¿Cómo superar la soledad o disfrutarla en compañía?

La soledad no es simplemente la ausencia de compañía, sino la sensación de no estar conectado. Y es que vivimos una paradoja. En un mundo  más interconectado que nunca, la soledad no deseada persiste en las sombras haciéndose sentir con mucha intensidad llevando a un desequilibrio emocional y hormonal generado en la soledad.

Ahora bien, observar la soledad desde el nivel dos de la conciencia, o nivel de las relaciones, que es el que trabajaremos en este capítulo, es atender y entender que las relaciones sociales que se generan y expresan son el resultado de la interacción entre los sujetos y los sistemas sociales. Comprendiendo que la gestión emocional juega un papel crucial al relacionarnos y el no trabajar este aspecto puede derivar en carencias de este nivel de conciencia que se caracterizan por la conformidad, la imitación y la repetición, profundizando aún más las percepciones negativas de la soledad.

Pero ¿Cómo nos afecta? ¿Podemos transformar la soledad en una oportunidad para el autodescubrimiento? Y si la soledad es desconexión ¿Cómo me conecto? ¿A qué me conecto? Son algunas de las interrogantes que surgen y el responderlas nos llevará un paso más a la superación y la transformación personal.

Sin embargo, antes de continuar con la cirugía a la Soledad desde este nivel, permíteme contarte mi historia.
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La soledad, mi compañera por más de 40 años

Acompañantes silenciosos

Hay dos elementos que me acompañaron de forma permanente durante gran parte de mi vida, la sensación de soledad y mis problemas hormonales.

Y es que, siendo la hija mayor de mi familia nuclear, desde muy pequeña sentí la obligación de ser una niña responsable. Al ser una familia numerosa y de escasos recursos económicos, la atención de mi madre me parecía insuficiente, pero entendía que yo no era una prioridad y que en vez de molestar debía colaborar.
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Las manifestaciones externas

Aun cuando no hay datos bioquímicos de esa época, los síntomas del desequilibrio hormonal estaban presentes  desde bebé: estreñimiento, dificultad para regular el peso y un carácter sentimental. Desde la infancia tenía preferencia por las actividades reflexivas y evitaba las actividades sociales. Así que me fue bien en los estudios y muy mal en los deportes. En este sentido, solo la natación logró cautivarme y muy probablemente se deba a que la práctica no fomenta la socialización.

Así mismo, a medida que crecía, las manifestaciones de irregularidades en mi funcionamiento corporal eran evidentes, mi primera menstruación fue a los quince años, la segunda se presentó dos  años después, y hasta los treinta solo menstruaba en promedio  tres veces al año. Solo se regularizarían después de casarme y tener a mis hijas. 

Debido al desconocimiento y a la escasez de recursos, es alrededor de los dieciocho años que  me realizan una serie de análisis que evidencian la  alteración en algunas hormonas y la presencia de ovarios poliquísticos. Sin embargo, no seguí el tratamiento que me fue indicado.

En retrospectiva, es posible observar cómo en muchas épocas de mi vida la Soledad me afectó de forma extrema. En la escuela las maestras comentan que no manifestaba interés por jugar con los otros niños. Siendo adolescente, intentaba integrarme pero algo en mí se sentía desconectado del resto. De adulta en las fiestas sentía mucha ansiedad y por ello tomaba más allá de mis límites.
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Lo que no se ve

Este desequilibrio emocional provoca, que entre los veinticinco y veintiocho años, presentará pensamientos e intentos suicidas. Me sentía desconectada de todo.

En esa época, laboraba  en un pueblo al que pocos querían ir a trabajar, lo que al principio le dio significado a mi vida. Ahora bien, luego de tres años en el mismo lugar, me sentía vacía. Mi pensamiento predominante era de que nada de lo que hacía tenía importancia, que yo misma  no valía la pena.

Posteriormente, recién casada y al cambiar a una población más grande, por unos pocos meses me sentí mejor. No obstante, hago otro intento de suicidio y solo encuentro un lazo más fuerte a la vida al tener a mis hijas, donde se convirtieron en mi prioridad. Con altibajos emocionales, al no sentirme conectada con mi compañero de ese entonces y padre de mis hijas, mi responsabilidad con ellas me rescata. 

Tiempo después, con el divorcio, hay un caos en mi sistema hormonal y mis emociones. Llegué muy cerca de los 100 kilos de peso, entré a la menopausia y me siento más desconectada que nunca de la vida. Solo me detienen ellas, mis hijas adolescentes que aún me necesitan.

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El despertar

Un diagnóstico médico, me hace despertar y en vez de seguir las indicaciones que me llevaban a la resignación decido cambiar la forma en que vivo. Mi frase salvadora fue “Yo provoque esto, yo lo puedo sanar”

Iniciándose un proceso de aceptación y el trabajo de transformación, lo que me lleva al camino  de una vida natural en equilibrio con el entorno y al servicio del otro desde mi conexión a la Divinidad y a mi propio ser.

En ese momento, mi percepción de la soledad cambió, porque comprendí que nunca estoy sola. Los días en que las ausencias duelen, esta fuerte conexión conmigo misma me permite percibir la conexión con Dios y con mi entorno, entendiendo esos momentos como espacios para crecer.
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Comprender para transformar

La comprensión es el primer paso para la aceptación, y sólo aceptando puede recuperarse. (J.K. Rowling)

No podemos transformar aquello que no logramos comprender. Es por ello que en este capítulo te propongo una aproximación a lo que ocurre en nuestro  cuerpo,  emocionalidad y  mente, cuando nos percibimos en soledad. Y para ello iniciamos con su definición desde la Psicología.

En este orden,  existen diversos conceptos que abordan aspectos psicológicos particulares de este fenómeno. Unificando dichos elementos, se concibe a la soledad  como un estado subjetivo que contrasta con la condición de aislamiento físico; surge como una respuesta ante la falta de una relación particular, e implica un desequilibrio en el nivel deseado y logrado de interacción socioafectiva, cuyas consecuencias pueden afrontarse de manera negativa o positiva, dependiendo del grado de control que según el sujeto ejerce sobre el déficit relacional.

Partiendo de la conceptualización de la soledad como proceso cognitivo podemos considerar tres variables involucradas en esta percepción:

1. La Red de relaciones (cantidad, calidad, grado de relación).
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2. Característica de la persona (demográficas, de personalidad).
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3. La evaluación subjetiva de la red basada en creencias y experiencias.
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De lo anterior se  deduce que una misma circunstancia pueda ser percibida por distintas personas como:

• Aislamiento: Me percibo en soledad y/o  desconectado de una red de apoyo, deseo aumentar esta red.
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• Acompañamiento: Me percibo conectado con mi red social y con el entorno, y lo disfruto.
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• Hacinamiento: Me percibo en un acompañamiento excesivo y deseo más espacio.
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De esta percepción particular y la forma en que sea abordada, puede  afectar en mayor o menor grado el equilibrio hormonal y emocional de la persona.
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Causas de la soledad

La soledad es un fenómeno complejo y multifactorial que no tiene un origen único. En cada situación confluyen diversos elementos. En forma general podemos clasificar las causas en estos tres tipos de factores:

• Factores personales, que son causas internas tales como: personalidad, autoestima, expectativas, patrones cognitivos disfuncionales
  etc.
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• Factores relacionales, que pueden ser tanto internos como externos: Dificultad para estar solo, habilidades sociales deficientes, mecanismo de defensa relacionado a situaciones traumáticas previas, conflictos, rupturas, pérdidas, etc.
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• Contextuales que son causas externas: movilidad, migración, urbanización, carencia de recursos (sociales, económicos, demográficos), redes sociales, etc.

Sin embargo, es importante recalcar que la percepción de la soledad no tiene una causa única sino que confluyen una combinación de los diversos tipos arriba descritos.
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Tipos de soledad desde la Psicología

Debido a que la soledad es un fenómeno universal  que puede afectar a personas de cualquier edad, género o condición social , presenta múltiples matices que nos permite un gran número de clasificaciones. Te dejo una breve explicación de los  principales tipos de soledad que, según estudios psicológicos, podemos experimentar en algún momento:

• Crónica o temporal: según el tiempo de permanencia en la persona.
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• Voluntaria o involuntaria: Siendo elegida o no por la persona.
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• Positiva o Negativa: según sus consecuencias en la salud emocional.
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• Contextual o Global: Dependiendo si se nota en un solo contexto o se proyecta en todo los ámbitos de la vida.
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• Social: percepción de la falta de relaciones sociales significativas.
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• Emocional: sensación de no tener apoyo emocional, incluso en presencia de otras personas.
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• Relacional: falta de conexión profunda y significativa en relaciones personales cercanas.
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• Existencial: sensación de aislamiento existencial, una desconexión más profunda relacionada con el sentido de la vida y la existencia personal.
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• Psicopatológica: aquella que es causa o consecuencia de un trastorno psicológico.
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• Tecnológica: surge de la desconexión social asociada con el uso excesivo de la tecnología.

