El raquitismo es una enfermedad que afecta al organismo durante su periodo de crecimiento y, según la medicina, este retraso se debe principalmente a una carencia de vitamina D.

El bebé que padece raquitismo es un niño que sufre de una carencia afectiva. Ello no significa necesariamente que sus padres no lo atienden. Se impide crecer normalmente con la esperanza de seguir recibiendo más cuidados.

Si eres el padre o la madre de un bebé con raquitismo, debes saber que aun cuando le administres la vitamina D que necesita, es importante que le hables. No dudes en hacerlo como a un adulto. Los bebés captan nuestro lenguaje de una manera intuitiva. Dile que tarde o temprano deberá aprender a ser autónomo.

Si sigue creyendo que será más querido volviéndose dependiente de los cuidados de los demás, se asegura una amarga decepción. Permanecer siendo un niño pequeño no es la mejor forma. Debe aceptar el hecho de que sus padres, o quienes realicen esta función, se ocupan de él lo mejor que pueden y según sus límites y sus capacidades.

El raquitismo es una enfermedad del crecimiento que afecta el esqueleto y causada por un defecto de mineralización ósea (trastorno del metabolismo del fósforo y del calcio) por carencia de vitamina D. Si estoy afectado de esta enfermedad, la mala nutrición que vivo en el plano físico evidencia la que tengo la sensación de vivir desde un punto de vista personal y afectivo.

Vivo un vacío o una falta de ternura, amor. Puedo tener la sensación de que estoy solo en el mundo y que nadie me entiende. Por lo tanto no tengo el sostén que necesito y me siento vulnerable. Esta enfermedad me afecta sobre todo al ser niño.

Debo recordarme que constantemente estoy protegido y que el amor universal es omnipresente. He de aceptar este amor y dejar que me alimente para ahuyentar a la enfermedad que entonces ya no tendrá necesidad de ser, porque habré comprendido que debo primero darme amor antes de poder darlo a los demás.