La relación entre la metacognición y la conciencia es muy estrecha, ya que la metacognición implica ser consciente de los propios procesos cognitivos y de cómo regularlos. La conciencia metacognitiva es la capacidad de pensar sobre el propio pensamiento, de conocer los propios conocimientos, de ser consciente de la propia consciencia1. Esta habilidad nos permite aprender a aprender, reflexionar sobre nuestro aprendizaje, detectar y corregir nuestros errores, y transferir nuestros conocimientos a otras situaciones. La conciencia metacognitiva se compone de tres elementos: el conocimiento metacognitivo, el control metacognitivo y las estrategias metacognitivas2.

  • El conocimiento metacognitivo se refiere a lo que sabemos sobre nuestro propio pensamiento, sobre las tareas que realizamos y sobre las estrategias que utilizamos. Por ejemplo, saber qué tipo de memoria tenemos, qué dificultades podemos encontrar al resolver un problema, o qué técnicas nos ayudan a recordar mejor la información.
    .
  • La gestión metacognitiva se refiere a cómo regulamos y supervisamos nuestro propio pensamiento, cómo planificamos, monitoreamos y evaluamos nuestro proceso cognitivo. Por ejemplo, decidir qué estrategia usar para estudiar, revisar si estamos comprendiendo lo que leemos, o comprobar si hemos alcanzado nuestros objetivos de aprendizaje.
    .
  • Las estrategias metacognitivas se refieren a las acciones que realizamos para mejorar nuestro pensamiento y nuestro aprendizaje, cómo aplicamos y modificamos las estrategias según las necesidades de cada situación. Por ejemplo, hacer un resumen de lo que hemos estudiado, hacer preguntas para verificar nuestra comprensión, o buscar más información sobre un tema que nos interesa.
    .

La metacognición y la conciencia son fundamentales para el desarrollo cognitivo, emocional y social de las personas, ya que nos permiten tener un mayor control sobre nuestra mente, aprender de forma más eficaz y creativa, y adaptarnos mejor a los cambios y desafíos del mundo actual.

Aprendiendo a Gestionar la Metacognición

A – ¿Qué es necesario gestionar del proceso educativo para que se de la Metacognición?
Nuestros pensamientos, emociones, acciones y motivaciones.
.

La autorregulación es la capacidad de controlar y gestionar todos ellos, mediante una serie de estrategias personales que permiten tanto la consecución de objetivos como la evitación de resultados no deseados1. Esta implica el dominio de la conducta y de los procesos cognitivos, así como el vínculo que el sujeto establece con la motivación2.

B – ¿Cómo mejorar los pensamientos con el fin de alcanzar un mayor bienestar personal y social?
La metacognición implica ser consciente de cómo pensamos, qué estrategias utilizamos, qué errores cometemos, qué podemos hacer para solucionarlos, etc3.

c – Promoviendo la autorregulación y la metacognición
Estas permiten que los estudiantes puedan tener un mayor control sobre su mente, aprender de forma más eficaz y creativa, y adaptarse mejor a los cambios y desafíos del mundo actual.

La autorregulación y la metacognición se componen de tres elementos: el conocimiento metacognitivo o autorregulatorio, el control metacognitivo o autorregulatorio y las estrategias metacognitivas o autorregulatorias4.

  • El conocimiento metacognitivo o autorregulatorio se refiere a lo que sabemos sobre nuestro propio pensamiento, sobre las tareas que realizamos y sobre las estrategias que utilizamos. Por ejemplo, saber qué tipo de memoria tenemos, qué dificultades podemos encontrar al resolver un problema, o qué técnicas nos ayudan a recordar mejor la información.
    .
  • El control metacognitivo o autorregulatorio se refiere a cómo regulamos y supervisamos nuestro propio pensamiento, cómo planificamos, monitoreamos y evaluamos nuestro proceso cognitivo. Por ejemplo, decidir qué estrategia usar para estudiar, revisar si estamos comprendiendo lo que leemos, o comprobar si hemos alcanzado nuestros objetivos de aprendizaje.
    .
  • Las estrategias metacognitivas o autorregulatorias se refieren a las experiencias que realizamos para mejorar nuestro pensamiento y nuestro aprendizaje, cómo aplicamos y modificamos las estrategias según las necesidades de cada situación. Por ejemplo, hacer un resumen de lo que hemos estudiado, hacer preguntas para verificar nuestra comprensión, o buscar más información sobre un tema que nos interesa.

3 – Herramientas para abordar la superación

Los Mapas Mentales, las Dianas y las Rúbricas de Aprendizaje.

Las Dianas: Este sistema visual de aprendizaje ayuda a valorar los aspectos que influyen en el aprendizaje y ver cómo evolucionan con el tiempo.

Las Rúbricas son herramientas que facilitan el aprendizaje de los estudiantes, ya que les permiten conocer y valorar su propio trabajo y el de sus compañeros. Para que las rúbricas sean efectivas, es necesario que los estudiantes las reciban antes de empezar el proyecto o la tarea que van a realizar. Tienen dos componentes: una columna vertical con los criterios que se van a evaluar en el proyecto o la tarea, y una columna horizontal con los niveles de calidad de esos criterios, indicando qué es lo mínimo, lo regular y lo óptimo que se espera de ellos. Aquí va un ejemplo de rúbrica racional y otra de carácter holística: