Signos y síntomas
Los síntomas dependen del tipo de trastorno fóbico, que se clasifica como genera (agorafobia y fobia social) o específico.

Agorafobia
La agorafobia es el temor y la ansiedad anticipatoria a quedar atrapado en situaciones o en lugares en los que no hay una vía de escape fácil ni posibilidades de ayuda si aparece una ansiedad intensa. Esas situaciones se evitan o pueden afrontarse pero con una ansiedad sustancial. La agorafobia puede aparecer sola o asociada con un trastorno de angustia.

La agorafobia sin trastorno de angustia afecta a alrededor del 4% de las mujeres y al 2% de los varones en cualquier período de 12 meses. La edad máxima de inicio es en torno a los 20 años y es infrecuente su primera aparición en personas mayores de 40.

Los ejemplos frecuentes de situaciones o lugares que provocan miedo y ansiedad son encontrarse en la cola de un banco o la caja de un supermercado, sentarse en el medio en una larga fila en el teatro o en clase y utilizar el transporte público, como un autobús o un avión. Algunas personas desarrollan agorafobia después de una crisis de angustia en situaciones agorafóbicas típicas. Otras sencillamente se sienten incómodas en esta situación y puede ser que nunca o recién mucho tiempo después tengan crisis de angustia en ella. La agorafobia interfiere con la funcionalidad y, si es suficientemente intensa, puede hacer que una persona se quede confinada en su casa.

Fobia social (trastorno por ansiedad social):
La fobia social es el miedo y la ansiedad de quedar expuesto a situaciones sociales o funcionales, que se evitan o se enfrentan con una ansiedad sustancial. Las personas que tienen fobia social reconocen que su miedo es irracional y excesivo.

La fobia social afecta a alrededor del 9% de las mujeres y el 7% de los hombres durante cualquier período de 12 meses, pero la prevalencia a lo largo de la vida puede llegar a ser hasta del 13%. Los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de padecer la forma más grave de fobia social: el trastorno de personalidad con evitación (ver Grupo C).

El miedo y la ansiedad en las personas con fobia social se manifiestan porque se sienten desconcertadas o humilladas si no cumplen las expectativas que se esperan de ellas. Se preocupan porque la ansiedad será evidente por la sudoración, el sonrojo, los vómitos o el temblor (a veces en forma de voz trémula) o porque se perderá la capacidad de mantener el hilo de un pensamiento o de encontrar las palabras para expresarse. Habitualmente, la misma actividad realizada cuando la persona está sola no provoca ansiedad. La fobia social es frecuente en aquellas situaciones en las que hay que hablar en público, actuar en una obra teatral o tocar un instrumento musical. Otras situaciones potenciales son comer con otras personas, firmar ante otras personas o utilizar los aseos públicos.

Un tipo más generalizado de fobia social causa ansiedad en una amplia variedad de situaciones sociales.

Fobias específicas:
Una fobia específica es el miedo y la ansiedad a una situación o frente a un objeto en particular (véase Algunas fobias frecuentes*) que se evita siempre que sea posible. Sin embargo, la ansiedad aparece rápidamente cuando se produce la exposición y puede intensificarse hasta llegar a provocar una crisis de angustia. Las personas que tienen fobias específicas reconocen que su miedo es irracional y excesivo.

Las fobias específicas son los trastornos de ansiedad más frecuentes. Entre las más frecuentes se encuentra el miedo a los animales (zoofobia), a las alturas (acrofobia) y a las tormentas (astrafobia o brontofobia). Las fobias específicas afectan al 13% de las mujeres y al 14% de los varones en cualquier período de 12 meses. Provocan pocos inconvenientes;por ejemplo, el miedo a las serpientes (ofidiofobia) en una persona que vive en una ciudad no causa problemas, a menos que se le pida que vaya caminando por una zona en que haya serpientes. Sin embargo, otras interfieren gravemente con la funcionalidad;por ejemplo, el miedo a los espacios cerrados (claustrofobia), como los ascensores, en una persona que debe trabajar en la parte alta de un rascacielos. La fobia a la sangre (hemofobia), a las inyecciones (tripanofobia), a las agujas u otros objetos punzantes (belonefobia) o a las heridas (traumatofobia) aparecen en ciertos grados en un 5% de la población. Las personas que tienen fobia a la sangre, a las agujas o a las heridas pueden llegar a desvanecerse realmente porque un reflejo vasovagal excesivo produce bradicardia e hipotención ortostática, cosa que no sucede en las personas que tienen otras fobias o trastornos de ansiedad.

