La existencia humana es un fenómeno que ha intrigado a filósofos, científicos, artistas y religiosos desde tiempos inmemoriales. ¿Qué somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Qué sentido tiene nuestra vida?

Estas son algunas de las preguntas que nos hacemos al tratar de comprender nuestra naturaleza y nuestro destino. Sin embargo, no hay una respuesta única ni definitiva a estas cuestiones, sino que cada persona puede encontrar su propio sentido en función de sus creencias, sus valores, sus experiencias y sus aspiraciones. Pudiendo identificar algunas perspectivas o enfoques que nos puedan ayudar a comprender mejor el sentido de la existencia humana.

La perspectiva biológica

Desde esta perspectiva, la existencia humana se puede entender como el resultado de un proceso evolutivo que ha dado lugar a una especie animal con unas características únicas, como la inteligencia, el lenguaje, la conciencia y la cultura. El sentido de la existencia humana sería, entonces, la adaptación y la supervivencia en el medio ambiente, así como la reproducción y la transmisión de los genes1.

La perspectiva psicológica

Desde la perspectiva psicológica se puede entender como el desarrollo de una personalidad y una identidad propias, que se van construyendo a través de las interacciones con el entorno y con los demás. El sentido de la existencia humana sería, entonces, la búsqueda y la realización de las necesidades y los deseos personales, así como el logro de un equilibrio emocional y una autoestima positiva2.

La perspectiva filosófica

Desde la perspectiva filosófica se puede entender como el ejercicio de la razón y el pensamiento crítico, que nos permiten cuestionar y comprender la realidad en la que vivimos. El sentido de la existencia humana sería, entonces, la búsqueda y el hallazgo de la verdad, la belleza y la bondad, así como el desarrollo de una ética y una estética propias3.

La perspectiva religiosa

Desde la perspectiva religiosa se puede entender como el don y el plan de un ser supremo creador y sustentador del universo, que nos ha hecho a su imagen y semejanza. El sentido de la existencia humana sería, entonces, el amor y el servicio a Dios y al prójimo, así como el cumplimiento de su voluntad y sus mandamientos4.

La perspectiva existencialista

Desde esta perspectiva se puede entender como una situación absurda e irracional, en la que nos encontramos arrojados sin saber por qué ni para qué. El sentido de la existencia humana sería, entonces, una elección libre y responsable de cada individuo, que debe asumir las consecuencias de sus actos y crear su propio proyecto de vida5.

¿Cómo crear nuestra propia perspectiva?

Como hemos visto, solo en una primera aproximación, hay diferentes formas de abordar el sentido de la existencia humana. Algunas de ellas pueden integrarse, mientras otras perspectivas resultan paradójicas. Lo importante es encontrar nuestro propio sentido en función de la cosmovisión del mundo que nos haga sentido.

El sentido de la existencia humana no sería entonces algo dado, ni impuesto, sino una construcción superadora, posible de descubrir a lo largo del camino. Un camino que irá concretándose en función a la experiencia humana. Tal como la vive el sujeto, sin recurrir a teorías o prejuicios previos. Acorde a la percepción que cada persona tiene de ella.

Una percepción influida por sus vivencias, emociones, valores, creencias y más. Esta forma de experimentar, concebida como fenomenológica, busca captar el sentido y el significado de las experiencias humanas desde la propia perspectiva del sujeto6.

El transitar depende entonces del grado de expansión en el que se encuentra nuestra conciencia.

¿Cómo eliges entonces imaginar tu camino? Cada manifestación creativa es una forma de materializar nuestro espíritu. Y ese espíritu puede ser producto de reacciones, instintos, gustos, emociones, sentimientos, valores y/o virtudes siendo estas ultimas las más edificantes y superadoras de la experiencia del alma humana.

Veamos entonces, algunos ejemplos, de los distintos niveles en que la vida se manifiesta:

Vivir atado a los Instintos

Necesidades biológicas que orientan la conducta hacia la adaptación y la supervivencia.

