Todos los animales se alimentan, pero sólo el ser humano cocina.

Uno de los aspectos más importantes en la vida de los seres humanos y de los animales es la búsqueda de alimentos. La mayor parte del tiempo humano siempre ha estado dedicado, y lo sigue estando, a conseguirlos, conservarlos, prepararlos y consumirlos. Pero no podemos olvidar que la búsqueda de alimentos ha conducido a la humanidad a desgracias impensables debido a la ingestión de productos desconocidos, venenosos, etc. Es decir la experimentación alimentaria conformó la dieta de los humanos gracias al acierto y al error.

La alimentación humana ha evolucionado en muchas ocasiones de manera contraproducente. Los humanos han renunciado voluntariamente a sus hábitos alimenticios naturales siendo gran parte de su historia alimenticia reciente totalmente irracional. Muchos de los menús del pasado resultan sorprendentes a la luz de los gustos actuales y nos llevan a pensar que el comer se ha convertido en una necesidad psicológica más que fisiológica.

En nuestra época, los pueblos del mundo van cobrando conciencia de que la tarea de alimentar a sus integrantes es una empresa común. Mientras millones de seres mueren de inanición, otros tantos derrochan alimentos en un alarde fatal de opulencia, y muchos devoran tranquilamente una cantidad de comida que su capacidad física no puede aceptar.

Es evidente que en nuestro mundo de alto consumo la gente desearía comer menos, y que, sin embargo, no lo logra. ¿Por qué? ¿Qué sentimientos profundos se mezclan en la protesta que se produce al aumentar el precio del pan o de las patatas? ¿Por qué, cuando piensan en la estrechez y la pobreza, nuestros hombres políticos se inclinan en aliviarlas repartiendo alimentos? La comida no es simple sustento, sus implicaciones con los instintos más primarios de la humanidad nos lleva a querer comprender el hecho alimenticio para conocer mejor al ser humano y aprender de nuestros errores para progresar.

La comida no sólo se ingiere por razones nutricionales

Un estudio publicado en 1979 por Baas, Wakefield y Kolasa presentaba una lista relativa a los diversos usos de los alimentos en la sociedad, de la que escojo los siguientes:

01.Aprender a cocinar nos hizo humanos». Satisfacer el hambre y nutrir el cuerpo.
02.Iniciar y mantener relaciones personales y de negocios.
03.Demostrar la naturaleza y extensión de las relaciones sociales.
04.Proporcionar-un-foco-para-las-actividades-comunitarias.
05.Expresar-amor-y cariño.
06.Expresar individualidad.
07.Proclamar la distintividad del grupo.
09.Significar estatus social.
10.Recompensar y castigar.
11.Prevenir, diagnosticar y tratar enfermedades.
12.Representar seguridad.
13.Expresar sentimientos morales.
14.Significar riqueza.

Como puede observarse, de todos los usos expresados, solamente uno es nutricional. Y es que los condicionamientos socioculturales relativos a la alimentación son poderosos y complejos. Los usos dados a cada alimento, sus combinaciones, el orden, la composición, el número y las horas de las diferentes comidas… todo ello está codificado de un modo preciso; y dicha codificación es el resultado de un proceso social y cultural cuyo significado y razón cabe buscarlos en la historia de cada sociedad o cultura.

En la mayoría de sociedades, los ritos de iniciación y las ceremonias fúnebres terminan siempre con un festín, y las costumbres alimentarias varían con los roles jugados por sexos, contribuyen a las transacciones económicas, forman parte de las reglas de hospitalidad y mantienen incluso relaciones con lo que es sobrenatural. Prácticamente todo el conjunto de las actividades humanas está vinculado, de una u otra forma, a la cultura alimentaria.

Estudiar cómo se obtienen los alimentos y quien los prepara, cómo se distribuyen, y dónde, cuándo y con quién son consumidos, aporta mucha información sobre el funcionamiento de una sociedad y permite deducir el conjunto de las relaciones que prevalecen entre sus miembros. Parece, pues, que la evolución del comportamiento humano es fruto de las interacciones entre los comportamientos alimentarios y las instituciones culturales. Beber y comer son actos totalmente cargados de sentido, significado y emoción, a menudo relacionados con eventos que no tienen nada que ver con la necesidad de alimentarse.