Estas categorías se combinan de diferentes formas, dando lugar a distintos perfiles de soledad con distintas consecuencias. Por ejemplo, una persona puede experimentar una soledad temporal, leve y buscada, como una forma de descanso o introspección, o una soledad crónica, severa e impuesta, como una consecuencia de la marginación o el rechazo social.
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Consecuencias

Dependiendo del tipo o tipos de soledad presentes, pero en especial de las habilidades de la persona para transitar el fenómeno, se presentarán en mayor o menor grado, consecuencias negativas para la salud física y mental:

• A nivel físico se le asocia a problemas cardiovasculares, tensión alta, disminución de la capacidad autoinmune, por lo que las personas se hacen más propensas a infecciones y alteraciones hormonales que  pueden desencadenar en un gran número de enfermedades como el cáncer, obesidad, diabetes, entre otras.
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• A nivel cognitivo la soledad causa alteraciones en el funcionamiento de las estructuras cerebrales especialmente en el hipocampo y la amígdala. Afectando principalmente  la memoria. También  afecta  a las neuronas espejos por lo que se hace más difícil empatizar con el otro y entender las señales sociales, lo que dificulta el poder conectar. De igual forma se ve afectada la neuroplasticidad por lo que se le hace difícil la adaptación a  los cambios. Todo ello puede reducir las destrezas cognitivas, como la concentración, toma de decisiones, solución de problemas e incluso la capacidad de cambiar los pensamientos negativos
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• A nivel emocional, se considera que los mismos cambios de las estructuras cerebrales derivados de la percepción de soledad provocan una desregulación emocional donde están involucradas  las hormonas y pueden generar emociones negativas, como sensación de abandono y vacío, miedos e incertidumbre. que pueden llevar a merma de la autoestima,  desmotivación, ansiedad, depresión.

En resumen, la soledad puede conducir o estar asociada a  tener baja autoestima, dificulta el aprendizaje, el raciocinio y la memoria, inicio sexual precoz, dificultad para establecer y mantener las relaciones sociales, mal manejo del estrés, ansiedad, depresión, adicciones, demencia  y  suicidio.

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Beneficios de la soledad

Aunque estamos acostumbrados a ver la cara oscura de la soledad, no podemos olvidar que también hay un lado luminoso.

Así que a las consecuencias que hemos nombrado anteriormente y que tiene que ver con la afectación de la salud física, mental y emocional, el bienestar, la creatividad, la productividad y la participación social, es necesario sumarle los aspectos positivos, en especial de una soledad bien llevada.

Algunas de las consecuencias positivas de la soledad son:

• Regula la energía.
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• Ayuda a la reflexión.
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• Promueve la imaginación.
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• Refuerza la empatía.
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• Permite el goce personal.
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• Mejora el rendimiento personal.
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• Evita los apegos emocionales.
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• Nos hace personas más autónomas.
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• Nos ayuda a establecer mejores vínculos sociales.
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• Brinda un espacio tranquilo y reflexivo para conectarnos con nosotros mismos.
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• Permite pensar con libertad en proyectos futuros, proponernos metas.
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El desequilibrio hormonal: causa o consecuencia

Las causas están ocultas. Los efectos son visibles para todos. (Ovidio)

Cuando observamos las consecuencias de la soledad, es imposible no notar un elemento siempre presente y que puede ser estimado cuantitativamente. Este conector clave es el desequilibrio hormonal. Ahora bien, ¿es este desequilibrio el detonante o la consecuencia de la percepción de soledad?, ¿Cuál de ellos aparece primero? No es tan simple de responder.