  • El instinto de alimentación: nos impulsa a buscar y consumir alimentos para mantener nuestra energía y salud.
  • El instinto de hidratación: nos motiva a beber agua u otros líquidos para evitar la deshidratación y regular nuestro organismo.
  • El instinto de sueño: nos induce a dormir o descansar cuando estamos cansados o cuando hay poca luz, para recuperar nuestras funciones físicas y mentales.
  • El instinto de respiración: nos hace inhalar y exhalar aire de forma automática e inconsciente, para oxigenar nuestro cuerpo y eliminar el dióxido de carbono.
  • El instinto de reproducción: nos lleva a buscar y tener relaciones sexuales con el fin de perpetuar nuestra especie y transmitir nuestros genes.
  • El instinto de protección: nos hace defender nuestra integridad física y psicológica ante amenazas o agresiones externas o internas.
  • El instinto de conservación: nos orienta a preservar nuestra vida y la de nuestros semejantes, evitando situaciones de riesgo o peligro.
  • El instinto de afiliación: nos empuja a establecer vínculos afectivos y sociales con otras personas, para satisfacer nuestras necesidades de pertenencia, apoyo y amor.
  • El instinto de curiosidad: nos anima a explorar e investigar nuestro entorno, para ampliar nuestro conocimiento y comprensión del mundo.
  • El instinto de juego: nos hace disfrutar de actividades lúdicas, recreativas y creativas, para expresar nuestra personalidad y desarrollar nuestras habilidades.

Vivir acorde a los Compromisos declarados

Impulsos del sistema cognitivo de crear lo que no existe. Los compromisos son una forma de jaquear la transparencia y el devenir con que transcurre nuestra vida.

  • El compromiso con uno mismo: es la capacidad de asumir la responsabilidad de nuestro propio bienestar, desarrollo y felicidad, sin depender de factores externos o ajenos a nuestra voluntad.
  • El compromiso con los demás: es la capacidad de establecer relaciones basadas en el respeto, la confianza, la cooperación y la solidaridad, reconociendo el valor y la dignidad de cada persona.
  • El compromiso con el trabajo: es la capacidad de realizar nuestras tareas profesionales con dedicación, esfuerzo, calidad y eficiencia, buscando la excelencia y el cumplimiento de los objetivos.
  • El compromiso con el aprendizaje: es la capacidad de adquirir nuevos conocimientos, habilidades y competencias a lo largo de nuestra vida, mediante el estudio, la práctica y la reflexión.
  • El compromiso con el medio ambiente: es la capacidad de cuidar y proteger los recursos naturales que nos rodean, evitando su contaminación, deterioro o agotamiento.
  • El compromiso con la sociedad: es la capacidad de participar activamente en los asuntos públicos que nos conciernen como ciudadanos, contribuyendo al bien común y al progreso social.
  • El compromiso con la paz: es la capacidad de promover y defender los valores de la convivencia pacífica, el diálogo, la tolerancia y el respeto a los derechos humanos.
  • El compromiso con la justicia: es la capacidad de exigir y garantizar el cumplimiento de las normas legales que regulan nuestra convivencia, así como el acceso equitativo a las oportunidades y beneficios sociales.
  • El compromiso con la verdad: es la capacidad de ser honestos, sinceros y coherentes con nosotros mismos y con los demás, evitando las mentiras, las falsedades o las manipulaciones.
  • El compromiso con el arte: es la capacidad de apreciar, crear y difundir expresiones artísticas que reflejen nuestra sensibilidad, imaginación y creatividad .

Vivir acorde a nuestros Gustos y Preferencias

Son tendencias para actuar sin una deliberación previa en función de la forma de establecer mis relaciones en base a mi perfil y mis necesidades. Relaciones que se expresan en 4 grandes direcciones, no solo con el otro, sino tambien conmigo mismo, con las circunstancias y las cosas y más adelante con lo que es para nosotros la fuente de significación.

