No es la primera vez que me cruzo con una cliente en la que percibo que confunde dos fases de conciencia que están en polos opuestos. Me refiero a confundir «una fase pasiva (-4) con una supuesta fase (+7) propia de la supraconciencia”, presentando negación y dependencias recurrentes.
Claramente esto la lleva a lo que podría interpretarse como una estrategia de “rendición” algo que la artista Sylvia Godfrey describe como «el Estado del Pez Muerto”.
Aclaro que la cliente está bajo medicación psiquiátrica para la ansiedad y que el objetivo es ofrecerle desde el coaching un marco seguro, clínico y colaborativo que combine una nueva evaluación neuropsicológica, con intervención terapéutica y coordinación para que ella pueda continuar con coaching, sin sustituir ni interferir con su tratamiento psiquiátrico e incluso con el equipo.
Nosotros como coaches no estamos a la altura de liderar semejante proceso de sanación, ni tenemos las xredenciales para hacerlo, por lo cual sugiero una rápida derivación terapeutica y si vamos a continuar acompañando con coaching es necesario que tomemos conciencia desde una mirada interdisciplinaria.
Objetivos del Protocolo
• Seguridad inmediata: descartar riesgo suicida, autolesión o descompensación aguda.
• Evaluación diferencial: distinguir entre fenómenos disociativos, evitativos, cognitivos o efectos secundarios de medicación.
• Intervención integrada: coordinar terapia clínica (psicoterapia) con sesiones de coaching, definiendo roles y límites.
• Restaurar capacidad de discernimiento: trabajar presencia, anclaje y tolerancia a la ambigüedad para que la paciente pueda diferenciar estados experienciales.
• Plan de seguimiento: monitoreo de síntomas, adherencia farmacológica y respuesta a intervenciones.
2 Evaluación inicial
2.1 Evaluación de riesgo y estado mental urgente, en 1–2 sesiones.
• Valoración de riesgo suicida/autoagresivo y riesgo para terceros; si hay riesgo inminente activar derivación a urgencias.
• Evaluación del estado mental: orientación, juicio, insight, afecto, pensamiento (contenido y forma), percepción (alucinaciones, desrealización), nivel de conciencia y capacidad de toma de decisiones.
2.2 Historia clínica y farmacológica
• Revisar medicación actual (dosis, inicio, efectos secundarios), historial psiquiátrico y adherencia; coordinar comunicación con psiquiatra tratante.
2.3 Evaluación neuropsicológica breve
• Pruebas breves de atención, memoria de trabajo, funciones ejecutivas y tolerancia a la ambigüedad; registro de reactividad autonómica (si es posible HRV o escala de activación).
2.4 Evaluación fenomenológica
• Mapear la experiencia subjetiva: cuándo aparece la “rendición”, qué la antecede, qué la mantiene, qué gana/pierde la paciente con ese estado; identificar narrativas de negación.
Evidencia de apoyo: protocolos de evaluación y tratamiento de crisis y ansiedad recomiendan priorizar evaluación de riesgo y mapeo funcional de síntomas como primer paso.
3 Intervención clínica (terapéutica) — fases y modalidades
3.1 Fase Aguda (si hay alta ansiedad, desregulación o negación intensa)
• Primeros auxilios psicológicos / contención breve: estabilización emocional, normalización de la angustia, técnicas de grounding y respiración; evitar confrontación que aumente negación.
3.2 Terapia Estructurada (preferible en paralelo con coaching)
• Terapia Cognitivo‑Conductual (TCC) focalizada en ansiedad y evitación: psicoeducación, exposición gradual a experiencias evitadas, reestructuración cognitiva y entrenamiento en tolerancia a la incertidumbre.
• Terapias de tercera ola (ACT, terapia basada en la mentalización) para trabajar aceptación, valores y flexibilidad psicológica cuando la “rendición” funciona como evitación.
• Intervención basada en trauma (si hay historia traumática) con enfoque gradual y seguro.
3.3 Intervención Neuropsicológica y Somática
• Entrenamiento en regulación autonómica (respiración, HRV biofeedback si disponible), prácticas de anclaje somático y ejercicios de presencia para distinguir estados internos (vinculado a Maestría 4).