Lo que sí es posible de verificar, es que un fenómeno nutre al otro. A mayor sensación de soledad, mayor alteración del equilibrio hormonal. Y un mayor desequilibrio hormonal provoca una sensación más profunda de soledad. De aquí, la indicación de tratar la soledad desde un punto de vista integral, para lo cual es imprescindible conocer qué es el desequilibrio y como se establece esta interrelación con el desequilibrio emocional en la soledad.
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¿Qué es el Desequilibrio Hormonal?

De forma simple, podemos decir que el desequilibrio hormonal es una alteración en los niveles de las hormonas que regulan el funcionamiento del organismo.

Ahora bien, las hormonas son sustancias químicas que se producen en las glándulas endocrinas y que viajan por el torrente sanguíneo hasta los tejidos y órganos, donde ejercen su acción. Son responsables de muchos procesos vitales, como el metabolismo, el crecimiento, la reproducción, el sueño, la temperatura corporal. También actúan  como neuromoduladores que regulan el sistema de respuesta del cerebro, incidiendo en nuestro estado de ánimo. De allí su importancia a nivel físico, mental y emocional.

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Círculo Vicioso: Desequilibrio Hormonal-Soledad

En principio, se considera que la soledad aparece primero, consecuencia de un suceso  que la persona considera traumático y que le es difícil gestionar.  Alterando los niveles de algunas hormonas: aumentando el cortisol y la adrenalina; disminuyendo la oxitocina, la serotonina, la dopamina y la melatonina; alterando los niveles de vasopresina. Todas ellas hormonas relacionadas con el estrés, el sueño, el apetito, el humor, el placer, el amor, el miedo o la agresión. Este  desequilibrio  hormonal puede  agravar los síntomas de la soledad y de esta forma generar un círculo vicioso.

Antes bien, sería interesante poder conocer los niveles hormonales en la persona antes y justo en el momento  de ocurrir el desencadenante. Pudiendo observar la magnitud en que las hormonas pueden influir en el surgimiento de esta percepción de soledad. Es muy probable que pronto esto sea posible gracias a los biosensores, cada vez más usados para monitorear la salud, controlar y prevenir enfermedades.

En este sentido es posible observar que las alteraciones hormonales están relacionadas con la dificultad de conectar con el otro, manteniendo a las personas hiperconectadas a la vida desde un enfoque negativo, donde  solo ve problemas, escasez lo que la mantiene en papel de víctima y le impulsa a comportarse de manera reactiva..

Estrategias para salir de la soledad o disfrutar de sus beneficios

Debido al mismo carácter multidimensional  de la soledad, la forma de afrontarla presenta diversas rutas.

Un posible camino es la aplicación de la terapia cognitiva conductual (TCC), un tipo de psicoterapia que ayuda a cambiar los pensamientos, emociones y comportamientos de soledad. Basándose en el principio de que los pensamientos influyen en cómo nos sentimos y cómo actuamos. En ella, se realizan sesiones donde se estimula los procesos de pensamientos, y en la conversación,  el psicoterapeuta ayuda a tomar más conciencia de los pensamientos negativos, enfocándose en la conducta que responden a esos pensamientos. Para modificar emociones y comportamientos , de modo que lograr una mejor salud mental y ser más resolutivo en situaciones exigentes.

También podemos superarla empleando estrategias de apoyo social, ampliar el círculo de amistades, participar en actividades de interés, mejorar la comunicación y la empatía, etc. Incluso para disfrutarla, podemos hacer foco en aprovechar los beneficios que ofrece, como la libertad, la tranquilidad, el autoconocimiento o el contexto creativo que está implica.

En ambos casos, se trata de encontrar un equilibrio entre la conexión y la desconexión, entre el yo y los otros, entre el aislamiento y la compañía.

Equilibrar las conexiones

Por ello hoy, el camino que te propongo se basa en la búsqueda de ese equilibrio a través de desconexión, reconexión y reforzamiento de las conexiones:

• La desconexión definitiva de las interpretaciones que no nos suman, así  como la temporal con el otro para mirar profundo dentro de nuestro ser.
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• La reconexión con aquellas personas, seres, entorno, con nosotros y en especial con nuestro Ser de significancia, cuando por alguna razón los hemos dejado de lado cortando así la energía que fluye en esta interrelaciones y que nutren al ser.
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• Reforzando las conexiones en los 4 tipos existentes, más abajo explicadas, que quizás están presentes pero de forma tan débil que nos sentimos desconectados.

