Actitud de condenar antes de haber realizado el juicio, esto es, sin chequear con los hechos ni dar la posibilidad de defenderse. Del lat. praeiudicium, ‘juzgado de antemano’) es el proceso de formación de un concepto o juicio sobre alguna persona, objeto o idea de manera anticipada. En términos psicológicos, es una actividad mental inconsciente que distorsiona la percepción.

En términos Ontológicos es una opinión anticipada sobre algo o alguien carente aún de fundamentos.

Gordon Allport, psicólogo de la Universidad de Harvard, quien dedicó gran parte de su vida al tema, en su libro The Nature of Prejudice​ publicado en 1954, definió al prejuicio como: principalmente a la etiquetación que hacemos de manera negativa, sobre la base de una forma de pensar que adoptamos desde pequeños. Esta forma de pensar surge como resultado de la necesidad que tiene el ser humano de tomar decisiones firmes y concretas de manera rápida, tomando información generalizada de la que se tiene hasta el momento para emitir juicios, y sin verificar su veracidad.

El prejuicio hace referencia a lo infundado del juicio y al tono afectivo. Allport señala que la frase «pensar mal de otras personas» debe entenderse como «una expresión elíptica, la cual incluye sentimientos de desprecio o desagrado, de miedo y aversión, así como varias formas de conducta hostil, tales como hablar en contra de ciertas personas, practicar algún tipo de discriminación contra ellas o atacarlas con violencia». En las prácticas cotidianas de los sujetos, el prejuicio opera a partir de presupuestos valorativos basados en costumbres, tradiciones, mitos y demás aprendizajes adquiridos a lo largo de los procesos de conformación de las identidades. Allport no incluye la posibilidad de calificación positiva en su definición. Su ensayo fue escrito con la finalidad de que sirviera como material didáctico para los estudiantes universitarios y público en general referente al tema de la discriminación étnica, particularmente la que sufrían los judíos y los negros americanos por lo cual es considerado un texto importante en la psicología social, debido a que plantea que el racismo es producido por «temores imaginarios», lo que nos lleva a una visión positiva de que es posible erradicar el prejuicio para poder vivir en una sociedad más armónica.

El prejuicio surge por una conveniencia, para discriminar, descartar o dominar a otras personas o aceptarlas preferentemente, sin tener remordimientos y sin reflexionar si eso es bueno o malo, o si es una opinión objetiva o subjetiva. Comúnmente es una actitud hostil o, menos frecuentemente, favorable hacia una persona que pertenece a determinado grupo (social, étnico, sexual, político, socioeconómico, ocupacional, religioso, deportivo, etario, de salud o de enfermedad o de cualquier índole, incluso territorial o geográfica) simplemente por el hecho de pertenecer (voluntaria o involuntariamente, consciente o inconscientemente) a ese grupo, en la presunción de que posee las cualidades negativas o positivas atribuidas por muchas personas al mismo. La opinión se produce primero respecto del grupo prejuiciado y después incorpora al individuo.

El prejuicio es una evaluación preconcebida de las personas, una idea preconcebida que se tiene sobre los otros.

El prejuicio consiste en tener una opinión o idea acerca de un miembro de un grupo sin realmente conocer al individuo. La antipatía suele basarse en información pasada y en la experiencia con un individuo en particular.

La extensión de las propias experiencias negativas al caso general se puede considerar como sesgo. Por ejemplo, una persona que ha tenido una serie de relaciones negativas con miembros del sexo opuesto puede desarrollar un prejuicio contra ese sexo, y asumir así que los factores que dañan las relaciones siempre están presentes en ese sexo, y adoptar el conjunto de prejuicios que se conoce como sexismo. O, si una persona ha crecido con el concepto de que los miembros del grupo «X» tienen ciertas características, debido a un encuentro pasado amargo con un X, puede asumir que todos los miembros del grupo son X y tratar a todos los miembros de ese grupo en función de esa experienciaracismo, prejuicios relacionados con la lengua (tratar ciertas variantes dialectales de un idioma como si no fueran idiomas, por ejemplo), intolerancia religiosahomofobia o el rechazo de alguien porque su estirpe política es diferente de la propia.

En otros casos, está relacionado con el tribalismo. A los jóvenes de un grupo, en una educación temprana, se enseña que ciertas actitudesvalores son los «correctos». Se forman opiniones sin sopesar la evidencia en ambos lados del asunto considerado. Muchos comportamientos prejuiciosos se forman en la infancia al emular la forma de pensar y hablar de los mayores, sin intención maliciosa por parte del niño. El adulto prejuicioso puede incluso sorprenderse al oír una lista de improperios y de sus propias opiniones a medio cocinar sobre ciertos grupos de boca de sus hijos e hijas.

Bases neuroquímicas

Desde el punto de vista de la neurociencia social, disciplina recientemente desarrollada, sólo cuando anticipamos una interacción con una persona ajena a nuestro grupo la respuesta en la producción de cortisol en el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal a un evento así podrá predecir la manifestación (medida a través de un cuestionario de autoevaluación) de un prejuicio sutil o de uno intenso.

