¿Son la enfermedad y la muerte posibles programas creados por nosotros mismos?

La enfermedad y la muerte son fenómenos universales que afectan a todos los seres vivos. Sin embargo, la forma en que los entendemos, los experimentamos y los afrontamos depende de múltiples dimensiones que nos configuran como seres humanos. Estas dimensiones incluyen aspectos biológicos, psicológicos, sociales, culturales, espirituales y éticos que influyen en nuestra percepción y valoración de la salud, la enfermedad y la muerte.

Desde una dimensión biológica

Son el resultado de alteraciones o desequilibrios en el funcionamiento normal de nuestro organismo, causados por agentes internos o externos que pueden ser genéticos, infecciosos, tóxicos, traumáticos, degenerativos o neoplásicos. La medicina se encarga de estudiar las causas, los mecanismos, los síntomas, el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de las enfermedades, así como de prolongar la vida y aliviar el sufrimiento. Sin embargo, la medicina no puede explicar ni curar todas las enfermedades ni evitar todas las muertes, pues existen límites biológicos y éticos que hay que respetar.

Desde una dimensión psicológica

Son experiencias subjetivas que afectan a nuestra mente y a nuestras emociones. La forma en que reaccionamos ante una enfermedad o una muerte depende de nuestra personalidad, nuestra historia, nuestras creencias, nuestras expectativas y nuestros recursos para afrontarlas. La psicología se ocupa de comprender y ayudar a las personas que sufren o enfrentan una enfermedad o una muerte propia o ajena, así como de promover el bienestar y la resiliencia. Sin embargo, la psicología no puede eliminar ni controlar todos los factores psicológicos ni emocionales que intervienen en la salud, la enfermedad y la muerte, pues existen aspectos irracionales e impredecibles que hay que aceptar.

Desde una dimensión social

Son eventos que afectan a nuestra relación con los demás. La forma en que nos relacionamos con una persona enferma o fallecida depende de nuestro rol, nuestro vínculo, nuestra comunicación y nuestra solidaridad con ella. La sociología se interesa por analizar y mejorar las condiciones sociales que influyen en la salud, la enfermedad y la muerte, así como en las respuestas colectivas que se generan ante ellas. Sin embargo, la sociología no puede cambiar ni resolver todos los problemas sociales ni estructurales que determinan la salud, la enfermedad y la muerte, pues existen conflictos e intereses que hay que negociar.

Desde una dimensión cultural

Son fenómenos que adquieren significado según el contexto en el que se producen. La forma en que interpretamos y expresamos una enfermedad o una muerte depende de nuestra cultura, nuestra religión, nuestra cosmovisión y nuestros valores. La antropología se dedica a estudiar y respetar la diversidad cultural que existe en torno a la salud, la enfermedad y la muerte, así como a facilitar el diálogo intercultural e interreligioso entre las personas. Sin embargo, la antropología no puede imponer ni relativizar todos los significados ni prácticas culturales que rodean a la salud, la enfermedad y la muerte, pues existen diferencias e identidades que hay que reconocer.

Desde una dimensión espiritual

Son ocasiones para reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia. La forma en que buscamos y encontramos un sentido a una enfermedad o una muerte depende de nuestra fe, nuestra esperanza, nuestra trascendencia y nuestra libertad. La espiritualidad se refiere a la dimensión más profunda e íntima del ser humano, que le permite conectar con su esencia, con los demás y con lo sagrado. La espiritualidad puede ayudar a las personas a dar un sentido positivo a su vida ante una enfermedad o una muerte propia o ajena. Sin embargo, la espiritualidad no puede responder ni imponer un sentido único ni absoluto a la salud, la enfermedad y la muerte, pues existen misterios e interrogantes que hay que respetar.

Desde una dimensión ética

Son situaciones que plantean dilemas morales. La forma en que decidimos y actuamos ante una enfermedad o una muerte depende de nuestra conciencia, nuestra responsabilidad, nuestra autonomía y nuestra dignidad. La ética se ocupa de orientar y fundamentar las decisiones y acciones morales que se toman en el ámbito de la salud, la enfermedad y la muerte, así como de promover el respeto y la justicia entre las personas. La ética puede ayudar a las personas a tomar decisiones y acciones razonables y coherentes ante una enfermedad o una muerte propia o ajena. Sin embargo, la ética no puede evitar ni resolver todos los dilemas ni conflictos morales que surgen en torno a la salud, la enfermedad y la muerte, pues existen valores e intereses que hay que ponderar.

En conclusión, la enfermedad y la muerte son programas creados por nosotros mismos, desde múltiples dimensiones que nos definen como seres humanos. Estas dimensiones nos permiten comprender, vivir y afrontar la enfermedad y la muerte de manera integral y multidimensional. Sin embargo, estas dimensiones también nos plantean retos y desafíos ante la complejidad y diversidad de la salud, la enfermedad y la muerte. Por ello, es necesario un enfoque interdisciplinario e intersectorial que integre y articule las diferentes dimensiones que intervienen en la salud, la enfermedad y la muerte, así como un enfoque participativo e inclusivo que respete y valore las diferentes perspectivas y experiencias de las personas que las sufren o enfrentan.

Compilado y posteriormente desarrollado por Fabián Sorrentino de las siguientes Fuentes consultadas electrónicamente: 1. scielo.edu.uy  2. paho.org  3. civica.com.es  4. doi.org