La mayoría de la gente cree que la palabra sabiduría (referida a un alto grado de conocimiento) viene del verbo «saber», cuando en realidad proviene de «sabor» del latín sapere = «tener buen gusto y tener inteligencia para saborear la vida».

¿Qué es la Sabiduría?

Es un carácter que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia en la experiencia propia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento, que a su vez nos capacitan para reflexionar, sacando conclusiones que nos dan discernimiento de la verdad, lo bueno y lo malo. La sabiduría y la moral se interrelacionan dando como resultado un individuo que actúa con buen juicio. Algunas veces se toma a la sabiduría como una forma especialmente bien desarrollada de sentido común.

En ciencias de la información, la Sabiduría constituye el vértice de la pirámide constituida, de menor a mayor complejidad, por dato, información, conocimiento y sabiduría.

En la Sabiduría se destaca el juicio sano basado en conocimiento y entendimiento; la aptitud de valerse del conocimiento con éxito, y el entendimiento para resolver problemas, evitar o impedir peligros, alcanzar ciertas metas, o aconsejar a otros. Es lo opuesto a la tontedad, la estupidez y la locura, y a menudo se contrasta con estas. Tomás de Aquino define la sabiduría como «el conocimiento cierto de las causas más profundas de todo» (In Metaphysica, I, 2). Por eso, para él, la sabiduría tiene como función propia ordenar y juzgar todos los conocimientos.

La sabiduría toma sus referencias de lo que se denomina memoria a largo plazo. En otras palabras, lo vivido ha de haberse experimentado con suficiente frecuencia o intensidad como para que no se borre de nuestro recuerdo, se inserte en los esquemas de lo que consideramos bueno o malo y se tome en cuenta como parte de los procesos de supervivencia del individuo.

La Psicología

Considera la sabiduría como distinta de las habilidades cognitivas medidas por los exámenes de inteligencia. La sabiduría es con frecuencia considerada como un rasgo que puede ser desarrollado por la experiencia, pero no enseñado. Cuando se aplica a asuntos prácticos, la palabra sabiduría es sinónimo de prudencia. Algunos consideran la sabiduría como una cualidad que incluso un niño, de otra forma inmaduro, puede poseer con independencia de la experiencia o el conocimiento completo. La Sabiduría según una definición muy explícita de la misma es: «La forma correcta de aplicar el conocimiento» y va mucho más allá que el mismo intelecto, mostrando así lo elemental de la Vida.

La cultura contemporánea limita la importancia de la sabiduría y de la intuición.

El nivel de la sabiduría o la prudencia como una virtud es reconocida en fuentes culturales, filosóficas y religiosas. Algunos definen la sabiduría en un sentido utilitario, como una forma de prever las consecuencias y actuar para maximizar el bien común a largo plazo.

La sabiduría, en términos cristianos

Es un concepto profundamente arraigado en la fe y la enseñanza bíblica. Se considera un atributo del carácter de Dios, que implica conocer la verdadera naturaleza de las cosas, tanto visibles como invisibles, y tratar con ellas de manera fiel y oportuna1.

En la Biblia, la palabra “sabiduría” aparece alrededor de 250 veces, destacando su importancia en ambos testamentos1. La sabiduría divina se describe como una combinación de principios prácticos que se pueden aplicar en la vida diaria, a menudo expresados a través de proverbios1.

Los proverbios son dichos cortos que encierran inteligencia y sabiduría que proviene de Dios, sirviendo como normas o guías para la vida cotidiana1. Además, se distingue entre la sabiduría humana, que puede ser terrenal, animal y diabólica, y la sabiduría de Dios, que es pura y constructiva1.

Para adquirir sabiduría, se recomienda buscar a Dios y pedirle este don, ya que se considera que proviene de Él2. La sabiduría también está relacionada con el corazón, entendido no solo como el órgano físico sino como el centro de nuestro ser interior, donde residen nuestras decisiones intelectuales y morales2.

En resumen, la sabiduría cristiana es buscar y aplicar el conocimiento y la comprensión que honran a Dios y se alinean con Sus propósitos, guiando así la conducta y el carácter hacia el crecimiento personal y el desarrollo de virtudes como la humildad, la bondad y la integridad3.

Relación de la sabiduría con otros conceptos afines

La sabiduría implica amplitud de conocimiento y profundidad de entendimiento, que son los que aportan la sensatez y claridad de juicio que la caracterizan. El hombre sabio ‘atesora conocimiento’ y así tiene un fondo al que recurrir. (Pr 10:14.) Aunque la “sabiduría es la cosa principal”, el consejo es: “Con todo lo que adquieres, adquiere entendimiento”. (Pr 4:5-7.) El entendimiento (término amplio que con frecuencia abarca el discernimiento) añade fuerza a la sabiduría, contribuyendo en gran manera a la discreción y la previsión, cualidades que también son características notables de la sabiduría. La discreción supone prudencia, y se puede expresar en forma de cautela, autodominio, moderación o comedimiento. El hombre “discreto [una forma de fró·ni·mos]” edifica su casa sobre la masa rocosa, previendo la posibilidad de una tormenta; el insensato la edifica sobre la arena y experimenta desastre. (Mt 7:24-27.)

El término hebreo jokj·máh (verbo, ja·kjám) y el griego so·fí·a, así como sus afines, son los vocablos básicos que comunican el concepto de “sabiduría”. También está la palabra hebrea tu·schi·yáh, que se puede traducir por “trabajo eficaz” o “sabiduría práctica”, y las palabras griegas fró·ni·mos y fró·nē·sis (de frēn, la “mente”), que se refieren a la “sensatez”, “discreción” o “sabiduría práctica”.

Fuentes Consultadas: 1 nuestrodios.com  2 acapulcochada.com  3 diosesbueno.com  4 viralbeliever.com
Wikipedia. Bibliografía: Hernández Carballid, Flor Alejandrina (2004). «Los Fines de la Educación. Invitación a conocer la filosofía de Alfred North Whitehead». Revista Digital Universitaria. 31 de enero de 2004. Consultado el 2007.