La palabra gozo viene del latín gaudium. Según las reglas de evolución fonética:
El diptongo au (gaudium) se convierte en o (gozo), como en toro (taurus) y oreja (auricula).
El grupo -di (gaudium) se convierte en z (gozo), como en juzgar (iudicare).
La -um (gadium) final se convierte en o (gozo), como en nuevo (novum) y mucho (multum).

Obviamente, de gaudium nos viene también gozar y goce… y no tan obviamente, la palabra gay.
La palabra latina gaudium es un nombre de efecto o resultado con sufijo -ium del verbo latino gaudēre (regocijarse, gozar, alegrarse), al que modernamente se le ha atribuido una raíz indoeuropea que en el LIV[1] es *geh2ṷ- (> *gāw-). Pokorny daba esa raíz como *gāu- (alegrarse) en la página 353. Gaudēre se formaría con una sufijación *-edh- (ver al respecto el etimológico latino de De Vaan).

Nota: [1] RIX, H., KÜMMEL, M. et alii. Lexicon der indogermanischen Verben. 1998. – Gracias: Helena

El gozo como concepto bíblico

Ilustra la intensidad de los sentidos, como propio de los seres humanos y relacionado a experimentar una inmensa alegría.

Hace parte del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22), el segundo de los que enumera San Pablo en su carta a los Gálatas. El gozo, y lo mismo debería decirse de la paz, es efecto de la caridad (amor, agape); por eso el apóstol lo coloca inmediatamente después de ella y antes de otras virtudes morales. Según algunos estudiosos de San Pablo, gozo es aquella profunda alegría espiritual que el Espíritu Santo infunde en los corazones de quienes deciden seguir a Dios. Así lo explica Santo Tomás de Aquino diciendo «al acto de la caridad se sigue siempre el gozo; pues todo amante goza en la posesión del amado, y la caridad tiene siempre presente a Dios según lo afirma San Juan» (1 Jn 4, 16). Otros autores, más bien definen el gozo como virtud; esto es, la alegría y complacencia que siente el cristiano en la extensión del Reino de Dios y su justicia, tal como lo da a entender el mismo apóstol (1 Cor 8, 6).

Por lo general, todo el mundo quiere ser feliz. Pero estos últimos días son “difíciles de manejar” (2 Tim. 3:1). Hay muchas cosas que hacen infeliz a la gente, como las injusticias, la mala salud, el desempleo o la muerte de seres queridos. Hasta los siervos de Dios pueden desanimarse y poco a poco ir perdiendo el gozo. Si este es nuestro caso, ¿cómo podemos recuperarlo?

Para responder esta pregunta, primero debemos entender qué es realmente el gozo y cómo algunas personas lo han mantenido a pesar de los problemas. Luego, veremos qué hacer para conservarlo e incluso aumentarlo.

Estar gozoso no es lo mismo que estar alegre. Pongamos un ejemplo. Una persona que toma demasiado alcohol tal vez se ría mucho. Pero, cuando se le pasa la borrachera, deja de reírse y recuerda que todavía tiene muchos problemas. Su alegría era temporal. No era gozo de verdad (Prov. 14:13).

El gozo es algo muy diferente. Es un sentimiento profundo de felicidad o placer que se experimenta al poseer o esperar algo bueno. Sentir gozo significa sentirnos felices sin importar que las circunstancias sean buenas o malas (1 Tes. 1:6). De hecho, una persona puede sentirse mal por algo y aun así sentir gozo. Por ejemplo, los apóstoles recibieron azotes por hablar de Cristo, pero la Biblia dice que “se fueron de delante del Sanedrín, regocijándose porque se les había considerado dignos de sufrir deshonra a favor del nombre de él” (Hech. 5:41). Claro, no sintieron gozo por los azotes, sino por haber permanecido fieles a Dios.

