El estoicismo es una escuela filosófica fundada por Zenón de Citio en Atenas a principios del siglo III a. C. [1]. Es una filosofía de ética personal basada en su sistema lógico y sus puntos de vista sobre el mundo natural. Los estoicos creían que todo alrededor operaba según una ley de causa y efecto, resultando en una estructura racional del universo (ley que Jesús vino a transformar). Pensando (los estoicos) que no podemos controlar lo que pasa a nuestro alrededor, aunque sí reinterpretar lo que pensamos sobre ellos, en vez de imaginar una sociedad ideal fálsamente positiva.

Los estoicos: una filosofía de la razón y la virtud

Desde el punto de vista filosófico, el estoicismo plantea el desafío de comprender y explicar la naturaleza y el sentido de la existencia humana en su diversidad y unidad. Cuestionando las visiones monolíticas, esencialistas y universalistas que pretenden reducir la realidad a una sola forma de ser o de conocer. El estoicismo invita a adoptar una actitud crítica, reflexiva y dialógica, que reconozca la pluralidad de perspectivas y de valores que coexisten en el mundo. Y también implica una ética de la responsabilidad, del respeto y de la solidaridad con los otros, con los que se comparte el planeta.

Desde el punto de vista ontológico, el estoicismo supone el análisis de las condiciones de posibilidad y de los modos de existencia de las diversas entidades que conforman lo social. El estoicismo implica el estudio de los fundamentos y las características de los hechos sociales, tanto los naturales como los construidos por los seres humanos. Realizando un estudio de las relaciones e interacciones que se establecen entre los hechos sociales, así como de los procesos de transformación y cambio que experimentan. El estoicismo requiere una ontología que dé cuenta de la complejidad y la dinamicidad de la realidad social.

¿Qué sostenían los Estoicos?

Que todo lo que existe es corpóreo, es decir, tiene extensión y cualidades sensibles [3]. Sin embargo, dentro de lo corpóreo distinguían entre dos tipos: los cuerpos propiamente dichos, que son activos y causales, y los incorpóreos, que son pasivos y causados [4].

Los cuerpos propiamente dichos son cuatro: Dios o naturaleza, materia prima, cualidades o formas y mezclas o compuestos [4]. Los incorpóreos son cinco: tiempo, lugar, vacío, decir y lekton [4]. El lekton es el significado o contenido proposicional de lo que se dice o se piensa [4]. Considerando que la lekta eran objetos reales pero no sustancias, sino modos o aspectos de las sustancias.

Todo lo que existe está determinado por una razón universal o logos. El logos es el principio ordenador y armonizador del cosmos, que se identifica con Dios o la naturaleza.

El logos se manifiesta en todo lo que existe como semilla o razón seminal (spermatikós logos), que contiene el plan o destino (heimarmené) de cada cosa [1]. El logos también se manifiesta en el ser humano como razón o mente (nous), que le permite conocer la verdad y actuar conforme a ella [1].

Según Wikipedia, los estoicos afirmaban que la razón humana es una chispa o parte del logos divino, y por tanto tiene una naturaleza común con él. Esto implica que el ser humano tiene una dignidad intrínseca y una capacidad para participar en la ley natural o racional (nomos) que rige el universo. Los estoicos llamaban a esta ley natural ley común (koinós nomos), porque es compartida por todos los seres racionales. La ley común es la fuente de la moralidad y la justicia, y se expresa en un conjunto de preceptos universales e inmutables que los estoicos llamaban derecho natural (physikón dikaion).

¿Cuál es el fin último o bien supremo (telos) del ser humano?

Vivir conforme a la naturaleza, es decir, conforme a la razón y la virtud [1]. La virtud es la perfección de la razón, y consiste en el conocimiento y la práctica de los deberes morales [1]. Los estoicos distinguían cuatro virtudes cardinales: sabiduría, justicia, fortaleza y templanza [1]. La virtud es el único bien para los seres humanos, y es suficiente para la felicidad [1]. Las cosas externas, como la salud, la riqueza o el placer, no son buenas ni malas en sí mismas, sino indiferentes (adiáfora), pero pueden tener valor como medios para la virtud 1].

Los estoicos también enseñaban que ciertas emociones destructivas eran el resultado de errores de juicio, y que las personas debían aspirar a mantener una voluntad (prohairesis) que esté «de acuerdo con la naturaleza» [1]. Esto significa aceptar con ecuanimidad lo que sucede, sin dejarse dominar por el deseo de placer o por el miedo al dolor [1]. Los estoicos llamaban a esta actitud apatía (apatheia), que no significa indiferencia o insensibilidad, sino libertad de pasiones irracionales [1]. La apatía permite al ser humano alcanzar la paz interior y la armonía con el cosmos [1].

¿Dónde se situa el estoicismo?

El estoicismo fue una filosofía muy influyente y difundida en el mundo grecorromano, especialmente entre las élites romanas [2]. Entre sus representantes más destacados se encuentran Cicerón, Séneca, Epicteto y Marco Aurelio [2]. El estoicismo también ha tenido una gran repercusión en la historia del pensamiento occidental, inspirando a autores como Descartes, Spinoza, Kant, Hegel, Nietzsche y Foucault, entre otros [2]. El estoicismo sigue siendo una filosofía vigente y relevante en la actualidad, pues ofrece una guía para afrontar los desafíos y las dificultades de la vida con racionalidad y virtud.

Considero que un cuadro comparativo entre las distintas posturas puede ser un buen punto de partida para detectar los enfoques convergentes y divergentes de ambas posturas. Así que aquí va mi visión personal.

Un compilación y posterior desarrollo del Dr Fabián Sorrentino a partir de las siguientes fuentes:

[1]: Estoicismo – Wikipedia
[2]: Estoicos en la filosofía: definición y características – unPROFESOR
[3]: ESTOICISMO La ontología estoica: cuerpos e incorpóreos
[4]: Los filósofos estoicos: Ontología, Lógica, Física y Ética