Generar energía renovable es algo que está en la mente de muchos científicos desde hace tiempo. Y cuanto más se agravan los problemas causados por el cambio climático, más urge buscar soluciones energéticas viables. Por supuesto, ya disponemos de tecnologías de obtención de energía renovable. Algunas de las más comunes son los paneles solares y las turbinas eólicas, muy comunes en toda la Península.

Pero bajo ciertas condiciones, estos dispositivos pueden no ser especialmente eficientes. El lugar en el que se instalan influye, por supuesto, pero cuando se trata de turbinas eólicas la altura es uno de los factores más relevantes.

Como ya habrás visto numerosas veces, las turbinas eólicas se instalan sobre torres altísimas para aprovechar al máximo la fuerza del viento. Y es que cuanta más altura, mayor es la velocidad del viento, por lo que permite producir más energía.

Los investigadores estiman que los vientos de gran altitud pueden proporcionar 100 veces más energía de la que se necesita actualmente para alimentar a todo el planeta. El único problema es cómo aprovechar ese recurso renovable. Desde aerogeneradores montados en cometas hasta aerogeneradores flotantes, los ingenieros se están volviendo muy creativos para descubrir formas de aprovechar la energía eólica a gran altura.

No obstante, con las turbinas solares comunes hay limitaciones. Para que la estructura sea estable y segura, las torres sobre las que se instalan no pueden superar cierta altura, y esto por supuesto afecta a la eficiencia de la turbina.

Para solucionar este problema, desde la década anterior se ha planteado la posibilidad de crear turbinas eólicas que se mantengan en el aire, permitiendo así situarlas a mayor altitudy generar en consecuencia más energía.

 

Los representantes del Laboratorio Nacional de Energías Renovables creen que las turbinas eólicas a gran altura dejarán su huella en el mundo de las energías alternativas en los próximos diez años.

Sin embargo, el problema que limita las turbinas eólicas de gran altitud no es la tecnología, sino la practicidad. Actualmente, las restricciones federales del espacio aéreo limitan los generadores de energía, como las turbinas eólicas voladoras, a un rango de 2,000 pies o menos para no interferir con el tráfico aéreo comercial y militar. 

Adam Rein, de Altaeros Energies, con sede en Boston, afirma que su compañía ha calculado vientos en el marcador de 2,000 pies que son hasta 20 veces más fuertes que los vientos que puede alcanzar una turbina terrestre típica de 350 pies de altura.

“Están proyectando números locos. No estoy diciendo que sea verdad. Pero en realidad es la fuente de energía más baja y barata”, dice Cristina Archer, científica atmosférica de la Universidad Estatal de California en Chico. Archer afirma que «ya no hay duda» de que los vientos de gran altitud serán aprovechados para obtener energía.

Si te preguntas cómo funcionarían, hay diferentes sistemas que pueden mantenerlas en el aire. Algunas tienen helio en su interior, otras disponen de un sistema de alas a modo de planeador, otras tienen cometas instaladas… Es decir, hay diferentes opciones.

Además, aunque no hay una torre bajo este tipo de turbinas, siempre tienen una conexión con el suelo. Generalmente se trata de algún tipo de cable de alta resistencia, que además permite la transmisión de la energía obtenida por la turbina.