3.4 Coordinación con Coaching
• Definir roles claros: terapeuta responsable de diagnóstico, manejo clínico y psicoterapia; coach responsable de diseño de micro‑experimentos y acompañamiento en objetivos funcionales, siempre con consentimiento informado y límites.
• Establecer canal de comunicación entre profesionales (con autorización escrita de la paciente) para sincronizar objetivos y evitar intervenciones contrapuestas.
Evidencia de apoyo: TCC y protocolos estructurados son eficaces para trastornos de ansiedad; primeros auxilios psicológicos son recomendados en crisis iniciales.
4 Plan de seguridad y manejo de crisis
• Plan de seguridad escrito: señales de alarma personales, estrategias de afrontamiento inmediatas (grounding, respiración, contacto de apoyo), pasos a seguir si empeora (contacto psiquiatra, servicios de urgencia).
• Señales de derivación urgente: ideación suicida activa, plan y acceso a medios, descompensación psicótica, incapacidad para autocuidarse. En esos casos, derivar a urgencias o psiquiatría de guardia.
• Monitoreo farmacológico: coordinar con psiquiatra ante cambios de dosis, efectos adversos o sospecha de iatrogenia. Nunca suspender medicación sin supervisión médica.
• Registro de incidentes: documentar episodios de “rendición” y negación, contexto, duración y respuesta a intervenciones.
5 Protocolo operativo de colaboración coach‑terapeuta (práctico)
1. Consentimiento informado compartido: la paciente firma autorización para intercambio mínimo de información clínica entre profesionales.
2. Reunión inicial interdisciplinaria (30–45 min): acordar objetivos, límites, frecuencia de comunicación y señales de alarma.
3. Plan de trabajo conjunto: terapeuta define prioridades clínicas; coach diseña micro‑experimentos compatibles; ambos acuerdan indicadores observables y calendario de revisión.
4. Revisiones periódicas: cada 2 semanas (o según gravedad) para ajustar intervenciones; documentar cambios y aprendizajes.
5. Criterios de suspensión o derivación: si la paciente muestra empeoramiento, falta de insight, o riesgo, el coach suspende intervenciones y prioriza derivación clínica.
6 Seguimiento, criterios de éxito y documentación
• Indicadores de progreso: reducción de síntomas de ansiedad (escala breve), aumento de tolerancia a la ambigüedad, capacidad de distinguir estados experienciales, cumplimiento de micro‑experimentos y mejor insight.
• Criterios de derivación o intensificación: persistencia de negación que impide tratamiento, efectos adversos de medicación, ideación suicida o incapacidad funcional.
• Documentación: notas clínicas separadas (terapeuta) y de coaching; registro de consentimientos y comunicaciones; plan de seguridad accesible.
• Duración estimada: fase aguda 2–6 semanas; terapia estructurada 12–20 sesiones según respuesta; coordinación continua mientras persista riesgo o medicación.
7 Consideraciones éticas y límites profesionales
• No sustituir prescripción: el coach no modifica ni aconseja sobre medicación; cualquier cambio lo decide el psiquiatra.
• Confidencialidad y consentimiento: obtener autorización explícita para compartir información entre profesionales.
• Límites de práctica: si la paciente requiere intervención médica o psiquiátrica urgente, priorizar derivación.
• Cuidado con etiquetas: evitar diagnósticos definitivos fuera del ámbito clínico; usar formulaciones funcionales y observables.
Referencias y recursos breves
• Protocolos de tratamiento de crisis y primeros auxilios psicológicos recomiendan evaluación de riesgo y contención inicial como prioridad.
• Intervenciones cognitivo‑conductuales y protocolos estructurados son eficaces para trastornos de ansiedad y ofrecen herramientas prácticas para exposición y reestructuración.
• Guías prácticas sobre tratamiento de crisis y ataques de pánico describen fases de intervención y la importancia de la relación terapéutica en la estabilización.
Algunas Consideraciones clínicas
No es posible diagnosticar de forma concluyente estos casos, a menos que seas un psicoterapeuta o psiquiatra; sin embargo hay indicios compatibles con ansiedad y síntomas depresivos, y también señales que requieren explorar fenómenos disociativos/evitativos y efectos secundarios de medicación.