  • El gusto por la música: es la tendencia a disfrutar de escuchar, cantar o tocar diferentes géneros, estilos o ritmos musicales, según nuestros gustos personales o el estado de ánimo.
  • El gusto por la lectura: es la tendencia a disfrutar de leer diferentes tipos de textos, como novelas, cuentos, poemas, ensayos, etc., según nuestros intereses o necesidades.
  • El gusto por el deporte: es la tendencia a disfrutar de practicar o ver diferentes modalidades deportivas, como el fútbol, el baloncesto, el tenis, etc., según nuestras habilidades o preferencias.
  • El gusto por la comida: es la tendencia a disfrutar de comer diferentes platos, sabores o ingredientes, según nuestros hábitos alimenticios o antojos.
  • El gusto por el cine: es la tendencia a disfrutar de ver diferentes películas, géneros o directores, según nuestros criterios estéticos o emocionales.
  • El gusto por el humor: es la tendencia a disfrutar de reír o hacer reír con diferentes chistes, bromas o situaciones cómicas, según nuestro sentido del humor o el contexto.
  • El gusto por la moda: es la tendencia a disfrutar de vestir o comprar diferentes prendas, accesorios o complementos, según nuestro estilo personal o las tendencias del momento.
  • El gusto por los animales: es la tendencia a disfrutar de convivir o cuidar de diferentes especies animales, como perros, gatos, pájaros, etc., según nuestra afinidad o responsabilidad.
  • El gusto por los viajes: es la tendencia a disfrutar de conocer o visitar diferentes lugares, culturas o personas, según nuestra curiosidad o disponibilidad.
  • El gusto por los videojuegos: es la tendencia a disfrutar de jugar o ver diferentes juegos electrónicos, como los de acción, aventura, estrategia, etc., según nuestra diversión o desafío .

Vivir alineado con nuestras Emociones

Cuando te mueves en base a emociones, nuestras respuestas universales son producidas por nuestro sistema límbico ante las circunstancias, según el cableado transgeneracional que tengo desarrollado y disponible. Así es como aparecen;

  • La alegría: es la emoción que se produce cuando experimentamos algo positivo, placentero o satisfactorio, y que se manifiesta con una sonrisa, una risa o una expresión de felicidad.
  • La tristeza: es la emoción que se produce cuando experimentamos algo negativo, doloroso o frustrante, y que se manifiesta con un llanto, un suspiro o una expresión de desánimo.
  • La ira: es la emoción que se produce cuando experimentamos algo injusto, ofensivo o amenazante, y que se manifiesta con un grito, un golpe o una expresión de enfado.
  • El miedo: es la emoción que se produce cuando experimentamos algo peligroso, desconocido o incierto, y que se manifiesta con un temblor, una huida o una expresión de terror.
  • El asco: es la emoción que se produce cuando experimentamos algo repugnante, desagradable o contaminante, y que se manifiesta con un gesto de rechazo, una arcada o una expresión de repulsión.
  • La sorpresa: es la emoción que se produce cuando experimentamos algo inesperado, novedoso o extraordinario, y que se manifiesta con un sobresalto, una exclamación o una expresión de asombro.
  • El amor: es la emoción que se produce cuando experimentamos un vínculo afectivo intenso y profundo con otra persona u objeto, y que se manifiesta con un abrazo, un beso o una expresión de ternura.
  • El odio: es la emoción que se produce cuando experimentamos un rechazo absoluto y radical hacia otra persona u objeto, y que se manifiesta con un insulto, una agresión o una expresión de desprecio.
  • La vergüenza: se produce cuando experimentamos una situación humillante, embarazosa o culpable ante los demás o ante nosotros mismos, y que se manifiesta con un rubor, una evitación o una expresión de timidez.
  • Júbilo: es una viva alegría, que se manifiesta con signos exteriores. Suele producirse cuando se logra un objetivo o se recibe una buena noticia.

Vivir acorde a nuestros Sentimientos

Nuestras experiencias son resultado de una evaluación consciente que hacemos de las emociones y de la experiencia subjetiva en general. Así es como aparecen:

