El proceso de coaching ontológico es un proceso conversacional que se enfoca en la transformación personal y profesional del coachee. El coach ontológico trabaja con el coachee para ayudarlo a identificar sus patrones de pensamiento y comportamiento actuales y a desarrollar nuevas formas de sentir, pensar, vivir y actuar que lo ayuden a alcanzar los objetivos declarados en el acuerdo de coaching.

¿Para que Coacheamos?

A diferencia de lo que declaran muchos coaches, sobre que lo que coacheamos son compromisos. En sonría utilizamos un modelo de coaching para detectar en que niveles de conciencia están los quiebres que ese coachee declara y el grado de coherencia con que los está abordando.

No negamos con esto que los compromisos personales son el motor de la acción, las actitudes, los pensamientos, sentimientos y percepciones. Pero hay mucha tela para cortar, como para quedarnos livianamente en el titular: «coacheamos compromisos»

Lo particular de nuestro modelo de conciencia, es que consideramos dos aspectos:

1 – No hay un nivel alcanzado por el coachee en su desarrollo, sino que en cada circunstancia y momento estamos atravesando quiebres desde un nivel de conciencia determinado. Y que los mismos pueden ser muy diferentes de un instante a otro, al momento de revisar una y otra relación.

Por ejemplo: Puede que ahora tu y yo estemos conversando con total fluidez sobre los espacios de liderazgo que alcanzó tu empresa en el mercado y detectemos que esa conversación se estuviera dando en el nivel 5, y al momento que hablamos de la relación con algunos integrantes del equipo, pasemos a descubrir que hay acciones, conductas o actitudes que son propias del nivel -1.

Detectar y abordar «ese salto cuántico» en la percepción de la narrativa del coachee, es clave para nuestro desempeño como coach. Déjame saber si fui claro con esto, o utiliza los comentarios de abajo del artículo para que pueda ser más claro. Por favor, haz una pregunta clara, directa y precisa sobre lo que no puedas estar comprendiendo de este artículo.

2 – Así como siempre estamos inmersos en un modelo mental (que vivimos en transparencia), todo el tiempo estamos atravesando por un nivel de conciencia. Para los entrenados con nuestro modelo es fácil de detectarlo, una vez aprendidas las conexiones lingüísticas que nos permiten observarlo.

Hoy estamos en condiciones de detectar narrativas y estados desde +50 tipos de patrones diferentes (emociones observadas, actitudes, acciones, competencias, modelos mentales, percepciones, escuchas, disfunciones, confusiones más comunes, tipos de sesgos cognitivos, etc) en las 5 dimensiones del Ser: Estructura-Cuerpo, El ámbito Psicosocial, la Dimensión Ontológica, la Dimensión cuántica y la trascendental. Estos ámbitos son los que conforman la Epistemología Ontológica de la Conciencia.

El análisis del lenguaje/discurso o narrativa del coachee es distintivo respecto de las metodologías aplicadas por otras escuelas. Para nuestros coaches, figuras de la gramática tales como «los verbos, los adjetivos, las proposiciones subordinadas, etc», y figuras retóricas como las metáforas, la sinécdoque y las metonimias son unidades semánticas que revelan mucho sobre lo que el coachee está viviendo. Recordemos aquí el significado de la frase: el lenguaje, nunca es inocente!

Todos estos patrones, nos sirven de gran ayuda para establecer los niveles de conciencia que está transitando en coachee.

A este modelo brevemente descripto, lo bautizamos MET, (modelo de educación transformativa) y postula que los seres humanos podemos estar atravesando por 4 niveles negativos, 1 nivel neutro (0), tres niveles de conciencia Individual (1 al 3), 2 niveles constructivos (4 y 5) y finalmente 2 niveles edificantes (6 y 7), El modelo en si conforma una espiral dialéctica sin fin, una vez que el coachee atraviesa un ciclo completo.

En este artículo, No vamos a describir lo que sucede en los llamados «niveles negativos». Y aunque es posible utilizar la herramienta, su uso requeriría de múltiples aprendizajes propios de la neurociencia, la epistemología, las terapias sistémicas, el psicoanálisis y las constelaciones familiares… solo por citar algunas. Y siempre recuerda: «tu te estás certificando como coach, no como terapeuta».

Preguntémonos entonces: ¿Para qué tipos de compromisos coacheamos? (en las dimensiones de los Niveles 1 al 7).