Algunas fobias frecuentes
Acrofobia, Miedo a las alturas,Amatofobia,Miedo al polvo,Astrafobia,Miedo al trueno y al relámpago,Aviofobia
Miedo a volar,Belonefobia,Miedo a las agujas, los pinchazos u otros objetos cortantes,Brontofobia,Claustrofobia
Miedo a los espacios cerrados,Eurotofobia,Miedo a los genitales femeninos,Gefirofobia,Miedo a cruzar puentes, Hidrofobia,Miedo al agua,Odontotofobia,Miedo a los dentistas,Fartofobia, Miedo a eliminar gases en un espacio público,Fasmofobia, Miedo a los fantasmas,Fobofobia, Miedo a desarrollar una fobia, Espargarofobia, Miedo a las inyecciones, Zoofobia,Miedo a los animales (habitualmente arañas, serpientes o ratones)

Diagnóstico
El diagnóstico es clínico y se basa en los criterios del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, cuarta edición, versión revisada.

Pronóstico
Sin tratamiento, la intensidad de la agorafobia habitualmente disminuye y puede desaparecer sin terapia formal, posiblemente porque las personas afectadas realizan su propia forma de terapia de exposición, pero si interfiere con la funcionalidad, requiere tratamiento.

La fobia social es casi siempre crónica y requiere tratamiento.

El pronóstico de las fobias específicas es más variable cuando se dejan sin tratar, porque a veces es fácil evitar las situaciones u objetos que provocan miedo y ansiedad.

Tratamiento
Terapia de exposición

Para la agorafobia y la fobia social, a menudo terapia cognitivo-conductual

A veces, uso limitado de una benzodiazepina o un betabloqueante

Dado que muchos trastornos fóbicos implican evitación, la terapia de exposición, una forma de psicoterapia, es el tratamiento de elección. Con una estructura y apoyo de un médico, el paciente busca, se enfrenta y se mantiene en contacto con aquello que le produce miedo y que evita, hasta que su ansiedad se alivia gradualmente mediante un proceso que se conoce como habituación. La terapia de exposición ayuda a > 90% de las personas que la realizan fielmente y casi siempre es el único tratamiento necesario para las fobias específicas. La terapia cognitivo-conductual es eficaz en la agorafobia y la fobia social. Consiste en enseñar a los pacientes a reconocer y controlar su pensamiento distorsionado y sus falsas creencias. Por ejemplo, los pacientes que describen aceleración de su frecuencia cardíaca o la sensación de disnea en ciertas situaciones o lugares aprenden que sus preocupaciones por tener un ataque cardíaco son infundadas y se les enseña a responder con una respiración lenta y controlada con otros métodos que favorezcan la relajación cuando se encuentran en estas situaciones.

El tratamiento a muy corto plazo con una benzodiazepina (p. ej., lorazepam 0,5 a 1,0 mg VO) o un betabloqueante (generalmente se prefiere propranolol, 10 a 40 mg VO), entre 1 a 2 horas antes de la exposición, puede ser útil cuando la exposición a un objeto o una situación no puede evitarse (p. ej., cuando una persona que tiene fobia a volar tiene que hacerlo sin previo aviso) o cuando la terapia cognitivo-conductual no se desea o no ha tenido éxito.

Muchas personas con agorafobia también tienen un trastorno de angustia y muchas se benefician con el tratamiento farmacológico con ISRS. Los ISRS y las benzodiazepinas son eficaces con la fobia social, pero los primeros son preferibles en la mayoría de los casos pues, a diferencia de las benzodiazepinas, no es probable que interfieran con la terapia cognitivo-conductual. Los betabloqueantes son útiles para las fobias relacionadas con el desempeño público.

Referencias
Merck and Co., Inc.,
Kenilworth, NJ