  • La esperanza: es el sentimiento que se basa en la confianza de que algo bueno va a suceder o se va a lograr, y que nos motiva a seguir adelante con optimismo.
  • La culpa: es el sentimiento que se basa en el reconocimiento de haber hecho algo malo o haber incumplido una norma moral, y que nos genera arrepentimiento y malestar.
  • La nostalgia: es el sentimiento que se basa en el recuerdo de algo o alguien que fue importante o querido en el pasado, y que nos produce tristeza y añoranza.
  • La admiración: es el sentimiento que se basa en el reconocimiento de las cualidades o los logros de alguien o algo, y que nos produce respeto y asombro.
  • La gratitud: es el sentimiento que se basa en el agradecimiento por lo que hemos recibido o vivido, ya sea de parte de otras personas, de nosotros mismos o de la vida, y que nos produce alegría y generosidad.
  • El orgullo: es el sentimiento que se basa en la valoración positiva de uno mismo o de un grupo al que se pertenece, y que nos produce satisfacción y autoestima.
  • El rencor: es el sentimiento que se basa en el resentimiento hacia alguien que nos ha hecho daño o nos ha ofendido, y que nos produce odio y deseos de venganza.
  • La compasión: es el sentimiento que se basa en la empatía hacia el sufrimiento ajeno, y que nos produce solidaridad y ayuda.
  • El miedo: es el sentimiento que se basa en la percepción de una amenaza real o imaginaria, y que nos produce ansiedad e inseguridad.
  • El amor como sentimiento: basado en la atracción, el afecto y la entrega hacia otra persona u objeto, en función de lo que nos produce felicidad y plenitud.
  • La envidia: es un sentimiento que se produce cuando experimentamos un deseo insatisfecho por poseer lo que tiene otra persona u objeto, y que se manifiesta con un resentimiento, una crítica o una.

Vivir aprendiendo de nuestras Reflexiones

Aparecen cuando nuestra experiencia es producida a partir de pensamientos profundos sobre algún tema o situación, con el fin de analizarlos, comprenderlos y extraer conclusiones. Así es como despiertan nuestro interés:

  • La reflexión sobre la vida: es el pensamiento profundo que se realiza sobre el sentido, el propósito y el valor de la existencia humana, así como sobre las experiencias, los aprendizajes y los desafíos que la conforman.
  • La reflexión sobre la muerte: es el pensamiento profundo que se realiza sobre el final, la trascendencia y el significado de la vida humana, así como sobre las actitudes, los temores y las esperanzas que la acompañan.
  • La reflexión sobre Dios: es el pensamiento profundo que se realiza sobre la existencia, la naturaleza y la voluntad del ser supremo creador y sustentador del universo, así como sobre la relación, la fe y la adoración que le profesamos.
  • La reflexión sobre el conocimiento: es el pensamiento profundo que se realiza sobre las fuentes, los límites y las formas del saber humano, así como sobre los criterios, los métodos y las aplicaciones del mismo.
  • La reflexión sobre la ética: es el pensamiento profundo que se realiza sobre los principios, los valores y las normas que regulan la conducta humana, así como sobre los fines, los medios y las consecuencias de la misma.
  • La reflexión sobre la política: es el pensamiento profundo que se realiza sobre la organización, el funcionamiento y la transformación de las sociedades humanas, así como sobre los derechos, los deberes y las responsabilidades de los ciudadanos.
  • La reflexión sobre la estética: es el pensamiento profundo que se realiza sobre la belleza, el arte y la creatividad humanas, así como sobre los juicios, las emociones y las experiencias que generan.
  • La reflexión sobre la cultura: es el pensamiento profundo que se realiza sobre el conjunto de creencias, costumbres, lenguas e identidades de los grupos humanos, así como sobre su diversidad, su interacción y su evolución.
  • La reflexión sobre la historia: es el pensamiento profundo que se realiza sobre los hechos, los procesos y los personajes que han marcado el devenir de la humanidad, así como sobre su interpretación, su memoria y su enseñanza.
  • La reflexión sobre el futuro: es el pensamiento profundo que se realiza sobre las posibilidades, los escenarios y los desafíos que se presentan para la humanidad, así como sobre las acciones, las decisiones y las visiones que los determinan.

Vivir acorde a nuestros Valores Declarados

Cualidades que caracterizan a una persona o acción y se considera positiva o de importancia para un grupo social, motivando a las personas.

