Desde la perspectiva de la Ontología de la Conciencia (ODC) esta relación se aborda desde un enfoque interdisciplinario que incluye áreas como la neuropsicología, la lógica, la epistemología, la semiótica, la bioética y la fenomenología.

En términos sencillos, la ODC parte de estudiar cómo la conciencia interactúa con su estructura básica (cuerpo+espíritu=alma), explorando preguntas como: ¿qué es la conciencia y cómo se manifiesta en el cuerpo?

La experiencia vívida es comprendida gradualmente

El cuerpo se considera una dimensión estructural que incluye la anatomía, la fisiología y la salud, mientras que el cerebro es visto como un órgano tangible que procesa información y conecta con el alma o la mente a través del Espíritu.

Desde esta cosmovisión, las emociones, los pensamientos y la voluntad humana (como atributos del alma) son la resultante de la conexón entre el cuerpo y el espíritu. La conciencia es por su parte, la forma en que lo experimentamos.

La 1er relación se establece entre el cuerpo y el cerebro

Este ha sido un tema de fascinación desde múltiples perspectivas a lo largo de la historia, y cada una ofrece una forma única de entender esta conexión:

  • Neurociencia: Desde esta perspectiva, el cerebro es el centro de procesamiento del cuerpo. La comunicación entre ambos ocurre a través de redes neuronales y señales químicas, y conceptos como la neuroplasticidad destacan cómo el cerebro puede adaptarse y cambiar en respuesta a experiencias y lesiones.
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  • Psicología: Explora cómo los procesos mentales, como los pensamientos y las emociones, influyen en el cuerpo. Por ejemplo, el estrés puede desencadenar respuestas fisiológicas, como aumento del ritmo cardíaco, mientras que el bienestar emocional puede promover la salud física.
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  • Filosofía: Corrientes como el dualismo (de Descartes) ven el cuerpo y el cerebro como entidades separadas pero interconectadas, mientras que el monismo sugiere que ambos son aspectos de la misma realidad. También se abordan cuestiones sobre la conciencia y cómo emerge del cerebro.
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  • Medicina: Para la medicina científica occidental, la cosmovisión es esencialmente materialista, mientras que para la Tradicional Ayurvedica y la Medicina China, el cerebro y el cuerpo se ven como parte de un todo integrado. Factores como la energía (Qi) o el equilibrio de los doshas son fundamentales en la relación cuerpo-mente.
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  • Espiritualidad y Holismo: Se plantea que el cuerpo y el cerebro son vehículos para algo más amplio, como el alma o la energía vital. Esta perspectiva integra lo físico, mental y espiritual, destacando la importancia de la meditación y la autoconciencia.
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  • Antropología: Desde esta perspectiva, se analiza cómo diferentes culturas y sociedades perciben la conexión cuerpo-cerebro, incluyendo rituales, prácticas médicas tradicionales y creencias sobre la salud y la mente.
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  • Tecnología e Ingeniería Biomédica: Con el avance de tecnologías como interfaces cerebro-computadora y prótesis robóticas, se explora cómo el cerebro puede interactuar directamente con dispositivos externos, ampliando los límites de esta relación.
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  • Ecología Humana: Incluye la interacción del cuerpo y el cerebro dentro del entorno físico y social, mostrando cómo factores externos, como la dieta, el entorno natural y las relaciones humanas, influyen en ambos.
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  • Filosofía Oriental: En enfoques como el yoga y el taoísmo, se estudia la conexión cuerpo-cerebro desde un equilibrio energético, buscando armonía entre ambos para alcanzar estados de paz y trascendencia.
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  • Arte y Literatura: A través de la exploración creativa, muchas obras de arte, cine y literatura han abordado la conexión entre el cuerpo y el cerebro, resaltando cómo nuestras emociones y pensamientos moldean nuestras experiencias físicas y viceversa.
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  • Educación Física y Deporte: Aquí se estudia cómo el entrenamiento físico afecta el funcionamiento cerebral, incluyendo el desarrollo de habilidades motoras, la mejora de la concentración y la promoción del bienestar mental.
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  • Teología: esta relación está profundamente conectada con conceptos de espiritualidad y la esencia del ser humano como creación de Dios. Aquí hay algunos puntos clave que reflejan esta relación:

    – El cuerpo como templo
    : La teología señala que el cuerpo es el «templo del Espíritu Santo» (1 Corintios 6:19). Esto implica una visión sagrada del cuerpo, y su cuidado y bienestar son parte de una vida espiritual equilibrada.
    – Unidad cuerpo, alma y espíritu: En las Escrituras, el cuerpo no se percibe como una entidad aislada, sino como parte de un todo junto con el alma y el espíritu. Esta interconexión muestra que las decisiones mentales o almáticas son la resultante entre la relación entre el cuerpo y el espíritu, impactando en el bienestar integral del ser humano.
    – Renovación de la mente: Romanos 12:2 enfatiza la transformación y renovación del alma/mente como clave para comprender la voluntad de Dios. Esto destaca el papel del cerebro en el desarrollo espiritual y moral.
    – El corazón como centro: En términos bíblicos, el «corazón» frecuentemente se refiere al centro de del alma humana: (emociones, pensamientos y voluntad). Aunque no se describe anatómicamente, representa la integración del cuerpo y mente bajo un enfoque espiritual.
    – El cuidado integral: Dios llama a los creyentes a amarle con todo su corazón, alma y fuerza (Deuteronomio 6:5), una expresión que involucra a nuestra alma dispuesta. Esto sucede cuando nuestro cuerpo y espíritu conviven en armonía.