El prejuicio como mecanismo de defensa

Se ha sugerido que en determinadas situaciones donde se puede correr cierto riesgo o peligro los prejuicios nos protegerían de los mismos mediante un mecanismo de anticipación y una rápida respuesta sin necesidad de emitir un razonamiento. Por tanto podría ser una ventaja evolutiva.[cita requerida]

Tipos de Peligros excluyentes

Cartel de la película The Birth of a Nation (El nacimiento de una nación), visión histórica norteamericana llena de prejuicios, donde aparece el Ku-Klux-Klan.

Como en la persecución, la persona que actúa con una creencia prejuiciosa cree en la maldad o bondad del otro y en la justicia del razonamiento propio. En la mayor parte de los casos, se da por hecho que existe una inferioridad natural o genética en el grupo segregado, o bien una circunstancia cualquiera que establece la inferioridad de sus integrantes. También es común que se ponga un acento en las diferencias culturales, lo que explicaría la inferioridad o superioridad de los otros. El hecho concreto es que, por medio de unas u otras excusas, siempre hay una evaluación genérica de la persona afectada. Por ejemplo, el prejuicio de que el pueblo español es «bruto e ignorante» tiene una clara raíz inglesa. La gran influencia cultural británica en las clases dominantes de España después de la Guerra de la Independencia instaló en España el mismo prejuicio. Tan fuerte fue esa prédica negativa que los propios españoles terminaron por creerla.

Tener una visión políticamente impopular no constituye en sí un prejuicio, y no todas las visiones políticamente populares están libres de prejuicio. Cuando se aplican a los grupos sociales, los prejuicios generalmente se refieren a los sesgos existentes hacia los miembros de esos grupos, con frecuencia basados en estereotipos, y en su forma más extrema se convierten en la negación injusta de los beneficios y derechos de esos grupos o, a la inversa, en el favorecimiento injusto de otros. Durante el siglo XIX y principios del siglo XX la mayor parte de los empresarios consideraban que sus obreros eran vagos, sucios, inmorales y sanguinarios, en lo cual se justificaba plenamente la oligarquía, para explotar a su subhumano proletariado sin remordimientos.

En la ciencia

En la actividad científica en general, un sesgo es un error que aparece en los resultados de un estudio debido a factores que dependen de la recolección o del análisis, la interpretación, la publicación, la revisión de los datos que pueden conducir a conclusiones que son sistemáticamente diferentes de la verdad o incorrectas acerca de los objetivos de una investigación. Este error puede ser sistemático o no, y es diferente al error aleatorio.

En el ámbito de cualquier disciplina científica, se le denomina sesgo al hecho de que el científico haga lo posible, ya sea de manera deliberada o por un error involuntario, para que los datos de sus experimentos coincidan con lo que de ellos se espera.

En la literatura

En la novela Orgullo y prejuicio (Pride and Prejudice), de la novelista británica Jane Austen, la heroína se forma una opinión fuerte sobre el carácter de un hombre antes de tener la posibilidad de oír su versión de la historia. Cuando finalmente se le da a conocer el balance de los hechos, estos restan y finalmente derrotan este prejuicio. El prejuicio también es tema de la novela Matar a un ruiseñor (To Kill a Mockingbird), de la estadounidense Harper Lee.

En la sociedad

Un hombre proclama su homofobia. En el cartel se puede leer: «Dios odia a los maricas».

Algunas personas son excluidas injustamente de trabajos, barrios, préstamos bancarios, oportunidades educativas, eventos sociales y asociaciones.

Algunas personas reciben insultos muy hirientes o son excluidas de participar en eventos.

Algunas personas son atacadas o violadas.

A algunas personas les pagan injustamente menos aunque hagan el mismo trabajo.

Los hogares de algunas personas, lugares de oración o cementerios son destrozados.

El «conflicto» que la vida crea sistemáticamente, enfrentando a grupos contra grupos e «interacciones simbólicas», como etiquetar a las personas, producen prejuicios que no están basados en la experiencia directa.

El prejuicio es «funcional» y se agudiza por el ambiente o medio social: el racismo, la homofobia, los puntos de vista políticos, religiosos o espirituales firmemente sostenidos… surgen ante un enemigo potencial como posición defensiva que puede salvar la vida del individuo o grupo prejuicioso. Los sociólogos han considerado al prejuicio como un comportamiento adaptativo instintivo. En las competencias entre grupos o individuos, los puntos de vista sesgados son útiles ante la escasez de recursos para la supervivencia humana, o simplemente para mantener el poder en manos de unos pocos. Pero puede también evitar la ganancia, si el prejuicio se forma sobre un aliado o compañero potencial; por ejemplo, no consultar al único médico del pueblo que podría salvar la vida sólo por el hecho de que el médico es afrodescenciente (término que, al igual que afroamericano, muchos consideran políticamente apropiado para evitar utilizar el término negro).

El psicólogo norteamericano John Dollard sugirió que el prejuicio es el resultado de la frustración, y se reconoce que es la base de la discriminación en contra de la dignidad humana.

Hay tres perspectivas sociológicas para explicar el prejuicio.