  • La libertad: capacidad de elegir y actuar según la propia voluntad, sin coacciones ni imposiciones externas, respetando los derechos y las leyes.
  • La justicia: consiste en dar a cada uno lo que le corresponde, según el mérito, la equidad y la ley, buscando el bien común y la armonía social.
  • La solidaridad: actitud de apoyo, colaboración y ayuda mutua entre las personas, especialmente ante situaciones de necesidad, injusticia o sufrimiento.
  • La honestidad: actitud de ser sincero, veraz y coherente con lo que se piensa, se dice y se hace, evitando la mentira, el engaño y la falsedad.
  • El respeto: actitud de reconocer y aceptar la dignidad, la diversidad y los derechos de las personas, así como de cuidar el medio ambiente y los bienes ajenos.
  • La responsabilidad: actitud de asumir las consecuencias de las propias acciones, cumpliendo con los compromisos adquiridos y con las obligaciones sociales.
  • La tolerancia: actitud de comprender y respetar las opiniones, las creencias y las costumbres diferentes a las propias, sin imponer ni discriminar.
  • La paz: actitud de fomentar y defender la convivencia pacífica entre las personas, evitando la violencia, el conflicto y la guerra.
  • La amistad: actitud de establecer vínculos afectivos basados en la confianza, el cariño y el apoyo mutuo entre las personas.
  • La generosidad: actitud de compartir lo que se tiene con los demás, sin esperar nada a cambio, mostrando desprendimiento y altruismo.

Vivir para manifestar nuestras Virtudes

Hábitos de comportamiento humano que expresan bondad, excelencia y superación. Se basan en la búsqueda del bien y se adquieren mediante la práctica consuetudinaria.

  • La fortaleza: es la virtud que consiste en afrontar con valentía y firmeza las dificultades, los obstáculos y los peligros, sin dejarse vencer por el miedo o el desánimo.
  • La templanza: es la virtud que consiste en moderar los deseos y los placeres sensibles, evitando los excesos y los vicios que dañan al cuerpo y al alma.
  • La justicia: es la virtud que consiste en dar a cada uno lo que le corresponde, según el mérito, la equidad y la ley, buscando el bien común y la armonía social.
  • La Fe: es la virtud que consiste en creer en Dios y en sus revelaciones, confiando en su palabra y en su amor, sin necesidad de pruebas ni evidencias.
  • La esperanza: es la virtud que consiste en confiar en Dios y en sus promesas, esperando con ilusión su cumplimiento y su salvación eterna.
  • La humildad: es la virtud que consiste en reconocer las propias limitaciones y debilidades, sin presumir ni vanagloriarse de lo que se tiene o se sabe, sino dando gracias a Dios por sus dones
  • Aceptación: Es la capacidad de reconocer y valorar nuestras propias fortalezas y debilidades, así como las de los demás. Implica respetar la diversidad y tolerar las diferencias. La aceptación nos permite tener una autoestima sana y una actitud positiva ante la vida.
  • Responsabilidad: Es la voluntad de asumir las consecuencias de nuestras acciones y decisiones, tanto en el ámbito personal como en el social. Implica cumplir con nuestros deberes, compromisos y obligaciones, así como respetar las normas y los derechos ajenos. La responsabilidad nos hace ser personas maduras, honestas y confiables.
  • Gratitud: Es el sentimiento de aprecio y reconocimiento por lo que tenemos, lo que recibimos o lo que nos ofrecen. Implica expresar nuestro agradecimiento a las personas que nos ayudan, nos apoyan o nos hacen felices. La gratitud nos hace ser personas humildes, generosas y optimistas.
  • Asertividad: Es la habilidad de comunicar nuestras opiniones, sentimientos y necesidades de forma clara, directa y respetuosa, sin agredir ni someterse a los demás. Implica defender nuestros derechos, establecer límites y negociar soluciones. La asertividad nos hace ser personas seguras, empáticas y cooperativas.
  • Respeto: Es el reconocimiento del valor y la dignidad de todas las personas, independientemente de sus características, creencias o preferencias. Implica tratar a los demás como queremos que nos traten, sin discriminar, ofender ni violentar. El respeto nos hace ser personas tolerantes, solidarias y pacíficas.
  • Prudencia: Es la virtud de pensar antes de actuar, analizando las situaciones y las posibles consecuencias de nuestras acciones. Implica actuar con moderación, cautela y sensatez, evitando los excesos, los riesgos y los errores. La prudencia nos hace ser personas racionales, equilibradas y sabias.
  • Justicia: Es la virtud de dar a cada uno lo que le corresponde o se merece, según sus méritos, sus necesidades o sus derechos. Implica actuar con imparcialidad, equidad y honestidad, sin favorecer ni perjudicar a nadie. La justicia nos hace ser personas íntegras, éticas y solidarias.
  • Fortaleza: Es la virtud de afrontar las dificultades, los obstáculos y los miedos con valentía, determinación y perseverancia. Implica superar las adversidades, los fracasos y los sufrimientos, sin rendirse ni desanimarse. La fortaleza nos hace ser personas resilientes, optimistas y confiadas.
  • Templanza: Es la virtud de controlar nuestros impulsos, deseos y pasiones que pueden ser perjudiciales para nosotros o para los demás. Implica actuar con moderación, disciplina y autocontrol, evitando los vicios, los abusos y los placeres desordenados. La templanza nos hace ser personas moderadas, sanas y virtuosas.
  • Fe: Es la virtud de creer en Dios, en sus enseñanzas y en su voluntad. Implica confiar en su amor, en su providencia y en su misericordia. La fe nos permite tener una relación personal con Dios, seguir sus mandamientos y vivir según sus planes. La fe nos hace ser personas religiosas, espirituales y esperanzadas.
  • Esperanza: Es la virtud de esperar con confianza el cumplimiento de las promesas de Dios, tanto en esta vida como en la eterna. Implica tener una actitud positiva ante el futuro, sin desesperarse ni desconfiar. La esperanza nos permite tener una visión trascendente de la vida, sin perder el sentido ni la alegría.
  • Caridad: Es la virtud de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Implica servir a los demás, especialmente a los más necesitados, con generosidad, compasión y misericordia. La caridad nos permite vivir en comunión con Dios y con los hermanos, sin egoísmo ni indiferencia.