 

¿Y que rol cumple la conciencia en esta relación?

Para comprender estos conceptos, que influyen en nuestro diario vivir incluso cuando no somos plenamente conscientes de ellos, podemos recurrir a una analogía de Viktor Frankl: “el ojo humano nunca podrá verse a sí mismo”.

El Dr. David R. Hawkins sostiene que cada nivel de existencia solo se entiende a través del siguiente nivel jerárquico inmediato, pues ningún elemento puede experimentarse por sí mismo. Y a esto lo llama como: el Principio de Interdependencia.

El cuerpo, en su esencia, no tiene la capacidad de percibir su propia existencia. Solo lo conocemos a través de los sentidos y las sensaciones, aunque éstos, a su vez, no pueden autoexperimentarse, sino a través de la conciencia.

La experiencia corporal se registra en el cerebro, pero la sensación vívida se origina en un campo energético superior al de las tres dimensiones expresadas en este gráfico, ya que esas tres igualmente carecen de la facultad de autoevaluación.

La Conciencia como la Capacidad de Darnos Cuenta

La imaginación, las emociones y los pensamientos se manifiestan en la mente y solo resultan perceptibles gracias a un campo mayor: la conciencia (esa capacidad que en primera instancia nos permite estar alertas y darnos cuenta. Esto es algo que en términos teológicos se experimenta como discernimiento). Este campo nos permite conocer lo que ocurre en la mente y percibir las sensaciones del cuerpo en forma integrada.

Desde los niveles de conciencia inicial o medios no es posible experimentar «lo maravilloso de la creación», haciéndose indispensable transitar hacia niveles superiores, tal como expresamos en este artículo: la escalera de la conciencia.

Este artículo, expresado desde una perspectiva ontológica, va mucho más allá de las interpretaciones puramente reduccionistas.

No se trata simplemente de considerar al alma/mente como un producto emergente del cerebro, sino de reconocer que esta parte de la experiencia subjetiva y unificada de estar vivos (como expresa Tononi). Y se configura como una entidad fundamental e inherente a Dios y el universo (como obra de la creación). Esto implica que, si bien el cuerpo (y en particular el cerebro) aportan las bases materiales y funcionales, el alma/mente actúa como un puente que conecta esta función biológica con dimensiones más profundas de Su Espíritu.

Para facilitar la comprensión de estos términos te comparto una tabla comparativa:

En Sonría, expresamos la conciencia en esta fórmula

El propósito de esta “fórmula metafórica» es para comprender el estado de conciencia, en la que consideramos:

  • M(t): representa el estado material o físico del cuerpo y la mente en un instante de tiempo.
  • I(t): abarca los procesos de información, es decir, las capacidades cognitivas y el procesamiento mental.
  • O(t): refiere a la dimensión ontológica, el “ser” que le da sentido al plano físico y el del alma.
  • T(t): incluye los elementos temporo-espaciales y gravitatorios de la 4ta dimensión (dimensión cuántica).
  • P: hace alusión al «parámetro eterno» que influye claramente en la manifestación de la conciencia.

Esta ecuación simbólica: C(t) = Φ(M(t), I(t), O(t), T(t), P), reflejada en este artículo, ilustra la idea de que la conciencia es el resultado de la interacción dinámica entre todos sus componentes. Invitándonos a entender que el cerebro y el cuerpo son indispensables, pero que la mente (y la conciencia en su sentido más amplio) emanan de factores ligados a la estructura y leyes fundamentales de un creador, expresadas en el universo. De este modo, la experiencia consciente no puede reducirse a reacciones bioquímicas, sino que es el reflejo de un entramado integral de procesos que configuran nuestra realidad y existencia.

Esta visión integral tiene implicaciones en cómo interpretamos el autoconocimiento y nuestra identidad, pues sugiere que al trabajar en el equilibrio entre el componente físico y espiritual, nos conduce a una comprensión y discernimiento más profundo de nuestro ser (alma única e irrepetible que experimenta la vida en este universo).

Ahora, como desafío para medir tu entendimiento de este artículo te dejo con la siguiente fórmula: Si logras discernirla, habrás logrado una síntesis de todos estos conceptos:

Si requieres alguna ayuda de lo que significa el concepto (C) podras preguntarme por chat, así confirmaré que me has leído.

Un desarrollo sintético del Dr. Fabián Sorrentino para la clase: «Cuerpo, Mente y Conciencia», de sonria.university