Revisemos estas tres definiciones para el término:

1 – Acción intencional para evitar verdades desagradables y asuntos dolorosos (sobre uno mismo o sobre el mundo);

2 – Procesos no intencionados de negación, elusión o percepción sesgada;

3 – Estados mentales resultantes de esas acciones y procesos, como la ignorancia, la creencia falsa, el espejismo, la opinión injustificada o la ausencia de una conciencia clara. Así, los padres tienden a exagerar las virtudes de sus hijos, los amantes a no tener en cuenta claros signos de la falta de reciprocidad en su afecto, los anoréxicos racionalizan su necesidad de hacer dieta, los pacientes terminales de cáncer quieren creer que su salud está mejorando.

En algunos contextos el autoengaño es neutro y no implica crítica alguna. Engañarse puede ser incluso deseable, dando lugar a una mentira vital que promueve la felicidad o la capacidad de enfrentarse a dificultades. En otros contextos «autoengaño» tiene connotaciones negativas, sugiriendo mala fe, falsa conciencia, o lo que Joseph Butler (1692 -1752, filósofo y teólogo inglés) denominó «profunda hipocresía» –la negativa a reconocer nuestra mala conducta, nuestras debilidades de carácter o nuestras onerosas responsabilidades–.

Para la Filosofía Existencialista

Kierkegaard, Heidegger y especialmente Sartre (El ser y la nada, 1943), denuncian el autoengaño como una negativa inautética (fraudulenta, cobarde) a enfrentarse a verdades dolorosas pero significativas, referentes sobre todo a la libertad, la responsabilidad y la muerte.

Herbert Fingarette, sin embargo, adujo que el autoengaño es moralmente ambiguo –no es ni claramente culpable ni claramente inocente– por el modo en que corroe la capacidad de actuar racionalmente (Self-Deception, 1969).

La idea misma de engañarse intencionadamente parece paradójica. Al engañar a otros tengo normalmente conocimiento de una verdad que me guía al decir la mentira opuesta, con lo cual intento confundirles haciéndoles creer algo falso.

5 dificultades que parecen impedir que yo me haga algo semejante a mí mismo:

1. En el engaño interpersonal, una persona sabe algo que otra no sabe. Sin embargo, quienes se autoengañan siempre conocen la verdad, y así parece que no pueden valerse de ello para hacerse ignorantes. Una solución es que el autoengaño se da a lo largo del tiempo, erosionándose gradualmente el conocimiento inicial. Puede que quienes se engañan sospechen, más que conozcan, la verdad y, así, que desdeñen las evidencias pertinentes.

2. Si la conciencia implica ser consciente de los propios actos conscientes, entonces una intención consciente de engañarse sería inconsistente, porque seguiría siendo consciente de la verdad de la que quiero huir. La solución de Sartre era considerar que el autoengaño es espontáneo y no va acompañado de una reflexión explícita. La solución de Freud era concebir el autoengaño como una represión inconsciente.

3. Parece que quienes se engañan creen una verdad que al mismo tiempo se fuerzan a no creer, pero ¿cómo es posible? Puede que una de las dos creencias opuestas sea inconsciente o no plenamente consciente.

4. El autoengaño sugiere una creación voluntaria de creencias, que parece imposible puesto que las creencias no se pueden elegir voluntariamente. Quizá las creencias puedan manipularse indirectamente ignorando y atendiendo selectivamente a la evidencia.

5. Parece que una parte de una persona (el que engaña) manipula a otra parte(la víctima), pero tal escisión extrema apunta más a trastornos de personalidad múltiple que al autoengaño. Puede que estemos compuestos de «subyos» –racimos relativamente unificados de elementos de la personalidad–. O puede también que llegados a este punto tengamos que desechar el modelo del engaño interpersonal para entender el autoengaño.

Lógica del Autoengaño

Esta noción está basada en la siguiente lógica: los humanos, que perciben el hecho de que uno está actuando de forma fraudulenta, normalmente expresan sin quererlo señales de engaño. Por consiguiente, si el autoengaño permite a alguien creerse sus propias distorsiones, él no presentará dichas señales de engaño y por consiguiente parecerá contar la verdad.

Puede darse también el caso de que la habilidad de mentir, o de autoengañarse, no sea un rasgo elegido, sino el subproducto de un rasgo más importante que sí es escogido. El pensamiento abstracto da lugar a muchas ventajas, tales como una conducta más flexible y adaptativa, además de la innovación. Puesto que la mentira es una abstracción, el proceso mental de crear una mentira sólo puede producirse en animales con suficiente complejidad cerebral como para poder permitirse el pensamiento abstracto.

Complilado por Fabián Sorrentino de las siguientes Fuentes: Diccionario Akal de la Filosofía y Wikipedia.