tejido conjuntivo, alterado por una situación patológica. Los pulmones y el páncreas resultan afectados a menudo por esta enfermedad. Si éste es el caso, véase su descripción.

La persona afectada por esta enfermedad se ha endurecido consigo misma, con los demás y, sobre todo, con la vida. Es más bien derrotista. Esta afección se manifiesta a menudo en quien asume una actitud de víctima, es decir, que utiliza su enfermedad para llamar la atención y se permite volverse dependiente de los demás.

Si estás enfermo de fibrosis quística, recibes el importante mensaje de que ha llegado el momento de hacerte responsable de tu vida y de reconocer el gran poder que tienes para hacerlo en lugar de creer que no puedes lograrlo sin los demás. Esta actitud es totalmente contraria a tu plan de vida porque esta enfermedad puede dejarte inválido, te imposibilita para pasar a la acción.

Tu alma grita: «¡Auxilio, quiero vivir!». La fibrosis quística es la formación de masas de tejidos blandos en mis músculos y mis tejidos fibrosos.

Mi modo de pensar rígido y mis patrones mentales hacen que rehusé adelantar en la vida (esquema de pensamiento que hace que se repitan acontecimientos en mi vida). Me enganché a tantas ideas viejas que no seguí la corriente de la vida. Los dolores que siento me paralizan. Estoy desanimado, nada funciona en mi vida.

Puedo tener la sensación de siempre haberme frenado en hacer o decir cosas, teniendo miedo de las consecuencias. Por esto mis piernas y mis brazos frecuentemente están afectados porque esto simboliza mi miedo a coger las situaciones de la vida (brazos) y mi miedo a progresar en la vida (piernas).

Me quejo, me compadezco sobre mi destino y quisiera que los demás hagan lo mismo. Acepto abrirme más a la vida y dejo ir mis ideas viejas. De este modo, tomo un nuevo desarrollo en la vida y el lugar que me está dado en el universo