Soy mi cuerpo… y mi cuerpo esta triste

¿Cómo se generan las emociones y cuál es su utilidad?

Todos hemos estado o estaremos enamorados; todos lloraremos, algunas veces de alegría y otras de tristeza; nuestra vida está impregnada de emociones, pero ¿de dónde vienen? ¿Para qué sirven? ¿Y que sabemos de ellas?

Quiero pedirle estimado lector que hoy al acostarse antes de dormir cierre los ojos y espere despierto hasta que pueda sentir los latidos de su corazón. Acto seguido, imagine el trascurrir de los años y medite en que ese corazón no tendrá la fuerza para latir para siempre. En ese preciso momento posiblemente note que sus latidos se aceleran y se hacen más fuertes en respuesta a este pensamiento. Ahora, por favor recuerde alguna vez en que sorpresivamente haya recibido un fuerte golpe. La sensación de dolor creciendo a través de su cuerpo, su corazón acelerándose y un tipo de excitación y dolor emocional que acompaña a ese dolor físico. Con este tipo de ejercicios, el reconocido endocrinólogo Robert Sapolsky suele iniciar algunas de sus clases y conferencias para enseñar a sus estudiantes que los pensamientos y emociones generados en nuestro cerebro pueden afectar lo que pasa en nuestro cuerpo; mientras que lo que le sucede en nuestro cuerpo afecta nuestros pensamientos y emociones. La primera parte del título de este artículo “Soy mi cuerpo. Y mi cuerpo está triste” es en realidad el fragmento de un poema del escritor Jaime Sabines, el cual retoma de forma precisa y clara esta relación que existe entre todo nuestro organismo y nuestras emociones. Precisamente ese es el tema del que hablaremos en este artículo.

Antes de empezar hay que resaltar que casi todas, si no es que todas las emociones que usted pueda nombrar y experimentar poseen cuatro características muy generales. Primero, cuando algo nos espanta sentimos como se acelera nuestro corazón, tal vez empezamos a sudar y experimentemos la sensación de tener un nudo en el estómago, todo esto se conoce como activación fisiológica, es decir cómo responde el cuerpo a cada emoción. Pero además la emoción casi siempre viene acompañada de una expresión, que por ejemplo puede ser tan simple como abrir un poco más los ojos, fruncir el ceño, o hasta gritar de terror. El tercer componente de casi cualquier emoción o respuesta emocional es iniciar una acción con un objetivo específico congruente con la emoción. Si esa emoción es miedo, la respuesta común será correr o pelear contra el estímulo que provoca la emoción, de ahí que la palabra emoción tenga la misma raíz que el verbo latino emovere, que significa mover o poner en acción. Por último las emociones se acompañan de nuestra interpretación subjetiva de lo que estamos experimentando y esto es lo que conocemos como sentimientos. Probablemente ahora se haga la pregunta ¿entonces emociones y sentimientos no son lo mismo? No, lo cierto es que no lo son, las emociones son estados transitorios que reúnen las características que acabamos de mencionar mientras que los sentimientos son la interpretación subjetiva que le damos a esa emoción, podría decirse que las emociones son más biológicas y los sentimientos más psicológicos.

Ya sabemos que la emoción es un estado del individuo con ciertas características, pero el concepto aún no está del todo claro. ¿Se clasifican las emociones? ¿Cuantas hay? ¿Son las mismas en todas las culturas? Ayudémonos con los estudios acerca de la emoción realizados por Carlos Darwin y publicados en su obra La expresión de las.emociones en los animales y el hombre en la cual estudió las respuestas emocionales de animales como perros gatos y aves y detalló como expresaban corporalmente esta emoción. Además  comparó las expresiones del rostro de los humanos de culturas muy diferentes ayudándose de fotografías que le enviaban sus colegas. En base a estos estudios Darwin observó que la forma en que las emociones se reflejan en nuestro rostro es muy semejante en culturas muy diferentes y separadas en el tiempo y el espacio unas de otras. Estas expresiones en algunos casos son semejantes a las manifestaciones conductuales de los animales, por ejemplo las lágrimas de tristeza o mostrar los dientes cuando estamos enojados. Esto le sugirió a Darwin que la expresión de las emociones entre los animales y el ser humano sólo es diferente en el grado de complejidad que nosotros hemos alcanzado para expresarlas pero incluso aun así, es claro como algunos de nuestros patrones de expresión son el resultado de la evolución de patrones comunes en otras especies. Con estos hallazgos, Darwin propuso la existencia de un grupo de emociones que llamamos básicas como son la ira, el miedo, la tristeza y la sorpresa y que están presentes en la mayoría de los vertebrados. Esta idea favoreció el uso de animales como una herramienta validad para investigar las emociones humanas.

