La Bioética Teofilosófica, es concebida por el equipo de Sonría como la capa 6 de la Ontología de la Conciencia, integrando razón y fe para fundamentar la dignidad humana y orientar la praxis profesional y social en el cuidado integral de la vida.
A continuación veremos cuales son los componentes de esta interdiciplina para comprender la importancia desde dónde y como opera en favor de la ODC.
1. Bioética: Definición y Principios Fundamentales
La bioética se concibe como un campo interdisciplinario que estudia los dilemas morales y éticos que surgen en las ciencias de la vida y la salud, integrando medicina, filosofía, derecho, antropología para ofrecer criterios que guíen la conducta profesional y social frente a los avances biotecnológicos y clínicos. Se basa en principios clásicos —autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia— pero también ha evolucionado para incorporar debates sobre inteligencia artificial, edición genética y distribución equitativa de recursos sanitarios.
- Autonomía: respeto a la capacidad de decisión informada de cada sujeto.
- Beneficencia y No Maleficencia: obligación de actuar en favor del bienestar y evitar el daño.
- Justicia: distribución equitativa de beneficios, riesgos y costes en salud.
2. Teología Filosófica y su Aporte a la Bioética
La teología filosófica, por su parte, se distingue por emplear métodos y conceptos filosóficos para explorar racionalmente las preguntas últimas acerca de Dios, la creación y el sentido de la existencia humana, sin depender directamente de presupuestos confesionales sino de la razón natural. Al incorporarse a la bioética, ofrece un andamiaje conceptual que enriquece y profundiza los fundamentos de la dignidad humana, la finalidad de la vida y los criterios para la acción moral en escenarios biomédicos complejos. ceu.es.
2.1 Fundamentación Ontológica de la Persona
En teología filosófica, la persona humana se comprende como un compuesto unitario de materia y espíritu —un sujeto dotado de razón, libertad e intencionalidad— cuya identidad y valor no pueden reducirse a sus aspectos biológicos o funcionales. Desde esta perspectiva:
- Imago Dei: El ser humano es portador de la “imagen de Dios” (imago Dei), de modo que cada vida posee un valor intrínseco y sacro. Este principio no emerge de una proclamación dogmática, sino de la reflexión sobre la razón práctica que reconoce, en la capacidad racional y relacional del hombre, un indicio de un fundamento trascendente.
. - Unidad sustancial: Cuerpo y alma no son dos sustancias separadas, sino dimensiones inseparables de un mismo sujeto. Ello implica que los dilemas bioéticos (por ejemplo, decisiones al final de la vida) deben considerar al paciente en su integridad —física, psíquica y espiritual— y no como un mero conjunto de órganos.
2.2 Ética Teleológica y Bien Común
La ética teleológica, inspirada en la tradición aristotélica tomista, sitúa el “fin” (telos) de cada ente como clave para entender su perfección. Aplicada a la bioética:
- Telos de la vida humana: La salud y prolongación de la vida son bienes medios ordenados al fin último de la persona, que es su bienestar integral y su realización en relación con lo divino. Esto va más allá de la mera supervivencia o funcionalidad biológica, apuntando al florecimiento humanístico y comunitario.
. - Bien común y justicia distributiva: La teología filosófica subraya que las acciones sanitarias deben orientarse al bien común, estableciendo criterios para la distribución equitativa de recursos, privilegiando a los más vulnerables y respetando la colaboración solidaria entre individuos y estados.
2.3 Diálogo Fe–Razón y Método Interdisciplinar
Uno de los grandes aportes de la teología filosófica es articular un diálogo fecundo entre la revelación (cuando se toma en cuenta) y la razón natural, sin subordinar una a la otra:
- Hermenéutica abierta: Se utilizan herramientas fenomenológicas y hermenéuticas para interpretar experiencias de sufrimiento, muerte o traspaso de límites biomédicos (p. ej., edición genética), reconociendo que la razón puede cuestionar y enriquecer las interpretaciones teológicas, y viceversa.
. - Interdisciplinariedad: Conecta la bioética con la filosofía de la naturaleza, la antropología filosófica, la ética normativa y la teología moral, permitiendo una aproximación holística a problemas como el aborto, la eutanasia o la investigación con células madre.
2.4 Implicaciones Prácticas en Bioética
- Inicio de la vida: A partir de la concepción, cada embrión es tratado como sujeto con derechos plenos, dada su condición de persona en potencia que comparte la misma estructura ontológica que el individuo nacido.
. - Fin de la vida: La suspensión de tratamientos desproporcionados implica un discernimiento riguroso entre cuidados ordinarios y extraordinarios, evitando tanto el encarnizamiento terapéutico como la eutanasia activa.
. - Tecnologías emergentes: La intervención en el genoma humano o el uso de IA en diagnósticos requieren un juicio ético fundado en la finalidad auténtica de la medicina: curar y atender al paciente, no meramente optimizar datos biométricos.
En suma, la teología filosófica aporta a la bioética un marco ontológico que fundamenta la inviolabilidad de la vida, una ética teleológica que orienta las acciones al florecimiento integral, y un método interdisciplinar que enriquece la reflexión sobre los desafíos biomédicos contemporáneos.
3. En Busca de Referentes
La Bioética TeoFilosófica combina reflexión teológica y filosófica para orientar la toma de decisiones sobre la vida y la salud. Desde los diálogos de Platón hasta la metafísica de Tomás de Aquino, la humanidad ha intentado comprender lo divino no solo desde la revelación, sino también desde el análisis crítico y la argumentación.