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Bisturí y suturas para conectarnos adecuadamente

La mala comunicación no desconecta las almas. Son las almas desconectadas las que se comunican mal. Ann Voskamp.

Como seres relacionales, nuestro cuerpo y mente requieren de las conexiones para mantenernos saludables. Si  están en déficit ya sea en calidad o cantidad, los síntomas aparecen.

Ahora bien, no se trata solo de la conexión con las personas que están alrededor. Es algo más profundo. Una conexión saludable involucra cuatro tipos de relaciones:

1. Con tu ser de significancia/ Relacionándonos con nuestro Dios
2. Contigo mismo/ Autoconexión
3. Con las circunstancias/ Conexión contextual
4. Con el otro/ Conexión interpersonal

Antes de explicar cada uno de ellos, quiero compartir este cuento que he creado para ilustrarlo:

El hombre que cortó sus hilos

Reacción o acción sin sabiduría

Había una vez un hombre en un pequeño pueblo rodeado de un bosque misterioso. Este hombre, llamado Lucas, llevaba consigo algo inusual, él podía percibir unos hilos mágicos que lo conectaban a su alrededor. Al principio, no entendía para qué servían esos hilos, y le molestaba su presencia, en especial cuando  pensaba  con melancolía sobre su pasado o con temor en el futuro que era cuando estos hilos parecían activarse, confundiéndolo. También cuando pensaba en utilizar una situación para su provecho personal.

Todo ello molestó a Lucas. quien  decidió cortar los hilos que para él no tenían sentido. Pensó que, al liberarse de esas ataduras invisibles, podría vivir sin molestias y sin preocuparse por conexiones que no comprendía. Sin embargo, a medida que cortaba un hilo tras otro, algo extraño sucedía.
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Resultados inesperados

En efecto, con cada hilo cortado, Lucas notaba que su entorno se volvía más silencioso. La risa de los niños, el susurro del viento y hasta el canto de los pájaros parecían desvanecerse. Al mirar alrededor, se dio cuenta de que la conexión con las personas, la naturaleza y todo lo que lo rodeaba se estaba desvaneciendo. Por último cortó un gran hilo dorado que lo conectaba hacia arriba y desde ese momento, todo le pareció gris, incluso el mismo.

Después de esto, Lucas experimentó una soledad abrumadora, aislado en su propio mundo. No entendía por qué el bosque, que antes era su refugio, ahora le parecía sombrío y vacío. La conexión que alguna vez compartió con los demás se había desvanecido, y él se encontraba solo en su propio universo. Y era uno muy oscuro, insípido, inodoro, sin ruidos y sin nada que sentir, solo miedo.
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Cuando te permites escuchar

Un día, mientras paseaba por el pueblo, Lucas notó a un anciano sabio sentado en un banco. Este anciano percibió el aura de soledad que envolvía a Lucas.

—¿Por qué cortaste tus hilos, joven? —preguntó el anciano, mirando con compasión.

Enseguida, Lucas explicó su decisión, cómo los hilos lo molestaban y cómo pensaba que al cortarlos se liberaría de esas ataduras. El anciano sonrió sabiamente.

—Los hilos que cortaste eran tus conexiones, la magia que te unía a Dios y al mundo que te rodea. Sin ellas, te has aislado de todo, hasta de ti mismo. Y ahora permaneces conectado al miedo y la tristeza. Pero aún hay esperanza. Puedes aprender a reconectar esos hilos perdidos.

Enseguida, el anciano guio a Lucas de regreso al bosque, donde los hilos mágicos aún flotaban en el aire. Juntos, tejieron cuidadosamente nuevos hilos, reconstruyendo las conexiones perdidas.
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La Magia de la conexión

Con cada hilo que volvía a unirse, Lucas experimentaba una transformación. La risa de los niños volvió a llenar el aire, los árboles le susurraron historias olvidadas, y la sensación de soledad se desvaneció llenándose de luz su propio interior. Se dio cuenta de que los hilos, en lugar de molestarlo, eran el lazo mágico que lo conectaba con el tejido de la vida. Él anteriormente, no  había notado la alegría que ellos le suministraban cuando enseñaba a los niños a construir un comedero para pájaros, cuando ayudaba a la anciana del pueblo a transportar sus víveres o cuando disfrutaba de un hermoso amanecer.