Expression of the Emotions. Mr. RiviereExpression of the Emotions. Mr. WolfFotos del trabajo de Darwin (1872), La expresión de las emociones en los animales y el hombre

 

Astronotus ocellatus. André Karwath aka AkaHM Red M - Sarawut. Daniella Vereeken

Izquierda: cabeza de oscar tigre, ejemplo de la inexpresividad característica en el rostro de los peces (André Karwath). Derecha: pez beta con aletas extendidas en actitud amenazante (Daniella Vereeken).

Los peces por otro lado, son vertebrados que carecen de un sistema de músculos faciales que les permitan demostrar ciertas emociones de manera semejante a otros seres vivos. Seguramente por esto y por la cuestión técnica de que son especies que viven bajo el agua Darwin no los mencionó en su libro. Sin embargo hoy en día peces como el pez cebra (Danio rerio) son utilizados en la investigación en neurociencias debido a sus respuestas emocionales que son medidas en pruebas muy específicas diseñadas por los científicos (Nguyen et al., 2014). Un ejemplo claro son los peces beta (betta splendes) populares en las tiendas de mascotas, que ante la presencia de otro pez o de su imagen en el espejo expresan patrones de conducta agresiva que se manifiestan cuando sus colores se tornan encendidos mientras extienden sus aletas, todo esto para demostrar su estado emocional y advertir al intruso que no se acerque más.

Teoría de las emociones

¿Tengo miedo porque corro, o corro porque tengo miedo?

En 1884, William James propuso la controvertida idea de que las emociones no eran más que un estado provocado por los cambios corporales experimentados ante el estímulo que desencadena la emoción, al cual llamaremos estimulo emocional o emotivo. Según James, si vemos un perro con rabia no nos espantaríamos y correríamos, si no que al verlo correríamos y hasta entonces, en consecuencia de los cambios corporales producidos por nuestra carrera, nos asustaríamos. Esta misma idea fue propuesta de manera independiente por Carl Lange, por lo que se conoce a ésta como la teoría James-Lange de las emociones. Bajo esta teoría, diferentes estímulos producen diferentes respuestas en el cuerpo (llamadas respuestas autonómicas) y cada respuesta produce su propia emoción.

La teoría de James-Lange obviamente tiene varias inconsistencias, pero hay que resaltar que su mérito radica en tratar de dar una explicación orgánica para un proceso tan complejo como las emociones. Dentro de sus puntos débiles está el hecho de que las personas que se fracturan el cuello y dejan de sentir todo su cuerpo aún pueden sentir emociones. Si la teoría de James-Lange fuera correcta y las emociones fueran el resultado de sentir los cambios corporales producidos por el estímulo emocional, entonces estos pacientes cuadripléjicos no podrían sentir emociones. Además, varios estímulos emocionales producen el mismo estado de activación corporal y sin embargo no producen la misma emoción. Ver a un perro rabioso y a la chica o chico que nos gusta seguramente nos hará sudar, nos hará sentir un nudo en el estómago, y en ambos casos temor, pero el lector estará de acuerdo conmigo que la emoción que se siente al ver a un perro rabioso no tiene nada que ver con la que se siente al ver a la persona por la cual sentimos algún tipo de atracción.

Alrededor de 1920, Walter Canon y Philip Bard se dieron cuenta de estos hechos e incluso realizaron algunos experimentos para comprobarlos. En estos experimentos se desconectaba la corteza sensorial de los gatos, a esta corteza llega toda la información sensorial que viene del cuerpo. Estos gatos sin corteza y por lo tanto que no recibían información del cuerpo, en vez de no expresar emociones más bien parecían estar iracundos todo el tiempo, descartando así la teoría James-Lange. Con los datos de todos sus experimentos Canon y Bard sugirieron que el hipotálamo del cerebro debía ser el responsable de “detonar” las respuestas emocionales mientras que estructuras evolutivamente más recientes como las cortezas cerebrales eran las encargadas de regular e inhibir estas respuestas dependiendo del contexto. Por eso los gatos sin corteza carecían de un sistema inhibidor de las emociones y en consecuencia mostraban esa ira descontrolada.

Con el tiempo y más investigaciones, científicos como James Papez en 1937 y Paul MacLean en 1949 han propuesto más estructuras cerebrales para formar circuitos que estén encargados de la regulación de las emociones, entre estas estructuras podemos contar al tálamo, fórnix, hipocampo. Hoy en día uno de los investigadores más reconocidos en el campo de las neurociencias afectivas o de la emoción es el científico Joseph LeDoux

Modelo del cerebro triuno de MacLeanTres cerebros en uno. Modelo del cerebro trino de MacLean. a) cerebro reptiliano, b) cerebro mamífero antiguo, c) cerebro mamífero moderno.

