Desde la perspectiva de la Ontología de la Conciencia, la identidad y la personalidad son aspectos interrelacionados que forman parte de un proceso de evolución continua hacia niveles más elevados de comprensión y autoconocimiento.
Identidad
Como ya hemos definido en este artículo, que hace una reconstrucción histórica de los múltiples autores que han realizado sus aportes al término. La identidad no es un constructo fijo, sino una manifestación dinámica y en constante transformación. Se define a partir de la interacción del ser humano con su entorno, evolucionando a medida que aumenta su grado de conciencia. Construcción del Yo consciente.
En este sentido, la identidad es tanto individual como colectiva, construida en función de cómo nos percibimos a nosotros mismos y cómo participamos en la creación de nuestra realidad. Ver artículo básico sobre Identidad. y revisar el Test sobre la Identidad.
Históricamente esta era la estructura y los elementos que correspondían a la identidad. Hoy esta idea ha sido ampliada con conceptos mucho mas precisos y la presentamos en este artículo.
Por otra parte aquí vinculamos al caso > NotUniform, dónde no solo hemos creado una identidad organizacional, sino también podrá visualizar una deconstrucción inspiradora.
Personalidad
Está vinculada a patrones de comportamiento y características que se desarrollan como resultado de nuestras experiencias de vida y nuestra relación con el mundo.
Desde la Ontología de la Conciencia, Sorrentino enfatiza que la personalidad es un rol temporal y flexible que responde a las circunstancias y necesidades del entorno. No es nuestra esencia como muestra el eneagrama, sino una manifestación que se está adaptando y transformando a medida que tomamos mayor conciencia de nosotros mismos.
En esta instancia surgen los Apodos y Sobrenombres, que pueden ser tanto autodesignados, como colocados desde afuera.
Personalidad vs Identidad
En psicología, se distingue claramente entre personalidad e identidad: la personalidad se refiere a cómo eres, mientras que la identidad se refiere a quién eres. Vamos a explorar estas diferencias.
Personalidad
Es la forma en que te comportas en el mundo. Formalmente, se define como “los patrones de conducta que hacen a una persona única”. Los expertos también la describen como “una construcción psicológica que se refiere a un conjunto dinámico de características psíquicas de una persona, es decir, la organización interna que determina que los individuos actúen de manera diferente ante determinadas circunstancias”.
Normalmente, le asignamos adjetivos: eres perezoso, atrevido, nervioso.
Hay tres aspectos importantes sobre la personalidad:
- Se desarrolla a medida que evolucionas.
- Suele ser estable a lo largo de la vida, lo que permite su categorización en tipos de personalidad, como los famosos test The Big Five o el MBTI. Las manifestaciones de un patrón pueden variar en diferentes situaciones. Por ejemplo, los INTP, como Hermione de Harry Potter, buscan información en la biblioteca cada vez que enfrentan un problema. 🤓
- No es algo personal, sino que se relaciona con los demás, quienes pueden evaluarla.
Por lo tanto, hablamos de “el conjunto de emociones, creencias, sentimientos y pensamientos ligados a un comportamiento”.
Desde hace muchos años, las empresas utilizan los arquetipos de Jung para atribuir una personalidad a sus marcas, y los guionistas los emplean para crear personajes alineados con una personalidad a lo largo del tiempo.
Identidad:
La identidad responde a la pregunta ¿quién soy?, mientras que la personalidad refiere a las características que nos hacen únicos, la identidad abarca las conductas, habilidades y creencias que tenemos sobre nosotros mismos.
Según los expertos: “La identidad se define por la capacidad de cada individuo de reconocerse a partir de sus habilidades, áreas de oportunidad, defectos, creencias, valores y todo aquello que los impulsa y define”.
A diferencia de la personalidad, la identidad es un concepto personal, no puede medirse y no siempre es evidente para terceros. Por eso, al presentarnos en público, lo que mostramos es nuestra identidad. Lo mismo aplica a las organizaciones.
La identidad corporativa, por su parte, se construye respondiendo a estas seis preguntas, de las cuales las tres últimas apelan a nuestra emocionalidad:
- ¿Quiénes somos? │ ¿Qué hacemos? │ ¿A quién beneficia esto?
- ¿Cómo elegimos trabajar juntos? │ ¿En qué elegimos trabajar juntos?│ ¿Por qué, para qué y para quién hacemos lo que hacemos?
El siguiente cuadro define la categorización que suelen utilizar las organizaciones basada en las 6 necesidades básicas humanas. La fuente figura en la imagen.
Construyendo a partir de tu identidad
Una vez que descubres quién eres, es esencial aprender a ser auténtico. Vivir de una manera que contradice nuestra verdadera naturaleza solo conduce a la frustración, el estrés y la decepción. Es crucial identificar nuestros deseos más profundos, necesidades, fortalezas, miedos, valores y creencias para generar armonía en nuestra vida y alcanzar nuestro máximo potencial.
A veces, las personas creen erróneamente que su comportamiento define quiénes son. Esta idea está lejos de la realidad. Todos pasamos por momentos de ansiedad y derrota, y en esos momentos podemos decir o hacer cosas negativas, pero esto no refleja nuestra verdadera identidad. No todas nuestras conductas negativas forman parte de nuestra identidad, aunque es importante reconocerlas para poder cambiarlas. El ejemplo arquetípico de esto es la construcción de un perfil criminal.
Asumir la responsabilidad de nuestra vida nos permite restaurar nuestra identidad. Cuando generamos situaciones hostiles o negativas, debemos actuar para reparar cualquier daño que hayamos causado
Los dos grandes engaños
Existen dos grandes malentendidos sobre la identidad que pueden complicar la vida de una persona.
