Cuando abrazamos una visión, existe una brecha entre lo que deseamos y la realidad actual, esto es la tensión creativa. Esta brecha puede franquearse de dos formas, una es actuando de manera que la visión concuerde con la realidad actual (proceso compensador), solución que conduce a la frustración y tensión emocional. La otra forma es actuar consecuentemente, y esforzarnos por lograr la visión, lo que deseamos.

En sí, no importa tanto lo que la visión es , sino lo que la visión logra. Haz click aquí para comprender este concepto en una presentación.

tensionLa Tensión Creativa transforma el modo de encarar el «fracaso», pues este es un traspié, una prueba, una oportunidad para aprender acerca de imágenes inexactas de la realidad, acerca de estrategias que no dieron resultados esperados, acerca de la claridad de la visión.

“Esta tensión que sentimos y que redefiniremos como la energía que nos impulsa fuera de la zona de comodidad hacia una zona desconocida para lograr hacer realidad la visión, se llama: tensión creativa”. P. Senge

Los fracasos no dan testimonio de falta de valía o impotencia. «Un error es un hecho cuyos beneficios plenos aun no se han volcado a tu favor»
Dominar la tensión creativa genera capacidad de perseverancia y paciencia. Conduce al cambio en nuestra actitud ante la realidad, que deja de ser enemiga para convertirse en aliada.
Peter Senge, La Danza del Cambio, Capítulos 1 y 2.

Cuando se abraza una visión, declara Chichí Paez, existe una brecha entre lo que se desea y la realidad actual. De estos dos polos emerge una fuerza (semejante a una diferencia de potencial energético), que se ha dado por llamar Tensión Creativa (“TC”). Esta brecha puede franquearse de dos maneras: una es actuando de manera que la visión concuerde con la realidad actual (proceso compensador absurdo), comportamiento que conduce a la frustración y que puede causar la aparición de Tensión Emocional (“TE”). La otra salida, es actuar consecuentemente y esforzarse por lograr la visión, lo que se desea.

En sí, no importa tanto lo que la visión es, sino lo que la visión puede lograr.
La “TC” transforma el modo de encarar el «fracaso», pues éste es un traspié, una prueba, una oportunidad para aprender acerca de imágenes inexactas de la realidad, acerca de estrategias que no dieron resultados esperados, acerca de la claridad de la visión.

Los fracasos no dan testimonio de falta de valía o impotencia. «Un error es un hecho cuyos beneficios plenos aún no se han volcado a favor personal».

Dominar el comportamiento ante la “TC”, genera capacidad de perseverancia y paciencia. Conduce hacia estilos actitudinales favorables ante la realidad que se desea cambiar, que deja de ser “enemiga” para convertirse en “aliada”.

Mientras que la Tensión Emocional (“TE”), por su parte, tiene los mismos efectos en el cuerpo y en la mente, puede causar: proactividad, coraje, arrojo, frecuencia cardíaca y respiratoria dentro de lo normal y relajación, o un sin fin de efectos contrarios (temor, preocupación, incertidumbre e inseguridad entre otras, además de taquicardia, sudoración, palidez, lengua seca, etc.), que al no redefinirlos en positivo, simplemente acobardan y sueltan la cuerda que pueden llevarlas al otro lado del cauce: la otra orilla. La gente mediocre se conforma con menos, bajan sus expectativas, porque no son capaces de pagar el precio de hacer realidad sus sueños.

Vivir en tensión emocional requiere de una gran demanda de energía como muestra este video.

La libertad de vivir la vida que se anhela, tiene un precio; y ese precio es la tensión que genera la brecha entre la realidad actual, ésa que se experimenta en este momento, y la visión personal que se ha conformado en la mente, cuando se confronta desde afuera esa distancia, probablemente produce muchos sustos, se acobarden, quieran renunciar, aparezca la visión como imposible; pero en ese momento, hay que hacer caso omiso de todos los «NO» de la vida y empezar a decirle un resuelto y comprometido «SI» a la vida. Se asume el riesgo, y, así mismo, la tensión que pueda producir la consecución de ese nuevo objetivo, se convierta en generadora de energía, que unido con la fe, sirvan de acicates para vencer todos los obstáculos que se presenten, puesto que vale la pena vivir y hacer realidad los sueños personales y que las personas estén dispuestas a pagar el precio: manejar la tensión, redefinirla y determinarla creativa y propulsora de energía para ir con libertad hacia el destino preestablecido, lleno de éxito y felicidad plena. Que no haya paradas, el ánimo se debe sostener en la mente y en el corazón y vivir plenamente la visión deseada.

Existe una brecha entre la realidad y la visión, que late dentro de los corazones de las personas. Esto es una verdad verdadera. Las personas no se atreven a soñar porque saben que la brecha, el espacio que existe entre lo que se tiene en este momento, ahora y lo que se visualiza o sueña en lo más profundo de sus corazones, es tan, pero tan grande, que resulta simplemente abismal. Entonces, qué es lo más natural y humano: revisar las expectativas, simplemente porque la realidad en comparación a la visión ideal interna, resulta tan aplastante que el dolor producido es inmenso e insoportable.

Ahora bien, este es sencillamente el camino fácil, cómodo, conocido, ese por el cual ya se ha transitado y se está aburrido, cansado y frustrado; es hora de ir por el camino más escarpado, pero el que llena de grandes satisfacciones, aquél que genera una tensión en el cuerpo, en los pensamientos, porque obliga salir de esa zona cómoda , confortable, donde no existen los riesgos, ni la incertidumbre, ni los cambios, y que, además, no es capaz de generar la energía suficiente para escalar hacia los peldaños superiores que conducirán a la cumbre de la montaña de las más anheladas aspiraciones.

Es importante que se integren estas sensaciones, emociones, se reconozcan como indicadores de que se está avanzando hacia la dirección correcta; esos nervios, ansiedades, temores, indican que se van a asumir nuevas responsabilidades, y que hay un precio que pagar para alcanzar ese sueño. Entonces, cuando esas emociones aparezcan, simplemente hay que dialogar internamente de manera positiva, respecto a lo que se está sintiendo; se debe afirmar lo que se quiere ver realizado; hay que animarse, motivarse y decir: “Se está dispuesto a hacer esto o aquello, porque eso conducirá al objetivo formulado y vale la pena, no importa la incomodidad. Se supone que la va a sentir, puesto que se está en un lugar donde nunca antes se había estado”.

Para empezar a actuar, no hay que esperar al final del proceso, ya que a medida que se van encontrando oportunidades de mejora, se potencian y se ponen en marcha.

Compilado por Fabián Sorrentino
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