MacLean consideraba que el cerebro puede ser dividido en tres partes principales: un cerebro reptiliano, donde se asientan las emociones más primitivas como el miedo y la agresión; un cerebro mamífero antiguo, que amplifica las emociones “reptilianas” para ajustarlas a emociones útiles para establecer interacciones sociales; por último el nuevo cerebro mamífero, en el cual según MacLean, se integran las emociones con los aspectos racionales y cognitivos.

El modelo del cerebro triuno o tripartita no es completamente vigente hoy en día, y es que no se puede hacer una división tan tajante de las funciones de cada una de las partes del cerebro; sin embargo, si demuestra la primacía en funciones de algunas de sus estructuras. Actualmente no se puede considerar que existan estructuras o circuitos específicos que se encarguen de una emoción específica. Los neurocientíficos de las emociones prefieren dividir a estas en dos tipos: las apetitivas y las aversivas. Las primeras tendrían que ver con los estímulos que producen respuestas placenteras y conductas de acercamiento como por ejemplo estímulos de afiliación y conducta sexual, mientras que las segundas tendrían que ver con estímulos que producen respuestas de disgusto, agresión o miedo. Dentro de las estructuras de las que es necesario resaltar su participación en las emociones se encuentra el Hipotálamo que ya hemos mencionado antes, el hipocampo, la amígdala y el septum.

Regiones como el hipotálamo y el septum han sido implicadas en el fenómeno de recompensa, es decir de las reacciones placenteras que aumentan la probabilidad de que el individuo repita esa conducta para volver a experimentar el mismo placer. Alrededor de 1954 los científicos Olds y Milner estudiaban los efectos de estimular eléctricamente una estructura dentro del cerebro llamada formación reticular para favorecer la atención y el aprendizaje de las ratas de laboratorio. No obstante en algunas ratas el electrodo no acertó a llegar a esta región (un afortunado error). Estas ratas, al recibir la estimulación eléctrica permanecían quietas mientras parecía que estaban pasando un muy buen rato y cada vez se hacía más difícil que se movieran del lugar en donde estaban cuando habían recibido el estímulo eléctrico. Para poder comprobar si esta estimulación era de verdad tan placentera como parecía Olds y Milner utilizaron una caja de Skiner en donde esta vez la rata podía recibir la estimulación eléctrica en el cerebro con sólo presionar una pequeña palanca dentro de la caja. Sorprendentemente estas ratas llegaban a presionar la palanca cientos y miles de veces en un mismo día. Al revisar la zona del cerebro en donde se les había estado estimulando los científicos descubrieron que se trataba de partes del hipotálamo, el septum y el haz medial del cerebro anterior. En conclusión, se ha clasificado a estas zonas como zonas de placer y recompensa que se extienden en un sistema llamado sistema dopaminérgico, el cual también está relacionado por su naturaleza con el proceso biológico que subyace al fenómeno de la adicción. Cambiando de tema y de estructura cerebral, la amígdala es otro pequeño núcleo del cerebro el cual parece estar más relacionado con las respuestas de ansiedad y miedo, sus conexiones con el hipocampo hacen posible que los seres vivos recuerden los ambientes en los que estuvieron expuestos ante peligros, fenómeno conocido como condicionamiento aversivo. Este condicionamiento favorece así una respuesta de sobrevivencia más rápida si el individuo vuelve a exponerse a ese ambiente. En los seres humanos la exposición a eventos demasiado aversivos hace que estas memorias se fijen con tal intensidad que al exponerse a un ambiente que reviva el evento aversivo la respuesta emocional es evocada de nuevo con una intensidad tan exagerada que puede incluso producir alucinaciones y deteriorar el comportamiento y la salud de la persona; estos es lo que se conoce como estrés post-traumático.

Recapitulando, ante la percepción de un estímulo emocional, en el cerebro existe una serie de estructuras que llevan a cabo el procesamiento de la emoción dependiendo de la valencia emocional del estímulo, es decir si es agradable o desagradable. Este circuito se conecta con el hipotálamo el cual dispara cambios fisiológicos como la aceleración de los latidos del corazón, aumento en la sudoración, resequedad de la boca, etc. Sin embargo, los seres humanos somos capaces hasta cierto punto de modular nuestras emociones, si a usted le cuentan un buen chiste en una fiesta seguramente reirá a carcajadas, pero si le hubieran contado el mismo chiste a escondidas durante una clase o una reunión de trabajo, no dudamos que contendría la risa. Esto se debe a que el cerebro también está constantemente evaluando el contexto y modulando las respuestas emocionales, en este caso muchas veces debido a restricciones propias de nuestra cultura que hemos aprendido mientras crecemos. Por ejemplo, en algunas culturas está bien visto eructar al terminar de comer, lo que se interpreta como una señal de que la comida ha sido exquisita y se está satisfecho, mientras que otras culturas lo ven como un acto desagradable. Esta evaluación y regulación de las conductas se da por medio de la corteza cerebral, más específicamente la corteza orbito-frontal, es decir la que está más cercana a las orbitas de los ojos. Cuando por alguna razón esta deja de ejercer su función, los cambios en la personalidad de la gente son muy notables como veremos en el siguiente ejemplo.