Nivel 0 – Para comprender la influencia de una sintomatología. Cuando estamos en la escuela, por ejemplo, buscamos que los padres, profesores o niños entiendan que la sintomatología que presenta el niño no es el problema, hay que buscar que pasa, el origen del problema. Encuadrar el problema del niño con un simbolismo de origen emocional-cognitivo y espiritual. Ejemplos: poner límites, revisar una conducta destructiva. En la mayoría de estos casos, en la escuela trabajamos en equipo con el psicopedagogo.

Nivel 1 – Para aceptar aquello que no se puede cambiar. Buscamos que sean conscientes de que hay cosas que no están bajo su dominio, que él no puede cambiar, por lo que controlar o culpabilizarse es una conducta espuria.

Nivel 2 – Para ser más conscientes de la forma en que se establecieron las relaciones. Clarificar la coherencia de los procesos emocionales. «Mostrar la anticipación de la amígdala en términos neurocientíficos».

Nivel 3 – Para tomar mejores decisiones: Nos proponemos que nuestros clientes sean conscientes que la mayoría de las veces, lo que quieren no está alineado con lo que necesitan. Por eso, en este nivel, necesitamos re-encuadrar la interpretación de los comportamientos. Modular el quiebre, que el coachee cambie su punto de vista en relación a las conductas manifiestas y las consecuencias o eventos que estas acarreen.

Nivel 4 – Para simbolizar el hacer: Buscamos simbolizar comportamientos que no somos sino que hacemos, y así conseguimos.

Nivel 5 – Para lograr mejores resultados a nivel de toda la organización. El coachee debe comprender el poder de su liderazgo y la influencia de los procesos cognitivos individuales en el equipo, para que pueda gestionar más eficientemente.

Nivel 6 – Para re- encuadrar creencias de identidad como ser edificante en el mundo. Y asumir nuestro propósito de servicio.

Nivel 7 – Para reencontrarnos con ese sentido trascendental que haz dispuesto para tu vida. Invitar a los coachees al encuentro de su legado en el ámbito social, reencuadrando el enfoque y sentido peculiar que tu vida va cobrando.

El Proceso de Coaching en la Práctica

Ahora enfoquémonos en los pasos que hacen a este proceso de coaching.

1 – La Generación de Contexto

En esta etapa, el coach y el coachee establecen un marco para la conversación y definen los objetivos del proceso.

Si es necesario el coach y solo en una primer reunión cuando el coachee desconoce de que se trata la disciplina el coach puede definir el concepto de persona, ser, y el rol de cliente… en función de la relación que van a establecer. El coachee debe reconocer cuál es el alcance de este acuerdo.

En esta etapa resulta clave empatizar con el coachee con el que voy a conversar, dado que es el comienzo de toda relación.


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Paralelismo entre el Viaje del héroe y el Proceso de Coaching Ontológico

En Sonría hemos trabajado por años con la metáfora del viaje del héroe, especialmente en los procesos organizacionales como generadora de contextos.

Joseph Campbell en su libro, nos muestra que el héroe de las mil caras no está exento de dificultades. Y describe un proceso que es un patrón común de todos los líderes,

Plantea su libro como un viaje de transformación, donde la clave está en expandir nuestro yo interior, conectar con nuestra consciencia y comprender nuestra realidad más profunda. Al superar los obstáculos, ocurre la transformación. Con las practicas realizadas y los nuevos recursos que estas dejan, el héroe regresa a casa, donde comparte sus conocimientos con otros, desarrollando su perfil de servicio.

2 – El Proceso de Indagación

El coach hace preguntas para asistir al coachee a explorar su situación actual y a identificar sus patrones de pensamiento y comportamiento.

Durante ese proceso el objetivo del coach es detectar el Quiebre. En términos sencillos, la oportunidad de mejora que hay para el coachee.

El coach trabaja percibiendo la coherencia del lenguaje en el coachee. Si existe una rotura de esa coherencia lingüística. Si hay confusión de actos lingüísticos. (declarando juicios como afirmaciones verdaderas, por ejemplo).

Por eso en esta etapa presta mucha atención a la forma en que el coachee construye el lenguaje. Cuando el coach cuenta con distinciones de análisis le es mucho más fácil detectar las incoherencias entre el constructo sintáctico, el semántico, el morfológico y finalmente la dimensión pragmática del discurso del coachee.