Nadie nace con gozo ni lo cultiva de manera automática. ¿Por qué no? Porque el gozo auténtico forma parte del fruto del espíritu de Dios. Este espíritu nos ayuda a cultivar “la nueva personalidad”, que incluye el gozo (Efes. 4:24; Gál. 5:22). Y, cuando tenemos gozo, enfrentamos mejor las preocupaciones de la vida.

Ejemplos que queremos copiar

Cuando Jehová hizo la Tierra, quería que todo fuera bueno, no que sucedieran las cosas malas que vemos hoy. Aunque es cierto que la gente actúa mal, él no ha perdido el gozo. La Palabra de Dios dice: “Fuerza y gozo están en su lugar” (1 Crón. 16:27). Además, su corazón se regocija al ver las cosas buenas que hacen sus siervos (Prov. 27:11).

¿Cómo podemos copiar el ejemplo de Jehová? No preocupándonos en exceso cuando las cosas no salen como esperábamos. En vez de perder el gozo, centrémonos en lo bueno que tenemos ahora y esperemos con paciencia a que las cosas mejoren. *

 En la Biblia, hallamos muchos ejemplos de siervos de Dios que conservaron el gozo en situaciones difíciles. Uno de ellos fue Abrahán. Él tuvo que enfrentar problemas causados por otras personas, así como situaciones que pusieron en peligro su vida (Gén. 12:10-20;14:8-16; 16:4, 5; 20:1-18; 21:8, 9). Pero nunca perdió el gozo. ¿Por qué no? Porque siempre tuvo clara en la mente la esperanza de vivir en el nuevo mundo bajo el gobierno del Mesías (Gén. 22:15-18; Heb. 11:10). Jesús dijo: “Abrahán el padre de ustedes se regocijó mucho por la expectativa de ver mi día” (Juan 8:56). Nosotros podemos seguir el ejemplo de Abrahán si meditamos con gozo en todo lo bueno que disfrutaremos en el futuro (Rom. 8:21).

Tal como Abrahán, el apóstol Pablo y su compañero Silas se centraron en las promesas de Dios. Gracias a que tenían una fe fuerte, mantuvieron el gozo cuando enfrentaron situaciones difíciles. En cierta ocasión, les dieron una terrible paliza con varas y los metieron en la cárcel. La Biblia dice que, “como a la mitad de la noche, Pablo y Silas estaban orando y alabando a Dios con canción” (Hech. 16:23-25). Además de sacar fuerzas de su esperanza, sentían gozo porque estaban sufriendo por el nombre de Cristo. Si queremos copiar su ejemplo, debemos tener siempre presentes los buenos resultados de servir a Dios con fe (Filip. 1:12-14).

Hoy también tenemos muchos buenos ejemplos de hermanos que han mantenido el gozo pese a los problemas. Por ejemplo, en noviembre de 2013, el supertifón Haiyan arrasó la zona central de Filipinas. Destruyó los hogares de más de mil familias de Testigos. Este fue el caso de un hermano llamado George, de la ciudad de Tacloban. Dijo: “A pesar de todo, los hermanos están contentos. No encuentro palabras para expresar el gozo que sentimos”. Si meditamos en todo lo que Jehová ha hecho por nosotros y somos agradecidos, mantendremos el gozo aunque enfrentemos situaciones críticas. ¿Qué más nos ha dado Jehová para que sintamos gozo?

Razones para Tener Gozo

La mayor razón que tenemos para sentir gozo es nuestra amistad con Jehová. Conocemos al Rey del universo. Él es nuestro Padre, Dios y Amigo (Sal. 71:17, 18).

Otra razón que tenemos para sentir gozo es que estamos vivos y podemos disfrutar de la vida (Ecl. 3:12, 13). Además, como Jehová nos ha atraído a él, sabemos cuál es su voluntad y qué desea que hagamos (Col. 1:9, 10). Gracias a ello, nuestra vida tiene verdadero propósito y un rumbo definido. En cambio, la mayoría de las personas no tienen claro el sentido de la vida. Pablo destacó este contraste cuando dijo: “‘Ojo no ha visto, ni oído ha oído, ni se han concebido en el corazón del hombre las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman’. Pues es a nosotros a quienes Dios las ha revelado mediante su espíritu” (1 Cor. 2:9, 10). Comprender el propósito y la voluntad de Dios es otra razón que tenemos para sentir gozo.