La lesión de Phineas Cage. Van Horn JD, Irimia A, Torgerson CM, Chambers MC, Kikinis R, et al.Fotografía de Phineas Cage

El caso Phineas Cage. Izquierda: diagramas mostrando la extensión del daño causada por el accidente. Derecha: Phineas Cage sosteniendo la barra de acero que perforó su cráneo.

En 1848 Phineas Cage era un constructor de vías ferroviarias, normalmente apisonaba huecos llenos de pólvora con una barra de hierro para compactar la pólvora antes de dinamitar el sitio donde se colocarían las vías, encima de la pólvora se colocaba arena para evitar que una chispa iniciara la explosión, pero ese día alguien olvido colocar la arena y cuando Phineas apisonó la pólvora la explosión lanzo volando la barra que atravesó de lado a lado el cráneo de Phineas Cage como se muestra en la fotografía. La herida destruyó gran parte de la corteza prefrontal, pero lo más insólito fue que Phineas sobrevivió. Sin embargo, lo más interesante aún estaba por venir. Después del accidente Phineas experimentó cambios de personalidad que su esposa y luego todos pudieron notar. Antes del accidente Phineas era un empleado responsable, sobrio y trabajador pero después se volvió una persona impulsiva, irresponsable, grosera, irreverente, impaciente, agresiva y poco confiable.

“La expresión de las emociones”

El ejemplo anterior nos muestra como las emociones nos sirven para establecer relaciones sociales. Cuando Cage fue incapaz de modular sus emociones de acuerdo con las convenciones sociales de su país y su época se volvió incapaz de mantener su trabajo y a sus amigos. Las emociones no sólo sirven para iniciar nuestras conductas, su expresión nos permite interaccionar con las demás personas de manera cotidiana. Por medio de la expresión de las emociones podemos saber cuándo alguien está enojado y debemos de ser cuidadosos en la manera en que le digamos las cosas, cuando alguien está triste y necesita que lo consolemos; o cuando papá o el jefe dela oficina están muy de buenas y es tiempo de pedir que firmen la boleta de calificaciones o solicitar ese codiciado aumento de sueldo respectivamente.

El psicólogo Paul Ekman ha dedicado casi toda su vida al estudio de las emociones y su expresión facial. Los estudios de Ekman abarcan individuos de diferentes culturas, sin embargo en todos alcanzó a reconocer siete expresiones básicas: alegría, miedo, repugnancia, desdén, ira, tristeza y sorpresa, que denomina como universales, las cuales considera no están determinadas por factores culturales si no por cuestiones biológicas y evolutivas en concordancia con los trabajos de Darwin de los que hablamos al principio.

Emociones universales, Icerko Lýdia.
Emociones universales o básicas propuestas por Ekman

Obviamente existen muchas más emociones que las universales, básicamente los seres humanos podemos combinar un poquito de cada una como si se tratara de los ingredientes de una ensalada, y ponerle un nombre a esa emoción particular. Podemos nombrar tantas emociones como nuestro lenguaje nos lo permita, obviamente estas emociones, que ya no son universales, están mucho más impregnadas de factores culturales, una idea muy bien expuesta en el artículo “Un viaje por las emociones y sentimientos peculiares del mundo” de publicado en esta misma revista por Nohemí Villaderde. Las emociones forman parte de todas las decisiones que tomamos y las cosas que hacemos, prácticamente definen cada aspecto de nuestra vida, es por eso que el ser humano se ha tomado tanto tiempo en estudiarlas. Nuestro entendimiento acerca de cómo se generan ha avanzado bastante en el último siglo con el desarrollo de las neurociencias pero sin duda los científicos seguirán descubriendo cosas muy interesantes de un fenómeno tan complejo y sus descubrimientos permitirán entendernos mejor como especie.

Un aporte de Jonathan Cueto Escobedo. Republicado a efectos puramente académicos.

Fuentes: Nguyen M, Stewart AM, Kalueff AV. Aquatic blues: Modeling depression and antidepressant action in zebrafish. Prog Neuropsychopharmacol Biol Psychiatry. 2014. doi: 10.1016/j.pnpbp.2014.03.003. [Epub ahead of print]