Entre sus precursores y referentes clave se destacan:
- Fritz Jahr (1927)
Teólogo alemán que acuñó el “imperativo bioético” hacia todos los seres vivos.
. - Van Rensselaer Potter (1970)
Bioquímico que definió la bioética como puente entre conocimiento biológico y valores.
. - Paul Ramsey (1970)
Teólogo presbiteriano considerado padre de la bioética protestante.
. - Joseph Fletcher (1966)
Padre de la ética situacional, su enfoque influenció el debate bioético.
. - Elio Sgreccia (1985)
Cardenal y médico, artífice de la “bioética personalista” católica.
. - H. Tristram Engelhardt Jr. (1996)
Filósofo que integró perspectivas cristianas y secularizadas en bioética clínica.
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4. Construyendo la Bioética Teo-Filosófica desde la ODC
Al articular la Ontología de la Conciencia (ODC) con la bioética teofilosófica, se configura un paradigma en el que cada decisión biomédica se enlaza a la estructura profunda del sujeto —sus niveles de conciencia— y a su vocación trascendente. A continuación, se desarrollan sus tres pilares esenciales:
4.1 Fundamento Ontológico de la Dignidad Humana
Imago Dei como sustento de la persona
En la ODC, la consciencia se despliega hasta un nivel supraconsciente que remite a lo divino. Esa “huella” de lo trascendente en el ser humano fundamenta ontológicamente la inviolabilidad de la vida y la irrenunciable dignidad de cada individuo.
Cada persona, por su sola condición de sujeto consciente, posee un valor absoluto: no puede ser meramente un medio para fines utilitaristas (e.g., economía de salud), sino siempre un fin en sí misma.
Jerarquía de niveles de conciencia
El reconocimiento de niveles bio‑corporal, neuropsicológico, noético, transpersonal y supraconsciente obliga a una mirada holística: no basta preservar funciones orgánicas, sino promover la madurez cognitiva, emocional y espiritual.
Así, una práctica médica “ética” es aquella que respeta y potencia simultáneamente cada nivel: desde el alivio del dolor físico hasta el cuidado de la esperanza y el sentido último de la persona.
4.2 Ética de la Responsabilidad Integral
Responsabilidad con-cuerpo-mente-espíritu
Los profesionales de la salud son llamados a asumir una responsabilidad que trasciende la intervención técnica: deben acompañar al paciente en su conjunto, reconociendo dimensiones afectivas, relacionales y trascendentes.
Ejemplo práctico: en cuidados paliativos, no sólo se prescriben analgésicos, sino que se facilitan espacios de diálogo sobre miedo a la muerte, reconciliación familiar y sentido de la existencia.
Rúbrica de las Interdisciplinas que conforman las Dimensiones
Para cualquier decisión (p. ej., iniciar un tratamiento experimental), se evalúa su impacto en cada uno de las dimensiones que componen la ODC:
- Bio‑corporal: eficacia y seguridad física que aporta valor a la resiliencia.
- Lógico Matemática: consistencia lógica y análisis numérico de variables y resultados.
- Neuropsicológica: efectos sobre la cognición y el estado emocional que repercute en la relación con los demás.
- Epistemológica Noética: coherencia entre el recorte científico seleccionado, la narrativa personal y los valores.
- Semiótica: análisis de signos y significados en prácticas y narrativas médica y/o ciudadana.
- Dinámica Cuántica: evaluación de interacciones probabilísticas y propiedades emergentes en sistemas.
- Teofilosofía: alineación con el sentido último, la comunión con lo divino.
- Fenomenología: reflexión sobre la experiencia vivida y la subjetividad del paciente o el ciudadano.
Solidaridad y co‑responsabilidad
La bioética teofilosófica propone un modelo de práctica colaborativa: equipos interdisciplinarios (médicos, filósofos, teólogos, psicólogos) que compartan la misma rúbrica ontológica y valorativa.
4.3 Horizonte Teleológico–Trascendente
Acción orientada al fin último
Cada intervención médica no es un fin en sí misma, sino un medio para que la persona progrese hacia su plenitud (health as flourishing), entendida como comunión con Dios y con la comunidad humana.
En este sentido, “curar” incluye restaurar el proyecto de vida del paciente y reavivar su esperanza trascendente.
Discernimiento ético–espiritual
Se integran métodos de discernimiento moral (examen de conciencia, diálogo espiritual) con protocolos clínicos. Por ejemplo, antes de suspender un soporte vital, se acompaña la decisión con acompañamiento sacramental (si corresponde) y reflexión comunitaria.
Visión de largo alcance
La bioética teofilosófica no se cierra en el aquí y ahora: proyecta los efectos de las decisiones en generaciones futuras (eugenesia, edición genética) y en la relación del hombre con la creación entera, promoviendo un cuidado integral del ecosistema como tarea ética y espiritual.
Ahora veamos estas tres interdisciplinas integradas en una sola tabla.
Al fusionar la Ontología de la Conciencia con los principios teofilosóficos, se establece una bioética que no sólo regula actos biomédicos, sino que lo cultiva desde el —cuerpo, la mente y el espíritu— orientando toda praxis sanitaria hacia la realización plena del sujeto en su destino trascendente.
Un desarrollo del Dr. Fabián Sorrentino para la construcción de la ODC como una epistemología Justificada.
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