En todo momento estamos atentos a cuál es el juicio que reside en el coachee para que este vea problemas, confusiones, dificultades, en lugar de circunstancias para un desafío.

Si estamos coacheando hábitos, que el coachee declara como importantes para su salud, debemos recordar que la persona no es culpable de los síntomas que atraviesa. Un culpable o una víctima (en la mayoría de los casos) es alguien que claramente no ha asumido una actitud responsable.

Estas son algunas habilidades propias para desarrollar por el coach para esta etapa
  • Escucha activa: El coach debe ser capaz de escuchar con atención y sin prejuicios para comprender la situación del coachee.
  • Empatía: El coach debe ser capaz de ponerse en el lugar del coachee y comprender sus sentimientos y emociones.
  • Comunicación efectiva: El coach debe ser capaz de comunicarse claramente y con precisión para ayudar al coachee a comprender su situación.
  • Habilidad para hacer preguntas poderosas: El coach debe ser capaz de hacer preguntas que ayuden al coachee a reflexionar sobre su situación y a encontrar soluciones.

3 – La Interpretación del Quiebre

En esta etapa el coach asiste al coachee a comprender lo que subyace detrás de su dolor o desasosiego, para luego poder encuadrar y re- encuadrar su conducta.

¿A que denominamos quiebre?
Concebimos como quiebre a toda situación o hecho que altera el curso natural de una acción, por lo que puede entenderse también desde la noción de problema. El quiebre, es la interpretación que hacemos cuando un hecho o situación, rompe con el devenir diario, con nuestra rutina o modo de vida, con nuestra manera de ver o sentir las cosas.

El quiebre del observador y su conciencia se encuentra frente a un presente y un futuro deseado. Es la oportunidad que se manifiesta como inconformidad, deseo de cambio, curiosidad, entusiasmo, ambición, credibilidad y sentido de la propia vida.

Por eso a las habilidades descriptas para el coach en el paso anterior le agregaría:

  • Intuición y Flexibilidad: El coach debe ser capaz de adaptarse a las necesidades del coachee y modificar su enfoque según sea necesario.

4 – La Articulación del Quiebre

El coach trabaja con el coachee para identificar los obstáculos que le impiden avanzar hacia sus objetivos. Busca comprender ¿para qué hace lo que hace?

Articular un quiebre o reencuadrarlo como lo llaman los coaches en PNL, consiste en cambiar la perspectiva o marco desde la que se percibe. Cuantas más perspectivas tengamos de esa situación, más información tendremos acerca de ella, y mejor podremos reinterpretarla, escogiendo para ello la perspectiva que nos sea más útil.

Estas son las preguntas que se suelen hacer las personas que viven las situaciones como un marco-problema:

¿Qué es lo que está mal?, ¿Por qué eso es un problema?, ¿Qué lo causó?, ¿Quién es el culpable de ello?

Para hacer una articulación y reencuadre de la situación es necesario que el coachee las vea desde un marco-objetivo diferente,

Entonces las preguntas podrían ser: ¿Qué es lo que eliges para ti?, ¿qué harás para conseguirlo y luego de diferente una vez que lo hayas conseguido?, ¿Cuáles son los recursos que ya dispones y cómo harás para conseguir los que te faltan?, ¿Qué es lo que puedes aprovechar de esta situación?

De esta forma, invitamos al coachee a no quedarse estancado en el problema y el coach se centra en  pueda realizar una mejor gestión de los recursos que tiene.

La clave es acompañar al coachee a transitar su primer modelo al segundo validando sus preguntas originales y luego desafiándola a las nuevas.

Estas son algunas habilidades para que el coach sume en esta etapa
  • Intuición: Utilizamos la intuición que se basa en gran medida en las neuronas espejo. Es un mecanismo de supervivencia humana. Predominan la sensación y la inconsciencia.
  • Curiosidad. El entrenador es como una esponja, dispuesto a observar y aprender, abierto a todo sin juzgar. Orientación hacia un futuro positivo del coachee.
Aspectos clave sobre los Indicadores

Toma de Conciencia: El coach facilita que el coachee explore su realidad actual, descubriendo y comprendiendo qué le está impidiendo desarrollar otra estrategia de actuación.

Valorar las acciones y los resultados de mayor trascendencia, asi como los eventos de mayor impacto: para eso el coach facilita al coachee a identificar los posibles frenos, su actuación en la situación actual y los que puede suceder en su realidad futura (con las interpretaciones encontradas) .

