El verbo amenazar, como el sustantivo amenaza, es una formación romance con a- (del latín ad-) muy frecuente en castellano, a partir del vocablo latino vulgar o del habla minacia (amenaza). Este se formó con sufijo de cualidad -ia sobre el adjetivo minax, minacis (amenazante, de fuerte tendencia a la amenaza o el exabrupto). Minax se forma con un sufijo – ax de fuerte tendencia (que da en castellano las formas en -az), sobre el sustantivo latino mina, más usado en plural minae (partes salientes, amenazas en el sentido de que son exabruptos, insultos o advertencias preventivas que «sobresalen» especialmente del discurso), que también da el verbo minari (amenazar), vocablo que fue prestado al árabe, donde generó la palabra «almena» (de un castillo o una muralla). También de ahí viene mina en el sentido de trampa bélica mortal enterrada en el terreno. Minacia acabó sustituyendo a mina en el latín tardío para la acepción de amenaza.

Con la misma raíz que mina tenemos en latín diversos vocablos que han generado nuestras palabras prominente, eminente, inminente, conminar y adminículo
Su raíz indoeuropea es *men-2 (proyectar, ascender, sobresalir), que también dio lugar en latín:
A la palabra mons, montis (monte), con raíz en grado o, de donde monte, montaña, montaraz, montón, amontonar y promontorio.
A la palabra mentum (barbilla) de donde mentón. – Gracias: Helena

En realidad no es esa la explicación exacta de minax. Esta palabra no deriva directamente de mina, sino que es un adjetivo de derivación verbal que se deriva del verbo minari (amenazar), y este verbo es el que deriva de mina (parte saliente, amenaza).

Una amenaza es un gesto, una expresión o una acción que anticipa la intención de dañar a alguien en caso de que la persona amenazada no cumpla con ciertas exigencias. El concepto también puede emplearse con referencia al inminente desarrollo de algo negativo.

Amenaza

Por ejemplo: “La mujer que denunció a un narcotraficante afirma que anoche recibió una amenaza”“La falta de crédito externo es una amenaza para el crecimiento económico”, “Los terroristas lanzaron una nueva amenaza al gobierno estadounidense”.

Cuando un individuo amenaza a otro, le advierte sobre un daño que sufrirá si no hace aquello que le pide. Las amenazas pueden aparecer en distintos contextos y tener diferentes gravedades.

Una madre puede amenazar a su hijo con quitarle el televisor de su dormitorio si no mejora sus calificaciones en la escuela. En este caso, la amenaza intenta funcionar como un incentivo para que el niño se esfuerce en el estudio.

Distinto es el caso del hombre que amenaza a su vecino con dispararle en la cabeza si sigue haciendo ruido. Dicha acción supone una amenaza de muerte: el receptor de la amenaza debe cambiar su conducta o, de lo contrario, será asesinado.

Esta última amenaza, al igual que otras consideradas graves, constituye un delito. Para el derecho, cuando alguien anticipa la comisión de un acto ilícito con el objetivo de provocar miedo en otro sujeto, incurre en una acción delictiva. El vecino que le “avisa” al otro que lo asesinará si no cumple con su pedido, está cometiendo un delito con su amenaza.

De la misma manera, no podemos pasar por alto que lleva en su título la palabra que nos ocupa una de las películas que dan forma a una de las sagas cinematográficas de todos los tiempos. Nos estamos refiriendo al largometraje “Episodio I: la Amenaza Fantasma”, que se incluye dentro de la serie “Star Wars” o “La Guerra de las Galaxias”.

En concreto, es la cuarta entrega aunque la primera en orden por la historia. Se estrenó en el año 1999 y está dirigida por George Lucas. En la misma se viene a exponer como el jedi Qui-Gon Jinn y Obi-Wan Kenobi se encargan de velar, cuidar y proteger a la reina Amidala durante el viaje que realiza desde Naboo hasta Coruscant.

Eso sin pasar por alto que también se viene a exponer la vida de otras figuras importantes en toda la saga como sería el caso, por ejemplo, de Anakin Skywalker o de los llamados Sith.

Asimismo, dentro del ámbito literario nos encontramos con numerosas publicaciones que también giran en torno a una amenaza. Este sería el caso, entre otras, de la novela “La amenaza de Andrómeda”, del famoso escritor Michael Chrichton.

En el año 1969 fue cuando se publicó ese libro, un best-seller que fue llevado a la gran pantalla años después y que gira en torno a un proyecto llevado a cabo por científicos. Con el mismo lo que intentan es planificar cómo actuar ante un posible caso de contaminación extraterrestre.

La Amenaza Jurídica

El bien jurídico protegido es la libertad de las personas y su derecho a la paz y la tranquilidad.

La amenaza es un delito de mera actividad (el mal con que se amenaza ha de llegar a ser conocido por el sujeto pasivo).

El núcleo esencial del tipo es el hecho de anunciar un mal futuro con hechos, actitudes o palabras.

El delito de amenaza se valora teniendo en cuenta las personas, hechos y circunstancias que rodean al caso.

El dolo específico conlleva una voluntad inequívoca de ejercer una presión maliciosa sobre el sujeto pasivo que se concreta en un plan premeditado para atemorizar a la víctima.

Tipos de Amenazas

En el delito de amenazas puede consistir en amenazar con causar un mal que constituya delito (ya sea éste contra la vida, la integridad personal o incluso contra el patrimonio), o bien la amenaza puede consistir en causar un mal que no sea constitutivo de delito.

También se distingue entre la amenaza condicional, que es aquélla en la que se exige una cantidad o condición para no llevar a cabo el contenido de la amenaza, y la no condicional.

En el caso de amenaza de una acción no constitutiva de delito, ésta sólo es penada cuando la amenaza es condicional, lo cual se enmarca dentro del ámbito del chantaje

Fuentes: Wikipedia. Etimologías de Chile y Diccionario de Emociones, Actitudes y Conductas de la Universidad Bolivariana.