La hipótesis diagnóstica debe confirmarse mediante evaluación clínica estructurada, escalas validadas y, si procede, pruebas complementarias y coordinación con el psiquiatra tratante.
1 Señales que orientan hacia cada diagnóstico (qué buscar)
- Trastorno de ansiedad (GAD, ataques de pánico u otro)
- Signos: preocupación excesiva, inquietud, dificultad para relajarse, síntomas somáticos (palpitaciones, tensión), evitación; inicio y curso crónico o episódico. El GAD‑7 es una herramienta útil para cribado y seguimiento; puntajes ≥10 sugieren ansiedad moderada a severa.
- Trastorno depresivo mayor / síntomas depresivos
- Signos: ánimo bajo, anhedonia, cambios en sueño/apetito, fatiga, sentimientos de inutilidad, ideación suicida. El PHQ‑9 es estándar para cribado y cuantificación; puntajes ≥10 indican depresión moderada y requieren evaluación clínica.
- Fenómenos disociativos / evitación extrema (p. ej., “rendición” como estrategia)
- Signos: desconexión de la experiencia, confusión entre estados de conciencia, negación persistente, uso de “rendición” como mecanismo para evitar malestar. Explorar presencia de desrealización, despersonalización o episodios de pérdida de tiempo.
- Efectos de medicación o interacción
- Signos: aparición o cambio de síntomas tras inicio o ajuste de fármacos; somnolencia, embotamiento cognitivo, desregulación afectiva. Revisar historial farmacológico y coordinar con psiquiatra para descartar iatrogenia.
- Otras consideraciones
- Trastorno por estrés postraumático, trastorno de la personalidad, abuso de sustancias, condiciones médicas (hipertiroidismo, arritmias) que pueden mimetizar ansiedad o depresión; investigar según historia y examen clínico.
(Referencias sobre cribado y evaluación de ansiedad/depresión y su utilidad clínica).
2 Plan de evaluación recomendado (prioritario y práctico)
- Evaluación de riesgo inmediato: ideación suicida, plan, acceso a medios; si existe riesgo, activar derivación urgente.
- Entrevista clínica estructurada: historia psiquiátrica, curso temporal, factores precipitantes, funcionalidad, consumo de sustancias, adherencia y efectos de medicación.
- Cribado estandarizado: aplicar GAD‑7 y PHQ‑9 para cuantificar gravedad y monitorizar respuesta.
- Evaluación neuropsicológica breve: atención, memoria de trabajo y funciones ejecutivas si hay quejas cognitivas o sospecha de iatrogenia.
- Evaluación fenomenológica: mapear cuándo aparece la “rendición”, su función (qué evita/obtiene), y la experiencia subjetiva (desrealización, disociación).
- Pruebas médicas básicas: TSH, hemograma, toxicológico si procede, para descartar causas médicas de síntomas ansiosos/depresivos.
- Coordinación con psiquiatra: revisar medicación, efectos adversos y plan farmacológico; documentar consentimiento para comunicación interdisciplinaria.
3 Criterios operativos para diferenciar (guía práctica)
- Si GAD‑7 ≥10 → fuerte indicación de trastorno de ansiedad que requiere intervención estructurada y seguimiento.
- Si PHQ‑9 ≥10 → indicación de depresión moderada a severa que amerita evaluación clínica y plan terapéutico.
- Predominio de desconexión, confusión entre estados y negación persistente → priorizar evaluación de disociación y funciones de afrontamiento; considerar abordaje psicoterapéutico focalizado en presencia y grounding.
- Inicio o cambio tras ajuste farmacológico → sospechar efecto iatrogénico; coordinar con psiquiatra antes de modificar medicación.
- Combinación de síntomas severos + riesgo → derivación urgente a servicios clínicos/psiquiátricos.
(Estas pautas se apoyan en guías de cribado y evaluación clínica para ansiedad y depresión).
4 Intervenciones iniciales y recomendaciones prácticas (mientras se evalúa)
- Seguridad: plan de seguridad escrito, contactos de emergencia y señales de alarma.
