“Los niños de hoy son probablemente la generación más sofisticada que jamás haya existido”.  Así comienza su entrevista.

Profesor, escritor y asesor educativo británico, Richard Gerver se ha convertido en una referencia internacional de innovación educativa y recorre el mundo impartiendo conferencias para impulsar el cambio en el ámbito de la educación, en la organización de empresas y en la propia sociedad actual. Autor del superventas Crear hoy la escuela del mañana, defiende la necesidad de educar a ciudadanos no ya del siglo XXI sino del siglo XXII, preparados para innovar y construir su propio futuro y dispuestos a aprender siempre. Desglosamos diez claves sobre las que se asienta ese cambio que Gerver defiende y en el que juegan un papel esencial los docentes.

La educación debe ser una celebración de la vida, apasionada y motivadora.

10 cosas para aprender

1. La educación surge de las personas y se dirige a las personas. Cuando educamos y cuando impulsamos nuestra educación, a pesar de las estructuras, los sistemas, los procesos y las políticas, debemos recordar que lo que cambia el mundo son las personas y que en el corazón de la educación deben estar las personas.

2. Hemos complicado la educación en vez de mejorarla. Mientras tratábamos de cambiar nuestro sistema educativo, lo único que hemos logrado en los últimos años es convertirlo en un debate político e intelectual donde nadie se acuerda de los niños, los verdaderos protagonistas. Esto ha confundido y alienado a las personas y ha frustrado a los profesores, que se sienten vulnerables y amenazados. Para solucionarlo, hay que dejar de hablar de educación y empezar a actuar.

3. Los profesores son fundamentales. Cuando le preguntas a alguien sobre cuáles eran sus asignaturas favoritas en el colegio, si sigues indagando, en muchas ocasiones descubres que lo que les apasionaba no era la materia, sino el profesor. La labor del profesor es cambiar la forma en la que los alumnos ven el mundo y ayudarles a desplegar en él todo su potencial. Por eso, para que la educación cambie los primeros que deben salir de su zona de confort y los primeros que deben cambiar son los profesores.

4. Educar es más que enseñar. Los conocimientos y contenidos académicos son importantes, pero lo esencial es formar a ciudadanos no ya del siglo XXI sino del siglo XXII, con las conductas, habilidades y actitudes hacia el mundo necesarias para crear un futuro positivo y constructivo.

5. Para aprender, arriesgarse es más importante que acertar. Debemos conservar la capacidad que tienen los niños de crear, imaginar y pensar posibilidades, porque al crecer olvidamos esa capacidad. Tenemos miedo no solo de arriesgarnos sino del más mínimo cambio, y nos centramos solo en encontrar la respuesta correcta; pero acertando, haciendo lo correcto en el momento correcto no se aprende. Se aprende corriendo riesgos, admitiendo que algo no se sabe y cometiendo errores.

6. La educación es una celebración de la vida. Educar es celebrar la vida de nuestros niños, ayudarles a entender el poder de su futuro, animarles a levantar la cabeza, mirar sus aspiraciones, sus sueños, sus intereses, sus habilidades, lo que les hace únicos y su potencial; es decir, ayudarles a entender y celebrar quiénes son como individuos, como miembros de la comunidad y como parte de la sociedad.

7. Hay que pensar en los alumnos y escucharles. Hay que diseñar la educación pensando en los niños, que son sus verdaderos protagonistas, en vez de pensar en lo que nos conviene como adultos o lo que nos gusta como profesores. Pero, además, los niños, los jóvenes, los estudiantes deberían tener la palabra cuando se habla de educación, cuando se debate sobre su futuro, para dar a conocer sus aspiraciones, sus sueños y sus valores y lo que esperan del sistema educativo.

8. La educación debe empoderar, no controlar ni examinar. La educación debe ser capaz de poner al niño en movimiento, animarle, impulsar su aprendizaje y ayudarle a desarrollar una determinación, un propósito, en vez de controlarlo, apoyarse en el miedo, la presión y el castigo, prepararle para hacer más y más exámenes y obligarle a colorear siempre dentro de la línea. Un sistema que se apoya en tests, exigencias académicas y notas no evoluciona realmente, solo consigue una educación superficial.

9. El aprendizaje debe ser significativo y motivador y los profesores son los encargados de lograrlo. Para motivar a los estudiantes y para educarles de verdad debemos ofrecerles un aprendizaje que les importe, que les afecte, les divierta y les apasione, que signifique algo para ellos aquí y ahora, no para el futuro ni para preparar un examen. La tarea de los profesores ya no consiste en transmitir información y conocimientos a los alumnos, sino en ser capaces de unir lo que interesa a sus alumnos con las habilidades que necesitan desarrollar, y crear así un entorno de aprendizaje irresistible para ellos.

10. El nuevo sistema educativo debe ser flexible y personalizado. Hay muchas sociedades, comunidades, clases y alumnos diferentes, por lo que la educación no puede ser igual para todosno puede ser un sistema único e inamovible, sino que debe cambiar y personalizarse. El nuevo sistema de educación que diseñemos debe ser flexible y adaptable a cada realidad y a las necesidades individuales de cada alumno.