Recuerde: Todo lo que el coachee ha visto hasta ahora, facilita la disposición emocional para entrar en acción.

5 – Diseño del Plan de Acción

El coach y el coachee colaboran para desarrollar un plan de acción que permita al coachee alcanzar sus objetivos. Esto implica diseñar y atender las dimensiones del coachee necesarias para el logro del objetivo o situación deseada. En este momento trabajar alineados con los Mentores que haz elegido para tu vida es muy poderoso.

Estas son algunas habilidades para que el coach sume en esta etapa
  • Profundizar los aprendizajes para toma acción. El coach acompaña al coachee, reflexionando y ayudando a comprender lo logrado.
  • Autogestión. Este es tu espacio, este es tu mundo, la eficiencia, a partir del cual construirás. El espacio de tu viaje. Aquí es donde el coaching se vuelve poderoso: la persona que recibe el coaching descubre la fuerza y ​​la respuesta dentro de él.
Aspectos clave sobre los Indicadores

El coach facilita que el coachee constate la predisposición de sus dimensiones para llevar a cabo el diseño del plan de acción que le conduzca a su objetivo o situación deseada.

Utilice su propia creatividad para hallar alternativas y nuevas opciones para diseñar el plan de acción.

Priorice y ordene las acciones para que las integre en un plan temporalizado.

Calibra y valida el compromiso del coachee con la acción. Reconoce y acompaña al coachee para que éste -el coachee- siga con las acciones que le lleven a su objetivo o situación deseada.
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6 – El Plan de Seguimiento

El coach y el coachee revisan regularmente el progreso del coachee y ajustan el plan de acción según sea necesario.

Es en esta fase que el coach asume un papel más activo y brinda asesoramiento, evaluación y retroalimentación al aprendiz. Esta es la fase más crítica del proceso porque si el coach no hace el seguimiento suficiente, los esfuerzos realizados en las fases anteriores se pueden desperdiciar. En otras palabras, un buen plan de acción puede ser nada más que «ilusiones» si no se implementa correctamente y se sigue de cerca.

En este punto, la capacidad del entrenador para brindar retroalimentación efectiva pasa a primer plano. Los gerentes y líderes a menudo confunden la diferencia entre comentarios positivos y elogios y comentarios negativos y críticas. Por lo general, los elogios y las críticas se centran únicamente en el resultado final, independientemente del proceso de realización, que es subjetivo. En cambio, las reseñas positivas o negativas intentan ser objetivas e identificar qué condujo al resultado final. Algunas sugerencias para una retroalimentación efectiva incluyen:

Aspectos clave sobre los Indicadores

El coach chequea el cumplimiento de los indicadores y el logro del objetivo o situación deseada. Facilitando que el coachee revise los resultados obtenidos y los cambios en sus dimensiones

Paa eso se centra en mejorar el rendimiento. La retroalimentación no se trata solo de lo que salió bien o no, sino también de investigar la causa (causa raíz) del resultado para determinar cómo podría mejorarse. Proporcione retroalimentación en el momento adecuado: Proporcione retroalimentación al alumno tan pronto como note el comportamiento que desea cambiar. La retroalimentación dada mucho después del hecho tiene poco efecto en el individuo porque no puede vincularse con el comportamiento deseado.

Estas son algunas habilidades para que el coach sume en esta etapa

Céntrate en el comportamiento específico del coachee, que este pueda hacerse cargo del «qué» y el «cómo» de la acción. Por ejemplo, suponga que un socio comercial llega tarde con un mensaje. En lugar de hacerle notar que su actitud fue desordenada e inadecuada, pregunte acerca de los beneficios que podría haber significado para el coachee haber presentarlo ese informe en una fecha determinada. Esto ayuda a que el coachee pueda identificar las acciones necesarias para lograr el objetivo específico. Evite generalizar situaciones. Recuerde no conducir, respete la idea de que coachee es el responsable por su camino. Sea honesto al momento de dar retroalimentación, con la intención genuina de asistir a una mejora paulatina. Sea realista: concéntrese solo en los factores que los coachees pueden transformar en el nivel de conciencia que atraviesan y en las oportunidades de cambio que están dadas.

Este artículo está en pleno desarrollo y requiere de próximas revisiones. Versión Beta 0,6.5 – Dr Fabián Sorrentino.