Según Robert Dilts, uno de los impulsores de la Programación Neurolingüística (PNL), en su pirámide de los niveles lógicos, cada persona nace en un entorno cultural, familiar, nacional y social que nos enseña lo que podemos y no podemos hacer. Este entorno nos condiciona mediante premios y castigos, moldeando nuestro comportamiento.
Así, aprendemos a vivir en ese entorno, adoptando comportamientos a través del ejemplo de otros, la observación o la experiencia. A partir de estos comportamientos, desarrollamos capacidades. En la escuela o en casa, descubrimos que somos buenos en algo, como un deporte, pintar, tocar un instrumento musical o escribir. Estas son nuestras habilidades especiales, y el conjunto de todas ellas conforma nuestras capacidades.
Al crecer y enfrentar diversas experiencias, formamos creencias basadas en ciertos criterios que en sonría estarían definidos por la moral, los valores, las virtudes y los principios. Estas creencias son lo que pensamos sobre nosotros mismos, los demás, las cosas o el mundo.
Estas creencias son como gafas con las que evaluamos el exterior. El motor que impulsa el mundo. Si crees que puedes lograr algo, lo harás; si te impones límites, no lo harás.
Sobre estas creencias se construye nuestra identidad, que es la suma de todo lo anterior personalizada según las capacidades y comportamientos de una persona en un entorno determinado. Como ya lo hemos dicho, responde a la pregunta de quién soy.
Al tomar conciencia de nuestra verdadera identidad, descubrimos nuestra misión, el famoso ikigai o propósito. Y, al alcanzar la plenitud, entramos en un estado de autorrealización y conexión con nuestro ser interior.
Ahora, estate atento a estos dos engaños:
- No somos aquello a lo que nos dedicamos El embudo MET concluye que nuestra identidad es mucho más que nuestra profesión, uniforme, las características o la bandera de nuestro lugar de origen. Generalmente, asumimos que somos lo que hacemos o el entorno donde nacimos. Y esto es falso desde mi punto de vista.
En el referente identidad (quién), nuestro Ser se relaciona con nuestros roles sociales y con quienes aspiramos o tendríamos que transformarnos para conseguir la validación o el reconocimiento.
- No eres un uniforme, eres el ser que está dentro con todos los atributos de este gráfico. Y tampoco eres lo que haces.
Así que cuanto antes lo descubras, te ahorrarás la crisis cuando te aparten de un grupo, despidan de tu trabajo o te jubiles. Lo que estás declarando hoy: marcará la diferencia entre la grandeza, libre de egos, y la mezquindad.
En Busca de la Conciencia
Este embudo representa el eje central del desarrollo humano en la medida que vamos desarrollando nuestra conciencia. Permitiéndonos percibir y observar «nuestra realidad» desde una perspectiva más integrada. A través de distintos niveles de conciencia, comenzamos a trascender la mera satisfacción de las necesidades básicas o designaciones externas hacia un estado de mayor integración con el todo. En este proceso, llegamos a un punto en el que lo observado y el observador se fusionan, generando una profunda sensación de conexión con el universo y permitiéndonos participar activamente en la creación de nuestra realidad.
En términos más amplios, la conciencia nos libera del ego y nos lleva hacia una integración plena con la realidad. Este enfoque, fundamentado en principios filosóficos y científicos, se apoya en el reconocimiento de la complejidad y la interdependencia de todos los sistemas vivientes, y nos invita a abrazar la incertidumbre como una oportunidad para el crecimiento y la evolución.
La Ontología de la Conciencia (ODC) integra filosofía, ciencia y principios universales, permitiéndonos acceder a un entendimiento más profundo de nuestra identidad y personalidad, y ofreciéndonos herramientas para vivir con mayor coherencia y propósito. El Análisis de la ODC se lleva a cabo desde 7 interdisciplinas diferentes, a partir de las cuales llegamos a una integración sustentable de cara al futuro.
Análisis de la Identidad desde la Lógica y las Matemáticas │ Desde la Psicología y las Neurociencias │ Desde la Epistemología Científica │ Desde la Semiótica-Lingüística │ Desde la Mecánica Cuántica │ Desde La Bioética │ Desde la Fenomenología.
Las Expectativas en la Sociedad Actual
A continuación presentamos un gráfico que ilustra algunas de las expectativas más comunes y cómo varían entre hombres y mujeres.
Este análisis de patrones no solo destaca las diferencias en las expectativas sociales, sino que también invita a reflexionar sobre cómo estos sesgos sociales pueden afectar nuestras percepciones y comportamientos.
Míralo desde tu perspectiva… y esperamos que con todo lo aprendido puedas realizar una deconstrucción de cada uno de los tres aspectos presentados en este artículo:
La Evolución de la Identidad
La identidad está en constante evolución. Los cambios en las relaciones de género y las expectativas sociales han llevado a los hombres y mujeres a cuestionar y redefinir su identidad.
Hoy en día, muchas personas buscan dejar de discutir y reconstruir las relaciones basados en la equidad, la inclusión y el bienestar, alejándose de los modelos tradicionales de femeneidad y masculinidad a ultranza que promueven el machismo, el feminismo y la violencia.
No se trata de ejercer ni de «soltar el poder para entregárselo a un otro-otro (como proponen ciertas corrientes de género), sino de comprender el verdadero sentido del poder y comenzar a manifestar la creación con responsabilidad. Independientemente del genero que esté atravesando la persona.
Ahora revisemos los arquetipos más comunes en función de su género:
Artículo desarrollado por el Dr. Fabián Sorrentino, creador del Modelo MƐT® e inspirador de la Ontología de la Conciencia, con aportes de Jaklin Sanjinés. Para comprender mas cabalmente del tema sugerimos la lectura de este artículo cortito llamado > Identificar el Grado de Conciencia.