Vivir para Manifestar los Frutos del Espíritu

Alimento supremo del alma, que nos hace crecer en consciencia, fortaleza y amor. Para los creyentes es la manera en que Dios nos brinda una idea de lo que es la gloria eterna a su lado.

  • El amor: es el fruto del Espíritu que consiste en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, practicando obras de misericordia corporales y espirituales.
  • El gozo: es el fruto del Espíritu que consiste en sentir y expresar una alegría profunda y constante, que no depende de las circunstancias, sino de la certeza de la salvación y la comunión con Dios.
  • La paz: es el fruto del Espíritu que consiste en vivir y transmitir una tranquilidad y una armonía interior, que no se altera por los conflictos, las dificultades o los temores, sino que confía en el poder y la protección de Dios.
  • La paciencia: es el fruto del Espíritu que consiste en soportar con serenidad y fortaleza las adversidades, las ofensas y las pruebas, sin perder la esperanza ni la fe, sino esperando el tiempo y el plan de Dios.
  • La benignidad: es el fruto del Espíritu que consiste en mostrar una actitud amable, cordial y generosa hacia los demás, sin buscar el propio interés ni el reconocimiento, sino el bienestar y la felicidad ajenos.
  • La bondad: es el fruto del Espíritu que consiste en hacer el bien a todos, sin distinción ni discriminación, siguiendo el ejemplo de Jesús, que fue bueno con los pobres, los enfermos, los pecadores y los marginados.
  • La fidelidad: es el fruto del Espíritu que consiste en ser fiel a Dios y a su palabra, cumpliendo sus mandamientos y sus promesas, así como a los compromisos adquiridos con los demás, manteniendo la lealtad y la confianza.
  • La mansedumbre: es el fruto del Espíritu que consiste en tener un carácter dócil, humilde y moderado, sin dejarse llevar por la ira, el orgullo o la violencia, sino por la sabiduría y la prudencia.
  • La templanza: es el fruto del Espíritu que consiste en tener un dominio propio sobre los deseos y los placeres sensibles, evitando los excesos y los vicios que dañan al cuerpo y al alma.

Una compilación y posterior desarrollo del Dr Fabián Sorrentino. Fuentes consultadas: 1. vaiven.sems.udg.mx  2. es.wikipedia.org  3. respuestasrapidas.com.mx  4. glifos.unis.edu.gt  5. aleph.org.mx   6 Psicología & Mente