A partir de  ese día, Lucas se entendió que somos parte de un todo y si nos desconectamos de él, la soledad más profunda nos envuelve. Se prometió valorar y nutrir sus conexiones, que aunque invisibles, son la magia que teje la trama de la existencia. 

Como vemos en la historia, es necesario cortar los hilos que nos atan a los miedos y no nos dejan avanzar . Por el  contrario, salir de la soledad requiere reforzar aquellos  nos conectan al todo.

A continuación te explico el beneficio de reforzar cada uno de estos lazos.
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Las conexiones que nos integran

En el contexto relacional existen cuatro dimensiones: la relación con lo trascendente, la relación consigo mismo, la relación con el entorno (las circunstancias y las cosas) y la relación con los otros. Estas cuatro dimensiones influyen en la forma en que nos comunicamos, nos percibimos y nos valoramos.

Veamos cómo el trabajar cada una de estas conexiones nos permiten salir de la percepción negativa de la soledad.
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1. Relacionándonos con nuestro Dios

Sin importar  tu creencia y el nombre que le des a tu ser de significancia, la conexión espiritual es crucial para transformar la experiencia de la soledad.

Este tipo de conexión, se levanta como un faro en la oscuridad de la soledad, brindando un significado profundo y una guía trascendental en el viaje hacia la superación. Entre las razones fundamentales que destacan la importancia de la conexión espiritual en este proceso, tenemos:

• Sentido de Pertinencia: La conexión espiritual nos conecta con algo más grande que nosotros mismos. Al reconocer y abrazar nuestra relación con el universo, Dios o cualquier fuerza trascendental, experimentamos un sentido de pertenencia que contrarresta la sensación de aislamiento. Este vínculo nos recuerda que somos parte integral de un todo mayor, eliminando la percepción de soledad existencial.
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• Fuente de Consuelo y Esperanza: En los momentos de soledad, la conexión espiritual se convierte en una fuente inagotable de consuelo y esperanza. La creencia en un poder superior nos ofrece la certeza de que no estamos solos en nuestros desafíos. La fe y la confianza en algo más grande que nosotros mismos pueden iluminar nuestro camino, proporcionando una luz en medio de la oscuridad emocional.
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• Transformación de la Percepción: Esta conexión nos insta a ver la soledad como una oportunidad para el autodescubrimiento y el crecimiento. Al alinear nuestras experiencias con un propósito más elevado, comenzamos a percibir la soledad como parte de un proceso más amplio de evolución personal. Esta perspectiva transformadora cambia la narrativa de la soledad de una carga a un camino hacia la plenitud.
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• Fomento de Relaciones Significativas: Este tipo de conexión no se limita a la relación con lo divino; también nutre nuestras conexiones humanas. Al estar arraigado en valores espirituales, cultivamos relaciones basadas en la compasión, la empatía y el amor incondicional. Estas relaciones auténticas contrarrestan la soledad relacional, proporcionando un espacio para la conexión profunda y significativa con otros seres humanos.
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• Resiliencia y Fortaleza Interior: La conexión con la Divinidad actúa como un sostén en tiempos difíciles. Nos brinda la fuerza interior necesaria para afrontar los desafíos de la vida, incluida la soledad. Al confiar en una fuente de poder más allá de nosotros mismos, cultivamos la resiliencia espiritual que nos permite atravesar la soledad con valentía y determinación.

Al abrazar esta conexión, encontramos un camino hacia la superación de la soledad, guiados por la creencia en algo más grande y significativo que trasciende las limitaciones de la experiencia individual.
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Para ampliar la información:

Sobre el desequilibrio hormonal y la soledad, puedes consultar los siguientes sitios web: Healthline, Medical News Today, Glamour,  Blog de HLA, Mentes Abiertas Psicologia, Madrid.es, Psicologia y Mente

Para conocer más sobre Relaciones interpersonales visita Fide.edu.pe

Información sobre la vasopresina ichgcp.net y psicologiaymente

Compilado y posteriormente desarrollado por Amar Bazán con aportes de Fabián Sorrentino. Fuentes Consultadas: 1. healthline.com   2. medicalnewstoday.com   3. glamour.mx    4. blogdehla.es    5.redalyc.org     6. Mentes Abiertas Psicologia   7. Madrid.es   8. Fide.edu.pe