Veamos otras cosas que Jehová ha hecho por su pueblo. Ha dado lo necesario para que nuestros pecados sean perdonados (1 Juan 2:12). Y por su misericordia nos ha dado la esperanza de vivir en un nuevo mundo, que está muy cerca (Rom. 12:12). Incluso ahora nos da una hermosa hermandad con la que podemos adorarlo (Sal. 133:1). Además, la Biblia nos asegura que Jehová protege a su pueblo de Satanás y los demonios (Sal. 91:11). Si meditamos en todas estas bendiciones de Dios, cada vez sentiremos más gozo (Filip. 4:4).

 ¿Cómo aumentar nuestro Gozo?

¿Es posible aumentar el gozo? Jesús dijo: “Estas cosas les he hablado, para que mi gozo esté en ustedes y su gozo se haga pleno” (Juan 15:11). Estas palabras nos muestran que siempre podemos sentir más gozo. El gozo es como un fuego. Si queremos que una hoguera arda más, debemos alimentar el fuego echándole más leña. De manera parecida, si queremos que nuestro gozo aumente, tenemos que alimentarlo con el espíritu de Dios. Por ello, sigamos pidiéndole a Jehová su espíritu y meditemos en la Biblia, que fue inspirada por espíritu santo (Sal. 1:1, 2; Luc. 11:13).

Otra manera de aumentar nuestro gozo es centrándonos en hacer lo que le agrada a Jehová (Sal. 35:27; 112:1). ¿Por qué decimos esto? Porque él nos creó para que hagamos su voluntad. La Biblia nos dice: “Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque este es todo el deber del hombre” (Ecl. 12:13). Por eso, lo más natural es que servir a Jehová nos haga felices. *

Beneficios de Tener Gozo

Si tenemos gozo, no solo nos sentiremos bien por dentro, sino que experimentaremos otros beneficios. Por ejemplo, cuando servimos alegres a nuestro Padre celestial a pesar de los problemas, lo agradamos (Deut. 16:15; 1 Tes. 5:16-18). El gozo verdadero nos lleva a rechazar el materialismo y nos impulsa a hacer más sacrificios por el Reino (Mat. 13:44). Los buenos resultados de estos sacrificios harán que tengamos más gozo, que nos sintamos mejor con nosotros mismos y que nos centremos en hacer más felices a otras personas (Hech. 20:35; Filip. 1:3-5).

Además, si aumentamos nuestro gozo, es muy posible que eso beneficie nuestra salud. La Biblia dice: “Un corazón que está gozoso hace bien al cuerpo” (Prov. 17:22, nota). Un investigador médico de la Universidad de Nebraska (Estados Unidos) hizo una afirmación que concuerda con la Biblia. Dijo: “Si en la actualidad usted está feliz y satisfecho con su vida, es muy probable que en el futuro disfrute de una mejor salud”.

Como hemos visto, aunque vivimos en tiempos muy difíciles, podemos sentir verdadero gozo. Para ello tenemos que obtener espíritu santo orando, estudiando la Biblia y meditando en ella. Además, si queremos aumentar nuestro gozo, debemos reflexionar en las bendiciones que disfrutamos, imitar la fe de otros siervos de Dios y esforzarnos por hacer la voluntad de Jehová. Así podremos experimentar lo que dice el Salmo 64:10: “El justo se regocijará en Jehová y verdaderamente se refugiará en él”.

Para la psicología es una conducta que busca experiencias de deleite y que tiene los órganos perceptivos abiertos a la sensación del deleite.

Compilada por Fabián Sorrentino.

Fuentes: Etimologías de Chile, Diccionario de las emociones y conductas de México y El gozo: una cualidad que viene de Dios en JW.Org