Históricamente, la alimentación ha estado ligada al prestigio social y el estatus. Los modos de alimentarse constituyen un medio de afirmarlos frente a los demás y de adquirir prestigio. El deseo de una promoción social, manifestada fundamentalmente a través de la adopción de alimentos, de platos y de maneras de mesa inspirados en los de una categoría social considerada superior y a la que se pretende igualar o imitar ha constituido uno de los motores más poderosos de las transformaciones de la alimentación.

La comida y la bebida son un regalo de aceptación universal, en todas las culturas y en todas las clases sociales. Mediante el regalo de comida puede expresarse una enorme variedad de relaciones y de emociones: parentesco, compromiso, simpatía, gratitud. En la lengua catalana, existe un refrán que dice: «El que no es paga en diners es paga en dinars». En la medida en que el dinero constituye un medio universal de cambio, este refrán atribuiría a la comida la posibilidad de esa misma función, la de un medio universal de cambio, de relaciones.

Como hemos indicado antes, la alimentación es un componente importante de las fiestas, de los ritos y de las ceremonias en general. Las fiestas acostumbran a celebrarse, no importa el tipo de sociedad, por muchas y variadas razones. Por ejemplo: celebración de un particular evento religioso (Navidad, Pascua, Ramadán, Yom Kippur); celebración de la cosecha o la siembra; ofrecimiento a los dioses con motivo de los solsticios de verano o de invierno; homenaje a los antepasados muertos; fiestas de entronización, de iniciación, patronales, de acción de gracias, etc. La fiesta exige una alimentación determinada que, a su vez, puede «hacer la fiesta»; los alimentos consumidos suelen ser más «raros», menos frecuentes, más difíciles de preparar y, generalmente, más caros. En ocasiones son alimentos que, por sí mismos, simbolizan o denotan la festividad: los turrones en Navidad, la «mona» de pascua, los roscones de Reyes …

Las condiciones ecológicas, demográficas, tecnológicas, sociales, políticas, económicas e ideológicas, configuran la cocina de cualquier pueblo o cultura del mundo. De este modo podría afirmarse que la comida española es un reflejo del comercio y de la conquista. Su fondo de cocina, el aceite de oliva, fue introducido en algún momento del primer milenio antes de Cristo desde el este del Mediterráneo. La producción de pescado seco y salado tuvo una gran expansión para satisfacer las demandas de Roma. Las invasiones de pueblos germánicos contribuyeron a un incremento notable de la cría de ovejas y de corderos para comer. Los árabes introdujeron el arroz, tanto para el consumo propio como para su exportación; y al parecer introdujeron los dulces elaborados a base de almendras, tales como el mazapán y el turrón. Las propias conquistas españolas en el Nuevo Mundo proporcionaron muchos alimentos, pero muy particularmente dos nuevos, que fueron incorporados rápida y absolutamente a su cocina: el tomate y el pimiento (Tannahill, 1973, p. 287)

En los siguientes temas que vas a estudiar conocerás algunos de los principales alimentos que han hecho evolucionar a la humanidad desde la prehistoria, a través de diferentes épocas, pasando de un continente a otro. La finalidad última es que conozcas el origen, la procedencia de los principales alimentos que se consumen en el mundo y que comprendas que la manera de alimentarnos está derivada de los sucesivos contactos establecidos por los humanos en su historia.

Interesante documental que resume muy bien lo que acabamos de leer

Aprender a cocinar nos hizo humanos

Magnífico programa de Redes de Eduard Punset donde reflexiona sobre la evolución ligada a la alimentación.
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Sabemos que el tamaño del cerebro no ha cesado de aumentar durante los últimos dos millones de años, desde los primeros homínidos hasta nuestra especie.

Fuente: José Ramón Tormo Capsir / R.P.I. Nº 2329. Reproducido a fines Académicos. Sugerimos leer en Medio Original.