- Contención y regulación: técnicas de grounding, respiración diafragmática, ejercicios de anclaje somático y prácticas de presencia (Maestría 4) para distinguir estados.
- Psicoterapia: priorizar TCC para ansiedad y depresión, ACT o terapias basadas en mentalización si hay evitación/rigidez; terapia focalizada en trauma si corresponde.
- Coordinación farmacológica: mantener comunicación con psiquiatra; no suspender medicación sin supervisión médica.
- Reducción de daño: si la persona rechaza medicación por creencias (p. ej., Dianética), negociar alternativas seguras (psicoterapia intensiva, monitoreo frecuente, plan de crisis) y documentar acuerdos.
- Registro y seguimiento: usar GAD‑7/PHQ‑9 periódicamente para medir cambio; revisar cada 1–2 semanas en fase aguda.
5 Conclusión y pasos siguientes inmediatos
- No diagnosticar sin evaluación presencial/estructurada; la información sugiere ansiedad y síntomas depresivos, con riesgo de disociación/evitación y posible influencia de medicación.
- Acción recomendada ahora: realizar evaluación de riesgo, aplicar GAD‑7 y PHQ‑9, coordinar con psiquiatra y comenzar intervenciones de regulación y psicoterapia mientras se completa la evaluación.
- Si quieres, preparo (A) un protocolo de entrevista clínica estructurada y hoja de evaluación (incluye GAD‑7/PHQ‑9 y checklist de disociación), o (B) un plan de seguridad y reducción de daño adaptado para usar en la próxima sesión. Dime cuál prefieres y lo genero.
Referencias rápidas: guías y materiales sobre cribado y evaluación de ansiedad y depresión (GAD‑7, PHQ‑9) y recursos de evaluación clínica.
¿Y que podemos hacer cuando una persona no acepta el tratamiento psiquiatrico?
Dianética como propuesta alternativa
Esta disciplina sostiene una postura fuertemente crítica hacia la psiquiatría y los tratamientos farmacológicos; esa posición tiene raíces históricas, filosóficas y organizativas que la diferencian radicalmente del paradigma biomédico contemporáneo.
Comprender esa mirada exige tanto conocer su genealogía como evaluar riesgos y diseñar estrategias clínicas y de acompañamiento que respeten la autonomía del paciente sin abandonar la obligación ética de reducir daño y garantizar seguridad.
1. Breve análisis fundamentado sobre Dianética y la oposición a la psiquiatría
- Origen y premisas: Dianética, formulada por L. Ron Hubbard en 1950, propone técnicas y una cosmovisión que prometen “claridad mental” mediante procedimientos no médicos; con el tiempo parte de esa doctrina se institucionalizó en Scientology y desarrolló una crítica sistemática a la psiquiatría moderna.
- Críticas académicas e históricas: la literatura académica y revisiones históricas muestran que las afirmaciones de Dianética carecen de respaldo empírico robusto y que la relación entre Scientology y la psiquiatría ha sido conflictiva, con episodios públicos y casos que han generado controversia y preocupación ética.
- Riesgos prácticos: la desconfianza absoluta hacia la psiquiatría puede llevar a rechazar tratamientos efectivos (p. ej., antidepresivos, ansiolíticos, intervenciones agudas) y a priorizar prácticas no validadas, lo que en algunos casos ha derivado en empeoramiento clínico o eventos adversos documentados en la literatura crítica.
Fuentes: revisiones periodísticas y académicas sobre Dianética/Scientology y su relación con la psiquiatría.
2. Principios clínicos para abordar a personas con esa cosmovisión
- Respeto y no confrontación: la postura dogmática suele reforzarse con confrontación; es más eficaz explorar motivos, experiencias previas y miedos que llevaron a la desconfianza.
- Harm‑reduction (reducción de daño): priorizar la seguridad y la funcionalidad por encima de “convencer” sobre modelos teóricos.
- Colaboración y autonomía informada: ofrecer información clara, comprensible y basada en evidencia, y negociar pasos que la persona acepte.
- Transparencia y límites: dejar explícito el rol profesional (terapeuta, coach, médico) y cuándo es necesaria la derivación o intervención médica.
- Cultural competence: reconocer que las creencias sobre salud mental están enmarcadas en valores, experiencias y comunidades; tratarlas con sensibilidad cultural.
(No sustituir ni contradecir decisiones médicas sin coordinación; siempre documentar consentimientos y límites).
3. Protocolo práctico (pasos operativos para terapeuta / coach)
Paso 1 — Evaluación inicial y seguridad
- Evaluar riesgo suicida/autoagresión, capacidad de autocuidado y funcionamiento diario. Si hay riesgo, priorizar medidas de seguridad y derivación urgente. (Sin juicio, con claridad sobre límites de confidencialidad).
Paso 2 — Mapear la creencia
- Explorar cómo la persona llegó a su postura (experiencias personales, fuentes de información, daños percibidos), qué gana y qué pierde con esa creencia, y qué condiciones la sostienen.
Paso 3 — Psicoeducación colaborativa
- Ofrecer información basada en evidencia sobre diagnóstico, opciones terapéuticas y efectos secundarios de forma neutral y comprensible; usar metáforas y ejemplos prácticos; preguntar qué información sería útil para la persona.
Paso 4 — Negociar un plan de cuidado compatible
- Si la persona rechaza medicación, negociar alternativas seguras (psicoterapia estructurada, intervenciones somáticas, monitoreo frecuente, plan de crisis). Si acepta, coordinar con psiquiatra. Registrar acuerdos por escrito.
Paso 5 — Estrategias de reducción de daño
- Establecer plan de seguridad, señales de alarma, contactos de emergencia y pasos concretos si empeora. Entrenar en técnicas de regulación (grounding, respiración, anclajes somáticos) y en registro de síntomas.
Paso 6 — Coordinación interdisciplinaria con consentimiento
- Con autorización escrita, comunicar con otros profesionales (psiquiatra, médico) para alinear objetivos y evitar contradicciones. Si la persona se niega, documentar y mantener límites claros.
Paso 7 — Revisión y ajuste
- Revisiones periódicas (p. ej., cada 1–2 semanas al inicio) para evaluar riesgo, adherencia a acuerdos y efectividad de alternativas; ajustar plan según evidencia y seguridad.
4. Técnicas comunicacionales y herramientas útiles
- Motivational Interviewing: explorar ambivalencias sin confrontación; reforzar la autonomía y el cambio gradual.
- Psychoeducation breve y compartida: “¿Qué te gustaría saber sobre X para sentirte más seguro?”; ofrecer folletos o sesiones cortas centradas en efectos y alternativas.
- Harm‑reduction scripting: acordar pasos mínimos (p. ej., mantener contacto con un profesional, no suspender medicación sin supervisión médica).
- Registro funcional: anotar cuándo aparece la desconfianza, qué la antecede y qué consecuencias tiene, para convertir creencias en datos observables y negociables.
5. Consideraciones éticas y legales
- Autonomía vs. beneficencia: respetar decisiones informadas, pero intervenir si hay riesgo inminente.
- Consentimiento para intercambio de información: obtener autorización explícita antes de comunicar con terceros.
- No imposición de creencias: evitar descalificar; documentar claramente límites profesionales y acciones tomadas.
- Derivación obligatoria: si la persona rechaza tratamiento y hay riesgo grave, activar protocolos locales de protección y emergencia.
6. Recomendaciones prácticas para equipos mixtos (coaches + clínicos)
- Establecer protocolos de coordinación y formular un plan de contingencia compartido.
- Mantener roles claros: el clínico aborda diagnóstico y manejo de riesgo; el coach apoya objetivos funcionales y micro‑experimentos compatibles con la seguridad.
- Priorizar documentación y consentimientos para proteger al paciente y al equipo.
- Ofrecer opciones terapéuticas basadas en evidencia (TCC, ACT, terapias somáticas) como alternativas válidas para quienes rechazan medicación.
Referencias seleccionadas sobre Dianética
- Reseña crítica y contexto histórico sobre Dianética y su impacto cultural.
- Relación histórica y controversias entre Scientology y la psiquiatría, con ejemplos documentados.
- Análisis académico sobre las posiciones de L. Ron Hubbard respecto a la psiquiatría y sus implicaciones históricas.







